Si algo que más amaba tanto como la gran masacre que hizo hace varios años, intestinos, tripas y gritos de horror por todas partes y la súplica de seres inferiores a él rogando por sus miserables "vidas" en el abismo al que calleron; es ver cómo aquel chico afeminado engulle toda su polla en su boca sin contemplación o miedo. Moviendo desde esa posición su blanquecino culo para excitarlo, el cuál poseía algunas delgadas franjas rosa pastel, o quizás más un tono más claro.

Como sus no tan delgados labios cereza se agrandan alrededor de la circunferencia de su palpitante miembro, el cuál no hace más que ponerse duro en su cavidad bucal.

"Puedo chupar te el pene"

Fue lo que dijo, y aunque en ese momento el mayor le rechazó casi de inmediato, no pasaron muchos días para insinuarse le de nuevo, más por diversión que por sumó interés, quizás algo de curiosidad. Claramente, al inicio él trataba de evitarlo después de ver el gran poder y la amenaza que es él, conocido por todos como el demonio de la radio.

Alastor.

-Oye papi, me lastimas mi garganta.- dijo en un tono juguetón pero a la vez, erótico, haciendo énfasis en cierta palabra. Para Angel, son pocos aquellos que tienen una buena polla. De por sí su garganta ha estado bastante acostumbrada a que varios tipos de grosor y largo pasen por ahí, escasos han conseguido lastimarlo y volverlo loco. -¿Dónde te quieres correr, Alastor?-preguntó mientras regresaba a su felación. Disfrutándola y después, se preocuparía por otra cosa que venía pensando desde hace días.

El maniaco pelirrojo de puntas oscuras, hizo una mueca diferente a su sonrisa habitual, relajada. La cuál expresó solo por dos segundos, su pequeño descontento. Pero, nada de que preocuparse.

-Llámame como antes, princesa.- dijo mientras acariciaba los cabellos blancos del chico, deleitándose con la imagen de Angel succionando su polla de forma tan experta y erótica, usando aquel bonito apodo que sonroja a Dust.

El actor de la pornografía está acostumbrado a que se lo nombren de varias formas cuando está en pleno acto sexual aparte de su nombre, cómo pueden ser: perra, puta, culón, gay, joto, marica, glotón, goloso hasta incluso arañita. No recuerda la última vez en que alguien se dirigió a él con más afecto de lo usual.

-Oh, ¿Te gusta que te diga papi?- hizo una breve pausa, sonriendo con picardía pasando su lengua alrededor de la larga y gruesa extensión del otro, desde sus redondos testículos hasta la punzante y redonda glande.-Dime Papi, ¿Dónde quieres correrte?— sonaba más agudo a propósito cuando decía dicho apodo.

-En todos los agujeros que tengas, princesa.- respondió, su voz se volvió más tosca y grave de lo usual. Excitando a Angel por su sincera respuesta y ver aquellos brillantes ojos puestos en él, sólo en él.

Cómo debía ser, podía presumir de traer a varios totalmente locos por todo su cuerpo, su carisma, personalidad tanto así que uno que otro intentar querer algo serio con él.

Es una pena, que Angel no sea de uno.

-Oh~ me gusta como piensas, primor.

-Eres mío, ¿Cierto, Angel?- tomó al mencionado de sus mejillas para acercarlo a su rostro y besarlo, beso que fue correspondido. Robándole todos sus suspiros al mencionado.

Angel se estremeció ante el contacto, incluso llegó a sentirse por unos segundos especial para el demonio, quién lo puso boca arriba en la cama y abrió sus piernas, acercándose a su parte baja.

-Soy todo tuyo papi. - respondió añadiendo un fuerte gemido al sentir la lengua larga y húmeda del mayor mojar aún más sus genitales. -AH, c-cariño, dame más~

El demonio con sumo cuidado y delicadeza, lo cuál ya es bastante raro en él, prosiguió a lamer la entrada del albino. Estiro su mano hasta el pecho del de dudoso sexo, acariciando donde se supone están sus pelos en forma de tetas. Que tienen una forma estrecha de corazón, un vello suave con características tan agradables al contacto como el algodón. Y para sorpresa del demonio de la radio, Dust le gustaba como le acariciaba en su zona del pecho, tomando en cuenta que no tiene o no puede ver sus pezones al estar cubierto de aquel pelo.

