Holis~ Aqui viene la descarada yo con otro fic corto pero largo(?) como si no tuviera otro one-shot pendiente de terminar ni un fic largo que continuar XDu Lo siento, la idea ya llevaba un tiempo rondando por mi cabeza y un día simplemente la estaba escribiendo :'v confieso que esto también iba a ser un one-shot e iba a ser desde el punto de vista de Giyuu, pero quedó así. Pero como soy ese tipo de persona, igual haré el punto de vista del muchacho, por lo que esto tendrá al menos un capítulo más, espero pronto XDu

Sin más que agregar, excepto que Kimetsu no yaiba y sus personajes le pertenecen a la genial pero malvada Gotouge-sensei (lo se, lo se, el capítulo 200 también me destrozó, pero no la odié en ese momento... hasta que vi la raw del 201, se que a muchos les gustó más ese giro pero yo estoy básicamente ¿¡PORQUÉ GOTOUGE-SENSEI!? WHYYYYYYY!? ok ya me calmo XD) les dejo, esta cosa XD

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Atrapar una mariposa

Giyuu Tomioka odiaba perder. Y eso, Shinobu Kochou, lo supo desde que lo conoció.

Por aquel entonces, las hermanas Kochou repartían su tiempo entre prepararse para participar en la selección final y ayudar a atender a los heridos y enfermos. Dado que siempre le había gustado la farmacéutica, Shinobu en realidad tomaba gustosa esa tarea extra. Aunque sospechaba que su cultivador se la había asignado como una sugerencia para que eligiera apoyar a la organización desde ahí en lugar de intentar convertirse en cazadora de demonios junto a Kanae. Esa sospecha a veces podía ponerla de mal humor durante varios días.

Y fue durante una de esas ocasiones en que Kanae, aprovechando la ausencia de su cultivador, le pidió a Shinobu que se encargara del entrenamiento rehabilitador de un paciente en su lugar.

– Se que ya estas ocupada pero, ¿sabes? En realidad, sirve como entrenamiento extra para la selección – le comentó al tiempo que le hacía un guiño – es perfecto ¿no crees?

Shinobu suspiró. Realmente no podía negarse a un pedido de su hermana mayor, por mucho que le molestara saber que ella lo hacía para darle una oportunidad de demostrarle a su cultivador que su cuerpo ya estaba bien entrenado y era hora de que pusiera una katana en sus manos. Ya que por el momento, debía conformarse con las lecciones clandestinas que Kanae trataba de impartirle. Pero lamentablemente, la mayor de las Kochou no era tan buena enseñando como lo era aprendiendo.

– Está bien, un poco de entrenamiento extra no es nada – afirmó.

– ¡Como esperaba de Shinobu! – celebró Kanae – entonces iré a llamarlo.

El paciente en cuestión era Giyuu Tomioka. Llevaba poco tiempo en la organización, pero ya se las había arreglado para hacerse una herida bastante fea en la pierna que lo tuvo internado por varias semanas. La herida ya había sanado y era hora de que empezara a ejercitarse para recuperar movilidad.

Y, pese a haber dicho que no era nada, al ver al chico tres años mayor y mucho más alto que ella, Shinobu no pudo evitar sentirse un poco intimidada. Y el que tuviera una mirada profunda pero opaca no le ayudaba. Le daba la impresión de que llevaba un gran sufrimiento que lo consumía desde adentro, al punto de que su mente realmente no registraba lo que sucedía frente a sus ojos. Y no se sentía cómoda enfrentándose a alguien así. Incluso se sentía tentada a preguntar si podían reconsiderar su alta, ya que alguien con un estado mental así no podía estar apto para ir al campo de batalla, estaba claro que requería más cuidados. Pero esos pensamientos fueron barridos por la furia en cuanto el muchacho abrió la boca.

– Kochou-san, creí que debía hacer un entrenamiento de rehabilitación para que me den el alta, no que tendría que jugar con tu hermana menor.

Shinobu no sabía si le habría molestado más si hubiera utilizado un tono burlón, pero la voz plana con la que había hablado le dejaba clarísimo lo mucho que la estaba subestimando. Quizá había malinterpretado su mirada, tal vez ese chico realmente no la estaba viendo porque la consideraba insignificante.

– ¡Tomioka-kun! – Kanae lo reprendió suavemente. Aunque pensaba que el tono plano del muchacho no era tan malo, sabía que había herido los sentimientos de su hermana menor – Shinobu es una verdadera apren-

– No es muy educado subestimar así a alguien que está tomando algo de su tiempo para ayudarte – la menor interrumpió a su hermana con el tono más hostil de su repertorio.

