Disclamer: Antes que nada y como siempre; los personajes y parte de la trama, así como los lugares pertenecen a la prodigiosa mente de Rumiko Takahashi, yo solo los uso para divertirme sin ánimo de lucro y entretener^^

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Aviso: Este es un Fanfic del tipo #¿Osacordáisaquellavezque…? Porque el fic parte de un capítulo real del anime y del manga: "El rey del Juego" (así lo llamaron aquí). Como siempre, recomiendo verlo antes de empezar a leer. ¡Espero que os guste!

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#1cada15días.

Aquí inicio un nuevo y rocambolesco proyecto que me tiene muy emocionada a la par que angustiada, jajaja. Publicar una historia sobre Ranma y Akane cada quince días durante todo un año. Fanfics largos, más cortos, Oneshot o lo que surja. ¡Espero poder lograrlo y que disfrutéis de ello!

Relato 9: 13/01-27/01

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Perdedora

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[2]-1

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Ukyo durmió profundamente toda la noche, muy a gusto y tuvo unos sueños maravillosos y felices; pero cuando despertó por la mañana y trató de incorporarse no pudo.

Estaba atrapada.

Por supuesto, su primer impulso fue el de patalear y gracias a eso descubrió que sus piernas estaban libres, aunque entumecidas por el frío. Lo que, en un principio, le costó mover fue la parte superior de su cuerpo. Algo pesado la había paralizado. Abrió los ojos al instante y se encontró con el techo de la habitación y también con esa claridad pálida que deja tras de sí el amanecer.

Trató nuevamente de moverse y al fin pudo liberar un brazo. Llevó la mano a sus ojos y se los frotó; después miró mejor lo que había a su alrededor y descubrió que tenía el torso completamente enredado en las sabanas del futón. En las sábanas de dos futones, descubrió. Enseguida notó también que ya no estaba en el mismo sitio en que se había acostado la noche anterior; de algún modo había rodado hacia un lado y ahora estaba pegada a la pared.

Allí era donde había colocado el futón de Ranma y, muy probablemente, eran suyas las sabanas extra que tenía alrededor del cuerpo. Su cuerpo, mientras ella dormía inocentemente, al parecer había intentado ir al encuentro de su prometido.

Solo que él… parecía que no estaba.

¿Ya se ha levantado? Se preguntó su mente somnolienta. Se frotó la nariz y suspiró cansinamente, hundiendo la cabeza más aún en la almohada. Estaba cansada después de todo el trajín del día anterior pero sabía que debía levantarse también.

Una buena anfitriona debe ser la primera en despertarse para atender a sus invitados.

Apartó las sabanas con la mano libre y logró sacar el otro brazo; lo había tenido doblado de mala manera y ahora le ardía, pero aun así se incorporó y lo movió para estirarse mientras bostezaba.

Así que Ranma ya se había levantado…

No sé por qué Akane siempre le echa la culpa cuando llegan tarde a clase, se le ocurrió. Aunque también se le ocurrió, mientras se rascaba la cabeza y trataba de deshacer la maraña en que se había convertido su pelo, que quizás Ranma era un dormilón en el dojo. Pero desde que vivía allí había mejorado mucho gracias a ella. Se había vuelto más tranquilo, trabajador y responsable.

¡Exactamente como yo!

Eso la hizo sonreír. Y al pensar en el gran día que tenía por delante sintió una corriente inusitada de energía zarandear su cuerpo que la impulsó a ponerse en pie. Volvió a estirarse y tiró hacia abajo de las perneras de sus pantalones para cubrir sus pantorrillas.

Hoy volverían a verse las caras con King. Ella sabía mejor que nadie que Ranma no estaba aún en condiciones de vencerle así que no había posibilidad de que recuperara el dojo. Con un poco de suerte serían los Tendo quienes arreglarían el asunto y quizás esa misma noche estarían de vuelta durmiendo en su casa.

Pero Ranma no, se dijo ella. Su orgullo no le permitirá volver allí si no es él quien vence a King. Y eso no pasará.

