Los personajes no son míos, son propiedad de Rumiko Takahashi, esta historia es sin fines de lucro.
Capítulo 1
(Mousse)
Dicen que las personas no cambian de un día para otro, que con un año más de experiencias vividas no puedes cambiar, que eso es algo imposible... Pero no para mí, incluso habrá más personas en el mundo las cuales tuvieron que cambiar o madurar en menos tiempo que otras, pues no sabes lo fuerte que eres hasta que ser fuerte es tu única opción.
Y yo, sin duda había aprendido a ser fuerte, en un año me había convertido en una persona diferente, lejos de la civilización había aprendido muchas más cosas que cuando estuve rodeado de gente... Y sí, me había hecho más fuerte, y esa era la razón por la cual ahora me encontraba de nuevo en Nerima.
Aún recuerdo ese día, ese día en el que me prometí a mi mismo vengarme, ya estaba totalmente harto de toda esa situación, no podía permitir que me siguiera humillando, no desde aquél día en el que me humilló de la peor manera, ese maldito día en el que Shampoo le dio mi regalo al imbécil de Ranma, ese día en el que yo muy estúpidamente estuve ahorrando como un loco para darle un presente a ella, pues sabía que mi regalo le encantaría, un hermoso cáliz que un viejo vendedor me ofreció mientras yo barría afuera del Neko Hanten. Un cáliz que, según el anciano vendedor, sería capaz de cumplir cualquier deseo, un cáliz capaz de revertir mi maldición de Jusenkyo... Un cáliz que preferí dárselo a Shampoo antes que pensar en mi propio bienestar, un cáliz que pensé que utilizaría para acabar con su maldición.
Pero qué equivocado estaba, qué estúpido fui, aun me enerva la sangre al recordar ese día, ese día en el que me prometí vengarme de Shampoo por todos sus desplantes y malos tratos, ese día en el que me prometí quitarle a Ranma Saotome lo que más quería... A Akane Tendo.
Pero creo que antes debería de contarles el inicio, así es que empezaré mi relato retrocediendo un año atrás, cuando había pasado un mes de lo de Jusenkyo.
Era una linda mañana en la que yo me encontraba barriendo, estaba tarareando una canción cuando un señor se acercó a mí.
—Noble joven ¿gusta ayudar a este pobre anciano? ¿Podría comprarme alguno de mis productos? Hace varios días que no he vendido nada.
Yo me acomodé las gafas para observarlo mejor, era un anciano que me llegaba a la mitad de mi torso, sus ojos negros y cansados delataban el cansancio de su cuerpo.
—¿Por qué no entra a comer algo? Por ahora yo estoy a cargo del restaurante y podría invitarlo a comer.
El hombre me sonrió y me di cuenta que le hacían falta unos cuántos dientes.
—Gracias joven señor, pero me conformaría con que solo me comprara alguno de mis objetos, pero no son cualquier cosa, son objetos con un gran valor.
—¿Gran valor?
—Así es joven señor, mis objetos son poderosos y mágicos, capaces de hacerte el hombre más poderoso y más rico de todo Japón, capaces de hacer que la mujer de tus sueños caiga rendida ante ti, capaces de romper con maldiciones y embrujos, todo lo que el joven señor quiera, mis objetos tienen el poder de hacerlo realidad ¿qué es lo que usted desea?
Me había puesto a meditar en sus palabras, pensando en que yo no necesitaba ni quería ser rico y poderoso, tal vez más fuerte para así, de una vez por todas derrotar a Ranma Saotome, pero eso lo podía conseguir con un arduo entrenamiento. Pensé también en lograr que Shampoo se enamorara de mí, pero esa idea la descarté en seguida, yo no quería que ella se enamorara de mí mediante engaños y embrujos, yo quería ganarme su amor limpiamente, por lo que pensé que la opción de romper maldiciones sería el regalo perfecto para ella, pues así ya no tendría que sufrir cuando el agua fría tocara su piel.
