Nos encontramos en el Inframundo, específicamente en la ceremonia de iniciación por la boda de Raizer Phoenix y Rias Gremory, mi nombre es Hyoudou Issei, soy un joven de 16 años reencarnado en un demonio de clase baja, mi posición es la de Peón en el séquito de Rias Gremory; mi Ama. He venido aquí a interrumpir esta ceremonia con tal de salvarla de un hombre que no quiere…

Seguro se preguntaran el cómo llegue aquí… Bueno lo voy a resumir, yo era un pervertido que le gustaba espiar a las chicas en sus vestidores y por eso me llevaba uno que otro golpe. Una vez en segundo año de preparatoria, cuando regresaba a casa después de clases en la Academia Kuoh; que es donde estudio, por alguna razón decidí ir por otro camino y me paré a pensar en un puente sobre lo que haría a futuro… ahí fue cuando la vi… cabello negro, de ojos color violeta, buena complexión física y llevaba el uniforme de una academia que desconocía. Ella se presentó como Amano Yuuma.

Ella se me declaro en aquel puente, diciéndome que me amaba, que me había espiado durante mucho tiempo. Estaba desesperado por poder conseguir novia, y no me pareció extraña la situación, y acepte.

Al día siguiente se las presente a mis mejores amigos, Matsuda y Motohama, quienes murieron de envidia al verme con una chica tan bonita. Me invito a salir el domingo, yo obviamente acepte. La lleve a varios lugares, trate de no ser pervertido y respetarla lo más que pude. Le compre una pulsera de tela rosada que le había llamado la atención. Fue el mejor día que pase en compañía de una persona que decía quererme, y que no eran mis padres.

Esa misma tarde, antes del anochecer, ella me pidió que la acompañe hasta el parque donde terminaría nuestra cita. Yo no le vi problema alguno, así que accedí. En medio de aquel parque había una bonita fuente.

Me senté a un borde de la fuente mientras Yuuma-chan se puso delante de mí, a un par de metros y me miraba con una sonrisa.

Me pregunto si le podía cumplir un favor. Yo esperaba que me pidiera un beso, el primero en nuestra relación, pero… al acceder nunca espere ser atravesado con una especie de lanza luminosa. Sentía mi estómago arder a la vez que mi aliento se iba rápidamente, pude ver brillar a Yuuma por un momento antes de caer dentro de la fuente.

No era tan profunda como para ahogarme, pero podía ver claramente como el agua cristalina empezaba a teñirse de un rojo escarlata. Veía mi fin llegar, pero observe unos largos y lacios cabellos de un color rojo aún más oscuro que mi sangre en aquella fuente… un rojo carmesí. Era Rias Gremory, la cual conocía como una alumna de tercer año de la academia.

Mi principal duda era de qué rayos hacia ella ahí, mirándome con una sonrisa linda y llena de confianza.

-Si no deseas morir, entonces conviértete en mi siervo y mi familia… vuélvete mi Peón- después de oír esas palabras desperté en mi habitación, totalmente desnudo pero ileso. Como era posible? No me conformaba con que solo había sido un sueño, así que tome mi teléfono y busque el contacto de Yuuma.

Pero no estaba, no figuraba en mis contactos. Las fotos que nos tomamos juntos tampoco. Y era muy poco probable todos aquellos días los haya soñado. Era impensable, y necesitaba respuestas. Pero de quien las conseguiría? Esa era mi pregunta, y la respuesta cayo por si sola.

Kiba Yuuto, el niño bonito y educado de la escuela, el chico perfecto, el príncipe de la Academia para las chicas, y un desgraciado para una minoría de los alumnos; y con minoría me refiero a Matsuda, Motohama y a mí. Kiba cursaba segundo año al igual que yo pero no en la misma clase.

Al verlo me pareció curioso, y grande fue mi sorpresa al escuchar de su propia boca que Rias Gremory me había llamado. Al llegar a su club, me explicaron todo lo que había sucedido, mi resurrección como demonio y que Yuuma en verdad se llamaba Reynare… y que un Ángel Caído.

También me explicaron el proceso de resurrección. Todo demonio de clase alta posee un juego de piezas de ajedrez, con estas se puede reencarnar a seres de cualquier especie en demonios de clase baja y, dependiendo de qué tan fuerte, ágil, resistente o veloz sea el sujeto a revivir el Rey le dará una posición en el séquito.