– Es solo que no entiendo como esto va a ayudarme – replicó Giyuu, manteniendo su tono inexpresivo.

– Creí que te habían internado por una lesión en la pierna, no por una en la cabeza, supongo que debería pedir que te la revisen si no puedes entender algo tan simple – Shinobu lanzó su ataque verbal cruzándose de brazos con toda la superioridad y hostilidad que podía expresar.

– ¡Shinobu! – esta vez Kanae reprendió a su hermana, temiendo que Tomioka se molestara y abandonara el entrenamiento, o peor, empezara una verdadera pelea. Sin embargo, el muchacho se mantuvo en silencio, aunque clavó una mirada penetrante en la menor.

– Entonces seré buena y te explicaré – continuó Shinobu al tiempo que fruncía el ceño, algo extrañada y alarmada por no recibir un contraataque verbal, sin embargo, no pensaba dar marcha atrás – el objetivo del entrenamiento es poner tu cuerpo en forma, ya que ha estado holgazaneando durante tanto tiempo. Los músculos están relajados y flácidos. En otras palabras, están débiles y debemos fortalecerlos junto a tus reflejos y todo lo demás para que no mueras en la próxima misión que te asignen.

– No estuve holgazaneando porque quisiera, y no creo haberme debilitado tanto – aunque su rostro y su voz no mostraron mayor cambio, ambas hermanas percibieron algo de irritación y terquedad en Giyuu. Shinobu pensó que era perfecto, ya que era injusto que solo ella estuviera molesta.

– Entonces demuestralo. Porque, en todo caso, si no puedes seguirle "el juego" a una niña como yo, mucho menos vas a durar dos minutos allá afuera.

– Está bien.

Giyuu Tomioka cayó en la provocación de una niña menor que él… y perdió miserablemente.

Después de horas tratando de atraparla, Kanae finalmente dio por terminado el entrenamiento. A pesar de que Shinobu también estaba visiblemente cansada, Giyuu seguía siendo incapaz de ponerle un dedo encima.

Al principio, el muchacho intentó autoconvencerse de que la áspera explicación tenía crédito. Había pasado muchas semanas en cama, por lo que su cuerpo estaba flojo y torpe, esa era la razón por la que no podía atraparla, así que solo debía entrenar y volver para saldar su cuenta.

Y eso fue exactamente lo que hizo durante una semana entera.

El cultivador que entrenaba a Shinobu se había molestado cuando supo que Kanae le había encargado a ella el entrenamiento de rehabilitación, pero se llevó una gran sorpresa al saber que el paciente seguía sin poder derrotarla. Peor aún, el único pedido que el muchacho había hecho en todo el tiempo que llevaba internado fue seguir entrenando con la Kochou menor.

Al cabo de dos semanas, Giyuu se había convertido en una de las personas favoritas de Kanae. El chico no tenía la menor idea de cuanto estaba ayudando a su hermana menor. Su insistencia en enfrentarse a ella llamó la atención de otros pacientes, que empezaron a retarla y al perder, algunos también empezaron a respetarla y tratarla como a un igual, pese a que aún no era oficialmente una cazadora. Y más importante, su cultivador por fin estaba enseñándole esgrima adecuadamente y ya no debía tratar de descifrar sus torpes lecciones clandestinas.

Por su parte, Shinobu empezaba a disfrutar de machacar el ego de sus retadores. Por supuesto, no podía ganarles siempre, ya que seguía siendo una aprendiz de cazadora de demonios y los pacientes a los que se enfrentaba no solo iban mejorando su condición física, sino que algunos eran de rangos altos. Pero siempre le consolaba el saber que Giyuu Tomioka seguía encontrándose entre los que no podían derrotarla. Ese pequeño pero satisfactorio hecho, más el reconocimiento que empezó a ganarse, relajaron su ofuscada mente incluso lo suficiente para encontrar una solución al detalle de no poder desarrollar la fuerza suficiente para decapitar a un demonio.

En cuanto le comentó la idea a su hermana, reemplazaron las clases clandestinas de esgrima por otros experimentos. Y cuando le probaron a su cultivador que podía ser efectivo, este decidió que las chicas se dedicaran por completo a su entrenamiento, y en el caso de Shinobu, a crear su propio estilo de aliento.

De esa manera, el particular "enfrentamiento" entre Giyuu Tomioka y Shinobu Kochou siguió considerándose inconcluso.


Tiempo después, las Kochou sobrevivieron a la selección final y Kanae se hizo cargo oficialmente de la mansión Mariposa, volviendo a ayudar a los heridos entre misiones junto a su hermana. Para entonces, la fiebre por derrotar a Shinobu en el entrenamiento rehabilitador se había extinguido, y aunque la atención se centraba en la hermana mayor, todos trataban a la menor con una mezcla de respeto y temor a sus incisivas palabras. Eso era suficiente para ella.