-¿S-Sabes? La verdad tenía curiosidad por saber de qué color es tu polla.- se relamio sus labios, después de todo es algo que le intrigó desde hace semanas cuando que le propuso que podía chuparle su pito.

-Y yo tu culo.-sonrió con cinismo que provocó un escalofrío en el contrario. Si no fuera porque está tan excitado, mojado y estan en pleno acto sexual, saldría de ahí por temor a la sonrisa de Alastor. Siempre será un misterio para él, incluso en indecorosa situación. -Por Satanás, está delgado y algo pequeño. Y tu pecho son las tetas más suaves o esponjosas que he tocado. - agregó sin mirarlo con un toque leve de intimidación, gustando le en cierto modo cuando Angel se pone sumiso ante él. Acarició sus caderas estrechas y cintura esbelta, tan perfecto.

-B-Bueno. . . Me alegro que te guste, cariño.- sonrió halagado, acariciando el pelo del contrario. Siempre que veía esas parte que simulan orejas le recuerda bastante a las de algún venado.

-Mira como me tienes princesa. - agregó frotando su polla con la del contrario, tan dura y erecta que Angel juraba, se iba a sentir virgen de nuevo con tremendo pene en su trasero.

-Me enorgullezco entonces.-rió suave, y antes de prepararse tan siquiera mentalmente, sintió como Alastor lo embestia. - ¡Ah! S-Santa mierda. . .- casi se queda sin aire. Sacó su lengua jadeante, cuando Alastor no se detuvo en aumentar sus movimientos rápidos y profundos. Con que el contrario haya metido su pene en su estrecho agujero, se corrió. Eyaculando tiras delgadas de su propio semen entre sus cuerpos que hacían fricción. Sus paredes anales abriéndose para darle la bienvenida a la polla de Alastor fue suficiente para correrse primero.

Angel podía sentirse entrar a las puertas del mismo paraíso, sin irse del infierno.

-Y no he terminado, Angel.- dijo un poco burlón al notar que hizo correr primero al chico con tan sólo embestirlo.

Si bien, no es la primera vez que tiene sexo, sin duda hay algo diferente en esta ocasión. Quizás sea porque, Alastor pudo entrar por completo en esta ocasión.

-Vamos papi, más p-profundo. . . Mgh, t-tu princesa te lo pide. - soltó entre gemidos, pensando lo increíble que es que se fuese a correr por segunda vez. Podía sentir lo inchado y el palpitar del miembro de Alastor en su interior. Rodeado con sus largas piernas la cintura del contrario, mientras que con sus manos, la mitad paraban al cuello del mayor y las sobrantes se sujetaban de las sábanas.

Sin duda tener más de dos brazos es muy útil. En especial en las orgías, recordó.

Su ano se a moldeaba a la perfección al tamaño y grosor de la polla del contrario, casi parecía ordeñarlo. Aunque por otra parte, las veces anteriores que habían tenido ya se estaba comenzando acostumbrar.

-¿Puedo correrme en tu interior?- preguntó en su oído, sonó ronco y grave. Lamiendo y mordiendo el cuello del albino, sin pudor alguno. Sujetando con fuerza su cintura para embestirlo más veces, duras, fuertes y profundas que hacía a ambos saber el verdadero significado del inmenso placer. Delirio.

Golpeando duro los muslos del afeminado, notar su fuerte rubor en sus mejillas y como babeaba. No sabía si es normal que justo ahora al observar todo el rostro de Angel que lo cubría una leve capa de sudor, ¿Cómo es que pueda ser tan tierno y erótico a la vez? Sólo Angel puede conseguirlo, pensó como respuesta.

La cama donde hacían el acto sexual golpeaba varias veces la pared, agradecían que en las habitaciones de a lado no hubiese alguien, ni en los pasillos. Y que quizás abajo, el único que ande por ahí que sería Husk esté tan borracho que se quedó dormido. Y se sabe que él tiene el sueño pesado. Angel podrá gemir tan fuerte como quiera, y eso le gusta.

-S-Siempre lo haces, papi.— contestó sin dejar de sonreír con picardía y deseo, sintiendo el máximo placer cuando Alastor expulsó chorros de su semilla en su interior, tan espeso y abundante que le hubiese gustado probarlo.

Ya lo había echo sin duda, una ocasión. Y es tan adictivo que parecía la misma droga, tan sucio y prohibido. No tardó mucho para volverse a correr, sintiéndose lleno por la semilla del pelirrojo. Su expresión fue todo un poema.

