Bueno, esto será un fic con más de un capítulo, pero será corto. A los que escribiré son Yamamoto, Kyoko, Tsuna, Lambo, Haru y Gokudera (cuando leíste los amigos más cercanos, no era mentira). Los capítulos también serán cortos. Cada capítulo contará con ocho premisas. ¡Disfruen!

Disclaimer: Los personajes no son míos.


Uno: Yamamoto Takeshi.

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I.

Todo lo que sabe Takeshi de la relación de Gokudera y Haru es que parece que se odian.

Y dice parece, porque por ahora no está bastante seguro.

Él no lo ve como el tipo de odio desmesurado, lleno de ira y rencor. No, es más como el tipo de odio infantil que se le tiene a alguien que puede ser mejor o igual que tu en algunos ámbitos, porque son bastante parecidos. Ambos son inteligentes, comparten esa devoción desmesurada hacia Tsuna y cuando se enojan, llegan a ser excepcionalmente ruidosos.

Incluso, Takeshi piensa, mientras caminan juntos a la escuela y los ve iniciar una discusión por quién sabe qué cosa y Tsuna intenta apaciguar la furia creciente del joven de cabello plateado, que si de verdad se tomaran el tiempo—y la paciencia—de hablar sin gritarse insultos cada 2 minutos, podrían hasta ser los mejores amigos.

II.

A pesar de que muchos dicen que es despistado, Takeshi es bastante observador. Una de las razones más importantes para el odio que siente Gokudera hacia Haru, Yamamoto cree, es la excesiva atención que ella le da a Tsuna.

Se da cuenta de esto un día en el que todos han ido al cine para pasar el rato. Como todos esperaban, Haru quiere sentarse en el asiento justo al lado de Sawada, alegando que tiene el derecho, puesto que será su futura esposa. Esto, por supuesto, enoja a Gokudera y la hace a un lado, diciendo que, como futura mano derecha del Décimo, estar a su lado era su lugar. Como el otro asiento ya ha sido ocupado por Kyoko—y Takeshi observa la cara de Tsuna rezando para que Haru no le pida a Sasagawa que la deje sentarse allí—, a la castaña no le queda más remedio que sentarse justo en la mitad de Gokudera y él.

Con su naturaleza amable, Takeshi hace un intento de consolación para Haru, animándola diciéndole que después, si quiere, invite a Tsuna al cine, solo ellos dos. La niña le sonríe radiantemente, pero se transforma en una mueca cuando Hayato le dice a ella que no haga esa estupidez porque molestará al Décimo y a él que deje de meterle ideas raras a la cabeza.

Eso es suficiente para que el peliplata tenga toda la atención de Miura, lanzándole improperios cada nada. Al final, son sacados de la sala por el ruido molesto que hacían.

Entonces el pensamiento llega a su cabeza.

Atención.

A Gokudera le gusta tener toda la atención de Haru, a pesar de que su manera de obtenerla no es la correcta. Y la odia porque si él no la molesta, Haru no lo mira.

III.

Están en vacaciones de invierno, el frío es extremadamente horrible y, por si fuera poco, hay una tormenta de nieve. Con ese acontecimiento climático, Takeshi está seguro de que ninguno podrá irse de la casa de Tsuna a sus respectivos hogares esa noche. Por lo tanto, él y Gokudera se quedan a dormir.

Después de la cena, cada uno se acomoda en las ropas prestadas de Tsuna—que les quedan un tanto ajustadas—y se van a dormir. Takeshi cae como piedra en cuanto toca la almohada, pero despierta después de pocas horas de sueño, con la vejiga a punto de explotar.

Cuando vuelve a la habitación después de hacer sus necesidades fisiológicas, un ruido extraño lo hace saltar. Entonces mira sus dos compañeros.

Tsuna ronca suavemente y Gokudera está hablando dormido. Suspirando, Yamamoto se acomoda de nuevo en su futón, cerrando los ojos para dormitar nuevamente.

—Estúpida…mujer estúpida…no…

Si Yamamoto no supiera que "mujer estúpida" es como Gokudera llama a Haru, no le daría importancia. ¿Por qué soñarías con la persona que odias? Él voltea la cabeza del peliplata para que deje de hablar y puedan dormir tranquilos.

Es esa noche que Yamamoto no vuelve a creer nunca más en el odio que profesa Gokudera hacia Haru. El sentimiento lo cataloga como otra cosa.

IV.

