Disclaimer: Todos los personajes presentados en esta historia son propiedad de Thomas Astruc y Zag Entertainment, obra creada sin fines de lucro.

Lo mínimo que merece

Han pasado tres días desde el último ataque de Hawk Moth, tres días desde que Wang Fu dejo de ser el guardián de la caja de los miracoulous, tres días desde que las identidades secretas de sus compañeros fueron reveladas ante su mayor enemigo, tres días desde que Chloe Bourgeois decidió darle la espalda a Ladybug y transformarse en Miracle Queen, tres días desde que pudo resarcir su penosa actuación como Aspik y salvar a su compañera como Snake Noir, tres días desde que rechazó el beso de Kagami, tres días desde que su lady se convirtió en la nueva guardiana, tres días desde que ya no la llama su lady.

-¿Qué tanto estas mirando? Comentó desinteresadamente Plagg.

-No estoy del todo seguro. Respondió Adrien borrando por quinta vez el mensaje que estaba escribiéndole a Kagami.

-No entiendo porque tienes tantas dudas de hablarle, hace poco estabas dispuesto a besarla.

Adrien solo hizo una mueca de disconformidad para con la impertinencia de su kwami.

-Se perfectamente lo que no pasó.

-Lo que casi pasó. Interrumpió Plagg enfatizando la palabra casi.

-Como sea, se que no fue correcto y que le debo una explicación al respecto, pero no tengo ni idea de que decirle.

-¿Por qué no sabes que palabras usar? Inquirió la personificación de la destrucción mientras arqueaba una de sus cejas.

-Porque no se la razón por la cual la rechacé. Adrien soltó su celular y libero un sonoro suspiro mientras se dejaba caer derrotado en su cama.

-¿Esto es por Ladybug verdad, no ibas a dejarla ir? Francamente pensé que ya te habías cansado de ser rechazado.

-Gracias por el recordatorio, por poco y lo olvido. La sutileza en el manejo del sarcasmo del joven Agreste brillaba por su ausencia, casi tanto como el tacto de su kwami al hablar de los infructuosos intentos de conquista por parte de su portador, para con la heroína de París.

De pronto el celular comenzó a sonar y atrajo la atención de Plagg

-Bueno pues hoy estas de suerte. Comentó divertido Plagg mientras sostenía el teléfono en frente de Adrien.

-Llamada entrante de Kagami. Susurró Adrien sin terminar de reaccionar del todo ante la situación.

-¿Vas a responder o te quedaras congelado por el resto de tu vida? Lo increpó el kwami.

Adrien solto un bufido mientras hacía acopio de su, a estas alturas, limitada paciencia.

-¿Ho-hola? Tartamudeó nerviosamente el modelo.

-¿Adrien?

-Si soy yo.

-¿Te encuentras bien?

-¡No! Quiero decir si, la verdad no lo sé. Adrien rememoro sus palabras y reparó en lo patético que había sonado.

-Veo que continúas mostrando indecisión ante mí. El tono de Kagami era pacífico, pero el modelo la conocía lo suficiente como para saber que en el fondo estaba muy molesta.

-Necesitamos hablar. Adrien no supo de dónde sacó el valor para ser tan directo, pero algo dentro de él le dijo que ya era hora de que lo hiciera.

-Estoy de acuerdo, aunque no estoy segura de donde podríamos vernos en priva…

-La pista de hielo, dentro de una hora. El joven Agreste se sonrojó de inmediato, luego de haber tomado conciencia de su irrespetuosa interrupción.

-Es un buen lugar, te veo en una hora. Kagami finalizó la llamada sin dar siquiera una despedida.

Adrien se mantuvo unos tres minutos mirando su teléfono sin emitir ninguna reacción al respecto de lo que acababa de hacer.

-¿Estás bien? La voz de su kwami lo sacó al modelo de su transe auto impuesto.

-Sí, de hecho ya sé que debo hacer.

Adrien bajó hasta el salón de su hogar y solicitó a su guardaespaldas que lo transportara a la pista de hielo.

El portador del miracoulous de la destrucción llegó al punto de encuentro poco menos de treinta minutos antes de la hora pactada, era un manojo de nervios, y para su desgracia toda la seguridad que solía ostentar, iba mermando con el pasar de los minutos, para su fortuna el vehículo de la familia Tsurugi se presentó cinco minutos antes de lo pactado.

Kagami saludó educadamente a su único rival digno en esgrima, su único verdadero amigo, ¿Su único interés amoroso?, bueno eso última estaba a punto de descubrirlo.

-Lamento haber sido tan descortés antes. Se disculpó sinceramente Adrien.

-No hay problema, francamente prefiero cuando eres directo con tus intenciones. El joven Agreste sabía que Kagami no era precisamente buena a la hora de tener tacto con las personas, no es como que sus habilidades sociales fueran mucho mejores que las de su amiga, pero la falta de destreza social de la esgrimista le resultaba particularmente contraproducente en esta ocasión.

-Vamos a los vestuarios, podremos hablar en privado allí. Sugirió Adrien, a lo que Kagami simplemente asintió.

Ya en los vestuarios y una vez que se cercioraron de estar completamente solos y sin posibilidad de ser escuchados por terceros, Adrien carraspeó para preparar su explicación, sin embargo fue Kagami quien tomó la palabra primero.

-¿Por qué rechazaste mi beso? Kagami fue directo al punto, como era su costumbre.

-Porque no podía aceptarlo, no hubiera sido justo para ti. La esgrimista escrudiñó con su mirada al modelo, intentando detectar un deje de mentira en sus palabras, cosa que no logró encontrar.

