Rumanía, 22 de enero del año 2000

Querida Hermione Granger:

Te escribo estas líneas para contarte de mis peripecias desde la llegada de tu amiga Daphne Malfoy. Además de que eres la única a quien puedo recurrir por estos motivos en los que soy un tanto novato. El romance, si bien soy experto en otras cosas más físicas que ya debes intuir, en lo que se refiere a establecer una relación más social no se me da del todo bien.

Si bien años atrás tuve conocimiento de la atracción de Daphne por mí; esta vez doy por sentado que quiere volverme loco con sus ideas. Mira que querer crear un salón de belleza para dragones, es una locura el siquiera creer que puede limarle las uñas sin salir lastimada. Se le da bien la crianza y cuidado de los Dragones, no voy a negarlo.

Suele pasar demasiado tiempo junto a mí, casi no consigo quitármela de encima, para dificultar aún más las cosas, mis superiores me la han asignado como mi aprendiz. A veces mientras redactamos los informes la he sorprendido viéndome y otras con un boceto de mi rostro en su "informe".

Hace una semana atrás terminé haciendo de su sanador; la atacó un dragón, me hice cargo de la herida que ahora es una brillante cicatriz que reposa en su vientre, al principio el hecho de tocarla fue incomodo, pero por su seguridad y bienestar tuve que desvestirla para curarla. Sí, ha sido vergonzoso más para ella. Por otra parte, creo que empieza a gustarme su espontaneidad y alegría con la que se desenvuelve, puede ser irónica y sarcástica, más por dentro es como dulce.

Para finalizar, creo que estoy a un paso de convertirme en un asaltacunas como Remus Lupin, pero en mi caso solo le llevo ocho años a Daphne. Sabes tú, que mi intención no es el matrimonio y menos el tener hijos, con tener sobrinos me conformo; parece que me adelanto a los hechos, más estoy en medio del pánico porque no deja de acosarme.

Escríbeme y cuéntame cómo te va.

Recibe un abrazo de tu amigo Charles Weasley (Charlie).