SERÁS MI MUERTE

Por Niteryde

Traducido por Inuhanya

N/A: No poseo a Dragon Ball Z, sólo soy una fan. : P

Este es mi primera historia de DBZ, y mi primer intento de escribir una de mi pareja favorita. El famoso lapso de 3 años antes de la llegada de los androides. Espero les guste.

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Robots

Nació para ser el guerrero más grande que hubiese visto el universo, y no iba a detenerse ante nada hasta que finalmente alcanzara el poder destinado a su nacimiento.

El cuerpo de Vegeta gritaba por un descanso, pero los robots flotantes ya estaban listos para atacar de nuevo. Apretó sus dientes, respirando fuertemente mientras luchaba por mantenerse de pie en la insoportable fuerza de 350 veces la gravedad de La Tierra. Había estado trabajando sin descanso por dos días seguidos sin más que un receso para tomar agua, alimentado por una determinación fiera y orgullosa de no renunciar. En el fondo de su mente, endurecida en su memoria, había una motivación constante: la imagen de un Saiyajin de tercera clase y un niño del futuro haciendo la legendaria trasformación de Súper Saiyajin ante sus ojos. Era un insulto para su orgullo y honor como el Príncipe de todos los Saiyajin que estuviera siendo superado. El solo pensar en esa vista, en que otros alcanzaran un nivel que estaba destinado para él y sólo para él, hizo que Vegeta quisiera gritar con rabia. Era esa misma rabia la que lo mantenía en pie.

Parpadeó retirando el sudor de sus ojos, entrecerrándolos ante los robots que estaban en frente de él. Preparándose, Vegeta puso sus sentidos en total alerta y anticipación para el próximo ataque cuando su sensible audición captó una fuerte carcajada fuera de la cámara de gravedad. Sin querer, ubicó inmediatamente a la persona riendo como esa molesta y bocona mujer de cabello azul. Digirió una rápida mirada hacia la risa con molesto desprecio, su atención se desvió solo por un segundo.

Instantáneamente pagó el precio. Al mirar hacia un lado, Vegeta no tuvo tiempo de levantar una defensa antes de que un rayo de energía golpeara sus costillas y lo derribara contra la pared de la cámara de gravedad. Cayendo de espalda, siseó de dolor mientras apretaba sus costillas y cerraba sus ojos, la vergüenza dolía más que el dolor físico. Era completamente inaceptable para un Élite Saiyajin distraerse. Si los robots hubiesen sido los androides, estaría muerto. Lentamente, Vegeta rodó y solo por fuerza de voluntad, se puso de pie.

Inhalando un profundo respiro para aliviar sus pulmones ardientes, apretó duro sus dientes y juntó sus manos. De inmediato, luz brotó de sus manos mientras reunía la poca energía que le quedaba, antes de descargar un rayo que destruyó todos los robots a la vista, enviándolos despedazados al piso. Vegeta sonrió un poco con satisfacción, antes de tambalearse lenta y dolorosamente hacia el panel de control en la habitación. El alivio fue instantáneo y probablemente lo hubiera enviado al piso si no hubiese tenido el panel de control para apoyarse. No pudo evitar que su sonrisa se extendiera. No mucho más e iba a acostumbrarse a las 350 veces la gravedad de La Tierra.

Vegeta miró los carbonizados robots y recordó la risa distractora que había escuchado antes. Su sonrisa desapareció, reemplazada por un profundo frunce ante el recuerdo. Esos malditos humanos eran tan molestos, pero desafortunadamente tenía que tratar con ellos. Su fuerza regresó lentamente, se alejó del panel de control, dirigiéndose a encontrar a uno de ellos.

Tenía un humano específico en mente…

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Bulma colocó su mano izquierda en su cadera, mientras apretaba su nuevo teléfono celular en su mano derecha. Su único pesar era que, en vez, no estaba estrangulando el cuello de Yamcha.

"Estás llamándome MENTIROSA?"

"Yo dije eso?"

