Nota: el objetivo de este capítulo no es empezar directamente con lo más jodido de la historia, es irnos acostumbrando un poco a lo siguiente. También quiero mencionar que esta historia ya la subí en Wattpad así que nada, solo quería comentarlo.
Era algo muy típico viniendo de él, siempre lo hacía y ya era parte de una rutina.
Podía sonar muy cliché, lo sé, pero cada persona elige como tomar un respiro de sus problemas, mucha gente lo hace caminando y es muy agradable a decir verdad. Aunque hay veces en ni siquiera quieres esperar a un día soleado para hacerlo, daba igual si salía en medio de una tormenta o una lluvia, simplemente deseaba escapar un grato momento de su vida... Escapar un grato momento de lo que significaba ser Lemy Loud.
Estaba lloviendo de manera considerable, el viento soplaba con intensidad mucho fresco y húmedo aire. Todo el ambiente era gris, eran nubes de tormenta las que cubrían el cielo y no parecían irse en un futuro cercano.
El sonido que emitían las gotas de agua fría al caer en el pavimento era terapéutico, enserio era bastante agradable escucharlo.
Lemy ya tenía la costumbre de salir en medio de las lluvias para tranquilizarse y tratar de olvidarse un poco de la idiotez con la que tiene que lidiar a diario, con la que lidió hoy. Él iba en dirección a su hogar, ya había caminado por hora y media y ya no tenía tantas ganas de andar vagando por ahí gracias al mal sabor de boca que le había dejado una discusión que había tenido con su padre en la mañana.
Eran las seis de la tarde aproximadamente, apenas si había luz del día y la lluvia no cesaba. Si mirabas hacia arriba podías ver que todo estaba muy obscuro, todo lo estaba teniendo en cuenta que aún era de día.
El chico caminaba por la calle con las manos abrigadas en los bolsillos de su chaleco, caminaba erguido pero con la mirada baja. Simplemente veía a los autos pasar por su lado y oír el sonido que emitían sus neumáticos al pasar sobre el agua de lluvia, quería enfocarse en lo que fuera excepto en sus pensamientos. Realmente le gustaban este tipo de ambientes, ya sabes, con muy poco brillo y un constante sonido de el impacto de las gotas de agua contra el pavimento, sumándole el refrescante y delicioso aroma a tierra mojada.
Era un poco raro, también lo sé, pero en lo personal podía decir que tenía más buenos recuerdos en medio de una helada y fuerte lluvia que en un «divertido día soleado en familia» en la playa. No odiaba la playa, lo que odiaba era la razón por la que él y su familia iban; viejo, literalmente iban en un intento forzado que el psicólogo de la familia les recomendaba hacer para mantenerlos unidos. Muchas veces esa era la causa de los conflictos entre ellos y parecían no darse cuenta, nadie lo hacía excepto Lemy, Lacy y Lizy.
Ellos tres eran los únicos que en verdad querían un cambio en sus vidas, que podían ser aún más que un simple error de la vida. Pero sabían que en aquel lugar al que llamaron hogar de manera incrédula en el pasado no lo iban a lograr, al menos Lemy lo sabía.
Mientras el chico seguía caminando pudo ver a unos metros adelante una estación de servicio y quería aprovechar para comprar una bebida dulce o unas golosinas para los nervios. Entró en el mini super y buscó lo que quería en los pasillos.
— ¿Cuándo por esto? — dijo el chico de manera neutral mientras ponía un BonTea y una bolsa de delfines de goma en la caja registradora.
— Un dólar con setenta y cinco, niño — dijo sonriente la señorita que atendía. A ella se le hacía un poco raro ver a un chico de unos 12 años sólo y empapado caminando por la calle, pero no quería interferir en sus problemas porque seguramente la pasaba mejor en soledad.
— Hombre — le corregía entre dientes. Era más para sí mismo que para ella — Soy un hombre — puso el dinero en el mostrador y salió de ahí.
Después de un rato llegó a la avenida Franklin, lo frustrante de ello era que podía ver la residencia Loud a unos varios metros adelante. Caminó un rato hasta estar más cerca cuando de repente un autobús pasó por su lado chapoteando toda el agua de donde había pasado, al chico le había caído encima toda el agua sucia de la canaleta; pero por fortuna tenía los ojos y la boca cerrada en ese momento. Había quedado todo sucio y con marcas de lodo y grava, ahora parecía un vagabundo más que nunca.
