Edward POV

Golpeé la puerta y esperé. Unos pasos apresurados se escucharon del otro lado, lo que me hizo sonreír. Seguido de eso escuché un grito.

- ¡Anthony, no corras por las escaleras! - cada día era lo mismo.

- Lo siento, mami – escuché que le gritaba mi hijo a través de la puerta,

Anthony siempre sacaba su artillería pesada cuando la llamaba así. La puerta se abrió y pude ver a mi diminuta copia que se encontraba sonrosado por la carrera.

- ¡Hola, papá! - se abalanzó contra mí y yo lo tomé en mis brazos para besarle la mejilla.

Pronto no podría tomarlo de esta manera. Estaba creciendo demasiado. Tony estaba por cumplir los 5 años, era delgado, pero uno de los más altos de su clase.

- Hola Tony ¿Cómo estás? - dije mientras me agachaba para ponerlo en sus pies otra vez.

- Muy bien - dijo sonriendo - ¿Vienes por mí? ¿Quieres jugar hoy? - me dijo dando pequeños saltos en su lugar, sus ojos brillando y sonriendo.

- Si quieres jugar, claro - besé su sonrosada mejilla y él entró corriendo.

Me levanté mientras Bella aparecía en la puerta.

- Hola, Edward ¿Quieres pasar? - dijo mientras se secaba las manos en el delantal de cocina.

Se veía hermosa, aun cuando se vestía tan cotidianamente.

- Claro - respondí dándole una sonrisa.

Cuando pasé junto a ella le di un beso en la mejilla y ella puso su mano en mi hombro. Diablos, como deseaba besarla en la boca. El aroma de su shampoo era embriagador. Respiré antes de separarme.

- ¿Almorzarás aquí? - preguntó mirándome.

Tenía que inclinar un poco mi cabeza hacia abajo para mirar sus ojos. Quería acariciar su mejilla y estrecharla contra mí.

- Mm… no lo sé - dije olisqueando el aire - Creo que no huele lo suficientemente bien como para tentarme - Era una gran mentira.

Bella se encargó de darme un buen manotazo en mi hombro mientras reía.

- Extrañas mi comida, Cullen - dijo cruzándose de brazos y resaltando sus pechos. No pude evitar mirarlos y acercarme un poco más.

- Alto ahí - dijo deteniéndome poniendo su mano en mi pecho, lo que al parecer fue contraproducente.

Nos miramos lo que pareció una eternidad. Bella separó sus labios y aspiró. Quería besarla, tomarla de la cintura y llevármela. Lamentablemente sólo bastó una palabra para que me separara.

- Tony - dijo.

Tomé una bocanada de aire y di un paso atrás. Bella sacó su mano de mi pecho.

- Buen chico - dijo sonriéndome de lado.

- No hables - le dije frunciéndole el ceño. Me sonrió. Sus ojos brillando idénticos a los de Tony cuando se emocionaba.

Unos pasos apresurados por la escalera me hicieron moverme y acercarme al último escalón para recibir a mi hijo que saltaba desde la escalera. Lo apoyé en mi cadera y él se aferró a mi cuello con su guante de baseball en la mano y su bate sobresaliendo de su mochila.

- Nos vamos, mamá - le dije a Bella mientras caminaba hacia afuera.

- Edward... – dijo con las palabras en la boca.

- En una hora, lo sé - le sonreí mientras me giraba a mirarla.

- Bien - me sonrío de vuelta.

- Adiós, mami - se despidió Tony agitando su mano hacia ella.

- Adiós, corazón - le respondió Bella mientras cerraba la puerta de la casa. Suspiré al perderla de vista.

- ¿Estás listo, campeón? - le pregunté mientras palmeaba su muslo.

- ¡Nací listo, papi! - gritó y yo reí.

Lo besé en la mejilla.


- ¿De verdad tenemos que irnos? - dijo Tony llegando hacia mí.

Sus risos cobrizos se le pegaban a la frente por el sudor. Sus mejillas estaban rojas y sucias. Y no había rastro de la ropa limpia que traía cuando lo traje.

Me agaché a su altura.

- Tenemos que irnos, si no mamá se enojará - le dije tocando su nariz - ¿Quieres agua? -

Asintió recibiendo la botella que le tendía.

- ¿Podemos venir mañana? - dijo mientras se secaba la boca con su mano. Lo que dejó una marca de tierra por su cara.

Suspiré y tomé mi mochila para sacar pañuelos húmedos.

- Mañana es lunes, tienes que ir a la escuela ¿recuerdas? - abrió sus ojos y miró al suelo.

Froté el pañuelo en su cara y sus manos, hasta que estuvo más decente. Guardé las cosas de Tony y le puse su mochila.

- ¿Qué pasa, campeón? - dije cuando noté que no había levantado su mirada.

- ¿No te veré mañana? - me miró. Sus ojos brillando.

Sentí un escalofrío y besé su mejilla rosada.

- Sabes que trabajo todo el día. Para cuando llego debes estar durmiendo - dije como cada fin de semana.

