CAPITULO III

Fue casi un insulto que el día amaneciese con cielos azules y despejados. El camino desde la mansión Guthrie hasta la cima del acantilado mas elevado lo hizo con el estomago pesado y lagrimas gruesas en las mejillas.

El cura, de modales groseros se quejó durante toda la subida por lo absurdo de enterrarlo en un lugar tan alejado. Vrea le prometido monedas de oro y calló el resto del camino con ojos codiciosos.

"Isla de piratas desde el primero hasta el último"

En cambio, los antiguos esclavos quienes cargaron el pesado feretró no emitieron una mala palabra durante el largo ascenso ni mientras cavaban una fosa profunda bajo el sol ya ardiente en las primeras horas del día.

La misa fue escandalosamente breve y el parrocó tenía unas ganas tan evidentes de regresar bajo la sombra de su iglesia que Vrea se sintió aliviada cuando al fin calló y desapareció con los porteadores.

- Lo siento mucho Vrea. – le dio el pesame Emily, su única acompañante.

Ella se apartó las lagrimas con el dorso de la mano. Intentó serenarse con un suspiro largo y húmedo. El fuerte viento le secaba las lagrimas conforme caían dejando la piel cruda y enrocejida.

- Alguna vez habló de su muerte, quería ser enterrado en el hogar de sus parientes. Solía hablar de unos acantilados en el norte de Irlanda: mas altos que las montañas donde el mar carga con furía ensordecedora y los vientos son tan intensos que pueden arrastrar a un hombre adulto por el borde. Decía que es ensordecedor pero que entre la fuerza del océano y el rugir del viento puedes oír la voz de tus ancestros, - Se le quebró la voz y enterró el rostró entre las manos – Ni siquiera he podido honrar sus deseos, nunca descansará con los suyos. –

Emily deslizó una mano tentativa por su cintura reconfortandola con su voz suave y enronquecida.

- Tal vez este lugar no sea alto como una montaña, pero el viento siempre es feroz y se oye el mar. Estoy segura que estará complacido de descansar cerca de ti, podrá oír tu voz Vrea. No creo que nada le gustase más-

Ella asintió con ojos hinchado y se recompuso con la elegancia que durante tantos años le inculcaron en la escuela de señoritas. Se agachó sobre el montículo de tierra fresca depositando unas sencillas flores blanca.

- Vendré a visitarte papa. Espero que halles la paz, me estoy esforzando por encontrar aquí mi camino y …tengo que avanzar. La vida es para los vivos. – Se despidió emprendiendo el camino de vuelta.

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- Es una buena calle, alejada del Burdel y la taberna. Mi Tom vive a dos puertas y no suele haber alboroto. Es de las zonas más caras, pero también la más pacífica, está cerca de la escuela y la iglesia. – Explica Emily – Desde que el Señor Guthrie es un hombre buscado la gente está intranquila y muchos están partiendo a puertos mas seguros. Eso ha abaratado los alquileres. El Señor Graf, un viejo judío, tiene en propiedad la mitad de la calle y está conforme con que seas su inquilina, no le gustan los alborotadores y dos escudos al mes es una ganga. –

Pasean lentamente calle abajo cogidas del brazo. Vrea se siente animada para haber enterrado a su padre esta mañana. Yacerá para siempre en un humilde ataúd de madera de pino, bajo tierra. Eleanor se ha ofrecido a pagar un entierro al que no ha asistido y no ha ocultado su regocijo cuando le ha informado de su mudanza.

- Esperaba que me costase mucho mas esfuerzo – reconoce Vrea – Eleanor ha sido muy generosa ofreciendo a sus hombres para transladar mis enseres, hasta me ha regalado vestidos y zapatos viejos– Vrea sospechaba que eran de criados pero no estaba en posición de exigir y ademas cuanto mas desapercibida pasara mucho mejor.

"James ni me reconocería" se dice agridulce. Con unas viejas alpargatas, un sencillísimo vestido azul desteñido y un sombrero de paja regalo de su nueva y única amiga.