Apenas el demonio de la radio salió de su interior, viendo como la entrada del albino se contraria y expulsaba hilos de sus fluidos y su propio semen, lo tapo con las cobijas para mantenerlo en un calor más cálido y protector. Admirando como el pecho del albino subía y bajaba constantemente.

Angel apenas cerró sus párpados, regulando su respiración sintiéndose cómodo entre las grandes cobijas. Estiro una de sus manos para tomar la del pelirrojo.

—¿Sucede algo?— preguntó curioso, sonriendo con escepticismo.

—Duerme conmigo.— murmuró, abriendo con pereza uno de sus párpados. Haciendo una carita tierna para ser más persuasivo. El albino quería estar en el duro y caliente pecho del contrario.

—¿Eso quieres?— cuestionó ladeando su cabeza, acercándose a él.

—Si.

—Lo que desees, mi ángel.

El albino pensó que podía estar entre sus brazos, sentirse especial por un poco más de tiempo antes de acabar con aquello tan bonito, lo último que quería es ilusionarse más. Por eso mismo, sabe que debe terminar con ello.

Por su propio bien.

X

Una nuevo día en el Hazbin hotel, el chico de figura esbelta y pechos extrañamente grandes entró a su habitación, siendo recibido de manera animada por su pequeña mascota, la cual es un cerdito de un simpático color rosado, el cual rogaba por ser mimado.

El chico tomó a su pequeño cerdito en brazos y comenzó a acariciarlo de manera cariñosa, mientras le sonreía de manera dulce. Caminó hasta uno de sus lujosos sofás y tomó asiento en este, dejando que el pequeño cerdito se acomodara en su pecho, mientras le otorgaba caricias por detrás de las orejas de manera cuidadosa.

El chico de cabello levemente rosado llevó su mirada al techo, mientras mordía su labio inferior de manera juguetona. Sus perversos recuerdos no paraban de reproducirse una y otra vez en su cabeza. Una enorme sonrisa se asomó por sus labios, mientras un pequeño sonrojo se apoderaba de sus mejillas.

Era un poco gracioso pensar que había logrado seducir al demonio más poderoso de la ciudad Pentagrama. Sin duda alguna, era una de sus mejores aventuras. Si se enteraban de su relación con El Demonio de la Radio, su reputación iba a subir al límite. Llamar la atención era su mayor adicción, incluso mayor que cualquier droga que hubiese ingerido. No sabía si podía competir tanto como la hora del sexo.

Es como alguna clase de morbo que crecer en su interior.

-Knock knock ¿Interrumpo tu apasionado momento?-La voz burlona, conocida para el chico de cabellos ligeramente rosas, se hizo presente, por lo que el chico sonrió divertido al llevar su mirada a la ventana de su habitación y encontrarse a la rubia de un solo ojo.

-¡Cherri, nena!- Saludó el chico, mientras levantaba una de sus manos en forma de saludo, evitando moverse en algún momento para no incomodar a su pequeña mascota.

-¿Qué te cuentas, Angie?-Preguntó de manera confiada, mientras entraba a la habitación del chico, tomando asiento frente a él en otro de sus sofás. - Éste lugar no es nada divertido ¿Por qué no salimos a divertirnos un poco?- Preguntó sin quitar la enorme sonrisa de su rostro, mostrando lo emocionada que se encontraba.

-Oh, eso es lo que más quisiera. Pero a penas puedo caminar, si tu me entiendes.- Respondió el chico de manera acaramelada y juguetona, mientras le guiñaba un ojo sin dejar de sonreír de oreja a oreja. Con una de sus manos, dando un leve caricia a su cadera.

Habían transcurrido dos días desde la última vez que follo con Alastor, y aún le dolía un poco sus caderas. A veces no evitaba suspirar por ello, ¿De qué? Ni él mismo sabría explicarlo.

-Ugh, demasiada información, chico.- Respondió la de un solo ojo con diversión, soltando una pequeña risa con burla.-¿Otra aventura? ¿Con quién esta vez? ¿Alguien importante?- Preguntaba insistente, pues conocía bien a ese chico travieso. No por algo eran buenos amigos.

-Oh, se podría decir.-Dijo de manera misteriosa, mientras acariciaba a su pequeño cerdito, el cual se acomodaba lo mejor posible en el pecho del chico albino con tintes rosados. -Si es que El Demonio de la Radio te parece alguien importante.- agregó aquello en un tono superior, llamando la atención de la rubia. Sonriendo de lado, con confianza.

