El fuego del cambio

Era el inicio de sus vacaciones y por supuesto estaban más que felices por irse de viaje, salir de la aburrida y tediosa rutina y disfrutar de todas las aventuras que podían venir en su camino, sobre todo porque viajaban con alguien al que casi nunca veían, su abuelo Max Tennyson. Los primos no se agradaban mucho y les gustaba burlarse del otro cuando pudieran, pero al mismo tiempo se preocupaban del otro, aún más si es que uno de ellos llegaba a meterse en problemas, y siempre terminaban perdonándose, eran más como hermanos. Sus vacaciones eran de dos meses y medio por lo que sus padres les planearon viajar con su abuelo por todo el país en su casa rodante lo que al principio parecía entretenido, excitante, pero después de los primeros minutos de viaje se aburrieron de inmediato como los niños que eran, solo les interesaba llegar a un lugar y jugar, el viaje todavía no entraba en su concepción de entretención. Se abuelo se reía al ver lo aburridos que estaban, les recordaba que tenían la misma actitud que sus padres cuando ellos eran chicos.

- hey quieren relajarse, pronto vamos a llegar al campamento cerca del lago y ahí vamos a poder armar la tienda, armar una fogata, asar malvaviscos para luego comerlos y mhhh, deliciosos- se chupeteó los dedos mientras comía dichos malvaviscos imaginarios. Los primos suspiraron al mismo tiempo.

- eso lo dices porque a ti te gusta, no tienes ni idea de lo que nos gusta o sino no estaríamos en este eterno viaje a acampar- se quejó Ben.

- es verdad, no deberíamos ir a lugares que no nos gustan- agregó Gwen. El abuelo se llevó su mano derecha a la barbilla mientras ponía una cara de reflexión.

- a ver... como yo soy el que los está llevando en una casa rodante donde pueden dormir y comer siendo que además yo soy el que pagaré por todos sus gastos- explicaba mientras hacia gestos en el aire- me parece justo que ustedes decidan- dijo al final con una sonrisa junto con un ligero aplauso. Como los primos estaban tan aburridos, ellos fallaron en notar el sarcasmo contenido en sus palabras.

- ¡en serio!- gritaron felices. Su abuelo seguía sonriendo de oreja a oreja.

- NO- dijo cambiando drásticamente su expresión- como yo estoy a cargo yo decidiré a donde ir y a donde vamos a divertirnos, así que será mejor que aprendan a divertirse a los lugares que vallamos ¿me entendieron?- terminó con un tono autoritario. Los primos se miraron nerviosos, definitivamente no se esperaban una reacción así por parte de su abuelo. Los dos suspiraron rendidos.

- si abuelo. Su abuelo no dijo nada, solo sonrió y volvió a concentrarse en el camino. Ben quién estaba demasiado aburrido decidió apoyar la cabeza entre la ventana y el asiento y cerró los ojos con la esperanza de dormirse, no funcionó por todo el movimiento del vehículo. Gwen al cerrar los ojos quiso imitar la idea, pero luego de tratar por diez minutos y notar que no había diferencia se rindió y miro perdidamente el camino.

El sol se estaba colocando y los Tennyson se encontraban montando campamento. Los primos no se encontraban tan aburridos ahora que tenían algo que hacer en vez de estar sentados en los asientos de la casa rodante sin poder hacer nada más que mirar por la ventana en aburrimiento. Max estaba preparando la fogata al reunir troncos, piedras y rocas donde los tres podrían sentarse a disfrutar de los malvaviscos mirando las estrellas y tal vez contar historias de sus propios viajes, un poco exagerados para engancharlos un poco. Pueden que ahora no lo apreciaran, pero él estaba seguro de que en algún momento de sus vidas, y ojala dentro del mismo viaje, lo fueran a disfrutar y recordarían lo genial que fue o pudo haber sido y lo tontos que fueron al no aprovechar la oportunidad que tenían frente a sus ojos. Cuando el sol ya se había escondido definitivamente, el oscuro cielo cubriendo la tierra y las estrellas se iluminaron en su eterno telar negro, todo el campamento ya estaba terminado. Los tres se sentaron a tostar malvaviscos en silencio preguntándose qué hacer o cómo rellenar el silencio. Ben estaba distraído y aburrido a pesar de que quería comer los malvaviscos. Finalmente, después de varios minutos en que nada sucedía y de escuchar los murmullos de su abuelo quien parecía tener problemas para recordar algo, no soportó más lo pasivo que era toda esta actividad, él quería algo con que entretenerse o al menos moverse. Agarró un puñado de malvaviscos y se los echo al bolsillo.