Me explico que había un tratado de no agresión con los Ángeles Celestiales y los Ángeles Caídos, no podían librarse batallas entre los bando porque podía volver a desatarse la guerra de antaño. De eso no me explicaron demasiado, me dijeron que irán por partes. Y que ahora me presentarían a los miembros de la nobleza de Rias, mis compañeros de séquito.

El niño bonito ocupa el puesto de caballero, su pieza es el caballo.

Koneko Toujou, una Loli peliblanca, bajita pero bastante linda a pesar de su aparentemente permanente mirada estoica, cursaba primer año y ocupa el puesto de Torre.

Y por último Akeno Himejima, una mujer muy atractiva de cabello negro que cursaba tercer año de preparatoria al igual que nuestro Rey y ocupa el puesto de Reina, básicamente era la segunda al mando.

Rias es el Rey, nuestra líder y ama, y nosotros sus sirvientes.

Me explicaron además que nosotros los demonios realizábamos contratos con los humanos a través de folletos y con eso recibíamos ingresos monetarios, si llegábamos a cierto puntaje por efectividad en los contratos o hacíamos algo que convenza a al menos tres líderes de clan, podíamos pedir una prueba para poder subir de rango o pedir ser una pieza libre, esto todavía no lo entiendo bien.

El tiempo paso, empecé a entrenar con Rias para tratar de liberar un artefacto con el que nací… un Sacred Gear. Esto es un objeto mágico, creado por Dios y entregado a los humanos por este mismo. Según me dijo Rias era para que los humanos pudieran defenderse de las demás facciones.

A las dos semanas de iniciar como demonio, conocí a una chica. Su nombre era Asia Argento, era una enviada de la iglesia. Me pareció curioso, después de todo me dijo que iba la iglesia que se encontraba a las afueras de la ciudad. Ese edificio no es habitado desde hace diez años.

Decidí acompañarla lo más cerca que pude, como demonio, los lugares santos me debilitan. Además era lo menos que podía hacer después de chocar con ella y desparramar su equipaje, solo por no fijarme el camino al correr por estar atento a los pechos de una deportista que estaba algo lejos.

En el camino a la iglesia, nos hicimos amigos… yo le conté parte de mi vida y ella algo de la suya. De camino a aquel edificio escuchamos a un niño llorar, al parecer se había lastimado su rodilla al caer de su bicicleta por estar jugando.

Asia inmediatamente fue a atenderlo, y descubrí… que posee un Sacred Gear curativo. Una vez ella termino de curar al niño, su madre llego a llevárselo. Obviamente la mujer agradeció por ayudar a su hijo.

El tiempo nos hizo más amigos, la invite a comer hamburguesas y a jugar en un Arcade. Esto tuvo que ser a escondidas de Rias, ya que ella temía por mi seguridad. Involucrarme con alguien de la iglesia era peligroso. Se podían malinterpretar las cosas y perjudicarme no solo a mí, sino que a Asia también.

Una noche, hubo señales múltiples… al parecer demonios renegados estaban atacando a humanos en distintos lugares. Escuche que había otro demonio de Clase Alta en la zona y que nos ayudaría, pero la gran mayoría estaba concentrada en un solo lugar. A excepción de un demonio que actuaba por sí mismo.

Los demonios renegados, demonios que eligen abandonar a sus casas por poder o por codicia. Algunos asesinan a sus Amos antes de huir, pero otros solo desaparecen. Los que matan a sus Amos, sufren una deformación en sus cuerpos. Se transforman en monstruos, eso es a lo que nos enfrentamos esa vez.

Me ofrecí a ir por ese demonio yo solo, pero me lo negaron. Me dejaron ir, pero con el peón del otro demonio de Clase Alta. Que haya sido un conocido, Saji Genshirou, el secretario del Consejo Estudiantil es bastante curioso y me dio un idea de quien podía ser su Rey.

El enfrentamiento fue duro, aquel demonio noqueo a Saji apenas comenzó la pelea. Me quede solo en el enfrentamiento. Menos mal no fui solo, hubiera acabado igual que ese sujeto. Solo me quedaba poder confiar en que ganaría la batalla.

Gane, pero quede muy mal herido. Estaba por tirarme en el suelo a descansar… pero tuve un mal presentimiento. Un rayo cayó en la montaña cerca de donde estaba la vieja Iglesia y Asia. Una tormenta comenzó… sentí un mal augurio.

