DÍA 6: PROHIBIDO.

"Medias y falda"

Historia participante de la GiyuuShino Week 2020 en el grupo de Facebook "GiyuShino – is love, is live".

Advertencia: Historia no compatible con el canon oficial de Kimetsu no Yaiba, la presente historia se sitúa en el AU de Kimetsu no Gakuen o "Academia Kimetsu".

La presente historia tiene contenido con temática adulta.

Descargo de responsabilidad. Kimetsu no Yaiba ni ninguno de sus personajes me pertenecen. La historia fue hecha sin fines lucrativos pero si de distracción para las personas que la lean y para mí misma. Ignoro si hay una historia parecida en la extensa cantidad de relatos con la que cuenta Fanfiction o cualquier otra plataforma similar.


Summary:

¿Sabes?, que ya no exista ésa sensación de estar haciendo algo prohibido hará que no se sienta igual, es verdaderamente lamentable.


—Eres...un jodido... fetichista-—decía Shinobu respirando de forma errática mientras se aferraba desesperada a las sábanas oscuras de la cama arqueándose de placer y luchando por contener sus gemidos, no obstante, tenía una sonrisa complacida por el trato rudo.

Giyuu nunca se había sentido de esta forma antes, la sangre le hervía a través de sus venas como si fuese fuego, su mente nublada de deseo y lujuria del momento, era incapaz de detener sus frenéticas arremetidas contra la temblorosa chica debajo de él. Ella era la culpable de esto por sus provocaciones pero tampoco iba a deslindarse completamente de la culpa, él también lo era.

Ninguno de los dos estaba completamente desnudo, simplemente no hubo oportunidad de despojarse de todas las prendas, él aún usaba su playera blanca de algodón que normalmente portaba bajo su vestimenta deportiva azul e incuso aún traía colgado su típico silbato amarillo, Kochou todavía tenía puesta la falda escolar y un par de medias blancas lo suficientemente largas como para llegar a la mitad de sus muslos, ése tipo de medias que la institución permitía usar cuando el clima era frío. La vista de ella con esas pocas prendas de su uniforme escolar, su cara sonrojada y contraída por las sensaciones, el cabello enmarañado, así como también el movimiento de sus senos y su cuerpo perlado en sudor lo habían llevado al límite, era simplemente demasiado.

Ciertamente habían tenido relaciones antes pero aquellas veces habían sido lentas, gentiles, bastante dulces en realidad. Sin embargo, esta no tenía nada de eso, era desesperada, frenética, animal, se sentía demasiado sucia.

Ella no se graduaba hasta mañana, aún era su alumna, por dios santo. El simple hecho de que fuesen pareja desde su segundo año de preparatoria estaba mal y que tuviesen sexo era aún peor, no importaba que tan gentil y lento fuese, era una conducta prohibida desde cualquier ángulo por donde se le viera y para él, la forma en que lo estaban haciendo ahora, era digno de merecer un boletín para no volver nunca más a pisar una escuela como profesor.

—Shinobu... — el agarre con el que sujetaba la parte trasera de las rodillas de su novia se volvió más férreo, levantó más sus piernas hacía arriba para lograr una penetración todavía más profunda, dejándola completamente expuesta.

A estas alturas ella estaba jalándose el cabello y mordía su labio con fuerza, únicamente dejaba salir unos cuantos chillidos. Los dedos de sus pies cubiertos por las medias se encorvaban constantemente de forma brusca.

Él no podía evitar gruñir por la húmeda y resbaladiza sensación que experimentaba al entrar y salir de ella. Las suaves y cálidas paredes vaginales se contraían deliciosamente alrededor de su miembro, era realmente sofocante.

No era suficiente aún, él quería más, necesitaba más.