A Gokudera lo pican las abejas una tarde que se supone que se debían encontrar en casa de Tsuna para estudiar para un examen que tendrán que rendir al día siguiente. Takeshi está seguro que nunca se ha reído tanto en toda su vida como lo ha hecho apenas ve a al Guardián de la Tormenta con la cara casi desfigurada por la hinchazón que han provocado las ronchas. Por supuesto, eso le vale varias amenazas de muerte si no se calla.

Lambo está justo a su lado, llorando. Y, como no puede de ser de otra forma, Haru lo carga en sus brazos y le pregunta que ha pasado, mientras Tsuna se lleva a su amigo con algunos ungüentos para untárselos en la cara.

El niño bovino, a moco tendido, le cuenta a su Haru-nee y a Yamamoto que, como el día siguiente sería el cumpleaños de la castaña, él quería conseguirle flores. Las estaba arrancando del jardín de la casa del al lado, cuando llega Gokudera y le regaña, sacudiéndole el cuerpo completo. Las abejas salieron del lugar en donde Lambo arrancaba las flores y picaron a Hayato, quien evita que se acerquen al niño, haciendo gala de su amabilidad ocasional.

De inmediato, unas flores son arrojadas a la castaña. —¡La próxima vez, dile que las compre en una maldita tienda!

Contrario a lo que Takeshi espera—una batalla campal, o algo peor—, Haru recoge las flores y le sonríe. —Gracias, Lambo-chan, Gokudera-san.

—¡Y una mierda, mujer estúpida! —y, enfurruñado, Gokudera se va.

Yamamoto se ríe, porque su mejor amigo es muy malo para tratar con la chica que le gusta.

V.

La primera vez que Yamamoto expresa abiertamente que cree que Gokudera y Haru se gustan, están celebrando navidad. A Bianchi se le ocurre hacer una pequeña reunión para intercambiar regalos, y pasa lo de siempre. Lambo molesta a Gokudera, su paciencia se agota y termina persiguiendo al niño vaca para golpearlo, y este se escuda en Haru. Por lo tanto, ellos pelean. Es predecible, sí, pero a Takeshi sigue dándole la misma gracia que le da desde la primera vez que los vio así.

Y es así, mientras ve que ambos están con las manos unidas y pegando sus frentes para ver quien empuja a quien primero, que lo suelta entre risas: "los que se pelean, se quieren."

Por una vez, unieron fuerzas para pelear, esta vez, contra las acusaciones de Takeshi.

VI.

En su último año de preparatoria, Haru prepara chocolates para San Valentín. Yamamoto es feliz cuando ella le entrega los suyos—a pesar de que ya le han dado bastantes—y le sonríe cuando ella, sonrojada, le entrega un paquete más bonito, más elaborado a Tsuna.

Cuando esto ocurre, Gokudera le dice que nadie quiere comer esa porquería de chocolates. Haru tiembla—probablemente de rabia—y de su mochila saca una caja—parecida a la de Tsuna, aunque no tan bonita—y se la tira al peliplata directo a la frente.

Takeshi siente lástima por el hombre que se soba la frente golpeada con sus chocolates de San Valentín.

VII.

Casi mueren. A pesar de que ha estado al borde de la muerte incontables ocasiones, el Guardián de la lluvia no se acostumbra a la sensación. No le gusta mucho despertar y ver el blanco techo de un hospital, y el olor a antiséptico le desagrada. Le debe esta a Gokudera. Gracias a él, se ha salvado de un golpe mortal.

Se entera por Bianchi que Hayato ha estado dormido por tres días, pero que no parece tener problemas más graves. Cuando va a su habitación para verlo, escucha la voz de Haru hablando. Ella está charlando con un Gokudera durmiente. Yamamoto sonríe y decide irse.

Su mejor amigo no puede estar en mejor compañía.

VIII.

Yamamoto le pregunta directamente a Gokudera si está enamorado de Haru cuando ambos tienen 22 años. Están sentados en una cafetería, y el tema que salió de la nada parece descolocar por un momento al Guardián de la Tormenta. Con el ceño fruncido, le responde que lo que hay entre Haru y él es un montón de asperezas limadas en ligereza, pero que el la sigue odiando.

Sin embargo, durante la noche, en una reunión de la familia Vongola, Takeshi sabe que es mentira. Ellos no se odian, porque nadie deja que alguien que odies repose su cabeza en tus hombros mientras duerme.

—Así que…

—Vete a la mierda, idiota del beisbol.