¡Hola queridos fieles lectores del Sasusaku! Les traigo un corto fanfic que espero disfiruten (Y no los aburra). Recuerden que yo subo los fanfics completos así que no logran leer el fanfic terminado el capítulo restante se subirá en las siguientes horas. Déjenme sus reviews y opiniones que me encanta leerlos.

*Ya lo saben, los personajes de Naruto son propiedad intelectual de Kishimoto, sin embargo la historia es completamente de mi autoría*


El sonido de las hojas de los árboles crujía a la par de mis pasos, mi cuerpo sentía frío, hambre y cansancio, pero sabía que pronto estaría en mi lugar favorito en el mundo. A la distancia logré visualizar las luces de una urbanizada Konoha, lo que antes era una sencilla aldea ahora se había convertido en una urbe con grandes edificios y muchas luces. Aún era un poco extraño para mí, en vez de ver crecer a mi aldea natal poco a poco, me tocó algunas veces regresar después de algún tiempo y ver nuevos edificios, nuevas estructuras, y así sucesivamente cada vez que tenía que dejarla. Pude ver el sistema de trenes trabajando a lo lejos, luces de edificios, de pantallas gigantes, me sentí feliz, pronto estaría en casa.

Llegué hasta la entrada principal de mi ciudad, me recibieron dos guardias que custodiaban la entrada, asegurándose que ningún espía infiltrado o alguien sin los documentos requeridos pudiera pasar.

- Bienvenido, Sasuke-san... - Dijo uno de ellos al reconocerme - Han pasado algunos meses.

- Si - Sólo respondí.

- Que bueno verlo otra vez, ya sabe que el protocolo para dejarlo entrar a la aldea es que podamos hacerle unas preguntas.

Después del fastidioso protocolo de seguridad seguí caminando, estaba en duda si acercarme primero a la oficina de Naruto o llegar a casa a descansar, sinceramente me apetecía más la segunda opción, pero si era posible el día de mañana quería dedicarme a entrenar durante el día con mi hija y cenar con mi esposa, entonces debía optar por la primera opción. Me dirigí hasta la oficina del Hokage que, si bien era algo tarde, a esas horas debía de continuar trabajando. Toqué dos veces la puerta de madera y escuché su voz diciendo: Adelante.

- ¡Sasuke! ¡Has vuelto! - Dijo Naruto sonriendo

- Si.

- Esta vez te tomó menos tiempo, ¿eh? - Dijo Shikamaru Nara que se encontraba también en la sala.

- Vengo a entregar mi informe de misión, algunos detalles sobre el asunto de los Otsutsuki y del espía de la aldea de la llave que quería infiltrarse.

- Entiendo, entiendo, ¿Pero no quieres tomar asiento?

Me tomó poco más de dos horas en dar mi charlar con el Hokage e ir al edificio de investigación a ver los avances que tenían sobre la misión, cuando salí a dirigirme a mi casa la mayoría de las luces de edificios y restaurantes estaban apagados. Al llegar al apartamento pude notar que también estaba a obscuras, no me sorprendía pues pasaba de la media noche y supuse que mi esposa e hija estuvieran dormidas. Abrí la puerta y sentí el cálido ambiente y el aroma de mi hogar, dejé mis zapatos en la entrada y caminé hacia la cocina a abrir la nevera, sentía mucha hambre, pero no despertaría a mi esposa solamente porque me rugía la tripa. Encontré un plato de sopa de miso rojo que parecía haber sobrado de la cena de hoy y me dispuse a comer tratando de hacer el mínimo ruido. Me levanté a lavar mis trastos y de un momento a otro sentí una presencia detrás mío.

- ¡Papá! ¡volviste!

- Sarada... Creí que estabas dormida - Dije desconcertado pues intenté ser lo más silencioso para no despertarlas.

- Lo estaba, pero tú sabes, cuando vivimos dos mujeres solas debemos estar más alertas ante el mínimo ruido.

- Entiendo... ¿Y Sakura también despertó?

- No, mamá está durmiendo, ha tenido mucho trabajo últimamente y ha estado muy cansada, justo hoy llegó a casa, tomó una píldora para dormir y fue directo a la cama, entré a su habitación y parecía dormir como recién nacido. Lo más seguro es que ni siquiera pueda sentirte cuando entres a la habitación.

- ¿Segura que está bien?

- Si, aún respira - Dijo con cierto sarcasmo - pero trata de comprenderla, últimamente no se ha sentido muy bien.

- Entiendo, ve a dormir Sarada.

- Está bien papá, buenas noches - Se despidió yéndose a su habitación.

Terminé de ordenar y limpiar la cocina y me dispuse a ir a nuestra habitación. estaba silenciosa y en la obscuridad pude ver a mi esposa profundamente dormida. Me dirigí al baño a tomar una ducha rápida, era satisfactorio estar en casa y sentir el agua caliente recorriendo mi cuerpo después de pasar mucho tiempo fuera.

Terminé de ducharme y me vestí con una bata para dormir. Entré a la cama junto a ella y sentí la calidez de su cuerpo bajo las sábanas. Sarada tenía razón, ella no sintió para nada mi presencia, acaricié su cabello y me dejé llevar por los brazos de Morfeo para quedar profundamente dormido.