—Giyuu ¿Qué dem — ella habló cuando él había frenado por unos escasos segundos. No alcanzó a terminar su pregunta cuando en un movimiento rápido su profesor y novio, sin salir de ella, la había volteado boca abajo, le sujetó la arrugada falta que descansaba en su delgada cintura para acomodar su cuerpo sobre sus inestables rodillas de forma en que su trasero quedase levantado y su mitad superior pegada al colchón. La diferencia de alturas entre ambos hizo que fuese necesario poner unas cuantas almohadas bajo su abdomen para facilitar el asunto.

Shinobu tembló fuertemente cuando lo sintió acariciar sus piernas con lujuria, las recorrió desde la punta de sus dedos hasta la costura en donde terminaba las medias, él lo hizo varias veces hasta que de un momento a otro le bajó con violencia una de ellas y empezó a propinarle lamidas y leves mordiscos atrás de su muslo. Ella trató de alejarse del contacto inconscientemente, pero él tironeó de su falda para regresarla al lugar. Repitió el mismo proceso con su otra pierna y cuando se sintió satisfecho con su labor devolvió las medias al lugar en el que estaban. Fue lo suficientemente precavido para no succionar demasiado su piel nívea para no dejar marcas escandalosas.

—Te ves bien con medias y falda — fue lo único que le dijo antes de volver a usar su falda como si fuese una palanca para poder retomar las embestidas.

Tras eso, ella fue incapaz de contenerse, finalmente se rompió y dejó que de su boca se regaran sus gemidos y chillidos. Incluso de sus ojos se volvieron vidriosos por las diminutas lágrimas que habían empezado a brotar de sus orbes purpuras.

Shinobu estaba sonrojada como nunca antes en su vida, la nueva posición la dejaba en un estado completo de sumisión ante él y nunca antes había hecho ruidos tan obscenos como los que salían de su boca ahora. De verdad estaba aturdida, ¿el hombre que le estaba haciendo el amor con tanto frenesí ahora era el mismo Giyuu Tomioka de las veces anteriores?, ¿de verdad era el mismo hombre que tanto se había rehusado a tener o hacer algo con ella hasta que se graduase?,

Si le preguntasen, no pensó que sus intenciones salieran tan bien. El dia anterior había buscado unas imágenes muy subidas de tono con la intención de que ocurriese algo hoy, se las enseñó a forma de broma para luego decirle:

Ah pero eres demasiado blando para eso, mejor olvídalo~

A Shinobu no le disgustaba el tacto con el que la llevaba a alcanzar las estrellas pero siempre deseó que no la tratase como si fuese una muñeca de porcelana que ante cualquier brusquedad se rompería. Ella buscaba de cierta forma que la forma en que tenían sexo fuese solo un poco más cruda, más impulsiva y menos racionada. No se había mentalizado completamente para lo que sucedía.

—¡Gi-Giyuu! — gritó con fuerza, agradeciendo el hecho de que muy probablemente su voz solo se escucharía dentro de la casa por la gran tormenta que azotaba afuera. Estaba prácticamente babeando las sábanas y agradecía el par de almohadas sobre las que estaba y que la estuviesen sujetando firmemente o, de lo contrario, sus rodillas ya hubiesen hecho que se derrumbara en más de una ocasión sobre la cama.

Los sonidos húmedos producto de su unión estaban acabando con ellos. Se sentían como un par de animales en celo y el calor interno que padecían se estaba volviendo insoportable.

Él rodeó su cintura con uno de sus brazos y con el otro buscó una de las pequeñas y delicadas manos de la joven para jalarla y acomodarla en uno de sus hombros, ella se aferró con su vida a ése hombro, arañando parte de la piel en el proceso a pesar de que él aún mantenía su playera puesta.

Ahora con una de sus manos libres y estando ella en una posición donde sus pechos estaban expuestos, él procedió a tomar uno de los carnosos montículos y estrujarlo, arrancándole más gemidos ahogados.

