Descargo: Shingeki no Kyojin y sus personajes le pertenecen a Hajime Isayama, yo solo los he tomado prestados para esta historia.
Capítulo 1:
(Aries)
Declaración de Guerra
Porque Marte es el dios de la Guerra.
Tras mirar con verdadero rencor su vieja motocicleta estropeada, Eren maldijo una vez más su eterna mala suerte y se preguntó por qué demonios hizo caso omiso de la advertencia que Armin le había hecho aquella mañana. Su rubio amigo le insistió hasta el hartazgo que el horóscopo de ese día aseguraba una suerte nefasta y poco favorable para los aries como él, por lo que debería irse con cuidado. Ciertamente, tuvo que reconocer Eren mientras acariciaba la desgastada carrocería negra de su moto, el hado no estaba de su lado, ni siquiera porque ese mismo día cumplía años.
Intentando ahogar lo mejor posible su rabia y aminorar su subida de temperamento, pensó en todas las posibilidades que en ese momento tenía. Eran pasadas las nueve, por lo que ya iba tarde para la reunión de trabajo programada para aquel día, ¡la primera reunión de su primer proyecto en su primer trabajo!, y aunque llamase a Jean para que le echase una mano con la motocicleta, no creía que su amigo alcanzara a repararla a tiempo para intentar salvar en lo posible la situación. Oh, Dios… Aunque le doliese, su mejor opción era sacrificar parte de su orgullo y llorar por ayuda a su padre, cuya consulta médica estaba cerca. Si tenía suerte quizá su atraso no fuese tan catastrófico y el regaño por parte de Erwin Smith, su jefe y uno de los dueños de la empresa, sería menor; si era que este no lo despedía apenas una semana después de haberlo contratado, claro.
Luego de armarse de valor y decidirse a llamar a su padre, la llegada de este fue más pronta de lo esperado. Entre ambos dejaron aparcada la motocicleta en un sitio seguro, y tras hacerle prometer a su progenitor que llamaría a alguien para que se hiciese cargo de ella, y no para llevarla al depósito de chatarra precisamente, Eren se montó en el coche y aceptó con valentía el regaño, sabiendo que en el fondo se lo merecía.
Demonios, su suerte para ese día no hacía más que empeorar. Como odiaba a Armin por siempre tener razón, sobre todo porque estaba seguro que el rubio chico simplemente soltaría un «te lo dije» cuando volviera a casa y le contara sus desgracias.
Aquel estaba lejos de ser un feliz cumpleaños.
Una vez llegó a la oficina de la pequeña empresa de diseño para la que trabajaba, Smith & Ackerman, Historia Reiss, la rubia y diminuta chica que fungía como secretaria de sus jefes, sonrió de forma radiante al verlo llegar, haciendo que parte de la desazón de su corazón se mitigara.
—¡Eren, al fin llegas! El señor Smith no ha parado de preguntar por ti. Creo que va a matarte; yo al menos lo haría después de todo lo que los has hecho esperar —señaló esta con una absurda alegría que contrastaba por completo con su brutal amenaza.
Disculpándose una vez más con ella, a pesar de no merecerlo en su opinión, él inspiró profundo y llamó a la puerta de la sala de reuniones, donde algunos murmullos eran audibles al colarse entre las paredes. El seco «pase» pronunciado por la profunda voz de su jefe lo hizo estremecer de miedo, pero Eren adoptó su mejor expresión de circunstancia e hizo su entrada intentando mantener lo que quedaba de su seguridad y orgullo.
Tal y como había supuesto que ocurriría, todos los presentes en la espartana y funcional sala se volvieron a verlo en cuanto llegó. Hannes, que era el encargado de Recursos Humanos, pareció tan aliviado al verlo que él no pudo más que sentirse un poco culpable por poner al hombre mayor en esa complicada situación, sobre todo porque había sido este quien lo recomendó. Por su parte, Rico Brzenska, la jefa del departamento de Publicidad, despedía un enfado glaciar que ni siquiera las gafas lograron disimular, lo que le quitó a Eren la respiración durante unos momentos. Erwin, sin embargo, se mantuvo tan calmado e imperturbable como de costumbre, indicándole con un ligero gesto de su mano el único puesto vacío que quedaba en la redondeaba mesa.
—Hola, Eren, me alegra que hayas podido unirte a nosotros. Estábamos esperando por ti para poder continuar con la reunión. Puedes tomar asiento.
Si las palabras tuviesen el poder de herir a muerte, Eren estaba seguro que después de aquel sutil, pero efectivo, regaño por parte del alto y rubio hombre, él debería estar agonizando; no obstante, se tragó la vergüenza lo mejor que pudo y sonrió a todos los presentes al tiempo que se sentaba para comenzar a preparar su exposición, una sonrisa que murió en sus labios en cuanto vio quien se hallaba sentado en frente suyo y la condescendiente expresión de desprecio con la que lo contemplaba: Levi Ackerman, el mejor amigo de Erwin y su socio en la empresa, y quien además, según Hannes, fue el que más se opuso a que él ingresara a trabajar allí.
Sí, definitivamente aquel día ni siquiera debería haberse levantado de la cama. ¡Maldito horóscopo!
—Bueno, Eren, mientras esperábamos por tu llegada, hemos estado analizando en profundidad el proyecto que has presentado y creemos que está muy bien realizado a pesar de sus pequeños fallos, por lo que necesitará de algunos ajustes antes de poder presentarlo a nuestro cliente —señaló su jefe hojeando el fólder frente a él. Eren tragó con algo de dificultad pero asintió obediente—. Debido a ello, he llegado a la conclusión de que lo mejor será que trabajes directamente con Levi durante un tiempo. Él tiene mucha más experiencia en este tipo de trabajos y podrá guiarte. Estoy seguro de que aprenderás mucho.