- Tom – chilla Emily con regocijo adelantándose para saludar a un hombre que fuma distraído en uno de los portales. Tiene el cabello entrecano por bajo de los hombros, nariz aplastada, barriga prominente y una sonrisa afable. – Ven, quiero presentarte a la Srita Vrea Murphy, vais a ser vecinos – exclama alegre.

El se deja llevar dócilmente, se limpia la mano en el camal del pantalón con mal disimulo antes de ofrecérsela cortes.

- Señorita Murphy soy Thomas Johnson, pero puede llamarme Tom, es un placer- Tiene una voz melódica y ojos claros y amables. A Vrea le gusta de inmediato.

- Por favor llámeme Vrea, el placer es mio – le estrecha la mano grande, ancha y aspera–

- Voy a ayudarla a instalarse – le informa Emily.

- Emily ha sido una bendición desde que llegue – confiesa Vrea. De repente cae en la cuenta de algo – ¿No vivis aun juntos no? ¿Dónde vives ? – le pregunta curiosa.

Emily baja la vista un instante avergonzada. – En una de las casas para libertos que hay en las afueras del pueblo, es muy barata y esta limpia.- Tom bufa ligeramente en respuesta y Emily lo fulmina con la mirada.

- Podrias instalarte conmigo si quisieras. – Le propone Vrea excitada – Nunca he vivido sola y estaría más segura. No tienes que pagar nada, por supuesto – añade.

- Estarías mas cerca. No me gusta que vayas hasta allí sola todos los días y no siempre puedo acompañarte- aporta Tom. Vrea lo mira agradecida por su apoyo.

Emily los mira sorprendida.

- No puede dejar que me mantengas Vrea – se queja.

- Serian solo unos meses hasta la boda, la idea de dormir ahí sola, sobretodo después del funeral – acaba – Además te prometí dos escudos por la venta de pelo que te has negado a aceptar. -

- Vamos Emily iremos en un momento a por tus cosas mientras la Señorita Murphy empieza a instalarse. Tiene razón, no esta bien que una dama de su estatus viva sola en una isla asi. Al menos será una solución provisional. – le insta Thomas.

Cede antes las dos miradas suplicantes, cuando asiente Vrea le sujeta las manos emocionada "Gracias, gracias. Será genial " exclama emocionada y se gira correteando hasta su nuevo umbral apenas diez metros hacia abajo donde un anciano alto y de mirada severa la espera con la mano extendida para cobrar los tres meses por adelantado antes de cederle el paso.

Muerde cada uno de los escudos que le ofrece antes de guardárselos en un bolsillo interno de la levita negra y ofrecerle una mano escuálida de dedos largos.

- Bien Señorita Murphy, no tolero bandidos, ni pillajes. Intentamos ser un barrio decente en una isla indecente. Volveré el primer dia del mes para cobrar puntualmente, al segundo impago se va fuera. Entendido –

- Entendido Señor Graf – asiente sonriente a la vieja urraca – Sere una inquilina modelo. Si necesita costuras o remiendos no dude en acercarse por aquí - ofrece

- No me haga arrepentirme – añade el anciano entredientes antes de girar sobre sus talones y desaparecer dando una zancadas sorprendentemente agiles para alguien de su edad.

Entra con curiosidad y algo de temor a su nuevo hogar. En un amplia estancia sus baules la aguardan, todo esta agradablemente limpio aunque huele a cerrado. Tiene dos pisos. Abajo una amplia cocina, un baño y un despacho. En el piso de arriba dos habitaciones, una con dos catres. Todo es humilde, los muebles son viejos pero no rotos, la pintura de las paredes esta cascarillada en muchos sitios. Pero a Vrea le parece bonita, barata y sobre todo suya.

"Tengo tiempo, por las joyas deberían darme para más de medio año " Un pensamiento alarmista y se abalanza hacia el baúl principal. Saca los vestidos de Eleanor, los suyos propios, zapatos elegantes e incómodos. Y por fin bajo del todo oculto por una casaca de su padre toca la bolsa de terciopelo rojo. Asoma la cabeza y la abre, parece que esta todo: el collar de esmeraldas y los pendientes a juego, regalo de James, la alianza de su madre, unos cuantos anillos sencillos y un grueso brazalete de oro macizo.