Hasta ahora, era un secreto que fuese amante de él.

-Espera ¿¡Qué!? ¿El demonio de la Radio?- Preguntó entre sorprendida y algo asustada por las palabras de su mejor amigo. Esperando quizás, que estuviese bromeando.- A ti si que se te safo un tornillo ¿Cómo es que se te ocurrió comenzar a salir con el Demonio de la Radio? Espera, ¿Cómo conseguiste tener sexo con él?- preguntó bastante intrigada procesando todavía lo que su amigo le dijo.

Aquella noticia dejó bastante sorprendida a la de un solo ojo, imaginándose todos los escenarios posibles de su amigo saliendo con aquel demonio. Tanto ventajas como desventajas. Nadie se le acerca a él con fines románticas o sexuales por el mismo miedo o desinterés. Y los pocos que quieren, no han logrado más que no dormir por las noches por sus amenazas o incluso mueren en el intento.

¿Qué mierda hacia a Angel Dust diferente?

-¡Oh, vamos! Sólo estas exagerando, además, si vieras como se mueve en la cama, realmente quedarías fascinada. Su pene es genial.- Soltó con un tono de voz ligeramente excitado y casi babeando, mientras que con su mano intentaba vagamente el echarse aire en el rostro. El sólo recuerdo del dolor de aquel miembro punzante le causaba le provocaba pequeños espasmos en su cuerpo. Su color plomo en su anatomía, su grosor y tamaño eran indiscutibles.

Si no fuese por su adorable cerdito que yacia descansando en su pecho, quizás se le hubiese parado.

-No sólo me refiero a el sexo ¿No crees que es muy peligroso meterse con ese tipo?- Preguntó la rubia con inseguridad, mientras se cruzaba los brazos y miraba al chico frente suyo. -¿No has escuchado todo lo que dicen a cerca de él? - hasta ella tembló de tan sólo recordar parte de las caóticas cosas que ha echo.

-Si, si, ya he escuchado cientos de cosas sobre él, pero ¡Ey! No voy en serio con él, sólo es algo de. . .-Se quedó pensando por unos momentos, mientras que continuaba acariciando cariñosamente al cerdito en su pecho, buscando la palabra correcta .-¡Diversión!

-¿Y él. . . Va en serio contigo?- Preguntó nuevamente, esta vez con algo de curiosidad. Era impresionante que alguien hubiera logrado llamar la atención de aquel demonio luego de tanto tiempo aquí. Además de que el tipo era completamente Asexual, o al menos eso decían.

-Bueno... No lo sé.- Respondió esta vez con inseguridad, mientras jugaba un poco con las orejas del animalito en su pecho.- Bien, bien, admito que el tipo es genial en la cama, pero no puedo darle el lujo que tenga todo de mi. Ya sabes, todos quieren un poco de mi. Además. . .- Antes de que pudiera seguir hablando, la rubia lo interrumpió.

-¿Tienes miedo de enamorarte?- Preguntó algo divertida, riendo ligeramente la obviedad en las palabras de su amigo. Sabía que su afeminado amigo intentaba buscar cualquier excusa para justificar porque desea dejar de acostarse "sin compromiso" con aquel demonio. Sólo porque no quería sufrir al caer enamorado en él. Prefiere evitar eso lo antes posible. Angel Dust no sufrirá por esas cosas cursis. -¡Oh, vamos! ¿En serio? ¿Tú? ¿Enamorarte? Si que el tipo debe tener un pene genial.

-Si, si, como sea.-Respondió el chico de cabellos rosados con algo de molestia por el tema y la reacción de la chica rubia. -Eso no va a durar, simplemente voy a cortar con el hombre y punto. Además, es muy aburrido tener que estar con una sola persona, extraño las orgías, el sadomasoquismo y el dinero.- Formó un pequeño puchero en sus labios, mientras que abrazaba cariñosamente a su pequeño cerdito, quién lamía su mejilla.

Alastor obviamente no iba a permitir que se acostase con otros mientras estaba con él, tuvieron que llegar a un acuerdo por eso mismo.

-Como digas.-Respondió burlona, mientras que se levantaba del sofá y se dirigía a la ventana por la que había entrado.- Nos vemos, Angie. Si es que no mueres por tener que cortarle al Demonios de la Radio~-Dijo con diversión, soltando una fuerte carcajada por sus propias palabras, saltando a través del marco de la ventana.