Echó un vistazo por el cuarto y una vez más, sintió un escalofrío al ver el desorden de maletas, bolsas y objetos desparramados por todas partes. A lo lejos observó el futón de Akane de pasada; la chica seguía dormida.

Ukyo iba a darse la vuelta para bajar a la cocina y empezar con los desayunos cuando notó un extraño tic en su ojo izquierdo. Frunció el ceño con una sensación de desconcierto muy particular; fue como si un chispazo hubiese iluminado su mente a oscuras un instante y hubiese visto algo peligroso agazapado en un rincón.

Qué… curioso pensó. Aunque habría sido más acertado decir inquietante. Se frotó los brazos y entonces pensó: Algo no está bien.

Volvió a mirar a su alrededor. Maletas, bolsas, desperdicios… todo rociado por la escasa claridad de la mañana; la puerta estaba entreabierta.

¿Dejamos la puerta entreabierta?

El futón de Akane seguía en su sitio pero… ¿No se veía extraño?

Ukyo torció la cabeza y comenzó a acercarse. Estaba entre sombras, pero la forma era demasiado irregular… Según avanzó por la sala, un presentimiento gélido se apoderó de ella de forma que rebajó un poco la impresión que sintió al ver lo que se encontró. Aunque no lo suficiente.

¡¿Qué… QUÉ SIGNIFICA…ESTO?!

Ranma, su prometido que ahora vivía con ella en su casa, estaba durmiendo con Akane. En su futón. Con ella.

No… espera…

Y no solo estaba durmiendo en el mismo futón que ella, sino que además lo hacía… en sus brazos. ¡La imagen que el cerebro de Ukyo registró no pudo ser más dolorosa y abominable para ella!

La cabeza de Ranma reposaba suavemente sobre el pecho de Akane y el chico sonreía tontamente. Su brazo izquierdo rodeaba la cintura femenina mientras que la chica le estrechaba con sus brazos colocados en torno a su cuello. Dormían profundamente uno en los brazos del otro. De hecho, dormían… felices.

Ukyo dejó ir un gemido demasiado doloroso como para sostenerlo.

¿Qué es… es…? No, no entiendo…

¡¿Qué había ocurrido?! ¡¿Qué estaban haciendo?! ¡Y en su casa! ¡Frente a sus propias narices!

No es verdad… no es real. Hay… debe haber una explicación.

Y Ukyo pensó, se devanó el cerebro buscando una explicación que le hiciera comprender lo que había ocurrido. ¿Por qué había pasado?

Si Ranma no la ama… ¿por qué duerme con ella?

¿Acaso estaba sonámbulo? ¿Tenía frío?

¡Yo estaba justo a su lado! ¿Por qué no vino a mí?

Ukyo se dio la vuelta y se llevó las manos a la cabeza, apretándose la frente y haciendo un esfuerzo por respirar despacio. Sí, eso estaba bien… si no les veía. Sentía que su mente funcionaba mejor.

Ranma no la ama… ¡Eso es obvio! ¡Lo único de lo que estoy segura! Se recordó a sí misma y sintió que su corazón se apaciguaba un poco. Se llevó las manos al pecho y respiró hondo. Puede que… quizás… ¿están acostumbrados a dormir juntos? Puede que lo hagan en el dojo y por eso no han podido evitar…

¡Pero, ¿acaso esa explicación podía consolarla?!

En una esquina del cuarto vio su leal espátula apoyada en la pared. Fue como una flecha hacia ella, la cogió y apretó contra sí como si estuviera en peligro y la necesitara para sobrevivir. Respiró hondo un par de veces más y volvió a mirarlos; seguían en la misma posición.

Esta vez resopló. Y se dio cuenta de que estaba furiosa; oh sí, muy furiosa. Aunque aquello fuera solo un acto movido por la costumbre y no significara nada, era una ofensa que lo hubieran hecho en su casa. Igual que había sido despreciable que se escabulleran de ella la noche anterior para cogerse de la mano y todo lo demás.

¡¿Cómo te has atrevido Ran-chan?! Pensó, colérica. ¡Después de todo lo que he hecho por ti! ¡TE VAS A ENTERAR!

