You and I, side by side:

Summary: ¿todo tiempo pasado, fue mejor?, la desgracia ocurre, el amor nace, diferencia de edad, Kara 24 años, Lena 17 ½ años. #Supercorp

Descargo de responsabilidad: no poseo el show o cualquiera de sus personajes, todo los derechos a su(s) creador(es), sólo la de esta historia que tiene perfecto sentido en mi cabeza y en todo aquella que se lo permita.

...bienvenido...

Capítulo I: El primer error

Ocurrió un martes por la tarde, así llegó la gran orquesta, haciendo un show espectacular.

Primero fue una extraña enfermedad nacida en "muy extrañas circunstancias", la epidemia se hizo pandemia, meses después todo se estabilizó, tal cómo apareció, desapareció, un martes sin tantos aspavientos, sin grandes atenciones.

Después siguió una catástrofe a nivel mundial, no una guerra, sino un cataclismo, que se originó en algún lugar al norte, "nuevamente bajo muy extrañas condiciones" y qué rápidamente escaló en una bruma avasalladora, tal cuál efecto dominó, uno que detonó otro, y otro, y otro.

La histeria colectiva ni pudo generarse tal cuál, ya que no hubo tiempo.

En un parpadeo, la población mundial se había reducido a un treinta por ciento.

No hubo tiempo de ni siquiera, poder enterrarlos, grandes extensiones de continentes ahora estaban bajo el mar, mucha destrucción, y con ella también, mucha ganancia de ciertos grupos

Siempre los infames grupos.

Ya no había países, no había gobiernos cómo los conocemos actualmente.

Había sectores, diez de ellos, y a cargo de cada uno, un "nuevo gobierno"

El mismo propuso y contuvo toda nivel de rebeldía si quiera existente, con puño de hierro.

Una bala en el cráneo.

¿Protestan? y te matan.

¿Haces bulla? y te callan.

¿Te haces conocido?, desapareces.

Existes, respiras, asientes, entras en la cochinada, siempre la puta cochinada y estarás bien, cuidado, alimentado, protegido.

Siempre la puñetera cochinada.

Así es cómo yo perdí todo.

Hay un grupo de poder en cada gobierno, uno que decide todo por ti, uno que hasta decide "tu nuevo rol".

Todas las personas eran evaluadas, a cada quién se le asignaba el mejor rol que sus aptitudes podían demostrar.

Todas las personas son evaluadas, sin excepción, excepto ellos, "siempre ellos".

¿Los desvalidos, los incapacitados, los ancianos? Toda persona incapaz de ejercer su rol, eran eliminados.

Así que "ellos" sólo presentan una opción: "o sirves" o "te mueres"

Ese era el nuevo mundo que se presentaba ante los ojos de Kara y su hermana. Ellas junto a algunos de sus amigos se habían salvado al estar de viaje en el interior del país, cuando ocurrió la seguidilla de desgracias.

Ella era parte de los "sobrevivientes" y/o "los muy ignorantes actores que ignoraban su papel"

- Mierda Ale ¿tengo que presentarme? – le había preguntado un tanto asustada Kara a su hermana en su nuevo departamento en su nueva ciudad.

Todo se había construido nuevamente, la sociedad se estaba reconstruyendo lentamente.

- Qué sí Kara, yo fui la semana pasada – le respondía Alex a su hermana sentadas ambas en el sofá de la sala de estar.

Alex tenía treinta años, Kara 24 años.

La evaluación, el asignamiento del nuevo rol que iba a ejercer cada persona en el nuevo gobierno dependía de pruebas, de un jurado de diez miembros, todo con un sigilo tremendo, con un secretismo tremendo, nadie los conocía.

- La evaluación ha sido alfabéticamente Kara – seguía su hermana – a lo mejor te toca algo cool – añadió.

- Claro, cómo a ti te ha tocado de poli con Maguie, estás feliz – dijo ella señalando lo evidente

- Claro que estoy muy feliz, soy policía, antes era de seguridad, ves que la paja no cae tan lejos del ojo

- Ya ya – acuñaba Kara – aunque me gustaba hacer de reportera, tal cual antes – replicó con un muy desarmador puchero, uno que afectaba a cuál le viera incluso a su hermana que le había visto desde siempre.