Pero ahora que lo pienso fríamente ¿a ella le molestaba su maldición?
Nunca la vi quejarse de tal cosa, hasta a veces veía que se aprovechaba de su condición para manipular a Ranma.
Aún así, muy torpemente pensé que ese sería un regalo perfecto para ella.
¡Qué iluso fui!
—¿Algo para romper maldiciones?
—¿Al joven señor interesarle un objeto así? ¿Qué tipo de maldición es?
—Una maldición de Jusenkyo.
Al viejo se le había iluminado la mirada, había buscado entre sus cosas y de ella sacó una pequeña copa.
—El cáliz puede resolver ese problema.
—¿Ésta copa romperá con la maldición?
—Este cáliz, joven señor, es pequeño pero muy poderoso.
—¿Y qué se tiene que hacer para que funcione?
—Eso es algo que solo le diré si me lo compra.
—¿Y cuánto cuesta?
—50,000 ¥
—¿Tanto?
—Es muy poderoso, su valor vale cada yen, pues que yo sepa las pozas de Jusenkyo fueron destruidas.
—Pero no tengo ese dinero disponible ahorita.
—No se preocupe joven señor, yo puedo regresar en tres días.
—¿Tres días? —había exclamado un tanto preocupado, pues sabía que no podría conseguir ese dinero en ese tiempo.
—Lo lamento joven señor, pero tengo que irme a mi lugar de procedencia pronto, mi esposa debe estar muy preocupada, no puedo esperarlo más tiempo.
—De acuerdo, en tres días tendré el dinero listo.
—En tres días volveré entonces —me había dicho mientras me hacía una leve inclinación—. Nos vemos en tres días joven señor.
Y diciendo eso se había marchado dejándome solo.
En esos tres días había trabajado muy duro, día y noche me la pasaba trabajando, pero para poder juntar esa cantidad me había tenido que ir a buscar empleo en un lugar en el que sí me pagaran, pues la vieja momia nunca me daba ni un mísero yen.
Había conseguido un empleo temporal de cargador, mi espalda había quedado tan lastimada por todos los bultos que tuvo que cargar, pero todo lo hacía con una gran alegría, pues todo eso era para hacer feliz a Shampoo.
Y así llegó el tercer día, estuve esperando al anciano a la misma hora en el que me había encontrado barriendo. Después de unos minutos lo vi aparecer.
—¿Tiene el dinero el joven señor? —había preguntado nada más al verme.
—Lo tengo todo, ahora por favor dígame qué tengo que hacer para romper la maldición.
El anciano sacó la pequeña copa y me la entregó. Era pequeña y dorada, tenía grabado un pequeño tejón, era bonita pero se veía muy ordinaria.
—Lo único que debes hacer es bañarte con ese cáliz, debes de poner un poco de agua dentro de él y roceártela en tu cabeza, con eso estarás curado.
—¿Solo eso? —le había dicho desconfiado, pues me pareció algo bastante simple de hacer.
—Lo juro joven señor, puedo jurárselo por lo más sagrado que tengo, que es mi pequeña nieta.
Lo había observado a los ojos buscando alguna señal de que estuviera mintiendo, pero su mirada era seria y solo veía franqueza y sinceridad.
—Entonces está bien, aquí tiene el dinero, y muchas gracias —le había dicho haciéndole una leve inclinación.
—No agradezca joven señor, yo soy el que está agradecido por su compra, en verdad que con este dinero al menos no llegaré con las manos vacías a mi casa.
Ambos nos despedimos y él se marchó, la verdad no me arrepiento de haberle comprado ese cáliz, pues algo me decía que le había echo un gran favor al comprárselo, pues se notaba que era una persona humilde... Al menos de eso no me arrepentía.
Y aquí es dónde empezó mi desgracia.
Había estado pensando en el momento en el que le daría mi obsequio, pensaba dárselo en el parque o cualquier otro lugar alejado de la momia, pero siempre me ponía nervioso cada vez que trataba de invitarla a salir, además de que ella siempre que tenía ocasión se burlaba de mí.