El chico afeminado se quedó nuevamente en silencio, siendo su única compañía el cerdito apoyado en su pecho, el cual estaba profundamente dormido. La respiración tranquila de aquel animalito hacía él sintiera bastante ternura por su pequeña mascota y a la vez, pudiese calmarse.

El chico suspiró y llevó una de sus manos a su cabeza, acomodando sus cabellos hacia atrás con cierto enojo. No tenía que tomarse tan en serio las palabras de aquella rubia, de todas maneras ¿Qué sería lo peor que pudiese pasar?

X

Por la cabeza de Ángel sólo podía pensar en una cosa que no fuesen sus amadas drogas y el dinero, lo cuál ya es demasiado para alguien como él.

Alastor.

El demonio de la radio invadía sus pensamientos y ya no eran para follarselo precisamente. Si no, como, cuando y donde podría hablar con él sobre su ruptura.

Si bien, ellos jamás formalizaron algo serio pero sí tenían muy en claro un echo y es que son amantes. Habían llegado a un pequeño acuerdo cuando empezaron a tener relaciones íntimas apenas hace ¿Cuánto? ¿Uno? ¿Dos meses? Ya daba igual, tampoco lo hacían muy seguido pero, en ese corto tiempo tuvieron sexo por más de tres ocasiones sin duda. O bueno, a veces solo era sexo oral, pero había otras que si le partía su culo.

A Alastor no le agradaba para nada el echo de compartir a su amante con otros penes y que estos dejarán sus fluidos en él. En su precioso y suave cuerpo. O que pasaran sus asquerosas lenguas por sus perfectos labios seductores. A pesar de que Angel, no tuvo el corazón de decirle la primera vez al más viejo que el cobrará siempre por sus servicios, sin alguna excepción; el de ojos carmín supuso de inmediato que debía darle dinero. Lo cual facilito y agradeció el albino para no llegar a esa pequeña charla incómoda. No sabe porque, pero le hubiese costado decirle al otro de ello.

Alastor no le pagaba por su servicio, sencillamente lo hacía porque quería "consentir" a su afeminado compañero. Cómo cuando le invitas unos tacos o le compras algo de ropa o maquillaje a tu pareja, así lo vio él. Sólo que Dust lo usaba más para sus drogas, y de vez en cuando para merendar.

Dust no sabía exactamente de dónde sacaba dinero, y le daba igual. Tampoco es como si fuese su esposo para andar metiéndose demás en su vida. Porque eso sería más personal e íntimo. Y Angel sabía que así no son las cosas.

Pensaba que palabras usar o si el contrario tan siquiera le iba dar importancia que ¿Terminase? Con él. O por lo menos lo que está haciendo.

Dejó su trabajo de actor porno solo temporalmente. Excusándose con unas merecidas vacaciones. Aunque bien es ciertos que en los últimos diez días, su abusivo jefe lo ha manipulado u ordenado que dejé sus estúpidas vacaciones y regresé al trabajo. Usando en parte extorsión y chantaje. Si no quería que terminase violada por todo el set de grabación entre otros actores.

Al final le respondió por mensaje, que pronto iba a regresar apenas terminará una asunto personal y se atrevió a mencionar, de gran importancia. Y que si seguía molestándolo se iba ir a la verga, le vale madres que lo despidan o abusen de él —no lo lograrían sin que por lo menos intentará matarlos primero—, de todas maneras él tiene muchas ofertas de trabajo en los otros círculos del infierno.

Suspiró, quizás pensaba demasiado en como iba a reaccionar Alastor. A lo mejor, a esté le daba igual. Y para Angel, sería mucho mejor así. Después de todo, él no es para tener pareja. Ser fiel y amoroso, ¡Claro que no!

De todas maneras, ya ha tenido una muy mala experiencia cuando estuvo vivo y al principio cuando despertó en el infierno.

No iba a cometer los mismos errores otra vez.

-Hola mi querido chico afeminado. Gusto en verte.- esa extraña voz que le quedaba perfecto por su nombre lo hizo despertar de sus pensamientos. Habían pasado tres días desde su último encuentro o que supo algo de él. Y tampoco quería levantar sospechas al preguntar dónde estaba. Como siempre, se veía tan formal y elegante. Con su bastón y gran altura, más esa sonrisa realmente despampanante en cualquier parte del infierno.-Te veo muy perdido.