Justo cuando la menor de las Kochou pensaba que no tenía mucho más que pedirle a la vida, Giyuu Tomioka fue internado de nuevo en la mansión. La actitud altanera, aunque eficiente, con la que lo atendió se debía al recuerdo de su pequeño reto. Pero igual que antes, el muchacho se limitó a clavar su mirada azulada en ella sin responder a sus provocaciones. Shinobu pensó que él también ya se había olvidado de su derrota y se alegró de no haber expresado abiertamente su deseo de volver a enfrentarse a él para reafirmar su superioridad. Aunque en el fondo no pudo evitar un incómodo sentimiento que debió etiquetar como decepción.

Hasta que llegó el momento de informarle a Giyuu que iniciaría su entrenamiento rehabilitador.

– ¿Tú serás mi oponente? – preguntó en cuanto le dio la noticia.

Y para su eterna vergüenza, el corazón de Shinobu bailó por un momento, causando que le respondiera con un tono más hostil de lo que pretendía.

– Todavía no lo sabemos, tanto nee-san como yo tenemos muchas co-

– Tienes que venir – Tomioka no había cambiado su tono monótono, pero a la menor de las Kochou le sonó bastante impositivo.

– ¿¡Quien te crees para darme ordenes!? – replicó poniéndose totalmente a la defensiva - ¡Estaba diciéndote que tanto nee-san como yo estamos muy ocupadas para hacernos cargo siempre de los entrenamientos de rehabilitación!

– Tienes que venir tú – repitió tercamente – esta vez te derrotaré.

– ¿Ah? ¿Todavía recuerdas eso, Tomioka-san? Si que odias perder ¿no? – una vez más Giyuu se limitó a clavar su mirada en ella. Seguía siendo de un azul opaco que parecía encerrar mucho sufrimiento, pero en esta ocasión Shinobu vislumbró algo parecido a una emoción en ella – Está bien, trataré de hacer tiempo para derrotarte como se debe, ahora si me disculpas tengo mucho que hacer.

Shinobu huyó del lugar utilizando sus responsabilidades como cortina de humo. Estaba terrible y asquerosamente contenta de que el muchacho recordara su pequeña contienda. Quería pensar que se debía a la anticipación de derrotarlo de nuevo, pero en el fondo sabía que la razón por la que había huido, era que le había hecho feliz pensar que ella había podido evocar algo de emoción en esa mirada opaca. Lo cual era estúpido ya que estaba claro que él solo quería sacarse una espina y probablemente, cuando la atrapara, ya no sería capaz de provocar el menor cambio en sus ojos, pues él la consideraría un obstáculo superado al que ya no valía la pena prestarle atención.

Por eso se aseguró de seguirlo derrotando.

No dejó que la atrapara nunca.

Ni siquiera cuando Kanae y él se volvieron pilares.

Tampoco cuando su amada hermana murió y ella empezó a escudarse tras una triste imitación de su personalidad.

Mucho menos cuando ella misma obtuvo el título de pilar del insecto.

Durante todo ese tiempo, aunque las oportunidades para retomar el reto escasearan cada vez más, Shinobu se aseguró de estar siempre un paso delante de Tomioka. Su pequeña disputa era el último vestigio que le quedaba de aquellos días en los que no tenía que cargar tanta responsabilidad. Donde ella era un apoyo secundario en lugar del pilar. Donde podía relajarse, reír y enojarse genuinamente con algo tan simple como un juego de atrapadas, casi como si fuera una chica normal.

Quizá por eso su máscara flaqueaba cuando se encontraba en presencia del pilar del agua. Él había estado ahí antes de que se la pusiera. Aun si quizá él no lo recordaba, había visto su verdadero rostro. Y pensar en la posibilidad de que él disfrutara volver un poco a esa época tanto como ella, era algo que le gustaba mucho más de lo que estaba dispuesta a admitir.

Pero, como todo en la vida, su pequeña contienda tenía que llegar a su fin en algún momento.


Shinobu nunca lo admitiría abiertamente, pero había sanado, entrenado e ido a suficientes misiones con el pilar del agua, como para saber lo torpe que en realidad era y reconocer ciertos matices en su semblante. Sabía cuando algo le llamaba la atención, cuando estaba confundido, e incluso, había llegado a pillarlo distraído.

Por eso, aunque los separaba una distancia considerable, pudo darse cuenta perfectamente de que el demonio que yacía a sus pies junto con otro cazador, lo había tomado por sorpresa. En un instante, el pilar del insecto se lanzó al rescate de su colega, pensando que quizá había caído víctima de alguna técnica de sangre junto al otro chico.