Luego de caminar un rato más pasó por el jardín delantero de la casa, estaba todo repleto de juguetes de dinosaurios y princesas regados por todo el pasto. Antes de entrar a su casa decidió recoger todos los juguetes de dinosaurios uno por uno, y los de princesa los dejaría allí donde estaban porque eran de la engreída de Leia (odiaba a Leia, y tiene buenas razones). Mientras los recogía pensaba muy profundamente en Lizy y lo mucho que le ayudó a no tomar tantas decisiones estúpidas en su vida, una de ellas era huir de casa a los 11 años y con cuatro dólares en en bolsillo; Ella, al ser una niña pequeña, no entendía muy bien todo lo que pasaba en casa como las peleas, las relaciones entre sus hermanas mayores y su padre, y mucho menos entendía por qué sus padres eran la peor basura que existía al dirigirse a ellos que son sus hijos, su inocencia no le dejaba creer nada más allá de que todo era una simple y llana discusión.
En fin, sabía perfectamente que algún día alguien le rompería su burbuja de ilusiones y odiaba tener que ser él, pero si no lo hacía alguna de sus tías lo haría de una manera muy dura y para nada agradable. Mataría a sus tías si llegaban a hacerlo o a lastimarla por intentar probar algo.
Volviendo. Una vez que terminó de recoger los juguetes los dejó a un lado del porche en donde no pudieran mojarse. Luego tomó el pomo de la puerta y la abrió, se sentía un poco nervioso y exhausto así que no deseaba tener algún contratiempo para llegar a su habitación un darle una buena calada a aquella que también era amiga de Bob Marley, ya sabes, una buena calada a un puro de yerba, barata pero era yerba.
Entró y se quedó parado en el tapete para escurrirse un poco, luego caminó hacia la escalera que daba al segundo piso.
Y, de algún lado fuera de su rango de visión, salió su tía Lori con un rostro de seriedad y molestia.
— ¿Dónde has estado, vago mocoso? — dijo ella con un tono firme y molesto.
Lemy no quería arrojarle mierda a nadie por ahora, ni porque Lori lo estuviera provocando. Solo dio un profundo suspiro y habló.
— Dando unas vueltas.
— Dije en dónde has estado, no lo que sea que estuvieras haciendo inútil.
Vale, talvez el chivo ya no estaba tan calmado. Cerró los ojos un segundo y los volvió a abrir.
— Dando unas vueltas por toda la avenida.
— ¿Para qué? — se escuchaba todavía más molesta.
— Para... — al chico le empezó a dar un tic en el ojo izquierdo. No quería tener que empezar a gritar, no estaba de humor para eso — evitar esto.
— ¡¿Que cosa?! ¿Evitar qué, mocoso? — decía ella en plan serio. No estaba dispuesta a tener que soportar otro acto de «mala conducta» por parte de él, aún no superaba su rencor hacia el chico por lo que le hizo a su hija.
Lemy estuvo a punto de gritarle y decirle todo un montón de mierda que ya se tenía más que ganada. Pero por detrás de él unas manos femeninas lo abrazaron por todo el pecho y logró escuchar un susurro que decía "No, ahora no Lemy. No vale la pena"; luego de eso el chico literalmente tuvo que morderse la lengua para no decir nada que le pueda afectar en un futuro inmediato.
Luego de eso ambos subieron por las escaleras para ir a la habitación del chico; Ambos escucharon como Lori gruñía y se agarraba la cara como queriendo arrancarsela, eso les dio miedo, esa mujer tiene problemas.
Al llegar a la habitación el chico se sentó a un borde de la cama y la chica tomó una toalla del perchero de al lado de la puerta y envolvió al chico por detrás de los hombros. Luego ella se sentó a su lado en la cama y le miró a los ojos.
— Ay Lemy — ella se notaba preocupada — Estás muy pálido, ya te he dicho que podrías enfermarte por estar caminando afuera cuando llueve.
— Tienes razón, Lacy — suspiraba muy cansado — Pero tú sabes por qué lo hago. Enserio quisiera poder encontrar un lugar tranquilo para poder estar ahí todo el día sin que...pues pase lo que siempre pasa. Quisiera que nos dejaran tranquilos.