Tomioka trataba de regular su alocada respiración y controlar la inminente eyaculación, le encantaba como Shinobu no tenía capacidad para pensar o dedicarle alguna de sus bromas para molestarlo, verla así, tan estropeada, jadeante y sudada encendía algo dentro de él que no sabía que existía, quería verla retorcerse en su cama, vengarse de sus provocaciones que los habían puesto es esta situación, demostrar que él era capaz de eso y de más; lo único que debía ocupar la mente de la joven debía de ser él y solo él en este momento.

Nunca se había sentido tan posesivo con respecto a algo o alguien en su vida, no sabía si estar feliz o asustado por el nuevo sentimiento. Esta pequeña mocosa era su perdición, no tenía sentido negar que la amaba, ella solamente necesitaba pedirle algo y él lo haría.

La sintió tensarse de esa forma peculiar que conocía. Estaba cerca.

—¡Es-espera — ella logró hablar sin que sonase como un balbuceo.

Él frenó sus estocadas pero seguía estando enterrado profundamente en ella, no perdió el tiempo y soltó tanto la falda que tenía hecha un puño en su mano y su seno para posar sus manos en las caderas femeninas, empezando a moverlas de forma circular y lenta para seguir estimulándola.

—Así... así no — dijo ella con un apenas un hilo de voz que además era temblorosa, su cuerpo también se agitaba continuamente por pequeños espasmos cada poco tiempo. Le costaba muchísimo hablar con claridad.

—¿Así no qué, Shinobu? — su voz sonó bastante mejor en comparación a la de ella.

Ella quitó la mano que minutos antes había puesto sobre su hombro y se dejó caer agitada y temblando sobre el colchón, o al menos la parte que no estaba siendo sostenida por él.

A Giyuu le preocupó su acción y se retiró de ella, soltó sus caderas, quitó las almohadas y dejó que su cuerpo completo reposara en la cama.

—¿Estás bien? — a él también le costaba trabajo hablar, su respiración seguía siendo inestable y su ritmo cardíaco era bastante rápido, por no hablar que seguía estando duro al punto de ser doloroso, no obstante le preocupaba más la falta de respuesta de Shinobu, quizá se había excedido.

Se posó sobre ella y usaba sus brazos para cargar su propio peso y no aplastarla, esperando que se volteaste a verlo.

Finalmente Kochou lo encaró, seguía tratando de calmar su alborotada condición pero se las arregló para hablar.

—Sentados…quiero abrazarte.

Giyuu obedeció su solicitud a pesar de no entender exactamente lo que quería, la tomó firmemente de la cintura para jalarla y posarla sobre su regazo, ella instintivamente se abrazó con sus piernas a su torso para facilitar que él pudiese enderezarlos a ambos. Shinobu apoyó sus manos en los hombros masculinos y se alzó levemente para guiar su miembro dentro de ella nuevamente, bajando con suavidad y arrancándole gemidos a ambos por la sensación de sus delicados pliegues abriéndose.

Ella unió sus bocas en un beso húmedo y desesperado, exigiendo sin palabras dominar el acto, él no opuso resistencia alguna a ello.

Pronto Shinobu empezó a rebotar sobre él a un ritmo rápido pero errático, Giyuu tuvo que brindarle estabilidad, arremangando su falda en su cintura para poder sujetarla por las caderas y ayudarla a deslizarse por su miembro. Ella rompió momentáneamente el ósculo y batalló un poco para quitarle la única prenda que aún portaba su pareja pero después de ello el beso se reanudó y ella se deleitaba tocando y arañando todo lo que tenía a su alcance, sus gemidos y gimoteos que salían de su dulce boca eran consumidos ávidamente por de él. Pareciese como si no hubiera habido una interrupción previa del acto lascivo hace unos momentos.

Los movimientos de ambos se volvieron completamente toscos y descoordinados, sus cuerpos se tensaban deliciosamente y su inminente culminación estaba cerca. Kochou aferró sus dedos en el cabello azabache de él. Su gritó orgásmico fue amortiguado igual que sus gemidos anteriores por la boca del hombre, su cuerpo sobrestimulado inmediatamente se volvió como una gelatina, flojo y tembloroso.

