Bienvenidos a este nuevo proyecto que quedará en encuesta de votación a actualizarse. ¿En qué consiste? Se tratan de pequeñas historias que aunque me quedé con ganas de relatar durante los fics de mi universo personal que los conforman Aniversarios, Tan sólo se dio y Tan sólo sucedió, las sentí demás, por lo que deseché las ideas y aunque algunas llegaron al borrador, de ahí no pasaron, otras sí llegué a escribirlas en forma, aunque incompletas. Dado que no quiero que se desperdicien y a su manera pese a ser algo de relleno, las encuentro interesantes, aunque imagino que eso ya será objetividad de ustedes si lo son o no, he decidido traérselas aquí. Antes de comenzar cada historia, siempre aclararé en dónde se ubica para que se hagan una idea o se la salten si aún no llegan a esa parte para quienes las estén leyendo. Muchas gracias de ante mano a todos quienes sigan esa serie de fics en particular.
El relato a continuación puede ubicarlo después del final de Aniversarios y a la vez después del capítulo once de Tan sólo sucedió.
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VIGÉSIMO AÑO
Rita se levantó antes que su esposo. La alarma aún no sonaba. Fue al baño pensando que no encontraría a nadie en espera, aunque si bien no había fila, estaba ocupado. Las arcadas que escuchó le preocuparon un poco, a la vez que le trajeron ciertos recuerdos. Aguardó poco tiempo antes encontrarse como esperaba a una de sus hijas un poco ojerosa y desaliñada, aun así lucía hermosa. La sorpresa fue ver que salió en compañía de Lincoln.
—Buenos días mamá. —La saludó ella tratando de forzar una sonrisa.
—Buenos días, cielo. ¿Estás bien?
—Sí, ya estoy mejor.
Lincoln suspiró.
—Probablemente no debiste de comerte las aceitunas
—Pero se veían tan deliciosas.
Rita sonrió. En otras circunstancias nunca la hubiese creído capaz de terminarse medio frasco, aunque en estas circunstancias… cosas más extrañas ella llegó a comer cuando tuvo sus momentos, pensó.
—Trata de dormir un poco más, cariño.
Ella asintió y tomando de la mano a Lincoln, se fue a su habitación con él. El chico hizo un gesto y en el camino pese al cansancio con cierta ensoñación y alegría, tentó el abultado vientre de su hermana, luego y antes de cerrar la puerta, Rita captó como su hijo miró a su hermana mayor de la misma manera en que un año atrás… quizá solo tenía sueño y estaba imaginándose cosas.
Al darse la vuelta, miró la habitación de otra de sus hijas entreabierta y una de estas espiando lo que ocurría.
—¿Todo bien cariño?
—¿Lincoln se quedó a dormir con ella?
Su tono de voz se sentía acusatorio. Esto no pareció sorprender mucho a Rita, más tarde se preguntaría el porqué. Es evidente que estaba celosa, ¿pero por qué? ¿Por la atención que él le daba a su hermana mayor?
—Bueno… ya sabes cómo es tu hermano. Ella estuvo sintiéndose mal desde anoche y quiso cuidarla —¿realmente sería sólo eso? Hasta ella misma lo dudaba a veces—. Hija, ¿tu hermana ha hablado contigo?
—No tengo nada de qué hablar con ella.
—¿Segura?
Ella pareció dudarlo unos segundos.
—No. Voy a vestirme.
Cerró la puerta y la madre suspiró pesadamente como lo haría su hija. Ninguno de los tres le había felicitado por su aniversario.
Al final del día la felicitación que ambos padres recibieron de sus hijos por su aniversario la sintieron más por compromiso. Sólo la mitad de sus hijas recordaron regalarles algo, tan sólo chucherías. Podían comprenderlo. Todavía la mayor parte de la familia estaba bastante tensa por todo lo que ocurrió cuando su hija les dio la noticia meses atrás, en especial sus hijas mayores. Lori les había hablado por teléfono desde la universidad para felicitarlos hace unos minutos.
Lynn senior se recostó en la cama cansado del día de trabajo que tuvo. Dos familias habían ido juntas con muchos amigos a celebrar el compromiso de una pareja al restaurante, por lo que lo tuvieron bastante ocupado, además que mientras les preparaba la comida, no pudo evitar el sentirse privado de algo así con su hija con cierto resentimiento. Bien, al menos mantendría todavía sus esperanzas en Lori. Rita no tardó en unírsele. Su día en la clínica no había sido tan pesado, si acaso por un momento se hizo molesto cuando Flip fue a que le revisaran los dientes tras partírsele uno mordiendo una moneda. Ninguno de los dos se había tomado el día al no encontrar mucho qué hacer.