Regresó al futón y alzó la espátula sobre los jóvenes durmientes, aunque el golpe lo descargó solo sobre la cabeza de Ranma.

El chico abrió los ojos al instante y su boca ahogó un alarido que, por suerte, acabó siendo mudo porque le faltó la respiración para gritar. Apretó los párpados y al abrir los ojos, los clavó, confuso, en Ukyo que había vuelto a levantar la espátula contra él.

—Pero, ¿qué demo…? —Ranma se calló. Su rostro palideció al notar, inmediatamente, no solo el cuerpo de Akane debajo de él sino los brazos de la susodicha que aún reposaban en torno a su cuello. Al segundo siguiente estaba más rojo que un pimiento y sus ojos rodaron, temerosos, de vuelta a su amiga. Tragó saliva y quiso forzar una sonrisa inocente—. Esto… Ucchan, no pienses mal…

Ukyo sintió esas palabras como un puñetazo. Alzó la espátula y el chico cerró los ojos para recibir el golpe, pero la cocinera acabó esquivándole en el último segundo. Por alguna razón, se dio cuenta de que no quería que Akane se despertara y se entrometiera en la conversación que tenían pendiente.

—¿Qué se supone que haces, traidor? —Le preguntó.

Ranma sacudió, suavemente, la cabeza.

—¡No es lo que crees! ¡Nosotros no…! —Calló y se lo pensó un poco mejor, aunque el resultado no fue del todo satisfactorio—. ¡Es un malentendido!

—¿Malentendido? ¡¿Cómo va a ser…?! —La chica se mordió la lengua porque casi se le escapa un chillido—. ¿Cómo me has hecho esto, Ran-chan? Después de haberte acogido…

—¡Lo siento! Ha sido… ¡No pude evitarlo!

Ukyo separó los labios por pura incredulidad.

—¿Qué?

Ranma parpadeó, nervioso y con extremo cuidado procedió a apartar los brazos de Akane de su cuello.

—No es lo que piensas… Estaba todo tan oscuro y yo…

Pero Ukyo no le escuchó.

Algo acababa de hacer Click en su cerebro, fue parecido al tic en el ojo de antes, aunque bastante más desagradable. De repente, fue como si su mente se llenara de un millón de ideas y pensamientos insoportables. Cayeron sobre ella como una catarata imparable, como si siempre hubiesen estado ahí, acechando y esperando el mejor momento para aplastarla.

Y se dio cuenta de que, muy probablemente, había sido ella misma quien los había estado conteniendo sin darse cuenta.

Si no ha podido evitarlo… Debe estar muy acostumbrado a eso, ¿verdad? ¡A dormir con ella! ¿Y si es algo que hacen todas las noches? ¿Y si… hacen algo más que dormir? Pero, ¿por qué lo haría? ¡Si no la ama! ¿O sí…? ¿Y si no es una cuestión de costumbre y confianza? ¿Y si realmente… si… Ranma y Akane…?

¡NO! ¡Basta! Se dijo con fuerza, cerrando los ojos.

No podía echar por tierra todo lo que había estado creyendo hasta ese momento tan solo por eso, ¿verdad? Podía haber miles de explicaciones y la verdadera no tenía por qué tener nada que ver con el amor.

No puedo ser tan débil se dijo. Pero era inútil, por más que Ukyo trataba de recordar todas sus viejas ideas, todas esas explicaciones que había reunido y que apoyaban la verdad en la que confiaba, sentía que se le venían abajo. Estaban vacías. ¿Por qué?

¿Por qué? Se preguntó. Es imposible… Sacudió la cabeza. ¿Por qué la preferiría a ella antes que a mí?

Ukyo sentía que algo se acercaba; tenía la misma sensación ansiosa que te invade cuando miras al cielo y sabes que está a punto de estallar una tormenta. El corazón le palpitaba con violencia, el vello de su cuerpo estaba erizado, su garganta se había secado. No se avecinaba una tormenta, pero quizás sí una revelación.

La verdad que había intentado negar con todas sus fuerzas para que no se hiciera real… estaba a punto de estallar en su consciencia.