- hey qué crees que estás haciendo- comentó Gwen enojada al ver la acción de Ben. Él se levantó y miró a los dos con una expresión de enojo y aburrimiento.

- me voy a explorar, no me esperen- dijo cortantemente. Se dio media vuelta y empezó a adentrarse en el oscuro bosque que apenas era alumbrado por la tenue luz de la luna. Gwen quiso comentar algo, pero fue detenida por su abuelo.

- déjalo ir, estos bosques son seguros así que no hay forma en las que él se meta en problemas- dijo con un tono bastante relajado mientras su sonrisa nunca se alteró. Gwen se sentó y se concentró en su malvavisco que, para su horror, estaba quedando negro. Por otro lado Max estaba disfrutando los suyos que estaban bien cocinados.

Caminó por varios minutos sin objetivo alguno, sin meta que cumplir o destino que llegar, solo quería caminar para ocupar su mente. Su paseo pudo haber resultado mucho más relajante si no fuera porque cada cierto rato se tropezaba o chocaba con alguna rama que estaba escondida en la oscuridad, menos mal que la luna alumbraba un poco o no podría haber llegado tan lejos, lo más probable es que se hubiera frustrado otra vez y se hubiera echado en el piso a mirar las estrellas a calmarse, en realidad lo que sintiera que fuera mejor, tal vez los dos al mismo tiempo. De vez en cuando mientras caminaba miraba hacia el cielo y admiraba las estrellas. Esas eternas luces del cielo eran magnificas a su parecer, las encontraba intrigantes y el hecho de que estuvieran tan lejos le fascinaba, al menos eso significaba que jamás tendría que lidiar con ellas y que jamás le aburrirían. Mientras observaba el cielo se dio cuenta de algo muy brillante se movía a través del cielo dejando una hermosa estela. Como un rayo que golpeó su mente él recordó el nombre de eso que estaba viendo, estrella fugaz. Al verla la estrella fugaz por un par de segundos más se dio cuenta de que iba demasiado lento como para ser estrella fugaz, más bien era un meteorito cayendo en la atmósfera envuelto en llamas, por un momento pensó que ambos términos podrían ser el mismo y se confundió. Volviendo al presente, esa idea del meteorito le dio un poco de terror debido a lo que había visto en la tele que fue un meteorito lo que terminó con la vida de los dinosaurios en la tierra. Después de observar por otros segundos más se dio cuenta de que la trayectoria no apuntaba hacia su dirección por lo que se relajó y siguió observando, admirando, tal vez este viaje no fue tan malo después de todo. De pronto se le helo la sangre, fue tan repentino, pero solo pudo hacer una cosa, agacharse. En el momento que lo hizo un sonido ensordecedor junto a un flujo de aire muy fuerte y caliente cruzó sobre él, amenazándolo con quemarlo. Casi al instante un temblor extremadamente fuerte sacudió la tierra que lo tumbó en el piso.

Todos los campistas del área notaron como un meteorito se había estrellado en el bosque, pero esto preocupo en especial a dos personas.

- ¿crees que Ben este bien?- preguntó Gwen mientras se mordía ligeramente el labio. El abuelo la miró de vuelta con una expresión muy sería y al notar lo preocupada que estaba cambió su expresión a una mucho más amigable.

- no te preocupes, nadie ha salido lastimado por un meteorito en la historia de la humanidad, créeme él está bien- respondió. Esas palabras calmaron un poco a Gwen, pero no le quitaron la preocupación de encima debido a que según lo que recordaba Ben era extremadamente bueno en atrayendo problemas.

- ¿no crees que sería mejor ir detrás de él?

- conociéndolo el vendrá a gritarnos encima lo que pasó, no te preocupes él está bien- respondió con una sonrisa. La verdad es que él estaba preocupado porque eso había estado extremadamente cerca, pero lo que más le molestaba era la trayectoria que había tomado la roca de repente cayendo sobre el bosque, no había nada natural en cambios repentinos como ese y podría significar problemas, se prepararía en caso de que fuera algo fuera de lo común.