Abrí mis ojos con pesadez y pude ver los rayos del sol entrando por la ventana.

- ¡Tsk! ¿Cuánto dormí?

Miré a mi alrededor y mi esposa ya no estaba a mi lado.

- 9:30 de la mañana... Sakura debió irse a trabajar temprano - Dije para mí mismo, aún que, a decir verdad, estaba extrañado de que no se despidiera de mí, o siquiera me dejara una nota.

Me senté en la cama y estiré mi cuerpo, puede ser que haya dormido en exceso, pero me sentía tan cansado de no poder dormir en mi cama junto al calor de mi esposa, de llegar a mi casa y ver cuánto ha crecido mi hija, estaba cansado de caminar por tantos kilómetros en soledad y pasando las frías noches durmiendo de pie o en un duro tronco de árbol. Era mi trabajo, no podía dejarlo pues primero protegería a mi familia y a la aldea de cualquier amenaza, pero ya hace meses que sentía la necesidad urgente de regresar a mi hogar.

Me levanté a tomar una ducha rápida de nuevo para ir a desayunar, me percaté del maquillaje desordenado de Sakura en la mesita del tocador y de los libros de medicina hechos un desastre de bajo de su lado de la cama. Algo me parecía extraño en eso, ella no acostumbraba a ser desordenada, de hecho, siempre fue todo lo contrario y ver esos pequeños detalles en la habitación me hizo recordar las palabras de Sarada:

- "Trata de comprenderla, últimamente no se ha sentido muy bien".

No quise indagar más en el asunto, hablaría con mi esposa sobre eso cuando ella llegara por la tarde.

Entré a la cocina y vi un plato servido de huevos fritos con tomate y arroz reservado para mí con una nota:

- Hoy preparé tu desayuno favorito, espero te guste papá. Regreso a medio y si estás disponible podemos ir al campo de entrenamiento juntos. Sarada.

- Que extraño - Dije con voz calmada, si bien valoraba mucho la atención y el esfuerzo de mi hija por consentirme, no había notado ningún gesto de Sakura desde que llegué, anoche no pude conversar con ella por la hora, hoy por la mañana no pude sentir que se fuera de la cama y se marchó al trabajo sin más y sin despedirse, sin notas de saludo, despedida, los abrazos que recibo cuando ella despierta o el beso en los labios que suele darme cuando sale de la habitación. Me sentía ignorado por mi esposa, y aún que tratara de no darle mucha importancia, era como haber bebido un trago amargo de indiferencia servido por ella.

Tomé mi desayuno, lavé los platos y limpié un poco la cocina. Si Sakura no se encontraba bien en estos días estaba dispuesto a ayudar en casa lo más que pudiera así que tomé el cesto de ropa sucia para hacer la lavandería, sacudí el piso y los muebles, tendí las camas de la habitación de Sarada y la nuestra y además ordené como pude su pila de libros y maquillaje.

El medio día me tomó por sorpresa, Sarada llegó a casa con un ramo de flores.

- Es para el florero de la sala - Me dijo- Es porque volviste a casa.

- Gracias, Sarada

- Y bueno papá, ¿Qué quieres hacer el día de hoy? ¿Irás a la oficina del Hokage?

- No, ya no necesito hacerlo.

- ¡Genial! - Exclamó emocionada - ¿Quisieras ir conmigo al campo de entrenamiento? Necesito mejorar mis movimientos y ataques con el sharingan y que mejor que contigo.

- Si - le dije.


Despliegue 4 multiclones de sombra, los cuatro atacándola simultáneamente para confundirla. Pude ver en sus ojos el familiar sharingan activado descifrando los movimientos de cada uno de mis clones.

- Por ahora tu objetivo solamente será repeler todos mis ataques y además quiero que te deshagas de un par de mis clones - dijimos los 5 al mismo tiempo.

- Pan comido papá - respondió ella

Formé un katon goukakyuu no jutsu y lo lancé directo hacia ella, esquivó perfectamente el ataque con el sharingan y se dirigió velozmente hacia uno de mis clones, acumulando cantidades sustanciales de chakra en su mano derecha y haciendo estallar el suelo, abriendo una gran grieta que hizo que uno de mis clones de sombra desapareciera por el golpe.

Uno más de mis clones se acercó hacia ella intentando atacarla poniéndola bajo un genjustu, no pasó ni una fracción de segundo antes de que ella pudiera deshacerse de mi técnica ilusoria y rápidamente tomó distancia esquivando mi clon, tomando en el aire un par de kunais lanzándolos directamente a dos de mis clones, haciendo que éstos desaparecieran.

- No esperes que caiga en tus genjustus, papá.

- No esperaba que lo hicieras

- Bien, me queda el último- dijo decidida.

Aún que ése le tomó un poco más de tiempo, me sorprendió que el ataque que utilizó para deshacerse de él era un estilo rayo bola de relámpago. Había mejorado mucho desde la última vez que pude entrenar con ella hace ya varios meses.

- y bien papá - pronunció jadeando del cansancio - ¿Qué te pareció?