No lo dude ni un segundo, y comencé a correr a todo lo que daba mi maltrecho cuerpo hacia ese lugar. Sabía que algo no iba bien, algo malo estaba a punto de pasar.

Al llegar a la iglesia inmediatamente busque a Asia, pero me topé con un sacerdote llamado Freed Zelzan. Y tuve una pelea con él, gane pero por muy poco. Era humano pero estaba entrenado para cazarnos… era un exorcista de demonios. Pero su actitud me hizo pensar que ya no pertenecía a la iglesia. Me había herido con balas de luz en ambas piernas, y en el abdomen cerca de uno de mis pulmones.

Sentía el dolor al estar en contacto y expuesto a territorio santo, pero Asia estaba en peligro… podía oírla gritar de dolor desde el sótano de la iglesia. Al bajar me encontré con varios monjes haciendo alguna clase de ritual. Asia estaba en medio… crucificada como aquel que dio su vida por nosotros.

Estaba a punto de ser atravesada por una lanza de luz… hecha por Reynare. No dude y grite para tratar de distraerla mientras me abalanzaba sobre uno de los sacerdotes asesinándolo. No me importaba, quería salvar a Asia a toda costa.

Logre distraerla. Ella comando a los sacerdote en la batalla… no sé si habrá sido obra de un castigo divino para los sacerdotes. Pero logre acabar con cada uno de ellos. Solo quedaba Reynare.

Pero de un momento a otro, ella enterró su lanza de luz en un costado del torso de Asia. Al extraer la lanza, pude ver como salían los anillos del Sacred Gear de Asia. Rias me contó que cuando un Sacred Gear es extraído el que alguna vez fue portador morirá.

Un fuerte escalofrió subió por mi columna, hace ya tiempo había dejado de importarme mi integridad. Así que me fui encima de ella con el propósito de acabar con su vida, o por lo menos recuperar el Sacred Gear.

Eso hice… logre arrebatarle el Sacred Gear. Esperaba el contragolpe, pero nunca llego. Por alguna razón Reynare decidió escapar. Con lo que me quedaba de fuerza… baje a Asia de aquella cruz.

Trate de hacerlo lo más delicado posible, pero estaba muy agotado, no pude evitar hacerle sentir dolor al sacarle los clavos que sus manos y sus pies… al dejarla en el suelo perdí el equilibrio y caí para atrás por los tres escalones que había. Puedo jurar que nunca en mi vida jamás había sentido tanto dolor.

Podía sentir mi sangre brotar dentro y fuera de mi cuerpo. Estaba seguro que tenía un par de costillas rotas y varias hemorragias internas. Con mi máximo esfuerzo me arrastre hasta Asia… quería que devolverle su Sacred Gear.

Al llegar… ella tomo los anillos mientras respiraba agitadamente. Ya veía mi fin llegar, y no me importaba. Había logrado salvar a Asia… y era lo único que me importaba.

De pronto sentí como algo extraño surgía en mí… sentía calidez rodear mi cuerpo, a la vez que el dolor de mis heridas se iban. Mire a Asia que solo me sonreía, pero su mirada estaba perdida y podía sentir su mano en mi pecho… ella ya no estaba, y me había dejado su Sacred Gear.

Se fue en silencio… me arrodille a un lado de su cuerpo. Y la abracé, al final no había podido salvarla.

-DRAAAAAAAAAAH… ASIAAAAAAAAAA!- con aquel grito que representaba mi dolor, desperté mi Sacred Gear.

Sepulte a Asia lejos de la iglesia… cerca de un pequeño rió y debajo de un cerezo. Un lugar secreto, que jure defender... porque era el lugar favorito de Asia para descansar. Prácticamente me arrastre hasta la ciudad, donde me desmaye en la entrada.

Me había deprimido… antes consideraba que mi mayor fracaso era no haber podido ver los pechos de Katase. Pero este fracaso de no haber podido salvar a mi única amiga era quien se llevaba los reflectores. No salí de casa por un tiempo… quería estar solo, y mi ama me ayudó a crear una excusa para que mis padres no me obligaran a ir. De mis inasistencias se encargaría ella.

Con el paso del tiempo tuve que volver a la escuela aunque no estaba preparado… pero Rias, ella me ayudo a volver a ser como era antes. Aunque la herida de Asia todavía estaba en mi corazón. Poco a poco fui enamorándome de ella… me fui enamorando de mi ama.

