BATMAN NO ME PERTENECE, ES PROPIEDAD DE DC COMICS
JOKER TAMPOCO, ES UNA PELÍCULA DE TODD PHILLIPS
El señor Wayne se paseó nerviosamente por la sala, ante los ojos discretos de Alfred. De no ser porque había probado de sobra su discreción y estaba completamente al corriente del asunto y del lado de su patrón, el matrimonio habría preferido que aquella conversación hubiera quedado entre ellos dos.
— Te lo advierto, Thomas—insistió Martha, sentada en el sillón—. Gracias al cielo Alfred estaba allí para apartarlo de él, pero podría aprovechar cualquier momento para...
— Lo sé, lo sé—replicó su marido, irritado.
— Tenemos que hablar con el director del colegio, para que extremen la vigilancia. Por si se le ocurre ir a buscarle allí con cualquier excusa. Y guardias en la valla...
— Tampoco exageres.
— ¡Que no exagere!—ella se puso en pie, su palidez convirtiéndose en sonrojo de rabia—. ¡Ese hombre se ha acercado a Bruce y no quiero ni pensar en lo que podría haberle hecho!
Su pecho se hinchó de rabia, se tomó un momento para respirar hondo.
— Estaba segura de que tarde o temprano daría problemas...
— No empieces. Hazme el favor, ¡no empieces!—espetó Wayne, deteniendo su marcha alrededor del salón.
— ¡Que no empiece, dice!—la señora Wayne lo miró con dureza, quizás un poco de asco, acercándose a él para mirarlo con crueldad. Se lo merecía. Él se merecía ese trato. Ella se merecía ser cruel—. ¡No puedes escapar a la vergüenza! ¡Ha vuelto para morderte el trasero, Thomas! Al menos esta vez no seré yo sola quien no pueda caminar con la cabeza alta...—se acercó más a su marido y siguió atravesando su pecho con esos ojos como puñales y una voz como de metralla—. Ese hombre no se conformará con un abrazo. Ya sabes lo que quiere. Dáselo. Que se acabe toda esta historia.
— No pienso darle ni un céntimo a ese desgraciado.
— ¡Eres asquerosamente rico, Thomas Wayne, te lo recuerdo!—replicó Martha con rabia—. ¡Yo también he leído las cartas de esa furcia! ¡Son un par de muertos de hambre! ¡Se contentarán con una cantidad modesta! ¡Y eso nos ahorrará problemas! Por si no te has dado cuenta, estoy hablando de la seguridad de nuestro hijo. Pero supongo que lo único que te importa es que toda esta historia llegue a los periódicos, ¿verdad?
— Martha, estás alterada y estás consiguiendo que yo también me ponga nervioso. Tenemos que mantener la cabeza fría, ¿de acuerdo? Esto...se soluciona con diplomacia.
Sus ojos se volvieron por un instante en Alfred. Él le sostuvo la mirada durante un momento, hasta que fue él mismo quien la apartó.
— ...Los papeles están en orden. El certificado de adopción está en regla. No tiene nada a lo que agarrarse. Es un demente, igual que su madre...—musitó entonces, sombrío.
La señora Wayne respiró hondo, acariciando las perlas de su collar como si fueran un rosario.
— Vale...De acuerdo...Dejémoslo. No...Tienes razón. Mantener la calma. Mente...fría. Sí. Pero te lo advierto, como vuelva a acercarse a Bruce...
— No lo hará. Te aseguro que no volverá a tocarlo nunca más. No volverá a verlo nunca.
— ¿Ni nosotros tampoco?
El señor Wayne no contestó. Su esposa soltó aire lentamente, en un ejercicio de relajación.
— Bruce quería ir al cine mañana. Vendrás, ¿verdad? Nos vendría bien una distracción...
FIN