- Te esperaré despierto, lo prometo - dijo con un tono de súplica y haciendo un puchero.

- Tony, también quiero verte todos los días. - le dije mientras tomaba sus pequeñas manos en las mías - Pero sabes que no es divertido estar conmigo cuando tengo que trabajar, estaré cansado y no podremos jugar. Te divertirás mucho más con mamá -

- Lo sé - suspiró.

Había sido bastante difícil para Tony la separación. Él todavía recordaba cuando podíamos estar todos los días juntos. Pero era un niño, creía y también esperaba que recordara sólo lo bueno de las situaciones ya que Bella y yo peleábamos muy a menudo cuando vivíamos juntos y por eso, fue una decisión mutua el separarnos.

- Te diré qué, prometo desayunar contigo mañana ¿quieres? - le dije. Inmediatamente sus ojos hicieron contacto con los míos y brillaron con ilusión y me dio una sonrisa mostrando sus dientes de leche.

- ¡Sí! - gritó - ¡sí, sí, sí! - dijo dando pequeños saltos en su lugar para luego abrazarme por el cuello.

Besé sus cabellos mojados por el sudor y le tomé la mano para regresar a casa.

- Hecho, entonces - le dije mientras comenzábamos a caminar.

- ¿Crees que mamá tenga el almuerzo listo? - dijo.

- Eso espero, muero de hambre - le dije tocando mi estómago. Él me asintió estando de acuerdo.

Cuando Bella abrió la puerta su sonrisa cayó al ver a Tony cubierto de tierra. Me miró estrechando sus ojos. Era tan malditamente sexy. Le sonreí de lado.

- En el camino nos topamos con un tornado ¿verdad, Tony? - dije golpeando su espalda.

- Sí, mamá. Un tornado muy grande. Papá tuvo que agarrarse de un árbol para no volar - dijo mirando a todos lados menos a Bella. Sonreí un poco. No se le daban las mentiras.

- Ah, eso explica el cabello de papá - dijo Bella sonriéndome maliciosamente. Fue mi turno de estrecharle los ojos.

- Te encanta nuestro cabello - acusó mi hijo apuntándola. Me reí mientras Bella se sonrojaba.

- Edward, si quieres comer aquí encárgate - dijo en advertencia antes de desaparecer y dejar la puerta abierta para nosotros.

Miré a Tony que se cubría la boca con ambas manos riendo.

- Vamos. No quiero quedarme sin comer - le dije empujando su espalda hacia adentro.

- Todavía le temes a mamá - dijo mientras reía y subía las escaleras.

- ¡Hey! Yo no le temo a mamá - le dije empujando su hombro. Sí le temía, ella sabía cómo castigarme - ¿Quién te dijo eso? -

- El tío Emmett - dijo. Iba a matarlo.

- Oye, tienes que estar de mi lado, eres mi hijo - le dije mientras entrábamos al cuarto de baño y comenzaba a llenar la bañera.

Tomé su polera y él levantó sus brazos para quitársela.

- También soy hijo de mamá, papá - dijo mientras se quitaba los zapatos.

- Eso lo sé, por eso eres tan perfecto - le dije mientras tocaba sus costillas desnudas para hacerle cosquillas.

- ¿Crees que mami es perfecta? - dijo entre risas.

- Claro que mami es perfecta - le dije mientras lo tomaba.

- ¿Entonces por qué no vives con nosotros? - dijo mientras lo metía en el agua caliente.

- Ya sabes por qué - le dije. Habíamos tenido esta conversación miles de veces.

Le comencé a frotar el jabón por su cuerpo.

- Porque pelean mucho - dijo mientras tomaba su barco y lo intentaba sumergir en el agua.

- Sí, tú mamá está un poco loca - le dije para picarlo.

- Eso lo sé - dijo para mi sorpresa. Me reí fuerte - Pero yo puedo amarla, aunque esté loca -

- Oye Tony, era una broma. Tu mamá no está loca. - le dije mientras sonreía.

- Tío Emmett dice que si - me dijo mirándome.

- Creo que Tío Emmett pasa mucho tiempo contigo - le dije sonriendo.

Le froté el shampoo en su pelo y luego se lo enjuagué.

- Él dice que ustedes se separaron porque mamá está loca y tú eres un tonto - me dijo mientras pasaba su mano por sus ojos para quitarse el agua.

- No le creas a lo que te diga tu tío ¿Está bien? ¿Crees que soy tonto? - le dije mientras le tomaba la mano para que se levantara y lo sacaba de la bañera.

- A veces - dijo como si tal cosa mientras le frotaba su cuerpo con una toalla.

- ¿Y cuáles son esas veces si se puede saber? - le dije.

- Cuando te separaste de mamá y te fuiste de la casa - dijo mirándome a los ojos.

Me quedé helado por un segundo.

- ¿Eso te lo dijo tío Emmett? - le dije con el ceño fruncido. Lo tomé en mis brazos para llevarlo a su cuarto.

- No, supongo que fue en ese momento cuando fuiste tonto. No recuerdo otro - dijo mientras se encogía de hombros. Suspiré. Golpearía a Emmett.