Mi Sacred Gear se llama Boosted Gear, es un Sacred Gear de tipo Dragón. Tiene el alma del Sekiryuuttei, el Dragón Celestial Rojo. Y uno de los dos Dragones considerados Celestiales. Tiene la capacidad de duplicar el poder inicial del portador cada 10 segundos. Rias me explico que puedo incluso alcanzar el poder de un Dios, incluso rebasarlo.

Ella me ayudo a entrenar con él la resistencia física para aumentar la cantidad de aumentos que podía recibir antes de desmayarme. Todo iba bien hasta que conocí a su prometido, Raizer Phoenix.

Tenía la apariencia de ser alguien egocéntrico, orgulloso y engreído, pero era todo lo contrario, era una buena persona, era gentil y muy amable. Le pregunte sobre su séquito… el amablemente me lo presento. Quince… quince doncellas aparecieron de un círculo mágico enfrente de su Rey.

Estaba maravillado por las bellezas que tenía Raizer en su séquito… pero yo solo tenía ojos para Rias. Por puro impulso mire a mis compañeros de séquito y vi sus expresiones.

Kiba miraba a una chica del séquito de Raizer en especial, era evidente que se trataba de una Caballero como él, ambos se miraban con mucho cariño y con timidez… parecía que ya se habían visto antes, si era así no había duda, estaban completamente enamorados.

Akeno y Koneko miraban a Raizer con corazones en los ojos, aunque Koneko seguía con su mirada estoica como la caracterizaba y Akeno desbordaba lujuria de sus ojos aunque trato de mantener una expresión neutra. Ambas estaban un poco sonrojada, se notaba que ellas estaban enamoradas de él.

Rias era un caso distinto, ella lo miraba con despreció, pero a la vez con cariño… me confundía. No sé cómo pasamos de una cosa a otra, no recuerdo bien quien comenzó la discusión pero tuve que ir al inframundo a entrenar; en el territorio Gremory, para participar en un juego llamado Rating Game.

Un Rating Game es un juego creado por los 4 Grandes Reyes Demonios; los cuales rigen el Inframundo, y que se utiliza como un modo de arreglar disputas entre clanes, formar o destruir compromisos o simplemente pasar el rato combatiendo. Se volvió tan popular que incluso llevan un contador de quien es el Rey de los Rating Game.

El juego se basa en que dos demonios de clase alta luchan junto con sus sirvientes entre sí, y se gana solamente si el Rey oponente se rinde, si eliminan a todos sus siervos, es eliminado primero o es descubierto haciendo trampa.

Bueno, Rias había retado a Raizer a un Rating Game para librarse de ese matrimonio forzoso, ella quería demostrar que es mejor la calidad que la cantidad… el Phoenix nos dio 10 días para entrenar y aseguró que también se haría más fuerte. El entrenamiento fue duró, tuve que repartir los días para entrenar con cada uno de mis compañeros.

Los dos primeros días entrene con Akeno el uso de mi magia, al ser poseedor de una Sacred Gear tipo Dragón mi magia era muy compatible con el fuego y mejore mucho en ese aspecto, pero la magia de hielo llamaba mucho mi atención. Es una magia capaz de crear y destruir… una magia con muchos secretos, al menos para mí. Aunque Akeno me dijo que no era recomendable usar esa magia en batalla sin estar perfeccionada, ya que puedo herirme a mí mismo o a mis compañeros, decidí obedecer a su advertencia.

Luego entrené con Koneko, ella era más estricta y fría que Akeno y no dudaba ni avisaba a la hora de atacar. Aun así, con ella mejore mucho mis ataques cuerpo a cuerpo y mi resistencia en la batalla. Me enseño que no debo golpear con toda mi fuerza si no estoy seguro que atinare el golpe, ya que solo gastare energía que posiblemente sea de ayuda más adelante en la batalla.

Y por último entrene con Kiba el uso de la espada. No era tan frió como Akeno, pero tampoco quería que sea tan amable como ella. De alguna forma, me hacía sentir incómodo. Para mi sorpresa, Kiba dijo que tenía potencial para utilizar la espada. Me dijo que a pesar de ser mi primera vez usando una espada podía manejarla a un nivel decente. Por esa razón le pedí a Kiba que me consiga una espada. Pero jamás espere que Kiba me traería una que en términos simples era un monstruo, media más 1,30m y era de 15cm de ancho con un filo muy bueno.