Angel por primera vez no supo con que gesto responderle. Pero lo primero que hizo fue mirar a los lados. Cerca estaba Husk, y la pequeña chica de un ojo haciendo sus deberes. Parecía ir por todos lados.

-Alastor, justo el hombre con el que deseo hablar.- dijo volviendo a su postura relajada y divertida, cero preocupaciones. Y quizás un poco coqueta, debía verse normal. Tenía cuatros brazos fuerza, dos en su cintura de avispa y los restantes a los lados del sofá donde está sentado.

El pelirrojo tomó asiento junto a él.

-¿De que te gustaría conversar, princesa?

-No me llames así en público.-le murmuró frunciendo el ceño, el contrario sólo asintió sin dejar de sonreír y mirándolo con una pizca de curiosidad.

A los lejos, no sabía si a Hulk le importaba de lo que hablasen. O si la pequeña criatura femenina que lo confundió con una mujer al instante de verlo le interesaba el chisme.

-¿Qué tan importante y personal es de lo que quieres hablar conmigo, Dust?- preguntó con su actitud bastante animada, como siempre.

-Bueno, es algo un poco difícil de decir aquí. Ya sabes, sobre eso. - paso una de sus manos por su mejilla, pensativo.

-¿Hablas de las cosas que se supone no debo hacer porque soy. . . Cómo dicen?- se interrumpió a si mismo.

-Asexual. - recordó Dust con una alargada sonrisa. Sinceramente para él, no cree que exista una persona que sea completamente asexual. Aunque algunos otros le dicen que sí.

-Exacto. Esa palabra no la conocía en mi época. De echo, los pocos gays y travestis que habían en mi barrio, no eran muy bien vistos. - comentó recordando ese tiempo, pensar que ahora en el infierno es tan común y no es para nada mal visto es tan increíble.- Y no tenían esos nombres, les decíamos de otras formas. Pero en fin, no me salgo del tema así que, ¿Dónde más quieres ir?

-A tu, ¿Habitación en el hotel?

-Vamos entonces.

Ambos se pusieron de pie y fueron hacia allá.

-Algo anda mala, lo sé. - dijo Husk para si mismo, suspirando lastimero para seguir bebiendo de sus bebidas alcohólicas en la barra. Preguntándose dónde está la dueña del hotel.

Nifty decidió limpiar a escondidas, sin intención alguna de ser maliciosa.

X

Mientras tanto, dos mujeres se encontraban en una habitación, una de ellas que es la dueña del hotel registrando varios cajones debajo de la cama.

-¿Por que carajo estamos aquí? ¿Sabes que en cualquier momento él vendrá aquí? ¡Es su cuarto!- exclamó en forma de regaño y con suma preocupación la albina de piel gris. No confiaba todavía en aquel demonio rojo, pero si de algo estaba segura es que no cree que le agrede que estén en su cuarto sin su consentimiento registrando sus cosas.

-Solo quiero investigar si sigue el protocolo de salud para habitar aquí.- respondió despreocupada, sólo encontraba conjuntos de ropa, zapatos, pósters de su época, algunos discos de jazz y lo único que le llamo la atención considerándolo extraño, fue el último póster en el último cajón debajo de la ropa.- Lo único extraño aquí, es esté pósters. ¿Por qué tiene uno de Angel Dust? Ya sabes, Alastor es asexual.- mencionó la rubia en voz alta bastante intrigada.

Si bien su novia también le pareció extraño ésto último debido a los gustos del demonio ya que él solo se ama así mismo, ella prefería irse de ahí y preocuparse después de su amigo albino.

-Te quiero Charlie, pero - Oh no, alguien viene.- se interrumpió al escuchar no tan lejos unas lentas pisadas y voces, la cuál una reconoció de inmediato como la del demonio de la radio.

-¡Ven!- Charlie la tomó de la mano y de inmediato, ambas entraron a uno de los armarios. Escondidas detrás de tanta ropa grande y larga, cerrando desde dentro.

-Esto no es buena idea, nos puede descubrir. ¡Es Alastor!

-Si, pero podemos fingir que nos quedamos dormidas mientras hacíamos la inspección en las habitaciones. Que nos encerramos para estar a solas en este lugar algo estrecho y se nos fue el tiempo volando.- explicó brevemente intentando calmar a su chica. La cuál seguía sin estar segura del plan de la rubia pero, no tuvo otra elección.