- Awww Kar, que no es justo – se quejó Alex – eres muy adorable para tu propio bien – le contestó colocando un besito sobre su cabecita – te amo Kar, pero vas a ir a esa prueba, no quiero tener que arrastrarte para que vayas.

- ¿Lo harías? – le preguntó con un gesto incrédulo.

- Pues sí lo haría, es mi rol Kara

- ¿Has arrastrado a muchas personas? – le preguntó ya sabiendo la respuesta.

- Tristemente sí – asintiendo Alex taciturna – la gente no quiere ir, y tenemos que ir a sus casas a detenerlos y de allí a llevarlos al centro de detención, dónde te presentarás voluntariamente espero – le dijo señalándole con el dedo y Kara asintió a regañadientes – ahí son evaluados.

Ambas ya sabían que así era el procedimiento, así eran las cosas ahora.

La gente estaba censada, todos los sobrevivientes apuntados y según orden alfabético eran evaluados en los centros de detención por estas diez personas, y de ahí a lo que sería su vida.

- Pero Alex – insistió ella – la gente no quiere ir, claro que no quiere ir, para los seleccionados, bacán, aunque sí es lo suyo bacán…- Alex la interrumpió.

- Sino pues se resignan – completó Alex y Kara asintió continuando

- Pues eso Alex – continuó Kara – y pues para los que no son aptos, no los vuelven a ver, no saben a dónde van, hay fuertes rumores que son eliminados.

- Son rumores Kara – añadió su hermana positivamente

- Eso no lo sabes Ale ¿o sí? – preguntó con un tinte de miedo

- No lo sé – respondió ella queriendo darle el beneficio de la duda – no lo he visto, supongo que habrá un porcentaje, pero no lo sé, no lo puedo asegurar Kara. Aunque estoy muy positiva a que te irá bien.

Alex temía por su hermana, ella había tenido amigos que habían ido y nunca más salieron, nunca más los vió, no supo nunca que les pasó o dónde estaban.

El secretismo era máximo.

- Kar, escúchame hermanita – le pidió Alex sentada junto a su hermana, moviéndose una frente a la otra para tomarse de las manos, transmitirle la paz que esperaba puedan obtener ambas, el calor humano, la calidez, tocándose ambas rodillas, Kara asintió

Kar – continuó su hermana – estamos en National City – Kara asintió para que su hermana continue - estamos en National City – repitió para enfatizar su punto – una ciudad de 10 millones de personas, una ciudad, un sector de los diez existentes – Kara asintió – ha pasado una desgracia en el mundo, todos los sabemos, así que ahora a encontrar nuestro rol en el mundo…

- Ellos lo hacen por nosotros – interrumpió Kara

- Bueno, sí, ellos lo hacen y te colocan un chip en la muñeca para ello, pero Kar, date cuenta, esta ciudad no es tan mala cómo el sector 9, esta ciudad es pacífica.

- O eso aparenta – dijo Kara

- Kar por favor – pidió su hermana – concéntrate – pidió cogiéndole la mano, Kara asintió - una familia gobierna esta ciudad, y es la familia Luthor – Kara asintió sabiendo que cuatro personas eran el gobierno en esa ciudad, Lilian Luthor, Lex Luthor y sus dos abuelos – a los últimos dos, nadie los conoce, sólo a Lilian y Lex, al resto no, aunque creo que son más de cuatro que lo que dicen Kar, así que – continuó su hermana – es así el procedimiento – empezó a narrar ella - Te presentas o te arrastran al centro de detención, pasas por la evaluación, distintas pruebas, todas diferentes, ni una sola se repite, así tu familiar o amigo que sí pasó no te puede soplar que prueba fue, así nadie hace trampas o al menos eso se espera.

Todas las evaluaciones tienen diferente duración, algunas son muy rápidas, otras demoran un par de semanas, alguna gente sale, otras no. Diez jueces te juzgan desde las sombras, no confíes en nadie, no te apoyes en nadie. En cuanto a cuestión de vida y lo que sea la otra opción, no te fíes de nadie – le pidió su hermana y Kara asintió apesadumbrada que el día siguiente tenía que presentarse voluntariamente en el centro de detención del centro.