— En parte sí, pero recuerda que todo esto es pasajero. Ya verás que algún día todo estará bien y podremos estar todos unidos de nuevo — ella le brindó una débil y cálida sonrisa.
«(Ella es muy optimista... Supongo que por eso me sigue hablando, enserio me ayuda a mantenerme en mis casillas)» pensó Lemy.
— Entiendo lo que quieres decir, pero también debes entender que toda esta pelea es una mi... — se tragó unas palabras y las reemplazó por unas más suaves ya que a Lacy no le agradaba que Lemy dijera malas palabras — esta pelea es una idiotez. El hecho de que yo no quiera estar con nuestras hermanas no lo hace motivo para tratarme como bestia... ¿Sabes? Yo no quise rechazar a Loan o a Lyra, tampoco al resto pero no puedo... Simplemente no puedo.
Lacy reflexionó un momento; él tenía razón al decir que toda la pelea era ridícula. Ninguna de sus tías podía tratar a Lemy como lo tratan ahora, no era la culpa del chico si las rechazaba por ser hermanos... Incluso, si pudiera darse la oportunidad, entendería si él llegaba a rechazar sus sentimientos. En fin, en el momento que ella pensó en eso Lemy se cambió de ropa y se volvió a la cama.
Ellos estaban en silencio, no tenían nada que comentar para subirle un poco el ánimo al otro. En un rápido lapso de tiempo la puerta fue abierta de manera inmediata y entró Lizy con una taza de chocolate caliente en las manos. Se la dio al chico y le dirigió la palabra.
— ¡Lem, ya estás en casa! Estuve esperándote con Lace. Estábamos preocupadas porque te fuiste unas mil horas — seguido de eso le dio un fuerte abrazo.
— Lamento mucho haberlas preocupado, pero necesitaba un respiro — le devolvió el abrazo y simultáneamente le acariciaba el cabello con delicadeza.
La chica rubia separó su cabeza del pecho del muchacho y le volvió a hablar.
— No vuelvas a preocuparnos... Bobo — seguido de eso le propinó un pequeño cabezazo al mismo lugar.
— Lemy — le llamaba Lacy con un poco de desconfianza — ¿Puedo hacerte una pregunta?.
— Ah... adelante — le daba un sorbo al chocolate.
— ¿Prometes no hacer nada estúpido que pueda afectarte? — ella quería tener la palabra de su hermano porque en la pelea que él tuvo en la mañana con su familia pudo escuchar a una de sus tías que comentó algo que la preocupó mucho; era algo sobre considerar seriamente en mandarlo a un cuartel militar o echarlo de casa.
Lemy no sabía muy bien a lo que se refería, básicamente su mera existencia era una acción estúpida por parte de Luna y Lincoln. No sabía de que otra forma podría batir ese récord.
— Sí, lo prometo por mi póster de José Andreä, Zeta y Txuz en el muro.
«(Eres un payaso)» pensó Lacy.
Los tres sonrieron un pequeño momento y luego empezaron a divertirse jugando videojuegos en un viejo televisor, al menos querían pasar un grato momento entre hermanos. Ellos eran los únicos que no aún se mantenían cuerdos, y entre ellos se podían mantener firmes ante todo lo que sucede en casa.
Talvez ya se estaba acabando esa escasa y tenue luz en la fría noche que representaba el ser de sus vidas. En especial a la de Lemy, él sabía que nada bueno es para siempre y ya tenía .
--Una hora más tarde--
Ya habían jugado varias partidas, Lizy ganaba la mayoría. Se reían un poco cuando alguno ganaba una de esas partidas de Mario Kart, pero aunque Lemy sonriera un poco eso no quitaba el echo de que aún se sintiera vacío y adolorido por dentro; tampoco quería echarse a llorar o a quejarse para liberar esa tensión que llevaba sobre él desde hacía años, no era un débil en ese aspecto. Un medio de una partida pudieron escuchar como los llamaban desde la planta baja para cenar.
Lemy puso pausa y miró al piso.
— Vayan ustedes, yo iré en un rato.