Y no... Ni aún con sus burlas y desplantes que me hacía me hicieron recapacitar mi decisión, aún así seguía pensando torpemente de que ella agradecería mi regalo y así podría empezar a conquistarla.
Después de dos días, por fin me había armado de valor y le dejé una nota citándola en el parque, al fin me había decidido a darle mi regalo.
Por lo que ese día me arreglé muy bien y salí con tiempo de sobra para esperar a, mi ese entonces, amada.
Iba caminando muy feliz y algo nervioso, la verdad no tengo idea de dónde saqué el valor para darle un regalo cuando sabía perfectamente que podía hacerme un desplante, pero como dicen, el amor es ciego, y estaba más que convencido de que ese sería un gran paso para que ella se diera cuenta de mi gran amor porque, ¿quién te regala un cáliz con el poder de romper una maldición de Jusenkyo?
Así es que con ese pensamiento iba a mi supuesta cita con Shampoo.
Cuando llegué al parque, me había sentado en una banca cerca de la fuente, que era el punto de nuestra reunión.
Después de unos quince minutos, en los que me había empezado a entristecer por su tardanza, escuché un gran alboroto que se acercaba más y más, volté a ver que era y vi que Ranma se acercaba corriendo, el muy descarado había dado un brinco tomando impulso con mi cabeza, estaba a punto de reclamarle cuando el se detuvo por el impacto que le habia dado en su cabeza un enorme mazo.
—¡Eres un idiota Ranma!
—¡Y tú una marimacho!
—¿Cómo pudiste tirar mis galletas a la basura?
Akane estaba realmente muy enojada, sentía una vibra muy poderosa desprender de su cuerpo, pero aparte de ira, también había tristeza en su mirada.
—¿Cuándo entenderás que tu comida es asquerosa?
—¡Airen!
Los tres volteamos cuando escuchamos el grito de Shampoo.
—Shampoo, que bueno que ya llegaste, pensé que habías olvidado nuestra cita —le había dicho con una sonrisa.
—¿Tú citarme?
—¡Pero si te dejé una nota!
—Shampoo olvidar.
—Bueno no importa eso querida Shampoo, lo importante es que ya estás aquí.
Pero ella ya me había dado la espalda y se había lanzado a los brazos de Ranma. Akane los vio con tristeza, bajó su mirada y se alejó a paso lento de ahí mientras que Ranma le gritaba, aún así ella no volteó, por lo que cuando estaba a unos cuántos metros más alejada empezó a correr, Ranma la siguió enseguida y con eso Shampoo corrió detrás de él, sin embargo yo la detuve de su brazo.
—Pato tonto soltarme, Shampoo irse con airen.
–Shampoo te tengo un regalo.
Ante mis palabras había dejado de forcejear, puso los ojos en blanco y suspiró.
—Shampoo decirte muchas veces que no querer regalo de pato tonto.
—Pero este es especial, es mágico.
—¿Mágico? —había preguntado con un brillo en los ojos.
—Sí, tengo un cáliz que es capaz de romper tu maldición de Jusenkyo.
—Enseñarmelo.
Yo, tontamente se lo mostré y ella me lo arrebató de las manos.
—Es un regalo que te doy desde lo más...
Pero ella salió corriendo rumbo al dojo de los Tendo, yo la seguí gritando su nombre. Estábamos a punto de llegar cuando vi a Ryoga y Ranma peleando, Shampoo le gritó a Ranma, cosa que lo distrajo y lo hizo caer en el canal de agua.
—Espero que con eso aprendas a no hacer sufrir más a Akane —le había gritado Ryoga fulminándolo con la mirada.
—¡Maldito Ryoga! —dijo Ranma con su voz de mujer bastante molesto.
—Airen ya no preocuparse por eso, Shampoo tener la solución.
—¿Solución?
—Sí, Shampoo tener cáliz mágico que quitará la maldición de airen.
