—Son hermosas —afirmó el rubio mientras se sentaba cerca de la joven.
Ésta lo miró unos segundos y luego posó una mano en su hombro.
—Me alegra que puedas moverte, pero debes tener más cuidado Ren—
—Kyojuro —Interrumpió.
La de ojos violetas calló por unos segundos, formó una fina línea con sus labios y continuó.
—Debes conocer tus límites, Kyojuro —Dijo su nombre con cierta dificultad, luego de eso dirigió su mirada hacia el extenso jardín.
No obstante, al cabo de unos segundos, una repentina calidez la abrigó; el rubio había puesto su haori en sus hombros.
«¿Por qué pones tu haori sobre el suyo? ¡Que estrategia tan patética, ni siquiera te avisó si tenía frío!» Se reprendió el chico; sus conocimientos sobre este tipo de cosas estaba en números negativos.
—Ren- ¡Kyojuro! —exclamó la chica con leve impresión —No deberías hacer eso, con este frío puedes resfriarte y eso sería terr-
—No importa —Dijo —Mi cuerpo es cálido —Como acto reflejo, llevó la mano de la chica hasta su pecho, pero eso no fue buena idea, ahora ambos sostenían un leve sonrojo en sus mejillas y compartían una mirada de desconcierto.
—Y-yo, deb-debería irme —expresó la de ojos violeta mientras apartaba su mano y disponía a retirarse.
El rubio quería detenerla, pero no hallaba la valor ni las palabras apropiadas para excusar su imprudente acción.
..
Habían pasado varios días y el pilar de la flama se hallaba libre de todo tipo de vendaje, a pesar de las constantes misiones ahora disponía de unos días libres; días en los que la chica no se apartaba de sus pensamientos.
Camino en uno de los extensos pasillos observó el grupo de niñas andando de un lugar a otro; esto no le hubiese dado importancia sino fuese por el semblante de preocupación que cargaban.
—¿Pasa algo? —cuestionó a una de ellas.
—Hace un rato el pilar del agua pidió ver a Shinobu, no se le veía herido, pero tampoco contento —informó con pesar la pequeña.
Un escalofrío recorrió el cuerpo del joven, que con paso apresurado, se dirigía a la enfermería, sobrellevando un sentimiento desagradable en su pecho.
«¿Por qué alguien iría a la enfermería si no está herido?
¿Por qué de todos los que están aquí, Tomioka era el que tuvo tal atrevimiento?»
Sin decir nada deslizó la puerta y sus ojos se posaron en Shinobu; de pie cerca de una ventana, y no muy lejos Tomioka cerca de una biblioteca.
Ambos se veían tensos y clavaron sus miradas en el tercero que entró de forma repentina, sobre todo el azabache; la mirada que dirigía a su compañero no era de cordialidad.
—¿Qué quieres Rengoku? —En su voz no se percibía aquella aversión que reflejaba su mirada, su tono era el mismo de siempre.
—Kyojuro, por favor retírate —advirtió la chica.
—¿Kyojuro? —repitió el pilar del agua dirigiendo su mirada ahora hacia la de ojos violetas.
—Tú también Tomioka, ya hemos terminado —aseveró con firmeza la chica de las mariposas.
—Me iré luego de que se vaya Rengoku —comunicó el azabache
—Que conveniente —expuso el mencionado —,y yo que pensaba irme después después de ti. —informó cruzándose de brazos y fijando su mirada en el de ojos azules
—No tengo problema en que ambos se retiren tomados de la mano —Dijo sarcástica la joven mientras se cruzaba de brazos.
La tensión en el ambiente iba en aumento, ambos hombres se desafiaban con la mirada, esperando un mínimo vestigio de agresión para tomar acciones en contra del otro. Pero esto no duró mucho, el choque de palmas hizo que dirigieran su vista a la chica; a pesar de su sonrisa el enojo se reflejaba en sus ojos
Ambos estaban en zona de peligro.