-Mierda. - se dijo para si misma Vaggie, tomando con fuerza la muñeca de la princesa del infierno y sin más opción, escucharon como la puerta se abría y cerraba. Dejando entrar no sólo al dueño del cuarto, también y para sorpresa de ambas, al actor porno más famoso de todo el infierno.

-Entonces, ya estamos aquí. Puedes hablar, Angel. - se escuchó la voz elocuente del demonio rojo.

-Que está pasando. - susurró la rubia a su novia, la cuál solo la miró con incertidumbre. Sin saber que decir respecto a la situación que no les quedó más que presenciar.

Ninguna de ellas podía teletransportarse, así que solo podían rezar a las fuerzas más poderosas de los círculos que no fuesen descubiertas o salieran de ahí apenas Alastor y Angel se fueran sin que ellos se dieran cuenta, en especial el primero.

-No digas nada hasta que salgamos de está. No es bueno espiar.-agregó sintiéndose mal, cruzándose de brazos y sin opción, escuchando de lo que hablaban.

Aunque la pareja de chicas, si les extraño bastante saber que Alastor invitó a Angel a su cuarto, totalmente a solas. ¿Qué clase de intención podría tener? Vaggie esperaba que el albino fuese lo suficientemente listo para no aceptar algún trato por parte del demonio radio.

-Ughm, bueno, ¿Por donde empezar?- se dijo para si mismo el albino, poniendo dos de sus manos en su cintura, una en su abultado pecho y la que sobraba acariciando su barbilla para dar aires de tener una pose pensativa.

-Ponte cómodo si gustas, querido.- dijo Alastor señalando la modesta cama la cuál casi no ocupaba. En un tono bastante insistente. Cómo Angel estaba más centrado en pensar como empezar el tema de conversación, no se dio cuenta de esté tono. Y cómo el pelirrojo de puntas oscuras estaba más centrado en su acompañante, no pudo percibir todavía que hay intrusos escondidos en su habitación.

-Ehm. . . Lo que sucede es que yo, ya no puedo seguir con esto.- mantuvo su pecho firme, parándose frente al demonio rojo quien sí tomó asiento en la orilla de la cama.

-¿Huh?- soltó con confusión, mirando fijamente la silueta del albino. Desde sus largas y blancas piernas, como se movía cada uno de los cuatro brazos de Angel, su suave busto hasta llegar a sus ojos.

-Fue genial estar contigo. No olvidaré las fuertes cojidas que me has dado y todo eso.- comenzó a explicar, dándose una caricia leve y rápida en su cadera, soltando una suave risa. Miró a Alastor quien seguía calmado y sonriente, por lo que prosiguió tomando más valor.-Pero, necesito regresar ya a mi trabajo. Y no creo ser suficiente para ti, para lo que tú quieres y buscas en alguien.- se relamio los labios, jugando un poco con sus dedos.- ¿Sabes? Estar con uno no es lo mío. Todos quieren un poco o más del gran Angel Dust, jajajaja. ¿Entiendes?- dijo en tono bromista, para aligerar el ambiente.

-Comprendo. - dijo con sencillez, mirando el pequeño moño alrededor del cuello del contrario.-Angel Dust no es tu nombre real, ¿Cierto?

-¿A qué viene eso?Y claro que no, muchos en el infierno usan otro nombre.- expresó su sorpresa ante la pregunta repentina. ¿Trataba de esquivar lo que le está diciendo?- No vale la pena tener o dar un nombre el cuál jamás escogiste al nacer y decirles a los demás de aquí. Es algo obvio que mi nombre viene por la droga del mismo nombre. - suspiró cursando dos de sus brazos.

-Entonces, la razón por la cuál gustas terminar conmigo es, ¿por qué extrañas tu trabajo? ¿No estás satisfecho conmigo?- arqueó una ceja lleno de intriga, bien disimulada.

-No me mal entiendas. - hizo algunos ademanes con sus manos, ver fijamente a Alastor a los ojos se le hizo más difícil.-Si te soy franco, fuiste el mejor hombre o demonio con el que he follado. Quizás te extrañe pero, en este mundo y específicamente en el mundo de la pornografía, no me conviene tener alguna pareja solidaria. Nosotros solo somos. . . Amantes. - hizo énfasis en esta última palabra.