- Nada mal - me límite a decir

- ¡¿Qué?! ¿Es todo lo que dirás?

- Siempre se puede ser mejor, Sarada.

Ella sonrió y asintió

- La siguiente ocasión seré mejor papá, ya lo verás.

Dedicamos un tiempo más a entrenar y mejorar su puntería con los shuriken, hasta que el cielo comenzó a tornarse color anaranjado.

- Creo que es tiempo de regresar a casa, Sarada.

- Un poco más papá, casi logró darles a todos los blancos.

- Sakura pronto llegará a casa y nos estará esperando con la cena.

- No estoy muy segura de eso papá, últimamente mamá está llegando más tarde a casa.

- ¿Tendrá más carga de trabajo en el hospital?

- No lo sé, pero últimamente mamá llega agotada, cenamos un poco y sube directo a su habitación para dormir, aún que a veces pareciera que pasó la noche en vela.

- Entiendo... En ese caso, preparemos algo de cenar nosotros.

Hicimos una breve parada al supermercado más cercano a casa para comprar lo que hiciera falta.

- ¿Papá?

- ¿Qué? ¿Qué sucede? - Dije confundido, Sarada estuvo charlando conmigo, pero mi mente divagaba en por qué Sakura se comportaba extraño.

- Te preguntaba que si compramos salmón o pulpo para la cena - Me dijo señalando dos objetos distintos - ¿Qué te sucede? Estás igual de distraído que mamá.

- Hmp... Lleva el salmón, vamos.

No dije nada más, sólo me apresuré a seguir con las compras para poder regresar a casa.

- Sarada, ¿puedo preguntarte algo?

- Claro - respondió mientras llenaba una canasta con tomates frescos.

- ¿A qué te refieres con que Sakura no se ha sentido bien últimamente?

- Mmm... - se quedó pensativa por unos momentos- No lo sé, hay algo diferente en ella, si me lo preguntas es como si algunas veces no fuera mamá.

- No te estoy entendiendo.

- No lo sé papá, la noto más exhausta, duerme muchísimo más, se ha vuelto un poco distraída y desordenada cuando ella es todo lo contrario, incluso se viste diferente.

- ¿Y sabes por qué?

- Algunas veces he sospechado que está enferma, se lo he preguntado, pero me dice que todo está bien y que no debería de preocuparme.

- ¿Enferma? ¿Y crees que sea algo grave? - Sentí preocupación por Sakura al escuchar esas palabras, mi mundo y mi familia se derrumbaría si a mi esposa le sucediera algo, ella era definitivamente el pilar y soporte de nuestra familia, además de que no soportaría verla sufrir.

- Mmm... No lo creo, aún que eso deberías de preguntárselo tú, papá.

Durante el camino de regreso a casa sentí una mezcla de preocupación e incertidumbre acerca de lo que estaba pasando, definitivamente había muchas cosas que tenía que hablar con Sakura.

Llegamos a casa, mi esposa aún no llegaba de su trabajo así que Sarada comenzó a hacer la cena, y yo ayudando en lo que mis pocos conocimientos culinarios me permitían.

- Mmm... Quedó perfecto - Exclamó mi hija al probar la cena que estábamos (estaba) preparando.

- Agrega más tomates

- El salmón no debería llevar demasiados tomates, tendrá demasiado sabor a tomate y se arruinaría.

- ¿Ah sí? - Dije pensativo - ¿A quién no le gustan los tomates? - pensé.

En ese momento se escucharon las llaves abriendo la cerradura de la puerta.

- Tadaima... - Escuché la voz cansada de mi esposa.

- ¡Okaeri Mamá! Hoy regresaste temprano.

Era cierto, se veía distinta, había cambiado su apariencia, se notaba más cansada y, además, sentía un chakra distinto en ella, como si su naturaleza hubiera cambiado. Parecía ignorar mi presencia hasta que me miró directamente a los ojos, inmediatamente después apartó su vista y continuó charlando con mi hija.

- Lo siento Sarada, he tenido demasiado trabajo.

- Está bien, no tienes por qué disculparte... Papá y yo preparamos salmón para la cena.

Miró los sartenes con la cena recién preparada, inmediatamente se disculpó.

- Gomen, Sarada... Sasuke-kun, lamento no poder acompañarlos hoy, tuve un día terrible y necesito descansar.

Sakura apretó contra su pecho a Sarada dándole un abrazo y se dirigió directo a la habitación, pasándome de largo.

- Sarada suspiró con tristeza -

Miré la expresión de mi hija - ¿Estás bien?

- Si papá, últimamente no ha comido bien, algunas veces le guardo su cena para que pueda comerla al día siguiente.

- Hmm...

- Tal vez deberías charlar con ella, pero primero comamos, muero de hambre.

Me quedé de pie mirando hacia nuestra habitación donde estaba - ¿Qué sucedería con ella?

Después de la cena entre a la habitación que ya estaba obscura y ella acostada en la cama. Me sentía mal, me sentía incluso extraño al pensar en la forma en la que se estaba comportando últimamente.

Entré a la cama y ella me daba la espalda, acaricié su cabello suavemente y la dejé descansar.