- ¿Qué te quieres poner? - le dije cuando llegamos a su cuarto. Me miró de arriba a abajo.

- Quiero mis jeans y mi camisa a cuadros - sonreí mientras los buscaba en el armario.

- ¿Quieres una camiseta blanca, también? -

- ¡Sí! - gritó.

Cada vez que lo vestía me copiaba el atuendo que llevaba.

- Bueno, campeón. Aquí está - le deje la ropa limpia para que pudiera vestirse solo mientras iba al baño.

Tomé la ropa sucia y la dejé en el cesto, tomé la toalla y la colgué en un perchero para volver a la habitación de mi hijo. Tony estaba con su ropa interior y luchando con sus jeans. Me reí mientras me acercaba a ayudarlo.

Bajamos las escaleras de la mano y Tony saltó el último escalón.

- ¡Edward, tuviste un gemelo! - dijo Bella cuando llegamos a la cocina.

Tony se sonrojó.

- Estás celosa porque copia el mío y no el tuyo - le dije recargándome en el marco de la puerta.

- Es porque no tengo vestidos en mi armario, mami - le dijo Tony con las orejas rojas.

- Lo sé, cariño - le dijo Bella mientras besaba su pelo húmedo. - Si quieres un vestido puedo comprarte uno - le dijo mientras me miraba de reojo.

Sonreí. No me importaba si mi hijo quería usar vestidos, había leído muchas historias de transexuales para que me molestara.

- No creo que me gusten, mami - le dijo. - Pero tranquila, cuando tú y papá tengan una hija puedes vestirla como tú -

Bella se quedó estática mientras servía los platos y yo no podía aguantar la risa.

- Hijo, nosotros no tendremos más hijos - le dijo Bella sin voltearse.

Sabía que estaba sonrojada, aunque no pudiera ver su cara.

- ¿Por qué no? - preguntó Tony mirándonos a ambos - ¿Seré hijo único para siempre? - dijo abriendo los ojos.

Me agaché a su lado.

- Claro que puedes tener hermanos cuando mamá encuentre a otra pareja - le dije mientras tomaba su mano.

- O papá encuentre otra pareja - dijo Bella girándose. Aún quedaba un rastro de sonrojo en sus mejillas.

Tony se quedó callado mientras pensaba. Yo y Bella nos miramos preocupados. Sentía que había pasado una eternidad y Tony seguía sin mirarnos. De pronto vi una lagrima caer de uno de sus ojos. Bella y yo saltamos. En un segundo lo tenía abrazado y Bella le acariciaba el hombro.

- Esta bien, pequeño - le dije besando su oreja. Sentí que Bella le besaba su cabeza.

Estuvimos un tiempo asi hasta que se calmó.

- ¿Quieres hablar de ello? - le preguntó Bella

Tony salió de mi cuello y se sorbió la nariz.

- Dijeron que tendría un hermanito en algún momento - dijo entre hipidos y con su labio inferior sobresaliente.

Era cierto. Un día Anthony pidió un hermano y le prometimos uno más adelante, pero nos separamos antes de lograrlo. ¿Por qué tenía tan buena memoria? Digo, tenía como 3 años cuando eso pasó.

- Aún puedes tenerlo - le dije. Su cara con lágrimas me estrujaba el corazón.

Siempre lo consentía en todo y me mataba no poder hacerlo ahora. La barbilla de Tony tembló.

- ¡No quiero! - gritó. Bella y yo nos miramos mientras más lágrimas comenzaban a salir y él se levantaba para correr escaleras arriba.

Suspiré. Miré a Bella y noté que tenía un par de lágrimas derramadas.

- Ven aquí - le tomé la mano y la acerqué para abrazarla.

Me rodeó con sus brazos y yo enterré mi nariz en su pelo.

- Sabes que podríamos tenerlo sólo para no ver su cara de desilusión - dijo contra mi pecho. Sonreí.

- Lo sé, pero no creo que sea buena idea. Sabes que no llora por eso - le dije.

- Lo sé – respondio y yo acaricié su espalda con mis manos.

Habíamos estado esperando que se echara a llorar porque no lo había hecho desde que nos separamos hace 9 meses. Me miró y yo tomé sus mejillas para besarla. Nos besamos por un momento y yo cambié mis manos a su cintura para estrecharla contra mí. Pasó su mano por mi pecho y gemí.

- Vamos - dijo cuando separó sus labios de los míos. Aun la tenía firmemente por la cintura, estrujándola con mi cuerpo. - No quieres descontrolarte - me dijo mirándome.

- ¿No quiero? - dije mientras veía sus labios.

- Vamos a ver a Tony - les dio unas palmadas a mis mejillas. Respiré y liberé su cuerpo caliente.

- Bien ¿Comemos en su cuarto? - le dije. Me asintió con una sonrisa.


Tenia esta pequeña historia en mi cabeza. Espero que les guste.

La tengo casi terminada pero quiero saber la recepción que tendrá primero jeje.

Saludos xoxo