Bulma exhaló por su nariz con frustración, comenzando a pasearse en su habitación mientras intentaba no tropezarse con el desorden en el piso. "Mira, amigo, tengo cosas que hacer! Tengo trabajo que hacer esta noche, y no puedo ir a ver esta película contigo!"

En su apartamento, Yamcha volteó sus ojos molesto. "Sí, siempre estás ocupada, verdad? Incluso yo no estoy tan ocupado como tú y he estado entrenando duro para esos androides."

Bulma echó para atrás su cabeza y rió fuertemente. "Oh, por favor! Tienes el programa de entrenamiento más relajado que he visto! Todos los días estás llamándome queriendo hacer algo, pero olvidas que algunos de nosotros tenemos trabajos de verdad."

"Oye, estoy entrenando duro!" Espetó Yamcha, no mencionando a propósito el hecho de que actualmente tenía un juego de béisbol callado en la TV. Era un mal momento; merecía un descanso. Se recostó en su sofá y tenía una agria mirada en su cara cuando añadió: "Sólo porque no estoy matándome todos los días como ese idiota que estás hospedando no significa que no vaya a estar listo cuando vengan esos androides."

"El único idiota con el que estoy tratando en este momento es el que está AL OTRO LADO DE ESTE TELÉFONO!" Chilló Bulma, haciendo que Yamcha se estremeciera al otro lado. "Te dije que estoy ocupada y entonces tienes el valor de llamarme mentirosa!"

"Bueno, querías que le diéramos una oportunidad a nuestra relación, pero apenas parece que quieres intentarlo! Se llama hacer un ESFUERZO, Bulma!"

El frunce de Vegeta se profundizó mientras bajaba por el corredor del segundo piso de la casa Briefs. Escuchó a la mujer tan pronto como entró de entrenar. Esa maldita mujer era tan escandalosa a veces. Era una molestia, siempre con una respuesta en su lengua cuando se encontraban e intercambiaban algunas palabras afuera de su equipamiento de entrenamiento. Nunca había tenido a alguien hablándole tan libremente como lo hacía ella, y aun podía recordar quedar pasmado en silencio la primera vez que se le había acercado sin miedo y le había dicho en su cara que necesitaba un baño. Si no fuera por su familiaridad con Kakarotto y por su conocimiento científico y pericia técnica, sin mencionar la velocidad a la que podía realizar su trabajo, Vegeta no tenía duda de que para entonces ya le habría arrancado la cabeza.

Pausó en la puerta de su habitación, sus oscuros ojos escanearon brevemente la habitación antes de finalmente posarse en ella. Bulma estaba dándole la espalda mientras despotricaba en su celular, y sus ojos lentamente recorrieron su cuerpo mientras ella continuaba su conversación con ese débil humano que siempre venía al recinto. Ese tonto lo molestaba aún más que ella. Al menos la mujer era útil con sus aparatos e inventos. Su débil pareja no era digna del esfuerzo y la energía que le tomaría matarlo.

"Perdón?" Gritó Bulma enojada, inconsciente de que el Príncipe de los Saiyajin estaba en el marco de su puerta. "Sabes qué, BIEN! Te mostraré falta de esfuerzo, idiota!" Entonces colgó y lanzó furiosa su celular en la cama, donde rebotó y voló al piso. Lo miró todo el trayecto como si encarnara todo lo que estaba mal con su intermitente relación con su novio. "Es tan niño… argh!"

"Mujer."

Asustada, Bulma se dio la vuelta hacia la voz, su respiración momentáneamente se atascó en su garganta ante la vista de Vegeta de pie frente a ella. Tenía una toalla blanca colgando alrededor de su cuello, el sudor de su entrenamiento aun cubría su cincelado pecho. Sus manos estaban cerradas en puños, como si estuviera preparándose para una pelea. Su rostro se retorcía en un frunce amenazador mientras sus oscuros ojos en hundían en los suyos azules.

"Vegeta," exhaló sorprendida, una mano sobre su corazón mientras se preguntaba cuánto tiempo llevaría ahí. El frunce de Vegeta se profundizó cuando escuchó la forma tan suave en la que dijo su nombre. Bulma inhaló otro respiro, estudiándolo curiosa. "Todo está bien?"