Lo adivinó al mirar a Ranma de nuevo. El chico se había sumido en el silencio al quedarse sin explicaciones y miraba a Akane que seguía dormida, sin enterarse de nada. La miraba fijamente, recorriendo sus rasgos despacio, como recreándose.

Ukyo abrió la boca para decir algo terrible pero, entonces…

—¡Ukyo! —Una voz la llamó, distrayéndola. Era la voz de Kasumi que ya había despertado—. ¡Voy a empezar a preparar los desayunos!

¡NO! Rugió la mente de Ukyo.

¡No! Ella era la anfitriona, ella prepararía el desayuno, maldita sea.

La invadió una ira salvaje que arrasó con cualquier otro sentimiento y se apoderó de su mente.

Empuñó su espátula de nuevo y clavó su ardiente mirada en el chico que dio un respingo.

—¡Levántate de una vez y baja ahora mismo a colocar las mesas! —Le ordenó.

Ranma asintió, intimidado.

Ukyo se dio la vuelta y salió de la habitación. Bajó las escaleras con rapidez y furia, apretando los dientes y el mango de su arma. Antes de llegar a la sala del restaurante escuchó voces que salían de ella. Al parecer todo el mundo se había despertado ya.

—Espero que todo nos salga mejor hoy, amigo Saotome —escuchó decir a Tendo.

—¡Pues claro que sí! Tú déjalo todo en manos de Ranma; recuperará el dojo. ¡No lo dudes!

—¡Estoy deseando que todos volvamos a casa!

¡NO!

Ukyo atravesó la sala como un huracán y sin dar los buenos días a nadie. Entró de golpe en la cocina y Kasumi dio un saltito al verla. Casi se le cae el cuenco donde andaba batiendo algo. Las ollas ya estaban al fuego, Ukyo oyó el zumbido de los ingredientes cocinándose y sintió nauseas.

—Ukyo, ¿estás bien?

—¡No! —respondió sin ningún cuidado. Se plantó ante la mayor de los Tendo y le arrebató el cuenco de las manos—. Esta es mi cocina y yo preparé el desayuno.

—Pero, yo puedo ayudarte…

—¡He dicho que no! —exclamó y Kasumi retrocedió un paso—. ¡Fuera!

Kasumi no se lo pensó demasiado y obedeció al instante. Ukyo se sintió aliviada cuando la vio irse y miró a su alrededor. Rápidamente, tiró a la basura todo lo que había en las ollas o sobre la encimera. Sacó nuevos ingredientes y se puso manos a la obra para empezar desde el principio.

Ese era su restaurante.

Su cocina.

Su comida.

Nadie más que ella la prepararía. Y nadie más que ella volvería a usar su cocina; los Tendo se irían de allí tanto si recuperaban su casa como si no. ¡No! No iba a permitir que estuvieran más allí invadiendo su espacio. Robándole lo que más amaba.

¡Y tampoco me quitarán a Ran-chan!

Ukyo mezcló los ingredientes, encendió los fuegos, puso agua a hervir… y mientras una familiar relajación empezaba a invadirla, arrugó la nariz, pensativa.

Necesito un nuevo plan.

Nada había cambiado, en realidad. Ran-chan seguía sin poder vencer a King pero ya no estaba tan segura de que no fuera a volver corriendo al dojo si es que los Tendo lo recuperaban.

¿Cómo podría evitarlo?

Lo que estaba claro era que, aunque fuera un desastre, Ranma desafiaría a King. No podría resistirse a hacerlo y entonces, perdería. ¡Ahí estaba la clave!

Piensa, Ukyo… ¡Piensa!

Añadió las especias a la mezcla y se puso a partir las verduras.

Si Ranma quería desafiar a King, antes que nada, necesitaba algo que apostar. Y él no tenía nada y dudaba mucho que los Tendo le confiaran su casa de nuevo…

Yo tengo algo pensó la chica. Miró a su alrededor e hizo una mueca deshaciéndose de la idea. No, sería una pérdida segura; al final ella se quedaría sin nada y tendría que irse lejos para…

Claro… eso es.