Ben se acercó hacia donde supuestamente había caído el meteorito. Caminó por un minuto cuando logró ver el cráter que se había formado. Él no sabía mucho sobre fuerzas de impacto, pero encontró muy extraño que el cráter era muy chico para el tamaño del meteorito. Se acercó más al cráter para ver el meteorito y cuando estuvo encima logró ver una esfera de metal perfecta. Por un momento le dio el enorme impulso de tocarlo, o sea quién desperdiciaría una oportunidad como esta, ignorando por completo que todavía estaba ardiendo con calor. En el momento que acercó la mano, soportando el calor que emanaba, la esfera se abrió rebelando un extraño objeto que tenía una forma similar a la de un reloj, ahí en ese momento el impacto que genero el extraño artefacto le ganó a cualquier otro impulso o noción que tuviera en sí en ese momento e ignoró por completo que acababa de caer un artefacto extraño del cielo, posiblemente del espacio exterior, con un reloj en su interior. Siguió acercando su mano entonces algo totalmente fuera de su expectativa ocurrió, el extraño reloj salto hacia su muñeca izquierda y se adhirió fuertemente. Ben se vio presa del pánico y empezó a gritar mientras sacudía su brazo para sacarse el extraño objeto. Al darse cuenta de que agitar el brazo no servía de nada empezó a golpearlo contra todo lo que podía encontrar, pero tampoco surtía efecto. En la desesperación trató de hacer algo que claramente no podía funcionar, trato de sacárselo con la ayuda de su mano libre y en ese momento el extraño reloj hizo que algo se desprendiera parcialmente y proyectara un holograma de una extraña figura. Ahí su curiosidad superó por poco su miedo, además de que pensaba que tal vez si seguía experimentando con eso tal vez, solo tal vez, podría sacárselo de encima. Empezó a manipular el pedazo que estaba proyectando el holograma y a medida que lo hacía girar el holograma cambiaba. Se preguntó que sucedería si lo presionaba y lo hizo cuando el holograma proyectaba una figura humanoide.

Sintió que cada músculo de su cuerpo se desgarraba y regeneraba constantemente a una rapidez de vértigo, fue algo muy doloroso que su joven mente no había estado ni cerca de experimentar y lo único que quería era que se terminara, que se desmayara o algo parecido y que el dolor cesara. El intenso y agudo dolor solo duro media fracción de segundo, pero para él se sintió como una eternidad. Cuando abrió los ojos notó que todo estaba igual, cuando trató de pensar la cabeza le dolió enormemente y se llevó la mano a la cabeza, pero se detuvo al notar algo que estaba muy mal ¡Su mano estaba en llamas! De nuevo empezó a entrar en pánico, trato de apagar su brazo solo para darse cuenta rápidamente de que su brazo derecho no era lo único que estaba en llamas, sino que su brazo izquierdo también y fracciones de segundo más tarde notó que todo su cuerpo aparentemente estaba envuelto en llamas, consumiéndolo, desesperándose aún más. Se tiró al piso, rodó con todas sus fuerzas, hizo todo lo posible para apagarse, pero era inútil. Mientras trataba de apagarse encendió un par árboles y ramas cecas que estaban en el piso. Al ver como los árboles se empezaron a quemar se sintió demasiado culpable y un sentimiento terrible lo azotó, pero al mismo tiempo se dio cuenta de algo muy importante, llevaba quemándose por un buen rato y no sentía dolor, de hecho, se sentía completamente normal y las llamas de alrededor le daban una sensación de alivio, como si fuese correcto estar rodeado fuego. En ese entonces se miró lo que podía verse de cuerpo y notó que la forma de su cuerpo había cambiado, aparte de estar eternamente cubierto en llamas parecía tener pedazos de roca incrustado en su cuerpo. El ruido de un árbol quebrándose y sucumbiendo en llamas trajo a Ben de vuelta a la realidad. Entró nuevamente en pánico al ver como todo estaba sucumbiendo ante las llamas y lo rápido que ellas se estaban esparciendo a través de toda la vegetación del bosque. Tenía miedo, estaba aterrado y quería a su abuelo.

Mientras miraba el cielo se dio cuenta de que había un pequeño tono naranjo, señal de que el sol se estaba alzando lo que la descolocó un poco.