— Lemy, sabes que eso no es cierto. Sé que no quieres ir, y no tienes qué, pero sino no comerás hasta mañana en la hora del almuerzo de la cafetería de la escuela, y no has almorzado hoy así que no puedes quedarte sin comer — le dijo Lacy dejándole ver su preocupación hacia él.
— Muy bien mamá, ya voy — Lacy le pegó suavemente en el hombro — auch, jejeje.
— Iré a apartar unos asientos — dijo Lizy y se fue.
— Vamos pues — dijo Lemy y se levantó, le ofreció su mano a la chica para que también se levantara y se fueron a la planta baja.
Todos en la mesa estaban hablando de una manera aburrida e incómoda hasta cierto punto. Todas las adultas Loud hablaban entre ellas o con Lincoln sobre sus días en el trabajo y/o otros temas. Las hijas Loud estaban hablando entre ellas de manera bastante normal, pero también sentían un poco de inquietud por estar en la misma mesa que sus madres. Leni y Lincoln estaban sirviendo los platos de estofado de pollo.
Cuando Lemy y Lacy bajaron por las escaleras se podía escuchar hasta la cocina que estaban un poco felices (al menos Lacy lo sonaba) cosa que se les hizo un tanto extraño ya que son los que menos sonríen. Las demás hermanas (exceptuando a Lizy y Lulú) los voltearon a ver con una mirada de desprecio hacia Lacy e ira hacia Lemy, pero trataron de no darle mucha importancia y siguieron con lo suyo.
Lemy y Lacy no eran estúpidos, sabían que esa mirada solo significaba que la pasarían muy mal de nuevo. Lacy estaba preocupada por Lemy ya que cuando se estresaba por situaciones como la que posiblemente pasará se dedicaba a fumar y a perderse durante todo el día en quién sabe dónde. También Lemy se preocupaba por Lacy y Lizy (los segundos blancos de toda la familia) porque Lacy practicaba cada vez menos ejercicio y se desanimaba hasta el punto de no querer hacer nada, y Lizy lloraba desconsolada mientras que encima su madre, Lana, la encerraba todo el día en su habitación hasta que se calmara o dejara de «estorbar».
En fin. Solo les quedaba aguantar el hambre o esperar lo mejor. Lo más conveniente sería lo segundo, y lo sabían.
Fueron y tomaron asiento al lado de Lizy en uno de los lugares más apartados de la mesa en una esquina que estaba pegada a un muro. La pequeña chica rubia ya había puesto los platos en sus lugares así que solo quedaba que les sirvieran el estofado. Leni llegó donde ellos y les sirvió de manera rápida e inexpresiva, se notaba claramente que no deseaba mantener ninguna especie de contacto con ellos. Luego dejó la olla en el borde de la mesa frente a Lemy.
Bueno, ¿Qué se le iba a hacer?, Al menos no les negaron la comida (de nuevo). Los tres chicos empezaron a comer de manera desconfiada y precavida mientras sentían un ardor en la nuca por las miradas que el resto de la familia les lanzaba. Todo iba relativamente normal hasta que un comentario por parte de Liby, que estaba sentada del lado de en frente de Lacy, dio inicio al desastre.
— Oye papá — llamó la comediante junior al patriarca.
— ¿Qué sucede? — dijo el albino con la comida en la boca. Se notaba un tanto molesto al ser interrumpido.
— ¿Es cierto que para nuestro cumpleaños nos conseguirás un novio para estar con él? — decía ella con un tono de voz intencionado.
Maldita sea.
Lincoln miró a todos en la mesa, sabía a lo que ella se refería pero no estaba seguro de si era conveniente seguirle el juego. Mientras que al otro lado de la mesa estaba Lemy, callado como el mar, él deseaba pensar en que a lo que sea que se refiriera Liby no lo involucrara.