Sentía que si seguía con él más tiempo, podría ilusionarse.

Alastor escuchando atentamente lo que el albino le decía, decidió examinar toda la habitación. Porque, ya comenzaba a sentir que es observado.

-Ninguno se metió en la vida del otro, lo cuál agradezco. Aunque siento que tu ya sabes mucho de cada uno de los del hotel, francamente no creo cumplir tus expectativas.- hizo una breve pausa, empezando a sentirse un poco incómodo. No sabía si intentar meterle sentimientos a la conversación funcione, lo único que pedía es no tener problemas, que Alastor no le dé problemas.-P-para ser más honesto, realmente fuiste algo especial y diferente a los demás. Y por otro motivo personal es mejor que dejemos de. . . Frecuentar esto. Incluso me arriesgaría a hacer algún trato contigo. Si no me dañas o a los del hotel.- ablandó su voz, con una mirada nostálgica que, sorprendió a los presentes del cuarto.

Es raro que Angel dejé por unos minutos ese lado bromista, relajado y divertido. Es muy extraño que se ponga serio, sea honesto y nostálgico. Incluso el mismo Alastor podría jurar que en sus palabras hubo un sentimiento de protección y petición. Que se había encariñado mucho con todos los del hotel, después de varios meses de estar ahí. ¿Quién puede culparlo? Por lo general Angel es rápido y quizás hasta amenazante cuando de, decirle a alguien con quién se ha acostado que ya no pueden seguir viéndose o tener sexo. O que lo dejé de acosar si no quiere meterse en problemas. Pero, con Alastor es diferente.

- Eso no será necesario.- dijo el más alto. A lo cuál el albino suspiró un poco más aliviado.- Sin embargo. . .

Dust no puede tomarse a la ligera al demonio de la radio. Sería un error grave.

No podía negar sentir terror y preocupación por como sea que Alastor fuese a reaccionar. Puede que sea sólo él, pero sintió la atmósfera bastante tensa e incómoda. Quizás hasta tétrica con aquella aura misteriosa y oscura que Alastor desprendía despreocupado y con esa misma sonrisa que sinceramente, no tiene ni idea de que puede significar en esos momentos.

Sin embargo, un ruido estruendoso rompió aquel helado y casi eterno silencio. Que en realidad solo fue un minuto así. Para Angel fue más, mucho más. Y Alastor no terminó de decir lo que iba a agregar.

-¿C-Charlie? ¿Vaggie?- dijo con sorpresa y una mueca en sus labios, al ver cómo las chicas antes mencionadas salían disparadas de uno de los armarios de ahí.

Pensar que habían escuchado todo ello, realmente le avergonzaba.

-Oh no. ¡Lo sentimos, n-nosotras no queríamos. . .!- trató de justificarse Charlie, ayudando a su novia a ponerse de pie. Más fue interrumpida por Alastor.

Ahora su sonrisa, podría percibirse como maniática.

-¿Qué hacían en mi armario? ¿Acaso no saben que espiar es de muy mala educación?- cuestionó acercándose a las intrusas. Con un insinuante tono rozando a lo molesto. Más cargaba su maniática y tétrica sonrisa.

Los ahí presentes a excepción del mismo Alastor, tragaron duro. Sudaron incluso bastante nerviosos, más no se les notaba mucho. Después de todo, habían invadido la privacidad del pelirrojo y aparte, escuchado algo íntimo que traía con Angel. Mierda.

¿Qué clase de castigo o reacción podrían esperar del demonio de la radio?

«Fin del capítulo 01»

Palabras: 5,500.

Escritores: Arisu-chan198 y JaquiiAleWorld

Fecha de publicación: viernes 22 de noviembre del 2019.

Fandom: Hazbin Hotel.

Historia: "Bittersweet"

Nota del escritor:

:D por fin ha sido publicado esta nueva historia!

Hubieron como tres borradores. Apenas llegaba a las 4,000 palabras y en el último que hice osea esté, llegó a más de 5,000!

Las imágenes que aparezcan aquí derechos a sus respectivos autores/artistas. Esta historia se cree que será Corta.

¿Les gustó este comienzo? uwu

Una nueva historia en colaboración! Con la misma personita gay con la que escribí Prohibido.

Les gusta el shipp?uwu ya han visto el piloto de la serie?

Nos vemos hasta la siguiente actualización.

Dejen sus bonitos votos y comentarios, ahre.