Hola chicas!

Gracias a todas las que leyeron este micro, micro, micro fic.

Sé que es diferente pero las ideas así llegan y pues lo he plasmado tal cual.

Nos vemos en la otra historia.

Lino Viernes a todas!

Saludos:

Moon.

Malaquita

Capítulo 3

Poco a poco entre despierto y dormido, intentaba no pensar en mi deseo y mi desdicha. Sin embargo el roce de tu mano sobre mi piel cae, cae en un duelo del que no quiero pensar,

pero mi alma te busca , mi pensamiento me consume, ¿cómo volverte a tocar?.

Mi piel excitada y mi garganta nerviosa, recuerda aquel inicio en que te sentí para mí por un segundo.

Maldigo aquel momento porque lo quiero eterno.

Maldigo aquel momento porque quiero que sea una historia y no tan solo un fragmento.

Maldigo aquel momento porque desde que pasó no estoy tranquilo y pienso en ti tan rápido y constante como se respira.

Casi recuerdo tu olor, y puedo oler en la brisa tu cabello, así que he decidido imaginarte. He decidido sentir tus ojos en mis ojos.

Tu boca sin poder escapar de la mía.

Tu aliento trémulo porque al igual que yo maldices ese día.

Tal vez todo sea pura imaginación.

Tal vez todo está en mi cabeza, en el deseo ardiente, virulento.

Tal vez esta historia solo se pueda contar en mis sueños, pero aquí estás. En mi subconsciente puedo desnudarte despacio, aquí puedo tomar firmemente tus caderas con mis manos, puedo darle rienda a esta fantasía, puedo poner tanta maldad y suavidad de mi parte como me lo pidas, porque aquí no está mal tocarte, que sienta tu respiración con un deseo agobiante, que pueda dominarte y llevarte hasta el fondo, que pueda seducirte y morderte hasta que te olvides de tu nombre, que seas mi público y yo tu espectáculo, que te deje sin palabras porque solo desearás tenerme.

Quiero estallar tus más sucios deseos, quiero besarte hasta que me duelan los labios,

poder jugar despacio y con violencia contigo, que en tus ojos de lujuria solo yo me vea reflejado.

Pero el problema es que solo en mi mente, podría combinar mi pasión contigo con un sentimiento que en la realidad aún no me atrevo a decir.

Sólo en esta realidad no duele tenerlo todo: el deseo y el amor por tí Malaquita.

¿Qué ibas a sospechar tú Annie?.

Nada…

Pero tu decisión fue el detonante para liberar a mi demonio interno.

"No me mal entiendan, no estoy culpándola. Solo admito que fungió como el eslabón perdido para encontrar al pervertido que habita en mí. La culpa ha sido sólo mía… pues mi carne es débil".

Quisiera decirte a mares de llanto que nada ha pasado, que sigo siendo el mismo William de siempre, que prometeré estar contigo aún más allá de la muerte. Más eso sería engañarte, mentirte a la cara sin descaro alguno, porque es tarde Annie. Llegaste a destiempo a mi vida pese a conocernos.

Pese a los años.

Pese a compartirlo todo más allá de la cama…

No Annie. Tú no serás el amor de mi vida…

Caí en todos los pecados posibles con el pensamiento. Hice todo lo contrario a lo que me dicta mi fé; y aunque me duele el daño que te estoy haciendo… lo disfruto y ya no me arrepiento.

Más debo decirte que lo siento, sin importar que mis disculpas, se conviertan eternamente en plegarias que ronden tu corazón, pues puedan no servirte en lo absoluto…

Espero que no me odies mientras lees estas líneas…

Quiero sonar soberbio y pensar, que hoy será el turno de tu alma de tener los pensamientos más tristes esta noche. Pero en un juego de amor alguien siempre debe de perder.

Ahora lo comprendo…

Ella me lo ha hecho ver…

Me lo ha hecho ver con sus sonrisas...

Con la amistad que desinteresadamente me ofreció desde un inicio sin estar consciente de mis intenciones...

Me lo ha hecho ver al enamorarme todos los días de ese corazón tierno, benévolo y compasivo que logré admirar cuando hice a un lado la lujuria que me incita la piel y el contoneo de sus caderas cuando práctica sus bailes despreocupadamente.

La vida es como debe ser Annie. Sin tantas complicaciones o reglas que seguir.

Lo que sucedió no fue culpa de nadie, pues no escogemos a nuestros destinados.

Annie, voy a lastimarte al compartirte mi felicidad.

Después de tantos meses ella me ha correspondido. Antes me atormentaba con los recuerdos de una noche de amantes furtivos, pero ahora, mi corazón explota pues me ha confesado su amor. Nunca lo aceptó por temor a ti.

Ahora ya nada me importa. Ni los prejuicios, ni lo que se diga de nosotros. Nos hemos casado en una ceremonia sencilla y en completa austeridad. Mi amada Malaquita no necesita nada más que nuestro amor para festejar.

Con ella quiero envejecer. Pronunciar su dulce nombre todas las noches que la haga mía, porque nuestros cuerpos se reclaman pues se pertenecen.

Amo a Candy…

Nací para estar a su lado eternamente.

Te deseo encuentres toda la felicidad que jamás habrías obtenido conmigo.

Adiós Annie...

Fin.