Oye la puerta "Estoy aquí "exclama y cierra la bolsa, pone la casaca encima y echa la llave al baúl. Acalorada se quita el sombrero y seca el sudor de la frente, los mechones cortos le resultan agradables al tacto y se pasa la mano por la nuca, un gesto que repite a menudo. Es como acariciar la cabeza a un niño.

- ¿Que demonios te has hecho en la cabeza? – la ronquera es inconfundible y la paraliza. Se gira atónita y en su umbral esta Charles Vane enorme e intimidante entrando en su casa como si fuese dueño y señor.

Se levanta del suelo como un rayo tropezando con el lio de vestidos arrugados que hay en el suelo y cae literalmente a sus pies, incorporándose sonrojada, se alisa la falda azul carraspeando.

- Y bien? - pregunta Vane, la mira confundida, parece divertido. Esta limpio, afeitado, el pelo ordenado y semirecogido hacia atrás. Su nariz no percibe ningún hedor insual. Sin la capa de mugre y sangre seca parece menos un monstruo de pesadilla y mas un hombre.

- Oh! Esto – murmura pasándose de nuevo la mano por la nuca – Lo he vendido.

¿Cómo sabias que estaba aquí? – exclama – acabo de llegar ahora mismo-

Avanza por la entrada observando todo, se asoma a las habitaciones y curiosea por unos segundos. – Siempre sé lo que pasa en mi isla – contesta socarrón. – ¿a quien se le ocurre vender pelo? – se rie entre dientes.

- Pense en lo que dijistes "Cuando conozcas el hambre y la miseria acude a mi, duplicare cualquier precio"- lo cita grandilocuente – pero no crei que querrías comprarme el cabello. Te habría salido caro, me han dado diez escudos de oro – presume.

Vane jadea increduló.

- Estas bromeando. 10 escudos. ¡Por una mata de pelo! –

- Lo usan para hacer pelucas, el negro es el que mejor se vende – explica – antes de que intentes volver a robarme, ya lo ha hecho el Señor Graf – añade molesta.

El capitán Vane sonríe levemente y se pasea, las pesadas botas resuenan en su suelo a cada paso. Vrea se sorprende del modo en que su presencia llena la habitación.

- Diez escudos por pelo. Nunca se me habría ocurrido – comenta divertido.

Vrea esta a punto de decirle que ha sido idea de Emily, pero se muerde la lengua. Ya piensa que es una niñita rica e inútil, que piense que al menos es inteligente.

- Te ofrecería algo de beber, pero llevo aquí menos de media hora y no hay nada aun.- se sienta sobre uno de los baules, abre las manos señalando la estancia – No es nada del otro mundo, pero la encuentro bonita y es mia. Nunca habia tenido nada que fuese ganado por mi – dice ilusionada – Aunque sea con pelo – añade con un risita.

El capitán la mira fijamente, se acerca y se deja caer en el otro baul con las piernas separadas apoya un codo en la rodilla y la barbilla en los nudillos flexionados, esta relajado y los ojos azules parecen sonreírle.

- Eres una chica curiosa. Bonita y curiosa. Aunque ahora parezcas un chiquillo –

Ella vuelve a pasarse los dedos por los mechones cortos

- No me importa, si asi dejas de hacerme proposiciones indecentes me lo tomo como una doble victoria. – dice atrevida cogiendo su sombrero de paja del suelo para evitar mirarlo.

- Puedo ser un hombre paciente Vrea y el pelo crece –

Levanta la vista y vuelve agacharla con mejillas en llamas. Siente una cierta emoción desconocida, terrorífica y excitante " Es lo que se siente al ser acechada" se dice.

- Nunca habia conocido a nadie que se sonrojase tanto – masculla él – Has debido criarte en un convento.

"Supongo que te propones a cada mujer que conoces" piensa, va a decirlo pero se muerde la lengua no quiere darle mas confianzas de la que ya se ha tomado.