En cuanto a Liby. Su pregunta fue estúpida, ella fue la primera en darse cuenta, pero quería joderle la vida a Lemy así como el se la jodió a ella a como pudiera; Su rencor hacia él nace de un rechazo, recuerda muy bien que hace unos años ellos estaban en el atico buscando adornos de Halloween y, por alguna razón, tuvo un fuerte impulso por decirle lo que sentía por él y es que según ella nada podía salir mal: Tenía los consejos de su madre, de sus tías y de Lincoln ¿Qué podía salir mal? Todo es la respuesta; Recuerda que cuando lo hizo se sentía bastante temerosa y poco estable pero de alguna manera estaba contenta, y Lemy (que no estaba muy bien sentimentalmente) trató de decirle que no podían estar juntos pero sin tocar el tema de que porque eran hermanos ya que eso prácticamente no tenía validez al ser hijos de unos hermanos — Compartieron una clase de ideología que les decía que no había nada de malo al ser hermanos y querer ser pareja — Luego de eso ella se fue llorando a la habitación de su madre y ella junto con las demás adultas lo castigaron haciendo que se pusiera de rodillas en un puñado de arena de río durante dos horas...
En fin, volvemos a Lemy. El chico estaba al pendiente de lo que decían pero sin ver a nadie, solo escuchaba atento.
— Bueno — dijo Lincoln — si tuviera un hijo varón que las valore talvez podría decirle, pero como no es así tendrás que buscar a alguien allá afuera.
Lemy tenía cerrados los ojos, apretaba con fuerza la mandíbula y se frotaba la sien con frustración. No quería empezar otra pelea, ya tuvo suficiente con la de la mañana, tampoco quería rebajarse al nivel de todos ellos.
Lupa estaba sentada en frente de donde estaba Lemy, lo cual odiaba ya que para nada le caía bien. Ella solo vio una oportunidad perfecta para molestarlo, así que se metió a la riña.
— O si tan solo tuviéramos un hermano varón, eso sería suficiente — decía ella desinteresada mientras seguí comiendo.
— Lupa... — decía Lemy con los ojos cubiertos por su palma derecha para evitar una jaqueca — cierra la puta boca y ve a hacer una de esas mierdas de gótica apática melancólica melodramática que haces, como cortarte las venas o hacer un grupo de suicidas. Pero no me jodas, te lo advierto.
Lacy le tomó la mano por debajo de la mesa para que tratara de relajarse.
— Miren nada más, que original eres para los insultos — decía la albina con sarcasmo — de seguro la princesa está en sus días.
— JA-JA: risa fingida, que oculta dolor — dijo Lemy con un sarcasmo más notorio.
Ella Simplemente ya no sabía qué más decirle, se había quedado sin comentarios, lo mejor sería ya no decir nada. Mientras que Liby, al otro lado de la mesa, sólo veía expectante a ver qué más sucedía; por lo que veía ya estaba obteniendo lo que quería.
— ¡Lemuel! — gritaron las adultas al otro lado de la mesa, en especial Lori y Lola — No te atrevas a hablar así en la mesa de nuevo, ni tampoco vuelvas a hablarle así a tu hermana ¡¿Entendido?!.
Antes de empeorar el problema Lemy, junto con Lacy y Lizy, se levantó de golpe para irse a la planta de arriba ya que al menos ahí no los molestarían.
— Miren nada más — Liby tomó la palabra fingiendo un tono de ternura sarcástica — La patética de la deportista fracasada y la pequeña infeliz rubia le harán compañía al...
En un fugaz momento Lemy intentó lanzarse en contra de Liby para matarla a golpes para que cerrara la boca de una jodida vez; Una cosa era que se metieran con él, eso podía soportarlo, pero que se meta con las hermanas a las que tanto ama no lo iba a tolerar y menos si era por parte de Liby. Antes de que Lemy pudiera lanzarle el primer golpe Lacy lo detuvo sujetándolo por detrás de los brazos y Lizy hizo lo mismo pero sujetándolo por las piernas. Liby cayó hacia atrás desde si silla por el susto y luego gateo de espaldas fuera de la vista del chico.
Claro que le tendría miedo al chico si veía que iba hacia ella con cara de asesino, y más aún cuando está alimentando su enojo.
Lemy logró calmarse con un poco de respiración profunda y los pensamientos que le decían que no valía la pena rebajarse a su nivel; Tenía claro que en todo caso él ganaría (verbalmente) ya que una hormiga jamás está en guerra con una bota, y él era la bota. Como pudo trató de pasar por el estrecho espacio que había entre un borde de la mesa y el muro por donde debían pasar para esfumarse de ese lugar.
Lupa vio eso y tuvo una idea. Pasó su pie izquierdo por debajo de la mesa y le atravesó el pie en medio del camino haciendo que Lemy tropezara. El chico reaccionó rápidamente y se sujetó de lo primero que pudo para no caer.