—Feliz aniversario, querida.
—Feliz aniversario, cariño.
Hasta sus propias palabras las sintieron menos con entusiasmo y más por compromiso. Dándose cuenta de eso, Lynn rodó a un lado para abrazar a Rita por la espalda. Le hizo unos mimos en el cabello que la relajaron, o al menos se sintió así hasta que su marido le preguntó.
—¿Cómo está ella?
—Bien. Las náuseas se le quitaron en la mañana. Creo que Lincoln se quedó a dormir con ella para cuidarla.
Pudo sentir la mano de su esposo tensarse, ¿acaso él también lo presentía? Pronto pareció recuperar su ritmo natural.
—¿Y cómo lo tomó…? Ya sabes.
—¿Por qué lo preguntas? —Sabía por qué lo hacía, pero se sintió muy tentada a escucharlo.
—Solo… bueno, es evidente que de todas es la que peor parece estarlo llevando. A veces creo que piensa que Lincoln podría ser… nada, olvídalo.
Rita no podía culparla, también en muchas ocasiones sospechaba lo mismo como seguramente su esposo lo hacía, pero se decía a sí misma que eso era imposible… tan imposible como que un perfecto desconocido al que nunca conocieron embarazara a su hija. Eso tenía menos lógica.
—Lynn, ¿Qué haríamos si tenemos… si ella tiene razón?
El padre tardó mucho en responder. Su esposa había pensado por un momento en que se quedó dormido.
—Son nuestros hijos y eso… ese bebé, será nuestro nieto. Si de verdad ellos dos… aun no estoy seguro si seguirles el juego, pero de ser necesario lo haremos, aunque después tendremos que buscar la manera de separarlos, creo. A estas alturas ya es muy tarde para hacer algo sobre su embarazo. Sin embargo no es una certeza, tal vez lo que nos contó realmente sea la verdad y su hijo sea de… un desconocido con el que se revolcó en el estacionamiento del bazar.
Rita se volvió para abrazar a su esposo. Pensar en algo así era tan nefasto que ya no sabían cuál de las dos probabilidades podría ser peor. Era su hija, no querían seguir pensando así de esa manera de ella, pero la otra opción que su hija menor les había hecho sospechar sin decirles nada, pero que con su actitud era evidente, resultaba mucho más escabrosa.
—Al menos no podría ponerse peor.
—Querida, ¿cómo podría ser peor todo esto?
Ella se encogió de hombros, no podía saberlo, pero a veces tenía cierto presentimiento sobre que se les estaba escapando algo más acerca de todo esto. La cabeza le dolía. Se estiró para tomar de la mesita uno de los bombones que su esposo le obsequió. Eran deliciosos, había sido una buena compra, aunque no tan buena idea regalarle una caja igual. ¿Cómo habría podido saberlo? Ese embustero de Flip debió de haberles advertido a uno de ellos lo que el otro había hecho. Se imaginaba a ese patán riéndose y contando el dinero que le pagaron, aprovechándose de ambos que buscaron ambos sus obsequios de último minuto.
—Vamos a dormirnos ya —le pidió ella—. La doctora Jefferson quiere verla mañana en su consultorio.
—¿Todo bien?
—Algo de rutina. Ya tiene siete meses de embarazo. Sólo quiere comprobar que todo esté yendo bien con Leni, ya estpa a siete semanas de lo programado para que dé a luz. Tal vez Lincoln nos quiera acompañar.
—Mejor vayan solas. Lynn podría celarse de nuevo.
Rita asintió. Con el sueño intranquilo, trató de dormir pensando que más que su aniversario, este tan sólo se trató de un día más.
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Estuve muy tentado en hacer de este el epílogo de Aniversarios, pero siendo consciente que algunos no siguen sus secuelas y que quizá ya me había extralimitado con ciertos guiños al loudcest en el capítulo con el que decidí finalizarla, decidí más por respeto a los lectores que seguían solo esa historia que por los posibles spoilers a las demás el no poner esto ahí y usarlo mejor para abrir esta pequeña compilación de historias. Saludos.