Los últimos cuatro días los use para estudiar las habilidades del Clan Phoenix con Rias y entrenar por mi cuenta… incluso investigue sobre el Sacred Gear de Asia, y solo pude descubrir que se llama "Twilight Healing". Tiene la capacidad de sanar enfermedades y heridas de todo tipo, aunque no es capaz de regenerar extremidades perdidas. Pero no encontré nada sobre como activarlo.

Mis compañeros no saben que tengo este Sacred Gear, y prefiero que se mantenga así. Por lo menos hasta que pueda dominarlo mejor.

Finalmente había llegado el día del Rating Game, estaba en un salón grande de la casa de Rias, llevaba el uniforme de la academia. Nos dijeron que lleváramos ropa con la que nos sintamos cómodos, y siendo sincero aquella vestimenta me hacía sentir muy tranquilo.

Llevaba mi espada y miraba hacía una ventana, estaba algo ansioso. Rias nos llamó y fuimos al campo de batalla, el cual resultaba ser una copia exacta de la Academia Kuoh. Voy a hacer rápida la historia, perdimos el Rating Game.

Habíamos logrado derrotar a casi todas sus piezas y en las últimas instancias me estaba enfrentado a Raizer. Cuando quise usar todo mi poder, por alguna razón no salía... y ese momento de confusión y duda fue el suficiente para noquearme. El ataque fue tan duro que quedé inconsciente un poco más de una semana, o eso es lo que me dijeron.

Esta noche, la noche en la que desperté estaba solo en mi habitación. Había nota que decía que si quería salvar a Rias de su compromiso usara un folleto donde había un círculo mágico que me llevaría directo a la boda. Obviamente iría, si mi Ama se casaría de forma obligada no podía quedare de brazos cruzados.

Pero no podía ir sin un As bajo la manga. Debía tener un plan de apoyo… asi que le propuse un trato al ser más poderoso que conocía. El dragón dentro de mi Sacred Gear, Ddraig Goch.

En uno de mis sueños el me explico que yo podía sacrificar una parte de mi cuerpo para que el me cediera todo su poder un límite de tiempo, le ofrecí mi brazo y ojo izquierdo y a cambio recibí 10 minutos.

Entre a la sala de ceremonias después de derrotar a unos guardias que no me dejaban pasar… fue mucho el ruido que hice, cuando entre yo era el centro de atención, me puse muy nervioso ante la mirada de todos pero aun así grité.

-Raizer Phoenix! He venido a retarlo a una batalla uno a uno por la mano de mi ama Rias Gremory!- al decir eso mucha gente se mostró confundida por mi aparición. Detrás de la mi ama y de Raizer, un hombre de cabello carmesí junto a una mujer de cabellos plateados y vestida como Maid.

-Esto es un pequeño espectáculo que prepare- dijo mientras veía a toda la gente que se encontraba ahí.

-Sirzechs Lucifer-sama!- ese hombre es uno de los grandes Reyes? Y Rias se dirigió a él como hermano... ahora entiendo la similitud que tienen.

-Sirzechs-sama, a que se refiere con espectáculo?- pregunto Raizer la misma duda que tenía yo.

-Fue interesante verte luchar contra mi hermana en el Rating Game. Pero a diferencia de ti, Rias tenía la mitad de tus piezas y, bueno…-

-Tiene alguna queja con respecto a la pelea?- pregunto Raizer de forma tal y como lo caracterizaba.

-Para nada... si las tuviera el Rating Game se volvería inútil. Sin mencionar que las circunstancias involucradas esta vez… si tuviera alguna queja mi antigua familia seria deshonrada- al contestar y dejar asombrados a varios en la sala, me miro y sonrio.

-Quería algo interesante para el compromiso de mi hermana. Tú, el chico de ahí. Quería ver el poder de dragón que posees personalmente, asi que le pedí a Grayfia arreglar esto- Dragón contra Phoenix… que fuego quemara más? Seguramente no soy el único en pensar que ese enfrentamiento será grandioso.

-Una pelea entre dos poseedores de poderes legendarios volverá esto interesante, no crees?- yo solo lo mire de forma seria, sabía que esto era una treta y que el Rey Demonio quería liberar a su hermana.

-Chico dragón… te gustaría mostrarnos a mí y a los nobles presentes tus poderes una vez más?- no necesitaba pensarlo, ya tenía mi respuestas desde que llegue aquí.