"No, todo ciertamente no está bien!" Le espetó, y ella frunció. Bulma enderezó su espalda, colocó sus manos en sus caderas, y lo miró fieramente.

"Ahora cuál es tu problema, huh?" Demandó ella.

"Mi problema," gruñó Vegeta, su tono mordaz, "es que estabas ocupada riendo justo afuera de la cámara de gravedad como si la llegada de esos androides fuera una especie de fiesta! Cómo se supone que entrene cuando tú y el resto de esos humanos idiotas están distrayéndome? Quieres que esos androides los maten a todos, es así?" gruñó, su voz elevándose con su furia.

"Mira, idiota. En caso de que lo hayas olvidado, esta es mi casa, Vegeta, y haré lo que quiera, cuando quiera. NO tienes derecho a irrumpir aquí y dame órdenes!" le gritó ella.

Antes de poder pensar, Vegeta gritó, "Uno de los robots que tú y tu padre crearon casi me mata porque TÚ me distrajiste!"

Se arrepintió de las palabras tan pronto como las pronunció. Los rasgos de Bulma se suavizaron instantáneamente, sus ojos azules se abrieron preocupados mientras le daba un rápido vistazo, buscando ver contusiones o lesiones. No había querido que el hombre se lastimara en realidad, y se le acercó para darle un mejor vistazo.

"Qué? Qué pasó? Estás bien, necesitas ayuda?"

Vegeta comenzó a retroceder instintivamente, sintiéndose extremadamente incómodo mientras se acercaba a él. Qué demonios estaba haciendo la mujer? Y por qué estaba mirándolo así?

"Estoy bien, mujer!" rugió él. "Soy un guerrero Saiyajin y el peleador más fiero en todo el universo! Tus ridículos juguetes no pueden lastimarme!"

Bulma dejó de caminar, y sintió un abrumador sentido de alivio. La mirada de preocupación en su cara cambió a una de diversión. Lo miró y sonrió conocedora, y de repente se sintió muy intranquilo. Apretó sus puños de nuevo y la miró, tratando de descifrarla.

"Bueeeeno…" comenzó Bulma, su sonrisa se amplió dándole un fuerte y molesto gruñido. Colocó sus manos en sus caderas y se inclinó un poco, su sonrisa se volvió una sonrisa juguetona, "Si no estuviste en peligro, entonces exactamente cuál es el problema con que usemos el área alrededor de la cámara de gravedad, chico rudo?"

Él se erizó, humeando y sintiendo elevarse su nivel de energía, "PORQUE ES DISTRACTOR! Estoy trabajando para ayudar a destruir esos androides y salvar tu miserable y patético planeta, y todo lo que quiero es paz y TRANQUILIDAD!"

"De acuerdo, de acuerdo," cedió Bulma, retrocediendo un poco cuando notó que varios objetos en la habitación estaban comenzando a levitar en respuesta a la furia del Saiyajin. "La haré a prueba de sonido para que no escuches nada, de acuerdo?" Le dio una pequeña y cálida sonrisa. "No queremos que tu entrenamiento se vaya al traste después de todo, verdad?"

Vegeta gruñó, la oferta suavizó su furia aun cuando el amenazador frunce permanecía en su rostro. Bulma notó que nada estaba levitando más en su habitación. El príncipe cruzó sus brazos sobre su amplio pecho y la miró con su intensa mirada.

"Entonces hazlo esta noche, así estará lista para mí en la mañana," ordenó él, sus ojos duros. "También, destruí esos patéticos robots. Necesitaré reemplazos inmediatamente. Más fuertes y más rápidos que sean adecuados para un guerrero con mis habilidades."

Su propio temperamento estalló instantáneamente, "Apenas reemplazamos esos robots para ti hace tres días!"

"Bueno, reemplázalos de nuevo, mujer! Tal vez si tuvieras un cerebro, podrías construir algo que pudiera durar de verdad!"

"Quién te crees que eres?" Le gritó Bulma. "Idiota, no sabes que también tengo una vida y no puedo pasar cada maldita noche reparando lo que destruyes? No es de extrañar que no seas más fuerte que Gokú, no puedes hacer nada con todo lo que te hemos dado excepto destruirlo!"