—To-mio-ka —pronunció por sílabas mientras se acercaba al mencionado —.Te dije que habíamos acabado, vuelve cuando estés herido, tal vez pueda curarte o —Llevó el dedo índice a su labio inferior, como si se esforzara por recordar las palabras —...Darte el golpe de gracia —Mostró una amplia sonrisa.
El de ojos azules soltó un bufido y se retiró, chocando su hombro con el pilar de la flama de forma intencional.
—¿Qué se te ofrece? —Se dirigió al ahora atemorizado rubio que calculaba sus palabras.
—Y-yo… —Tragó grueso—Qu-Quiero saber de qué estaban hablando Tomioka y tú —Confesó, listo para enfrentar su muerte.
—¿Por qué?
El de ojos dorados marcó una fina línea con sus labios —Tengo el presentimiento, que tiene algo que ver conmigo.
Pasaron unos segundos en silencio, la de mechas violetas le dio la espalda y caminó hasta su escritorio, posando una mano en la madera.
—Así es, tiene que ver contigo —reconoció sin dirigirle la mirada. —Esa noche… —Relató con nerviosismo, al instante un leve rubor decoró las mejillas del rubio—,esa noche Tomioka me vio mientras iba de camino a mi habitación, debió hacerse miles y miles de teorías al verme con tu haori sobre mis hombros.
Rengoku no sabía que decir, ahora no solo sentía vergüenza por su acto reflejo de aquella noche, sino por causarle problemas a Shinobu.
—¿Cómo sabía que era mío? —cuestionó.
—Todos sabían que estabas en recuperación, desgraciadamente Tomioka escogió un mal momento para dar un paseo nocturno. —explicó, todavía de espaldas al joven—,me preguntó por nuestra relación…
«¡¿Relación!?» exclamó para sus adentros el rubio mientras una enorme sonrisa se dibujaba en su rostro
—...pero justo cuando le iba a decir que somos simples compañeros cuando apareciste —Culminó.
Rengoku soltó un pesado suspiro, no obstante, la chica se acercó, extendiéndole aquella tela cuidadosamente doblada
—Ten, Kyojuro, gracias por tu amabilidad —Una ligera, pero sincera sonrisa adornada el rostro de la joven.
Éste tiró la tela al suelo y ante la impresión de la contraria tomó ambas manos entre las suyas
—Te amo Shinobu —Confesó con la cara roja cual tomate —,por ti sería capaz de enfrentarme no solo a Tomioka, sino al mundo entero. —Terminó la frase besando el dorso de la delicada mano de la chica.
La mencionada lo miraba con los ojos abiertos como platos, fue testigo del sonrojo que poco a poco se apoderó de sus mejillas, hasta que no pudo con la vergüenza y bajó su mirada.
El rubio soltó un suspiro de resignación ante la expectación del terrible escenario del rechazo, no obstante, antes de que se imaginara viviendo solo en la casa más remota de cualquier tipo de civilización, las suaves manos de la joven tomaron sus mejillas y acercó sus labios en un tierno beso que duró unos segundos.
Rengoku no perdió el tiempo y rodeó el delicado cuerpo de la chica entre sus brazos, juntaron sus frentes sin apartar su mirada uno del otro.
—Yo también te amo, Kyojuro — Dicho aquello volvieron a juntar sus labios en un dulce beso que sería inolvidable para ambos
~FIN~
Agradezco a todos los que se tomaron la molestia de dejar sus Rw's :) no me esperaba que fuera tan rápido, pero, esa es la magia del fandom así que no me quejo x'd
Gracias nuevamente por sus lindas palabras que me animaron a continuar, lamento decepcionar a algunas por ser ésta la última parte de esta corta historia, pero es que así la planifiqué; algo corto con lo cual me sintiera cómoda.
Espero que el final haya sido de su agrado, solo resta despedirme y desearles un próspero 2020 :D
¡Hasta un próximo proyecto! ¡Byeee~!