-Sekiryuuttei… soy el Sekiryuuttei, Lucifer-sama. Y un dragón nunca tiene miedo al demostrar mi poder- Ddraig me había prestado su poder… lo mínimo que podía hacer era hacerlo respetar.

-Bien, Sekiryuuttei… que quieres como recompensa si gana- en ese momento Lucifer, fue interrumpido por Grayfia, quien le susurro algo inaudible para mí al oído. Pero pude ver de primera mano cómo la expresión del Rey Demonio cambio totalmente… aunque duro solo un segundo.

-Como pude concederle una recompensa a un demonio de bajo nivel, Lucifer-sama?- el Rey Demonio se tomó su tiempo para contestar.

-Como él lo dijo… su título es el de Sekiryuuttei, ese título está por encima de su posición como Peón de Rias Gremory. Merece una recompensa es lo mínimo para un Dragón Celestial- el tono confiado que tenía el Rey había desaparecido y remplazado por un tono serio.

-Estoy de acuerdo Sirzechs-sama, pero dejemos que decida que es lo que quiere después de la batalla, incluso si la victoria no es para él. Pues el título de Sekiryuuttei es aún más alto que el suyo- dijo Raizer mirándome con respeto. Sabía que debía ganar para poder vencer… aunque no quería usar el poder de Ddraig. Quería ver que tan fuerte me había vuelto.

Acepte la propuesta y ahora me encontraba parado en una clase de plataforma, la cual era como un tablero de ajedrez gigante, luego de un momento inspeccionando el lugar, a varios metros de distancia apareció Raizer con un traje de batalla muy peculiar, no creo poder describirlo.

Puse mi pose de batalla a la vez que convocaba mi espada, e iniciaba el conteo para los aumentos de poder de mi Sacred Gear. Debía de tener cuidado, la el fuego de Phoenix quemaba más que el normal, más sin embargo no sé si quema más que el mío.

Pasó el tiempo, ya tenía heridas y quemaduras en mi cuerpo causadas por las magias de viento y fuego que Raizer usaba contra mí… yo no me quedaba atrás, él también estaba herido pero en menor medida, le corte varias extremidades varias veces, pero él las regeneraba cada vez que lo hacía.

Había estudiado que los Phoenix eran "Inmortales". Ya que tenían una capacidad de regeneración increíble, además de un gran manejo del fuego y el viento. Tal y como la legendaria Ave Fénix. Era imposible derrotarlo con métodos comunes.

Pero me había dado cuenta de algo, su magia era más fuerte que en el Rating Game. Su motivación… su magia era más fuerte al igual que su motivación por ganar. Si logro hacer que su motivación baje… lograre hacer que se debilite un poco.

Al mirar Rias, buscando fuerzas… lo único que encontré fueron sus lágrimas. Pero mi corazón sabía que no lloraba por mi… lloraba por él. Por verlo herido. Yo quería ver a mi Ama feliz… al fin había descubierto que todo había sido un engaño.

Ahora me doy cuenta, que yo era el único que se oponía al matrimonio. Ninguno de mis compañeros me apoyo. Pero sabía que tenían sus motivos. Akeno y Koneko amaban a Raizer y Kiba amaba Karlamine; una de los Caballeros de Raizer.

Deje de lado mi postura de batalla. Rias siempre amo a Raizer… el hecho de que sea cariñosa conmigo siempre fue su forma de ser con cualquiera de sus siervos. La mire con tristeza y dije en voz alta.

-El deseo del Rey es prioridad… me rindo!- dije mirando al suelo, tratando de ocultar mi tristeza. Al instante nos tele transportaron, pero yo aparecí en una habitación a oscuras.

Estaba muy oscuro, pero a pesar de eso pude ver a mi Ama, al Lucifer y a aquella Maid que siempre estaba con él.

-Issei… perdóname por no contártelo antes. Yo me comprometí voluntariamente con Raizer. Nunca quise lastimarte ni generar mal entendidos contigo…-

-Lo se… yo fui el único tonto que mal interpreto sus intenciones puras mi Rey. Espero que sea feliz en su nueva vida, aquí en el Inframundo- dije mientras hacia una reverencia como caballero.

-Perdóname de verdad… nunca quise hacerte llorar- había inclinado mi cabeza para ocultar mis lágrimas. Pero ella se acercó a mí y levanto mi rostro.