Los oscuros ojos de Vegeta destellaron ante el sonido del nombre de su rival, antes de fruncir peligrosamente. Bajó sus puños a sus costados, apretándolos fuertemente por la audacia que tenía esta débil humana.

"Quiero decir…" Tartamudeó Bulma, tratando de cubrir su desliz. Había tocado un nervio y había herido su orgullo, podía verlo en sus ojos iracundos. "No eres más fuerte que él todavía, pero lo serás."

"Si vuelves a cuestionar de nuevo mis habilidades, te garantizo que será lo último que hagas," le advirtió Vegeta, su voz helada.

"Vegeta…" Ella había cruzado la línea, y lo sabía. "Lo siento, yo-"

"Sólo arregla esas malditas cosas, y mantente fuera de mi camino," gruñó, no gustándole la forma en que estaba mirándolo de nuevo.

Vegeta se giró y marchó hacia su habitación sin otra palabra. Estaba molesto, frustrado y adolorido de entrenar por dos días seguidos. No era alguien de ceder al descanso, pero lo necesitaba para poder recuperarse lo suficiente para continuar entrenando.

Esa mujer…

Gruñó ante la idea de Bulma. Le hablaba a él como nadie más le había hablado. Cómo se atrevía a hablarle con tan evidente irrespeto? Si alguien en su planeta natal le hubiese hablado así como ella, los habría matado en el lugar. Demonios, olviden su planeta natal—si alguien fuera de Freezer y sus tenientes superiores le hubiesen hablado así como Bulma, habrían encontrado una muerte cruel y dolorosa.

Pero había veces cuando la mujer se veía genuinamente preocupada por él, o cuando la atrapaba mirándolo curiosamente como si estuviera tratando de descifrarlo. Vegeta odiaba esas veces porque no sabía qué pensar de ellas. Estaba acostumbrado a que las personas se encogieran aterrorizadas de él, no a que lo miraran así.

No podía leerla del todo.

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"Otra vez Vegeta destruyó los robots," Bulma suspiró sentándose con sus padres en la mesa. Arriba, apenas podían escuchar el agua abierta mientras Vegeta se bañaba.

"Ese muchacho entrena como un demente," remarcó el Dr. Briefs, sus ojos en su comida mientras lentamente cortaba su cena. Sacudió su cabeza con un frunce. "En verdad creo que está excediéndose."

"Oh, qué disparate," dijo Bunny, descartando el comentario con una risita. "Ese dulce muchacho solo es dedicado. Quiere hacerse fuerte y es muy apasionado. Qué hay de malo en eso?"

"Bueno, es un idiota," murmuró Bulma. "Nunca dice por favor o gracias, solo demanda que se hagan las cosas y da órdenes todo el tiempo. Justo irrumpió esta noche queriendo que dejara todo tirado y arreglara los robots para él. No soy su esclava."

La heredera frunció, continuando picando su puré de papa. No le había gustado la mirada en los ojos de Vegeta cuando había traído el hecho de que Gokú fuera más fuerte que él. Sabía que el hombre tenía orgullo pero tal vez subestimaba cuánto tenía. Había golpeado un nervio, puesto sal en una herida que no estaba sanada.

Y ahora no le gustaba la culpa que permanecía dentro de ella.

"Tal vez ese apuesto muchacho solo tiene hambre," dijo Bunny, mirando a su hija con su brillante sonrisa eterna. "La razón, debe estar hambriento por el duro trabajo que hace! Querida, por qué no le llevas algo de comer?"

Bulma estuvo por objetar, antes de suspirar y ceder de mala gana, "Sí, no puedo recordar la última vez que su real alteza me pidió cocinar para él. Supongo que debo ser proactiva y vencer al imbécil."

"Oh, Bulma, cómo está Yamcha?" preguntó su padre, mirando a su hija. "Tampoco lo he visto en un par de días. Ha estado entrenando con Vegeta en la cámara de gravedad?"