- ¿A que has venido Capitán? La ultima vez que nos vimos, ademas de ser amenazador y tremendamente inapropiado, me robastes y maltratastes – se queja palpándose el brazo dolorido donde bajo la tela del vestido luce pequeños cardenales por cada unos de sus dedos.

Una pequeña bolsa cae en su regazo.

- Mi hombre esta vivo y evoluciona bien. Tus honorarios. –

Vrea palpa la bolsita, la abre y echa un ojo dentro. Ha sido generoso. Una lenta sonrisa se extiende por su rostro hasta que le duelen las mejillas. Los ojos chisporrotean.

- Es la primera vez que alguien me paga por hacer algo – le dice feliz – es un gran sentimiento- suspira - Me alegro que tu hombre esté mejor, no quería tener una muerte entre mis manos. – Piensa unos segundos dándole vueltas a la bolsa en su regazo. - La señorita Guthrie dijo que tienes muchos herido y no parecía muy feliz de cederte a su médico. Podrias traerlos aquí – le sugiere de repente envalentonada.

Se levanta paseándose por la estancia, piensa en todas las posibilidades que la planta de abajo le puede proporcionar, necesita ingresos para subsistir y los remiendos se pagan a precios irrisorios además que cada familia suele remendar lo suyo.

- No tendrías que pagarme tanto y sin amenazas de muerte ni robos. Traeré una buena mesa, vendas y suministros. Emily dijo que sabia hacer cremas contra las infecciones.-

- ¿Emily? – pregunta Vane siguiéndola con la mirada.

- Es una de las criadas de la Señorita Guthrie, ahora es mi amiga, ha aceptado a vivir conmigo, esta mudándose de los barracones de las afueras. Su prometido vive al lado y nos protegerá – añade resolutiva.

- Bien Vrea – pronuncia su nombre con intención, desafiándola a llamarlo inapropiado, pero Vrea ha superado los limites de la cortesía, sobre dos baules en una casa vacia con un hombre peligroso. – Tal vez te traiga a algún hombre herido, nada demasiado sangriento.-

- Tambien hago remiendos y arreglos de ropa. Velas de barco incluida –añade.- Puedes comentárselo a otros capitanes por si les interesa. Ya que no me has traido mi anillo de compromiso como prometiste. – le achaca, recordándolo de repente.

De siente osada, corriendo su primera aventura allí en su casa con un Capitan de leyenda que por algún motivo no parece tener ganas de intimidarla o maltratarla. Vrea es consciente que lleva un buen rato oyéndola parlotear como si no tuviese nada mejor que hacer.

Vane se lleva la mano hurgando en un pequeño bolsillo delantero de su chaleco y saca su anillo. Al verlo el corazón le da un vuelco, sigue ahí, tan dorado como siempre, el diamante brilla engarzado con pequeños zafiros alrededor.

- Podria devolvértelo y algún rufian te lo robaría o lo empeñarías. Asi que voy a guardártelo, soy mas seguro que un banco.

- Eso es lo mismo que robar y sigue siendo incumplir una promesa. – contesta acusadora – No habla muy bien de su honor Capitan Vane – añade altiva.

El se rie entre dientes.

- Una pequeña damita con sus cortesías. Deberias ponerte uno de esos vestidos caros y seguir ruborizándote – se burla. Vrea hace un mohín antes de suspirar.

- Si bueno, no se si podre vendérselos a alguien. Tengo un monton de ropa absurda que es inservible aquí, como no se le ocurriese a alguien hacer una fiesta de disfraces- se frena es seco y mira el vestido arrugado que sigue a sus pies junto a la casaca – Acabo de tener una idea – murmura.

Vane se despereza y se levanta con intención de irse.

- Espera – Exclama Vrea – he tenido una idea. Tienes que comprar el vestido – chilla, levantándose, abriendo el baul sobre el que estaba sentada y sacando ropa de su padre – y estos también – sentencia.- Es un plan pirata, un caballo de Troya – añade.

Charles vuelve sobre sus pasos.