-No importa… el deber de un Peón es cumplir los deseos de su Rey- dije tratando de mantener la compostura.

-Tú también vivirás en el Inframundo… no tienes que quedarte en el mundo humano- me dijo, pero no podía aceptar su propuesta.

-No puedo Rias-sama… tengo a mi familia ahí, mi mama y mi papa. Además, yo la amo mi Rey… si estoy con usted va a hacer mucho más difícil olvidar ese sentimiento. Por favor… comprenda- dije mientras ella me abrazaba.

-Que es lo que deseas Sekiryuuttei… que deseas hacer ahora?- El hombre de Cabellos carmesí se acerco, no me miraba mal ni enojado. Me miraba comprensivamente. Me levante y mire seriamente al Rey Lucifer.

-Deseo ser una pieza Libre, y que me lleven al mundo. Quiero alejarme un tiempo de lo sobre natural. Y no quiero que mis compañeros me visiten… quiero estar solo- dije mi deseo, sin mirar a mi Rey. Ya era bastante doloroso saber que no me correspondía.

Una pieza libre, es capaz de hacer lo que quiera obviamente sin perjudicar a nadie, ni meterse en problemas con las otras facciones. Es libre de elegir como vivir su vida, y no le debe responder a nadie más que a sus propias convicciones. Se puede vivir donde quiera y, es libre de elegir si participar o no en los Rating Game con su Clan. También tiene la opción de seguir haciendo contratos con los humanos.

Esto me daba una nueva oportunidad para tratar de no perder lo poco que me quedaba de humanidad. Para cuidar mejor a mis padres que siempre me han apoyado… y contarles la verdad de una buena vez, para sus peleas constantes pararan. Aquellas peleas que comenzaron tiempo después de volverme un demonio.

-Issei… tu?-

-Entonces así será, de ahora en adelante serás un peón libre… espero logres la facilidad en el mundo humano, Grayfia te llevara a tu hogar- Lucifer interrumpió a mi Ama y me dijo esas palabras. Solo hice una corta reverencia, mientras Grayfia creaba un círculo mágico para volver a mi hogar. La luz del círculo provoco que cierre mis ojos.

Después de unos segundos los volví a abrir y ya estaba en mi habitación, mismo lugar donde me desperté y tome la decisión que me habría los ojos.

-Perdón por insistir en que interrumpas la ceremonia sin saber que los sentimientos de Rias hacia Raizer eran puros- dijo aquella Maid mirándome y haciendo una reverencia.

-No se preocupe Grayfia-sama... usted no lo sabía, ni siquiera yo- pronuncie mientras me acercaba a la ventana de mi habitación, para observar la hermosa Luna llena que se coronaba en lo más alto del cielo. Indicando que ya era media noche.

-Pero… porque te rendiste? Con tu petición pudiste hacer que ella se casara contigo, hubieras sido feliz- ella me pregunto eso con un tono de sincera duda y curiosidad. Solo sonreí nuevamente al cielo.

-Yo solamente soy un peón, no soy nadie para intervenir en los deseos de mi ama. Un Peón debe velar por la felicidad de su rey y sus compañeros. Si la obligaba a casarse conmigo, ella solo sería infeliz… y yo no quiero ver a la persona que más ame sufrir, mucho menos a mis amigos- respondí con toda sinceridad, ver a mis compañeros y a mi Ama sufrir por un deseo egoísta… no es mi propósito.

-Pero tú también la amas… y los mismos reyes de séquito también tienen que asegurar la felicidad de sus sirvientes. Rias cometió un error al ilusionarte… pudiste haberte vengado- sus palabras me tomaron por sorpresa… era verdad, yo la amaba y si, ese era el deber de un Rey.

-Pero yo quiero que ella sea feliz… y sé perfectamente, que para que eso suceda, yo no tengo que estar ahí- dije mientras me voleaba a verla a los ojos… conteniendo mis lágrimas.

-Sacrificaste tu propia felicidad por la de tu ama… cambiaste demasiado desde la última vez que nos vimos- pude escuchar perfectamente la primera parte, pero no entendí lo que me dijo después… yo la conozco desde antes?

-Vendré a visitarte de vez en cuando para controlar los contratos demoniacos que hagas, y entregarte la remuneración de los mismos. Te deseo suerte en esta nueva etapa de tu vida… Hyoudou Issei- sólo asentí dejando de lado lo que dijo anteriormente. Pude ver como ella se marchó por un círculo mágico.