- abuelo cuanto rato llevamos acá afuera, ya puedo ver los rayos del sol en el cielo- comentó Gwen extrañada. El abuelo frunció el ceño y miró hacia el cielo y como Gwen, él también notó el tono naranjo del cielo, pero eso le trajo una inmensa duda. Miro a sus alrededores y notó que la fuente venía del bosque.

- no es el sol sino un incendio que está sucediendo dentro del bosque- comentó alarmado, pero manteniendo su compostura. Gwen se sintió un poco asustada al escuchar que un incendio se había iniciado en un bosque que no estaba tan lejos de ellos.

- debió de haber sido un campista un poco idiota que se descuidó lo suficiente para armar ese escándalo... En ese momento se dio cuenta de un pequeño, pero muy importante detalle y no fue el único.

- ¡Ben!- exclamaron con horror los dos al mismo tiempo.

Estaba aterrorizado, trataba de apagar las llamas, pero lo único que podía hacer era empeorar la situación. Se sentía inútil, no podía hacer nada para ayudar, solo podía empeorar las cosas y eso le traía demasiada angustia. Él ya no tenía miedo sino que ahora era presa del horror y el pánico.

- ¡BEN! Al escuchar como una familiar voz femenina gritaba su nombre su cerebro hizo un *click* dándose cuenta de algo muy importante y aterrador. Era un ser de fuego que había causado un incendio que podía herir a muchas personas y tal vez matarlas con tan solo existir, no quería imaginarse de que otras era capaz de hacer ahora que era así, luego se preguntó qué pasaría más adelante seguía siendo ese mismo ser de fuego, cuantos accidentes podría causar, cuantas personas podría herir y si alguna vez les causaría el mismo daño a su familia. El extraño reloj había mostrado más figuras que probablemente eran otras extrañas bestias seguramente con características más aberrantes y peligrosas que, sin control, podrían trasformar su cuerpo exponiendo al resto a esos peligros. Se escondió detrás de un arbusto que ardía en llamas y miró en la dirección donde había escuchado su nombre. Gwen estaba gritando desesperada mientras que con un extintor en mano apagaba el fuego. Al verla sintió un agujero gigantesco en su estómago, se había resistido a las ganas de salir a explicarle lo que le había sucedido, pero sabía que con tan solo su presencia ella se aterrorizaría y probablemente terminaría quemándola como mínimo, se rehusaba a pensar en peores escenarios. En ese momento hizo una decisión que lo afectaría para siempre, por el resto de su vida. Una lágrima que parecía ser una gota de lava cayó de su ojo derecho y cayó en la tierra que empezó a ser consumida. Se dio media vuelta y se echó a correr lo más lejos que pudo, sin mirar atrás, dejando que el agujero en su interior creciera y sintiendo como su cerebro volvía más frío.

Los bomberos habían trabajado arduamente por horas para acabar con las llamas del incendio y ahora se encontraban mojando todo el bosque para reducir las posibilidades de que alguna otra rama seca o arbusto pudiera prenderse en fuego y reiniciar todo el caos. Los campistas estaban todos reunidos en la zona de camping donde habían un par de ambulancias atendiendo a un par que fueron víctimas del fuego, afortunadamente ninguna lesión que hayan sufrido fueron lo suficientemente graves para causar mayor preocupación. De todos los campistas había un par que se encontraba con un nudo en su corazón. Gwen se encontraba de frente contra la casa rodante con una complicada expresión en el rostro. Se mordió fuertemente el labio, tanto así que empezó a sangrar, y además le empezó a dar puñetazos sin descanso a la casa rodante mientras las lágrimas caían libremente por sus mejillas. Max se encontraba hablando con los bomberos con la esperanza de que ellos pudieran encontrar a Ben o que tengan alguna pista, pero dentro de él sabía que la posibilidad de que lo peor pudiese ya ser una realidad. Gwen dejó de lanzar golpes para caer rendida con los nudillos ensangrentados en el piso mientras se abrazaba las piernas y seguía llorando desconsoladamente. Eran primos y a pesar de que se molestaban muy seguidos ellos dos se querían demasiado, eran como hermanos o tal vez mejor que eso, pero ahora solo serían recuerdos distantes y eso la destruía por dentro.


Espero que les haya gustado el inicio, por favor dejen sus comentarios sobre qué les gusto y que les desagradó.

Hasta la próxima (si es que la hay).