Ukyo sonrió y sus mejillas se encendieron. Repasó mentalmente la idea que se le acababa de ocurrir para asegurarse de que no era una locura; no, no lo era. ¡Podía resultar! Y si lo hacía, no solo tendría a Ranma a su lado para siempre sino que… los dos estarían muy lejos. Lejos de Nerima, del dojo, de los Tendo y…

Lejos de Akane. Sí, eso era lo más importante porque… Estando lejos de ella, Ranma se deshará de una vez por todas de ese afecto por costumbre que le ata a ella. ¡Y se enamorará de mí!

—¡Pues claro! —dijo en voz alta—. ¡Eso es justo lo que tengo que hacer!

Ahí estaba su éxito. Así sería como lo lograría… ¡Y ganaría por fin! Porque después de todo lo que había hecho, de todo lo que había soportado… ella lo merecía.

—Desde luego que sí —se dijo, confiada—. Porque yo no soy ninguna perdedora.

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—Fin—

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¡Hola a todos y a todas!

Hemos llegado al capítulo final. ¿Qué os ha parecido?

Sé que la mayoría esperabais con impaciencia el momento en que Ukyo los descubriera durmiendo juntos y así ha sido. Quizás os sorprenda su actitud; me planteé que eso sirviera para abrirle los ojos de una vez pero al final no pude escribirlo así. Esta era la reacción que me parecía más coherente con lo que yo creo del personaje… Después de todo el esfuerzo que ha hecho por crear y mantener sus fantasías, su cerebro no podía renunciar a ellas así como así. ¡Ni aunque lo vea con sus propios ojos! Y de hecho, esto da pie para que se le ocurra la estrambótica idea que, todos conocemos, de proponerle a Ranma dejarle su local para apostar contra King a cambio de que si pierde, él chico se vaya lejos con ella a trabajar a otro lugar.

En el capítulo real Ukyo mantiene esa (perturbadora¿?) esperanza hasta el final; y realmente cree que solo porque Ranma y ella se vayan lejos, lograra su amor. Incluso Akane acaba preocupada cuando se entera de la condenada promesa, aunque en el fic he preferido dejarla durmiendo feliz, jajaja.

Bueno, pues esto ha sido todo. Espero que este pequeño fic basado en el manga os haya gustado y el desenlace os haya resultado adecuado. Me encantará saber lo que pensáis al respecto.

Muchas gracias por todas vuestras reviews y mensajes de apoyo. Creo que he contestado a todos por MP, salvo a:

Luna Akane: ¡Pues aquí está su reacción! ¿Fue como la imaginabas? Jajajaja, a mí curiosamente (a pesar de que no lo parezca después de esta historia) siempre me ha parecido más insoportable Shampoo, o por lo menos su actitud arrogante e irritante durante todo el manga, incluso cuando están en Jusenkyo en el último tomo Shampoo se comporta igual T.T ¡En fin! Espero que te haya gustado el final y te agradezco todo el apoyo siguiendo la historia. ¡Nos vemos en el próximo! Besotes ^^

Rj45: ¡Hola! Llevas razón, creo que en ese arco se ve muy claro cuánto significa Akane para Ranma. Es el único momento en todo el manga en que él llega a dudar de los sentimientos de Akane, o al menos la única vez en que se plantea enserio que pueda escoger a otro que no sea él y es curioso lo mucho y rápidamente que se deprime, pero no se marcha. Se queda con ella hasta el final y decide seguir protegiéndola incluso cuando cree que ha elegido a Shinnosuke. ¡Amor verdadero! ¬¬ Ah, no yo no creo que Akane se enamorara de Shinnosuke, simplemente se sentía responsable por lo que le pasó cuando era un crío. Jajajaja, lo de ciega sí… ¡Y hasta el final! Espero que el capítulo final te haya gustado y nos vemos en el siguiente relato. ¡Besotes y gracias por tu apoyo!

Si me he dejado a alguien que se manifieste ^^

Y muchas gracias por seguir apoyando este reto tan loco ¡Nos vemos en 15 días! ¡Besotes para todos y todas!

EroLady—