Fue una mala pasada porque se sujetó de una oreja de la olla donde estaba el estofado de pollo casi hirviendo, al hacerlo se cayó de espaldas derramando el estofado por la mesa pero sobre todo encima de él.
— ¡¡AAAAH!! — gritaba de dolor el chico tratando de levantarse para quitarse el chaleco y el pantalón. Sentía como toda la piel de su espalda se contraía mientras se quemaba por el líquido caliente; todos los nervios de la zona afectada estaban reaccionando al máximo y estaban causando que su piel se erizara. Adiós camisa de seda, adiós piel sana, adiós últimos valores morales hacia la familia.
Lacy y Lizy reaccionaron rápidamente y como pudieron le levantaron y se lo llevaron a la planta de arriba.
El resto del líquido quemó, ligeramente, las piernas de Lupa y la mano derecha de Liby; sus padres corrieron a ellas mientras se veían furiosos por Lemy.
«Hay que hacer algo con ese mocoso, me volverá loca si sigue así» decía Lori, «Por mí, que lo den en adopción, ese niño me tiene harta» decía Lucy. Lincoln no quería opinar, de todas formas casi nunca toman en cuenta su opinión. Luego de un rato lograron tranquilizar a sus hijas, los adultos discutieron un rato hasta llegar a una conclusión sobre qué hacer con Lemy.
Tan solo le darían una oportunidad más. Solo una y se acabó.
Cuarto de Lemy.
Ya se había quitado la ropa empapada y se había puesto unas prendas secas. Estaba recostado en su cama mientras Lizy le pasaba un trapo húmedo por su abdomen para minimizar el dolor.
Claro, le dolía como la mierda, pero no quería preocupar más a sus dos hermanas así que como pudo trato de disimular que ya estaba bien. Ellas decidieron creerle y le plantaron un beso en la frente y la mejilla y se fueron cerrando la puerta tras ellas.
Muy bien, si antes odiaba a el resto de sus hermanas y padres podrás imaginarte lo que siente ahora. Antes de nada extendió su brazo izquierdo hasta su mesita de noche, abrió el cajón y sacó un porro de marihuana a medio fumar de allí; tomó el encendedor del mismo lugar y se llevó el porro a los labios.
Inhala y exhala. Diablos, que bien se sentía ese césped barato y era eso por lo que era su favorita; sentía que aveces es necesario volver a los viejos vicios para evitar los nuevos, y no quería recurrir al alcohol porque eso era más para cobardes que para los que quieren dejar de ser ellos un rato. Después de unos minutos se le acabó y ya no tenía nada que hacer, así que se levantó y miró por la ventana.
Por como se movían los árboles de un lado al otro se miraba que hacía mucho viento. Talvez era un excelente ambiente para volver a dar un paseo y tomar un verdadero aire fresco.
Como pudo se subió al marco de la ventana se paró sobre las tejas, y en un intento de cerrar la ventana se deslizó y cayó. Por suerte aterrizó sobre las flores de Liena.
— Maldita sea — se sobaba la cabeza con una mano y con la otra sujetaba su espalda — Nota mental: no seas subnormal y a la otra baja por las escaleras... Uy.
Esperó a dejar de sentir el dolor de la caída y se puso en marcha a... A ningún lugar, solo iba a dar unas vueltas. Aunque el dolor de las quemaduras aún le molestaban mucho y le costaba trabajo ignorarlo, pero de todas formas quería ese momento fuera de casa.
Era un buen momento para caminar.
Hola a todos.Seré breve e iré al punto. Esta historia está inspirada en un 85% (aprox.) En una historia real, así que verán varias cosas que me pasaron a mí y a algún que otro colega por culpa de nuestras «familias»... y otras cosas que son pura ficción.Este capítulo no fue directamente al punto al que la descripción dice porque primero quiero que se familiaricen (que mala elección de palabras) con lo que sucede con la familia de Lemy antes de dar un porqué de sus acciones. Y si piensas que lo pasó en este capítulo no es gran cosa, espero a que veas el siguiente que es donde empezarán a odiar a la familia del chico.En fin, el que quiera continuación (aquí en FanFiction) dejará su "" o comentará lo que le parece.Gracias por Leer.