-¿A qué te refieres con que no sería justo para mí? Kagami mantenía una firme postura mientras hablaba, su voz tal vez sonara tranquila, pero todo su cuerpo se iba tensando poco a poco.

-Porque no puedo corresponder a lo que sientes por mí. Adrien suspiró luego de hablar, sentía que se había sacado cien kilogramos de encima, aunque sabía que aún le quedaban un par de toneladas que soltar.

-¿Entonces por qué intentaste salir conmigo?

-Porque de verdad me gusta estar contigo, y te considero como una excelente amiga, incluso es probable que seas la única persona que entiende como me siento con respecto a mi padre, y supongo que malinterprete todas esas cosas y llegué a pensar que podríamos ser algo más. El modelo desvió su mirada, acto que para su desgracia no paso desapercibido para Kagami.

-Estas mintiendo. Exclamó firmemente la japonesa.

-¿Cómo dices? Adrien no esperaba ser descubierto con tanta facilidad.

-Respecto a lo último que dijiste, eso de que malinterpretaste nuestra relación, todo eso fue una mentira. Adrien suspiró, aunque sabía que su amiga no era fácil de engañar, había decidido hacer un último intento de cubrir la verdad, otro error más de su parte claramente.

-Tienes razón, dije que no hubiera sido justo aceptar un beso si no correspondía a tus sentimientos, pero lo cierto es que fui injusto contigo desde el principio, porque intente estar contigo para olvidar a la chica que me gusta. Kagami parpadeó por primera vez luego de una respuesta de Adrien, esa última frase la lastimo y él lo sabía.

-Eso se oye sumamente egoísta de tu parte. Sus palabras se sentían como cuchillos para Adrien, sin embargo lo peor es que sabía que eran verdad.

-Lo sé y me arrepiento por haberlo hecho, pero es precisamente por eso que no quise seguir jugando con tus sentimientos. El portador del kwami de la destrucción se mostraba genuinamente dolido por sus acciones, lo que suavizó la postura de la japonesa.

-¿Por qué hiciste eso? Preguntó la esgrimista sin dirigirle la mirada al modelo.

-Porque fui un idiota cruel e insensi…

-No me refiero a eso. Lo interrumpió Kagami poniendo su mano ante su boca.

-¿A qué te refieres entonces? Inquirió Adrien desconcertado.

-¿Por qué tratabas de olvidarte de la chica que te gusta? Definitivamente el joven Agreste nunca dejaría de sorprenderse con lo directa que es su amiga.

-Porque yo no le gusto, ya le he dicho lo que siento por ella repetidas veces, y siempre me ha rechazado. El solo recordar las respuestas de Ladybug a sus coqueteos le propició un semblante de tristeza.

Las palabras de Adrien descolocaron a Kagami, como pocas veces en su vida había estado, ella se jactaba de su buen juicio a la hora de leer a las personas y estaba segura que la única otra persona que podría llegar a conquistar a Adrien no era otra que Marinette, pero no se imaginaba en ningún momento a la chica de las coletas rechazando al modelo, esto generó una enorme confusión dentro de su cabeza, hasta que una resolución llegó de repente a ella.

-¿Quién es esa chica? Esa era la segunda pregunta que Adrien temía.

-Ladybug. Respondió con una sinceridad y simpleza casi pasmosas, dejando caer la segunda carga que portaba en su conciencia antes de citar a su amiga a la pista de hielo.

-¿Qué dijiste? Kagami no daba crédito a lo que acababa de escuchar.

-Ladybug. Contestó nuevamente el joven Agreste.

-¿Sabes quién es bajo la máscara? Preguntó Kagami aferrándose a la poca lógica que podía encontrarle a esta situación.

-No, no tengo la menor idea de quien pueda llegar a ser. Adrien se mostraba sorprendente calmado pese a sus declaraciones, y era precisamente esa calma la que estaba desequilibrando la estoica postura de Kagami.

-¿Entonces como puedes decir que ella rechaza tus sentimientos, como puedes sentirte triste porque no le gustas, como puedes tener la necesidad de usar a otra persona para olvidarte de ella, como puedes si quiera afirmar que te gustas si ni siquiera la conoces? La esgrimista despotricó cada una de sus preguntas dando gala de una pasividad cuasi inhumana, podrá estar dolida, molesta y sobre todo confundida, pero ella era una Tsurugi y una Tsurugi nunca debía perder la compostura.

-Respecto a eso te quería hablar, me gusta Ladybug, en verdad me gusta y no importa cuánto lo intente, no puedo dejar de sentir lo que siento por ella y eso es lo que me impide fijarme en otras personas, porque sé que cada vez que haya un akuma volveré a verla y volveré a intentar que se fije en mi. Adrien estaba siendo más sincero en estos cuantos minutos de conversación que en toda su joven vida, no solo se estaba abriendo ante Kagami, sino que se estaba abriendo ante sí mismo.

-¿Cómo es posible que le expreses tus sentimientos a Ladybug cada vez que un akuma se presenta? Kagami estaba genuinamente confundida por las palabras de Adrien, era tanto su desconcierto que incluso había aparcado la tristeza y el enojo a un segundo plano.

-Por esto, ¡Plagg Claws out! Exclamó el modelo adquiriendo lentamente su alter ego felino frente a la incrédula mirada de su rival en la esgrima.

-¿Esto responde a tus preguntas? Contesto Adrien tímidamente mientras observaba como Kagami lo miraba atónita y llevaba más de un minuto sin expresar palabra alguna.

-Sí, lo hace. Musitó la japonesa sin terminar de asumir lo que había presenciado.