Me senté en mi cama, pensando en todo lo que había hecho hasta ese momento. Necesitaba pensar y relajarme. Y solo había un lugar a estas horas donde podía hacer eso. Me encamine hacia el bosque… a visitar a mi amiga.

No quise pensar en nada durante el camino, no tenía ánimos para eso. Pero sabía que me recompondría, pude hacerlo antes. Y ahora podré hacerlo de nuevo. Sé que soy fuerte… solo tengo que volver a ganar valor.

Al llegar comencé a limpiar el lugar, pues habían caído un par de ramas y hojas. No tenía prisa alguna y lo limpie tomándome mi tiempo.

-Prometo venir a visitarte más seguido Asia… perdóname por no haber venido antes- esa promesa la mantendré por siempre, yo cumplo con mis promesa pase lo que pase, no importa que... nunca falto a mi palabra.

-Aún lloras por la muerte de esa monja?- conozco esa voz. La causante de todo esto… de que me volviera un demonio, y de que Asia muriera. Reynare, aquel Ángel Caído que le arrebato la vida a mi amiga estaba aquí.

Rápidamente me voltee a verla y descubrí que no estaba sola. Habia un hombre de mediana edad con cabello negro corto y ojos azul oscuro. Estaba vestido con una gabardina gris, una camisa blanca, pantalones y zapatos negros, llevaba un par de guantes y un sombrero negro. Lo conocía perfectamente… es Dohnaseek. Intento matarme hace tiempo, pero Rias me salvo.

Al lado de Dohnaseek había una mujer de cabello azul largo hasta las caderas, vestida con un pantalón de mezclilla negro, zapatillas blancas y una blusa roja, además de estar cubierta por un par de placas de armadura. También conozco a esta mujer, tuvimos un enfrentamiento en el pasado. No note malas intenciones aquella vez, solo nos había topado por casualidad. Por eso me intrigaba verla ahí. Si no mal recuerdo, su nombre era Kalawarner.

Después estaba Mittelt, ella tenia la apariencia de una niña con cabello rubio y ojos azules. Llevaba puesto un vestido negro gótico con volantes blancos, un gran lazo negro en la parte delantera y una joya verde incrustada en el cuello del vestido, calcetines blancos hasta los muslos y zapatos negros.

-Que quieres ahora Reynare? No es suficiente con lo que ya hiciste?!- me molestaba ver a la mayoría de ellos ahí. Me sorprendía lo de Kalawarner, el verla aquí me genera decepción.

-Te duele mucho el que la hayamos asesinado verdad? Es una lástima que ya no tengas a tu ama aquí… después de todo se está casando verdad? Pero tu la amabas… y ella te ilusiono con para también tener tu cariño. Eso la hace una perra no crees?- dijo sonriendo con cinismo.

-No justifico el comportamiento de mi Rey… pero tampoco creo en tus palabras, no tengo por qué creerle a una maldita que me ilusiono y luego me asesino. A qué has venido Reynare?- pregunté sin vacilar además de evitar que me llenara de ideas la cabeza.

Podía notar que me analizaban con la mirada, yo no podía hacer eso… pero Ddraig me ayudaba. Reynare era la más poderosa de los cuatro, seguida por Kalawarner, Mittelt y Dohnaseek.

-Pues no es obvio? He venido a recuperar el Sacred Gear de la pequeña monja que ahora posees en tu interior- ella no se quedó a ver como Asia y yo moríamos, alguien le otorgo esa información. Y era claro que venía a matarme.

-Sabes perfectamente que no te lo entregare solo por pedírmelo!- era claro que había traído a sus amigos para que la labor sea más fácil.

-Eso me queda claro asqueroso demonio… por eso, esta vez no saldrás con vida- al escuchar sus palabras puse mi postura de batalla y convoque mi espada. Asia se sacrificó para que yo viviera… no voy a dejar que su sacrificio sea en vano!

-No voy a morir aquí Reynare! Este día haré pagues por lo que le hiciste a Asia- deje salir mi poder y el dolor que sentía con aquellas palabras. El haber perdido a Asia fue un enorme golpe para mí... pero lo que más me afecto fue que fui demasiado débil como para protegerla. Fue la primera vez que no pude cumplir con una promesa… y juro por mi vida, que será ultima.