Primero que nada, les advierto que la escritura no puede ser de su agrado, y les pido disculpas si les hice sangrar sus ojos.

Esta es la primera historia que escribo (ahora sí) después de un año y medio, así que se podrá notar lo bastante novata que es.

Eso es todo lo que quería decirles, así que disfruten.


Izuku bajaba de las escaleras con cierta pereza, bostezando una vez que sus pies tocaron el suelo mientras estiraba sus brazos y se dirigía hacía el sofá de la sala común de los dormitorios para luego sentarse. Agarro el control remoto que se encontraba sobre la mesa y prendió el televisor, esperando que tipo de noticias o que tipo programas encontraría en esta mañana del domingo.

Después de cambiar canales por un cierto tiempo, se entretuvo con un reality show estadounidense, ese clásico programa en dónde los actores contaban chistes malos y se escuchan aquellas risas de gente totalmente falsas cada momento. No era la mejor opción para entretenerse si fuera cualquier día, pero supuso que por esta ocasión si, quizás algún chiste ridículo lo ayudaría despertar un poco.

Había estado demasiado perdido en el programa que no sintió la presencia de otra persona que venía bajando de las escaleras, y mucho menos escuchar los pasos de aquella. No fue hasta que sintió como a su lado izquierdo el asiento del sillón se sumergía un poco. Volteo curioso, solo para ver a Mina ashido sentada a lado de él muy cerca, pero no lo suficiente como para poder invadir su espacio personal, y parecía no importarle ya que la encontró demasiada somnolienta como para pensar en eso.

—Ahh...— bostezo la chica de piel rosada, estirando sus extremidades, luego volteo a su lado para ver a su compañero de clase, aún con los ojos semi abiertos — Buenos días Midoriya.

Comunmente, Izuku estaría sonrojado y demasiado nervioso al tener una chica que no fuese Uraraka muy cercas de él, pero debido al cansancio y sueño, no fue el caso está vez— Buenos días Ashido.

— El entrenamiento de ayer si que fue demasiado duro ¿Eh? — Dijo ella, sus ojos se encontraban viendo el televisor.

Al escuchar su tono de voz, podría decir fácilmente que aún estaba demasiada cansada como él— Si, no es de sorprenderse, estamos a punto de terminar nuestro primer año, supongo que el próximo año será más duro.

Mina gimió en un tono de frustración — Ni me lo recuerdes, no me quiero ni imaginar cómo serán los entrenamientos en el segundo año — Se hecho para atrás, recargando se en el suave respaldo del sillón — Dejemos de hablar sobre los entrenamientos, mejor disfrutemos ahora que tenemos un día libre para descansar.

Izuku estuvo de acuerdo con ella y asintió, concentrándose en el programa nuevamente.

Pasaron alrededor de unos diez minutos viendo el televisor, riéndose una que otra vez por los chistes que eran demasiados malos a decir verdad, pero esa era la gracia. Izuku estaba un poco sorprendido al ver que ninguno de sus compañeros de clase no han bajado aún, aunque era de esperarse tomando en cuenta lo intenso que fue el dia de ayer, pero por lo menos esperaba que personas como Todoroki, Bakugou e Iida estuviesen ya despiertos.

Sus pensamientos fueron interrumpidos por un gran bostezo de la chica que se encontraba cerca de lado suyo, dirigiendo toda su atención hacia ella, observando cada parte de su rostro.

Trato de poner toda su atención en el programa nuevamente, pero antes de que lo hiciera, se detuvo al ver sus ojos.

Esos ojos que, para su punto de vista, eran realmente especiales y únicos, quizás para la mayoría de las personas serían algo curiosos y raros, pero en su caso no.

Él podría ver qué esos ojos tenían un encanto único, muy a su manera. La esclerotica negra era como el cielo nocturno, mientras que sus brillantes iris color dorado iluminaban como un par de estrellas en media noche.

En ocasiones, podría jurar que sus iris solían brillar más cuando ella está feliz o emocionada por algo, como si fuesen una estrella fugaz, y por más ridículo que suene, incluso intentaría pedir un deseó si los viera brillar de esa manera de nuevo.

"Más vale intentarlo que no hacerlo" penso

Y eso era lo que hacía que sus ojos fueran más hermosos que de cualquier otra chica de su clase.

Estaba demasiado perdido en sus pensamientos sobre los ojos de Ashido que no se había dado cuenta que la chica ahora lo estaba mirando fijamente a él.

Con un gran sonrojó color lila en su rostro.

¿Que había pasado?

—¿Sucede algo Ashido? — pregunto Izuku curioso.

Miro a su alrededor, tratando de encontrar que es lo que había puesto a Ashido así, pero no encontró nada.

—¿Tienes fiebre?— fue lo que supuso después ver ese rubor lila en su rostro.

Recibió una negación como respuesta, mientras lo miraba fijamente de nuevo a él.

¿Entonces que era? ¿Tenía algo que ver con él?

Lo último que había hecho era pensar sobre qué tan especiales eran los ojos de Ashi...

De repente, los engranajes de su cabeza empezaron a moverse, conectando los puntos, dándose cuenta de lo que realmente había sucedido.

Había estado murmurando todo este tiempo.

Y lo peor de todo, es que ella estaba lo suficiente cerca para entender perfectamente cada uno de sus murmullos.

—¡Ahh! — Grito Izuku una vez que se dió cuenta lo que realmente sucedió, se puso completamente rojo, podría sentir su cara en llamas por la gran cantidad de vergüenza que lo invadía, cubriendo su rostro con sus manos para evitar cualquier contacto visual — ¡L-lo siento A-ashido, n-no e-era mi i-intencion i-incomodarte

Él quería escapar de aquí, quería correr y encerrarse en su cuarto para no salir jamas, pero sus piernas no respondían por lo nervioso que estaba.

Un par de manos rosadas agarraron suavemente sus muñecas, moviendo levemente sus manos hacia un lado para quitarlos de su rostro, se puso rígido al principio, creyendo que quizás se encontraría a una Ashido totalmente enojada con él, y él la entendería, se lo merecía.

Pero fue todo lo contrario.

La vio, aún con el sonrojó lila en su rostro, mirándolo fijamente a él, sus ojos brillaban mientras lo hacía.

Y para rematar, tenía la sonrisa más hermosa que haya visto, derritiendo completamente su corazón.

— Por favor, sígueme contando más sobre mis ojos — ella le dijo en un dulce susurro