Pero esta vez le tocó a ella ser tomada por sorpresa, cuando su ataque fue bloqueado por el propio Giyuu Tomioka. Con todo lo que lo conocía, y ya estando a una distancia donde lo podía observar a detalle, supo inmediatamente que no estaba siendo controlado. El otro cazador también estaba vivo y perfectamente consciente.

¿Qué estaba pasando? ¿Por qué había protegido voluntariamente a ese demonio? No había forma de que lo hubiera hecho para proteger al muchacho, él conocía sus habilidades de sobra para saber que podía encargarse del demonio sin herir a nadie más. ¿Entonces por qué la había rechazado? ¿Cómo pudo negar tan tranquilamente el sueño de su amada hermana para luego andar protegiendo él mismo a un demonio? Y pensar por un momento se preocupó por él.

Tomó solo una fracción de segundo para que la ira se apoderara de ella. Por lo que lo atacó sin piedad, tanto verbal como físicamente.

Sin embargo, tras un par de frustrantes cruces de espada, recordó que solo las personas inmaduras ceden a sus emociones y que estaba perdiendo de vista el objetivo principal de la misión: matar a todos los demonios.

Por ello, hizo un último intento de preguntarle a su colega si iba en serio con lo de proteger a un demonio. El silencio que obtuvo por respuesta casi le hizo perder la compostura del todo. Así que sonrió, ocultando del todo su verdadero rostro, no estaba dispuesta a mostrarlo más ante alguien que acababa de traicionar su deber a sabiendas de las consecuencias que traería.

– Aunque sea lo que pretendes, no estoy dispuesta a quedarme contigo ganando tiempo. Que te vaya bien.

Se despidió y emprendió la retirada, buscando inmediatamente las copas de los árboles, donde Tomioka no podría seguirla sin estar seguro de que su peso no rompería las ramas. Una de las pocas ventajas de tener un cuerpo pequeño.

Pero al escuchar las pisadas tras ella, tuvo que ejecutar una grácil acrobacia para confirmar con sus propios ojos que el pilar del agua la estaba siguiendo.

– ¿Aun así tienes intenciones de perseguirme? – la burla y el veneno en su voz eran tan patentes que no necesitaba señalarle explícitamente que nunca había logrado atraparla. Mucho menos cuando se encontraba volando entre los árboles.

Como era de esperarse, no obtuvo una contestación.

Así que estaba tan dispuesto a proteger a ese demonio… Perfecto. Sería la última vez que llevarían a cabo ese pequeño juego. Y ella se encargaría de demostrarle de una vez por todas que no había forma de que lograra atraparla.

– Está bien si intentas detenerme, pero no olvides que hay alguien más. – tras dar un imponente salto, le soltó esa provocación llena de confianza. Quería hacerlo sufrir dejándole saber que, aun en el remoto caso de que pudiera alcanzarla, fallaría en su propósito de proteger al demonio. Su tsuguko no fallaría en completar la tarea por ella.

Sin embargo, se llevó la segunda sorpresa de la noche. Tomioka se las arregló para saltar aún más alto que ella.

Atrapando, por fin, a la mariposa en pleno vuelo.

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Okey, esta idea me vino desde que leí una traducción al inglés de uno de los capítulos de la segunda novela de Kimetsu, donde los pilares tratan de hacer reír a Giyuu. En una de sus tantas tácticas, Shinobu menciona que Giyuu odia perder... y pues mi shippeador ser inmediatamente empezó a maquinar como podría ella saberlo XD terminando con la idea de que cuando la atrapó en el monte Natagumo, Giyuu por fin le ganó en algo a ella XD (por cierto que, para los que no leyeron en el manga lo que esta animado, toda la escena donde cruzan espadas, Shinobu se va y Giyuu la persigue hasta saltar, es cortesía de Ufotable. A mi nadie me saca de la cabeza que alguien importante en ese estudio también los shippea :v)

Por si a alguien le interesa, la herida por la que internaron a Giyuu al principio del capítulo, cuando va a hacer el entrenamiento por primera vez, se supone es la que le hizo el demonio en uno de los dramas que venía junto al primer ost que salió de Kimetsu (si alguien lo quiere con una traducción chafa, puede escribirme).

Y pues, creo que no tengo más que decir, espero que esto le haya gustado a alguien y si es posible, ojalá haya entretenido y/o distraído a quienes estén en cuarentena o solo afligidos por todas la noticias del virus. Recuerden cuidar de su salud mental, se los dice alguien que ya tuvo un medio colapso, en serio, no es bonito, hay que desconectarse de vez en cuando.

Nos leemos~