Bulma se rió a carcajadas; eso sería el día. "Papá, por favor. Vegeta podría derrotar a Yamcha con un dedo y con sus ojos cerrados. Yamcha y yo no hemos podido vernos… ha estado molestándome con eso…" suspiró fuertemente recordando su conversación anterior. "Ugh, los hombres son imposibles," gruñó ella.

Sus padres rieron. Bulma miró al techo, su mente regresó a Vegeta. La comida estaba lista; él era un Saiyajin, así que estaba destinado a estar hambriento. Y quién sabe? Podría ayudarlo a relajarse. El Príncipe Saiyajin siempre estaba agitado por ninguna razón que Bulma pudiera imaginar, siempre parecía como si estuviera listo para asesinar a la próxima persona que viera. Toda su disposición era la peor que hubiese encontrado en su vida: era grosero, rudo, impaciente, y completamente desconsiderado. Sus cejas se fruncieron mientras terminaba su cena, todo el tiempo trataba de imaginar cuál era el problema de Vegeta.

Tenía que haber más de él que la dura coraza que usaba todo el tiempo…

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Vegeta estaba poniéndose unos shorts limpios cuando un golpe sonó en su puerta. Sus ojos se fruncieron sospechosamente cuando de inmediato ubicó a la persona como esa molesta mujer. Esta era la primera vez que estaba buscándolo en su habitación, y lo llevó al límite. Brevemente, se preguntó si ya había terminado de hacerle los nuevos robots, pero ella no era ade rápida.

Abrió la puerta, y su frunce fue reemplazado por una mirada de sorpresa cuando vio lo que estaba cargando. Bulma también se veía sorprendida de ver que él simplemente estaba usando unos ajustados shorts de entrenamiento. Estaba recién bañado y momentáneamente se atemorizó por lo guapo que era… especialmente cuando el frunce desapareció brevemente de su rostro.

"Hola," dijo Bulma, dándole una amistosa sonrisa. Él le frunció cuando la vio, la intranquilidad se posó en su estómago mientras trataba de descifrarla.

Qué pasa con esta mujer?

"Pensé que podrías estar hambriento después de entrenar tan duro los últimos dos días. Te traje algo de comida. Tienes que comer cuando entrenas tan duro."

Vegeta miró los platos de comida que estaba balanceando en sus brazos. Gruñó y se hizo a un lado para que pudiera entrar en su habitación. Caminó hacia su cama y depositó algunos platos y el resto en el escritorio en su habitación mientras él cruzaba sus brazos sobre su pecho. Sus ojos escudriñaban cada detalle de su apariencia, especialmente cuando se agachó para bajar su comida…

Inmediatamente, desvió la mirada cuando Bulma se había girado hacia él, sintiéndose enojado y avergonzado consigo. Él era el Príncipe de todos los Saiyajin, y aquí estaba mirando a una humana ordinaria.

Como si ella pudiera tener algo para ofrecerle.

"Muy bien, bueno, aquí hay comida para ti," le dijo Bulma con otra sonrisa amistosa.

Vegeta la miró, captó su sonrisa, y gruñó, "Ya era tiempo que aprendieras algo de respeto, mujer."

La sonrisa de Bulma desapareció, reemplazándola por una fiera mirada. "De nada, su alteza," dijo burlona.

Vegeta no pudo evitar sino esbozar una sonrisa forzada, viendo que él estaba afectándola. Esto lo complacía grandemente, ser capaz de irritarla así como ella a él. "Eso está mejor."

"Ugh, eres imposible!" Le gritó Bulma en frustración. "Estoy tratando de ser amable, Vegeta! Un gracias te mataría?"

"Tal vez," remarcó él, su sonrisa se amplió un poco. Movió su cabeza hacia la puerta junto a él. "Ahora puedes irte, mujer. Tienes trabajo que hacer en la cámara de gravedad para que mañana pueda continuar con mi entrenamiento."

"Bueno, sabes qué, su alteza?" Espetó Bulma colocando sus manos en su cintura. Vegeta apretó sus dientes ante el tono burlón en su voz. "No haré ningún trabajo en tu preciosa cámara de gravedad a menos que me lo pidas amablemente. Qué piensas de eso, amigo?"