- Tranquila Alex, voy a volver, sé que sí – le dijo Kara a su hermana para tranquilizarla y a ella misma. Que miedo sí que sentía, pero el miedo hay que enfrentarlos, porque si no pequeñitos bichitos apenas existentes, se convierten en grandes destructores.

- Al miedo, a enfrentarlo – dijo Kara y ahora su hermana Alex asintió, besando su cabecita, abrazando y acurrucándose con su hermana para cobijarla, estrecharla en sus brazos, dándose fuerzas ambas para seguir y continuar hasta el final.

En el otro lado de la ciudad, la familia Luthor, Lilian, Lex, los dos abuelos se encontraban cenando en un gran festín, todos sentados cenando en una gran mesa, con mucha extravagancia, mucha riqueza, mucho poder desperdiciado.

- Así que mañana inicia todo otra vez – decía Lilian levantando su copa, mirando y apreciando su gran poder.

- Sí, todo otra vez, querida – decía su madre

- Mañana vendrá Lena – añadía Lex frotándose las manos divertido por toda la situación.

Su abuela lo miró impávida – no entiendo esa pelea que tienes con tu hermana, es tu hermana, Lex – indicó ella.

- Pues tristemente lo es – señaló Lex de 28 años, acerca de su hermana Lena de 17 ½ añitos – y mañana la probaré o si no que se valla a la mierda – soltó él, su madre lo observó en silencio, su abuelo se rió disfrutando el espectáculo, sólo su abuela le contestó y un pelín enojada preguntó - ¿acaso serías capaz de matarla?

- Pues si no pasa lo mínimo que significa ser "un Luthor" – contestó Lilian por su hijo – no merece vivir – concluyó ella casi festejando lo dicho por su hijo

- Sé que no es tu preferida… - añadía la abuela sólo para ser interrumpida por su hija

- Y no es mía, madre, es hija de Lionel, ese desgraciado – observó ella

- Sé que no es tu preferida – observó la abuela y lo repitió para enfatizarlo – pero es mi nieta y cómo tal voy a defenderla cuanto pueda.

- Pues entonces eso lo hará más interesante abuela – señaló Lex brindando y chocando copas con su madre – es más hagamos un brindis – pidió él parándose y haciendo un ademán elegante añadió – "Por Lena"

- Por Lena ¡ – repitieron todos los Luthor.

Y es que Lilian adoraba cada paso que daba su hijo, y que ella consideraba cómo su único hijo, celebraba cada pendejada que se le ocurría a Lex, y disminuía a "su hija", la minimizaba aún en su logro más brillante.

Lilian consideraba que ser "Un Luthor" era todo un logro, era más que especial, y ellos al estar en el poder, abusaban de todo, se hacía cómo ellos querían o nada.

Ella consideraba que la debilidad era cobardía en su máxima expresión, así de equivocada estaba y no le importaba en lo mínimo.

Así que su niña, Lena, a su juicio iba a ser probada por ella en todos los sentidos y si demostraba que se equivocaba tal cuál ella presumía que sería, iba a ser un alivio para ella "encargarse de su hija" a su mejor estilo.

El sólo pensar en aquello le hacía sonreír.

Definitivamente el día siguiente sería un día de prueba para ambas chicas, distintos para cada una, pero pruebas al fin de todo.

Al día siguiente en el centro de detención…

… Lena cometería su primer error, "negarse a dar la orden"

… Kara entró al centro de detención por cuenta propia, observando que muchas personas al igual que ella lo hacían y observando también a varias personas ser arrastradas por la propia policía.

- Empiezan mal – dijo una voz desde el piso de arriba, Kara no supo quién fue ya que lo hizo por megáfono y detrás de vidrios que no revelaban su identidad.

Ella se encontraba haciendo cola en el primer piso desde dentro de la sala de recepción del centro de detención, con techo alto, de diseño abierto, ella podía observar por encima de su cabeza hasta cuatro pisos, pero todas con grandes ventanales, y escaleras.