Tomioka la siguió un par de minutos después, enterrándose lo más profundamente posible en ella, abrazándola con fuerza de la cintura para evitar que se moviese mientras terminaba y repetía el nombre de su alumna como si fuese un mantra.

Se dejó caer en la cama con ella todavía encima y abrazados, ambos trabajaban en normalizar el estado de sus cuerpos, dándose caricias un tanto torpes y lentas. Él jaló la cobija que había sido arrumbada por ahí cuando iniciaron y los arropó con ella del frío, afuera seguía la tormenta que parecía ser incesante.

El ambiente en la habitación era relajante y acogedor, la tibieza de sus cuerpos bajo la cobija en conjunto con el ruido de sus respiraciones y el de la lluvia le resultaba adormecedor a Giyuu, quien luchaba por mantenerse despierto un poco más de tiempo y acariciaba delicadamente la cabeza y espalda de la chica acurrucada sobre él.

El lecho sobre el que descansaban era un asco pero no les importaba.

—Así que… te gustan las medias largas y las faldas escolares — afirmó ella con un tono travieso trazando círculos en su pecho. Sus labios mallugados alcanzaron su cuello, propinándole ligeros y torpes mordiscos.

Él se llevó una mano a la cara y se apretó el puente de la nariz, no, no estaba enojado, más bien, le avergonzaba decir algo al respecto, por lo que únicamente se limitó a ver otro lado y se quedó callado. Físicamente se sentía de maravilla, moralmente…no tanto.


La ceremonia de graduación había culminado. Los alumnos iban de un lado a otro tomándose fotos y despidiéndose de amigos, compañeros y profesores.

Shinobu esperaba sentada en uno de los altos bancos pacientemente en el solitario laboratorio que usaba el club de farmacología, lugar donde había vivido muy buenos momentos en la preparatoria. Estaba completamente alejada del bullicio juvenil.

La puerta corrediza se abrió y Giyuu entró al salón, ella. Él se sentó en silencio en el asiento a su lado y se aflojó la corbata.

—Vaya, vaya~ que guapo se ve profesor Tomioka, debería vestirse así más a menudo— ella lo dijo de forma burlona pero la verdad es que le agradaba verlo así: con traje y corbata en vez de su ropa deportiva.

—Ya no soy tu profesor, Kochou — él dijo con calma

—Eso es una pena — habló con fingida molestia mientras que recargó su cabeza sobre el hombro del hombre.

Tras sus palabras, Giyuu busco una de sus manos para entrelazarla con una de las suyas, quedándose así por unos minutos hasta que Shinobu volvió a hablar.

—¿Sabes?, que ya no exista ésa sensación de estar haciendo algo prohibido hará que no se sienta igual, es verdaderamente lamentable.

Su ex profesor volteo bruscamente a verla, su ceño contrayéndose con ligera molestia.

—¿Me estás provocando?

—Quién sabe~ —ella dijo eso último tarareando y con la voz más dulce que pudo hacer.


Notas de la autora.

Uffff maifriens, está es la primera vez que logró terminar de escribir un lemon, me siento satisfecha conmigo misma porque siempre he huido de escribir uno y lo dejo como simples borradores, no sé, siento que no es exactamente lo mío y me tardó muchísimo en redactar algo de este estilo, es mucho ensayo y error.

Originalmente esta historia iba a tener un final diferente pero tras releer varias veces el producto final algo no me convencía del todo y he acabado cambiando el final dos veces.

Espero haya sido de su agrado y que disfrutasen de la lectura así como yo disfrute de escribir esto, la verdad fue, más que divertido, interesante por el simple hecho de tratar de escribir algo a lo que no estoy acostumbrada.

Muchas gracias por leerme, valen mil :D

¡Hasta la próxima lectura!