Él resopló. "Pienso que entonces se lo pediré a tu padre. Tal vez lo olvides, pero no eres la única aquí con un cerebro, mujer."

"Mi nombre es Bulma!"

Los dos se miraron intensamente. Momentos se volvieron segundos, y segundos comenzaron a volverse minutos. La intensa mirada de Vegeta encontró su igual con la resistente mirada de Bulma, y ningún lado parecía que fuera a rendirse pronto.

Finalmente, el celular de Bulma comenzó a sonar en su habitación. Vegeta sonrió cuando lo escuchó, y Bulma se enojó por esa molesta y exasperante sonrisa. Oh, si ella pudiera borrar esa sonrisa en la cara del idiota (sin arriesgar su vida y la seguridad del planeta en el proceso), no lo dudaría por un segundo.

"Ese debe ser tu patético novio llamando para rogar que lo veas," dijo Vegeta con un gruñido de disgusto. "Un hombre real no necesitaría suplicar para ver a su mujer."

"Como si supieras, una chica tendría que estar clínicamente loca para fijarse en ti," respondió Bulma.

"Mejor corre," dijo Vegeta, su sonrisa ampliándose. "No queremos que el débil comience a llorar, verdad?"

Bulma lo miró antes de dirigirse hacia su puerta, su cabeza en alto. Justo cuando estaba pasándolo, se detuvo y recordó lo que había dicho antes. Inhalando un profundo respiro para calmar su temperatura, Bulma miró a Vegeta y lo estudió críticamente. Él mantuvo sus ojos al frente, lejos de ella aun cuando todavía podía verla a través de su extraordinaria visión periférica. Su sonrisa lentamente desapareció cuando se dio cuenta que no se había ido todavía. Frunció cuando sintió sus ojos en él. Por qué demonios no lo había dejado todavía, para poder estar en paz?

Las cejas de Bulma se fruncieron un poco viendo lo incómodo que estaba, y su expresión se suavizó. Él era un enigma, un hombre misterioso, un guerrero fiero…

No pudiendo detenerse, se sintió obligada a decirle algo más.

"Oye, en verdad… siento lo que dije sobre Gokú. Realmente creo que con la manera en que entrenas, tienes una gran oportunidad de sobrepasarlo. Es decir, después de todo eres el Príncipe de los Saiyajin."

A medio camino de su puerta, su celular comenzó a timbrar al fondo, Bulma se quedó esperando ver si recibiría una respuesta. El mentón de Vegeta estaba fuertemente apretado, un músculo se flexionaba rítmicamente, la tensión era clara en su cuerpo. Estaba al alcance de su brazo, e inexplicablemente, casi se sintió tentada a tocar su brazo para tranquilizarlo.

"Vete," dijo Vegeta finalmente, girando su cabeza lejos de ella. "Ahora."

Bulma suspiró e hizo lo que le pidió, corriendo a su habitación para tratar de alcanzar a quien estuviera llamándola. Vegeta la escuchó correr, y sus músculos finalmente se relajaron ahora que se había ido.

Esa maldita mujer, pensó, maldiciéndola mentalmente mientras liberaba un profundo respiro. Tiene algo de coraje…

Orgullosamente permaneció ahí contra la pared por largo tiempo, no queriendo comer la comida que le había llevado. Pero el olor era demasiado fuerte, y decidió que no podría desperdiciarla.

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Continuará…

Nota de Inu: Hola a todas mis fanáticas de DBZ! Espero se encuentren bien. Han pasado muchísimos años desde la última vez que publiqué algo de esta parejita y de nuevo regreso con una nueva traducción. Por casualidad me topé con esta autora y me gustó mucho esta historia en especial por eso me di a la tarea de traducirla para ustedes. Espero les guste y la disfruten mucho. Muchas gracias por todo su apoyo y sus Reviews, Reviews que aún me siguen llegando. Los agradezco mucho y me conmueven sobremanera.

Sin más… nos vemos en el próximo capítulo!

Inu.