Ella estaba segura que detrás de ellos se encontrarían "los jueces" juzgando todo, evaluándolos a todos.

- Preséntate siempre segura, aunque no lo estés – le había dicho su hermana y así lo hizo ella, adoptando una seguridad que no tenía, pero que tenía que fingir cómo que sí.

Ella caminó un tanto, esperó otro poco, y finalmente se presentó ante la persona que tenía delante de ella.

- Kara Danvers – se presentó ella dándole un fuerte estrechón de manos.

- Oh, muy bien – observó él – bienvenida – le dijo y ella asintió.

El operador que tenía por delante la invitó a sentarse delante de su escritorio, mientras él tipeaba muchas cosas en su computadora, haciéndole varias preguntas de índole personal observando su reacción.

Después de media hora de interrogación le dio la bienvenida y el pase al siguiente ambiente, muchas celdas en él.

- Cuarto 103 – le dijo y ella asintió diciéndose a sí misma – si parece una celda.

- Señorita Danvers usted se quedará en su cuarto hasta que se le indique lo contrario – añadió él y ella asintió una vez más yendo a su celda.

Kara entró a su cuarto, y el mismo se cerró detrás de ella con cierre electrónico.

- Oh bien, empezamos entonces – se dijo a sí misma, observando que en ese cuarto había un catre con un colchón muy fino, una almohada y una sábana, nada más.

Ella se recostó un rato, dándose cuenta después que más cómoda estaba en el piso, ella puso su almohada en el piso y ahí se quedó un rato, sólo descansando y meditando, viendo su reloj notando que eran las 10am y que su operador no le había dicho cuanto tiempo se iba a quedar en su cuarto – mierda – susurró ella.

En ese cuarto no había ventanas, sólo en la puerta había una pequeña abertura dónde ella supuso le traerían la comida o el correo, lo que pase primero.

Ella se levantó y miró por esa mirilla viendo que desde su posición veía más celdas de 3 metros cúbicos, talvez veinte de ellas, y al fondo tres celdas ya no de color plateado cómo era la de ella sino oscura, completamente negra.

- ¿Qué será eso? – se preguntó sólo para oír segundos después pasos y el sonido de alguien probablemente siendo arrastrado.

Y tanto fue su curiosidad que ella fue a mirar por la mirilla, lo que hicieron algunos también, a ver qué pasaba.

Ella miró a dos hombres con uniforme arrastrando a una chica que tenía un mono azul enterizo, las manos con esposas, y una bolsa negra en su cabeza, hacia una de las celdas del fondo, ella se quejaba, pero todo lo que decía era inentendible, todos eran murmullos, Kara pensó que era porque talvez ella tuviera una cinta en la boca o algo similar, ella vió que la chica trataba de pelear pero ante el agarre firme de estos dos hombres uniformados, todo intento terminaba sólo eso, en un intento.

Ellos la arrastraron, cada uno de un brazo, abrieron la celda y la arrojaron cómo si fuera basura.

- Te quedarás ahí tres días sin comida ¡ - le dijo firmemente uno de ellos

El otro cogió una manguera cercana a él, la prendió y la mojó con un chorro a gran potencia ante quejas de ella.

- Ahí tienes tu agua ¡ - ordenó el otro, y dejó ahí a la chica toda mojada y con eso no más de agua para ese día, cerró la celda, retirándose y riéndose ambos.

Lex que veía todo a través de las cámaras, se reía admirando por su obra, antes de retirarse a por el siguiente lote de personas a juzgar.

Y si bien no era el lugar de Lex, no era su función, ni su trabajo, el siempre gozaba de hacer maldades.

Su abuela renegaba diciendo – supongo que está demás decir que mi nieta tendrá que pasar por esa atrocidad – mirando a su hija quién asintió y sonrió felicitando a Lex por su acción.

Y ahí, así, el primer día de juicio de ambas chicas, y con Lena cometiendo su primer error -

"Negarse a dar la orden, para disparar".

Nota:

- Aún estoy escribiendo esta historia, cuándo esté segura de cuántos capítulos tendrá, se los haré saber.

- Nuevamente bienvenido y muchas gracias por acompañarme en este viaje