En cuanto su verde mirada colisionó con aquellos afilados ojos grises llenos de desprecio, Eren tuvo plena seguridad de dos cosas. La primera de ellas era que, si algo no deseaba Levi Ackerman, eso era trabajar con él, porque con total probabilidad lo consideraba un caso perdido; lo segundo, sin embargo, fue la certeza de que este lo haría porque así lo ordenaba Erwin, pero al mismo tiempo se encargaría de convertir aquel trabajo en un infierno del que él jamás se olvidaría.
Demonios, estaba perdido. Aquel día, definitivamente, la suerte no estaba para nada de su lado.
Cuando la reunión por fin acabó y todos pudieron retirarse, Eren, sintiéndose satisfecho con el resultado de su presentación, volvió a respirar tranquilo y se preparó para el regaño de su jefe; no obstante, Erwin recibió una llamada en ese momento y, tras despedirse con un gesto de ellos, salió de la sala de reuniones sin apenas prestarle atención.
Aliviado, reunió con rapidez sus cosas para ir a la oficina que compartía con otros dos chicos, pero antes de que pudiese abandonar la sala, el desconcertante peso de una mirada sobre él lo hizo levantar la cabeza, encontrándose frente a frente con Levi que, a pesar de ser bastante más bajo, le hizo sentir intimidado, un efecto al que ya debería estar acostumbrado, se recordó. Aquel hombre tan pálido y tan frío, tan perfectamente pulcro con su liso cabello negro bien peinado y sus trajes impecables, lo hacía sentir siempre en falta, demasiado consciente de sí mismo y sus carencias. Totalmente insuficiente.
—Oi, mocoso, mañana quiero que llegues a las ocho en punto, y sin retraso alguno. Tengo mucho trabajo que atender y no puedo estar perdiendo todo mi tiempo contigo, por mucho que Erwin me lo exija —soltó este con evidente animadversión hacia su persona—. Una sola oportunidad, Jaeger. Si vuelves a cagarla y quedarte dormido, estás fuera del proyecto.
—¡No me quedé dormido! —explotó Eren enfadado, no solo por aquella calumnia, sino también por ser considerado un «mocoso» cuando ya tenía veintitrés años, exactamente recién cumplidos—. Tan solo mi motocicleta… se estropeó.
Nada más salir aquello de su boca, él comprendió lo absurda que sonaba esa excusa, por muy verdadera que fuera; algo que corroboró al ver la mirada de frío desprecio que mostró el otro hombre al oírlo.
—Tch, condenado crío —masculló Levi, dando media vuelta para dejarlo solo con su vergüenza y enfado, lo que bastó para calentar su sangre y hacerle perder la cabeza.
Sujetando el brazo de este sin considerar las consecuencias, Eren lo obligó a voltearse, con tan mala suerte que el móvil del otro escapó de sus manos, estrellándose contra el suelo y desarmándose casi por completo.
Si desde que se conocieron Eren había temido el malhumor de Levi, nunca imaginó lo mucho que podría aterrarle su enfado. Su gris mirada presagiaba tormenta, y tenía los finos labios tan apretados que apenas eran una pálida línea en su atractivo rostro.
—Yo… lo lamento, señor Ackerman. Lo compensaré, ¡lo juro! —se apresuró a disculparse, arrodillándose a recoger los destrozos del aparato. Levantando la mirada, preguntó dubitativo—: ¿Tal vez pueda… repararse?
—Jaeger —fue todo lo que Levi dijo, pero su tono, cargado de furia nada disimulada, le dejó claro que ya estaba más que muerto. Aquello era la guerra.
Definitivamente, aquél era el peor cumpleaños de la historia.
Lo primero, muchas gracias para todos quienes hayan llegado hasta aquí. Realmente espero que el primer capítulo de esta historia haya sido de su agrado y que por lo menos quede un poquito de curiosidad por lo que se viene.
Para quienes no me conocen, soy Tessa, ¡un gusto y gracias por la oportunidad! Si alguien ya se ha topado con alguna otra de mis historias, ¡un gusto nuevamente y muchas gracias por darme la oportunidad, otra vez!
En esta oportunidad, vuelvo a arriesgarme con una historia de capítulos cortitos, un poco más extensa que una viñeta pero que de todos modos será limitada a mil quinientas palabras por entrega. Al mismo tiempo, tal y como hace referencia su título, cada capítulo será referente a un signo del zodiaco y alguna de sus características, por lo que serán doce entregas publicadas los días treinta de cada mes.
Este primer capítulo ha correspondido a Aries y su temperamento un poco belicoso, que muchas veces hace que la sangre se suba a la cabeza y cause desastres, algo que pienso se ajusta mucho a Eren, así como su perseverancia, y por eso mismo, ¡feliz cumpleaños, Eren! Este es mi regalo para ti y solo espero que Isayama se digne a darte un final justo, sea el que sea.
Por otro lado, esta pequeña historia es al mismo tiempo un obsequio para mí, ya que comparto día de nacimiento con este temperamental chico, así que decidí escribir esta tontería y darme en el gusto. Por eso, para todos los aries como yo y Eren, que ya han cumplido o están por cumplir añitos, ¡muchas felicidades! Espero que, a pesar de lo difícil que está todo, sus deseos para este nuevo año se cumplan, y que lo ocurrido sirva para hacernos más sabios, más pacientes y más fuertes.
Y con eso ya sería todo. Realmente espero que les gustará el primer capítulo de esta historia un poco extraña y que esperen por su continuación, dedicada ya a todos los tauros.
Un abrazo a la distancia, mis mejores deseos y mucha salud para todos ustedes. Hasta el siguiente mes.
Tessa.