—¡Shampoo! —le grité con asombro, pero ella me había aventado un traste con agua, por lo que mi transformación fue inmediata.
—¿En verdad Shampoo? —le preguntó Ranma con interés.
—Shampoo no mentir, pero dárselo hasta que airen tener cita con Shampoo.
—¿Pero estás segura de que funciona?
—Shampoo segura, pato tonto comprarlo para Shampoo.
No podía creer lo que estaba escuchando, Shampoo me volteó a ver con una sonrisa cruel y despiadada.
—¿Mousse? —dijo Ranma volteando a verme.
—Pero como ser regalo, Shampoo querer dárselo a airen, solo si airen tener cita con Shampoo.
—Está bien, acepto.
Yo estaba a punto de gritar cuando de pronto Ryoga dio un salto y le quitó a Shampoo el cáliz.
—Ahora éste cáliz es mío, por fin me podré curar.
Y así él salió corriendo, con Ranma tras de él y Shampoo tras de Ranma.
Una lágrima solitaria rodó por uno de mis ojos, que rápidamente limpié con mi mano, en ese entonces ala.
Ahí me prometí que nunca más Shampoo me volvería a humillar, que me vengaría de Ranma por a ver aceptado ese regalo que sabía que yo se lo había dado a ella, ahí me juré que me vengaría de ellos dos.
Por lo que di media vuelta y salí con rumbo al Neko Hanten para arreglar mis cosas e irme de ahí, no podía estar un minuto más en ese lugar, ese lugar en el que solo había recibido humillaciones.
Con esa firme determinación me fui a China para seguir entrenando duramente.
Durante ese año lejos de Nerima descubrí cosas mías que no sabía, descubrí que podía incluso ser mucho mejor en el manejo de las armas, descubrí que podría a ver derrotado a Saotome si me hubiera puesto a entrenar más y no hubiera desperdiciado mi tiempo siguiendo a Shampoo, descubrí que realmente amé con todas mis fuerzas a Shampoo, pero también descubrí que la mente se podía controlar a la perfección, descubrí que podía ser cruel y despiadado no solo en las luchas, descubrí mi gran capacidad para matar cualquier tipo de pensamiento, aprendí a controlar mis emociones, aprendí que puedes dañar a las personas sin siquiera tocar sus cuerpos, pues con solo atacar lo que más amaban podías destruirlo complétamente, y eso era justamente lo que haría, dañaría a Ranma Saotome donde más le dolía... Le quitaría lo que más quería y eso sin duda, era Akane Tendo.
Prepárate Ranma Saotome, porque lo que más quieres, es lo que más quiero.
Continuará...
NOTAS DE LA AUTORA:
¡Hola hola!
Pues estoy de vuelta con una nueva historia, esta vez como habrán notado, el que narrará la historia será Mousse, pero no será complétamente de él, pues Akane y Ranma también estarán presentes en toda la historia. De echo tengo pensado que también Ranma narre algunos capítulos, pero aún no sé.
Por sí se preguntan el motivo del porqué elegí a Mousse, es fácil de explicarles. Desde que leí "Protectora" de la gran Nao Saotome Malfoy, le agarré un enorme cariño a Mousse, por eso ahora quiero hacer una historia de él, además de que también siempre me ha dado un poco de pena su situación, por eso quiero ponerlo como una grande pieza de esta nueva historia, además también hará despertar los celos de Ranma y ayudará a Akane en muchos aspectos, sin duda ésta será una historia con un Mousse maduro, cariñoso y leal.
Espero que les guste ésta historia, me encantaría saber sus opiniones.
Aún no sé cuántos capítulos vayan a ser, pero les avisaré en cuanto tenga alguna cifra.
Aprovecho también para agradecerles a todas esas lindas personas que leyeron y comentaron mi historia de "Filtro de amor"
No saben lo feliz que me hacen al saber que les gustan mis historias, eso me impulsa para seguir escribiendo.
Los quiero mil.
Sin nada más que agregar me despido.
Desde muy muy lejano, LUZ.