- Iluminame – dice alzando una ceja escéptico.

- Escoje un objetivo: gente rica, de clase alta, por mucho dinero y joyas. Ahora pone a la Señorita Bonnie con mi vestido y peinada y maquillada como una dama y a otros pocos, los mas discretos y los vistes con estos – señala el monton de ropa de su padre.

- Un doble ataque – la corta, mira el monton de ropa pensativo – no es una mala idea –

- Una GRAN idea – recalca – y esa tuya por solo diez escudos y mi anillo – añade sonriendo como un gato con su leche.

- Cuantos tienes? –

- Cuatro vestidos y cinco trajes de hombre. –

- Cinco escudos y estoy siendo generoso, ibas a usarlos para prender el fuego-

- No seas tacaño, voy a invertirlos en buenas medicinas para tus hombres – rebate sonriente. - Si los usas bien pueden durante muchos ataques y ha sido mi idea, deberías darme un cinco por ciento de los beneficios. Solo este vestido costó más de cincuenta escudos – argumenta.

- Eres una sanguijuela. Puedes vestirte con uno, engarzarte el dichoso anillo y venir al ataque bajo mis ordenes. Entonces si te daría un cinco por cierto. – replica – Si no te daré cinco escudos y otros dos si el plan es provechoso y saco buenos beneficios. Sin anillo-

- Me conformaré con la segunda opción Capitan Vane. – se rinde humildemente. – Es un placer hacer negocios con un caballero tan razonable. Por dos escudos extra peino y preparo a la señorita Anne e instruyo al resto de hombres. –

- En unos días vendré a por los trapos caros. No confíes en nadie, ni salgas de noche por ahí. Sigues siendo mi premio Vrea – Sin añadir nada más desaparece.

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Los quince días restantes de julio habian sido provechosos para Vrea, cada dia se levantaba antes del amanecer junto a Emily, desayunaban algo rápido y salian juntas. Mientras Emily se desviaba hacia el centro a trabajar para Eleanor, Vrea seguía calle abajo hasta llegar al mercado que estaban montando.

Había decidido que era mas fácil robar una bolsa de joyas que lo que comprase con ellas y tras dolor y llanto habia empañado casi todo a un usurero recomendada por Tom al que cada dia le llevo una joya sacando en total cuarenta escudos que repartió y escondió por toda la casa, de lo cuales había gastado ya más de la mitad.

Se había despellejado las manos quitando la pintura vieja y pintándolo todo de nuevo, tuvo que encender incienso por toda la casa y esparcir ramilletes de lavanda para quitar la peste a pintura, pero el resultado era satisfactorio.

La planta baja estaba irreconocible, el despacho que daba al pequeño jardín era ahora una pequeña enfermería con una reluciente camilla, un nuevo mueble lleno de agujas, hilo de tripa, vendas y alcohol para curar las heridas y un estante lleno de tarros que pronto llenaría con hierbas medicinales de su propia cosecha.

Arreglar el jardín le costó casi una semana y quemaduras por el sol. Lo peor fue arreglar el pequeño pozo, Emily pensaba que si estaba cerrado sería porque el agua estaba turbia pero resulto ser que no, de lo contrario todo el esfuerzo habría sido inútil y mas de una vez estuvo a punto de caerse por él al reconstruirlo casi desde cero, le habría resultado imposible sin los consejos y ayuda de Tom que resulto tener manos de artista para cualquier labor que entrañase maña.

El jardín por otro lado estaba tan lleno de malas hierbas que habría sido mas fácil quemarlo todo, acabo sucia, arañada y con picores y sarpullidos, pero había merecido la pena y por fin estaba despejado; La tierra batida y lista para recibir las semillas y esquejes que habia adquirido: aloe vera, te, ajo, salvia, cilantro, tomillo... Pensaba ampliar hasta conseguir la lista completa que le habia dictado Emily que abarcada mas de treinta tipos distintos.

Tenía un par de vestidos nuevos, baratos y sencillos, unas botas se segundo mano gastadas y comodas y su mayor adquisición una capa oscura con una enorme capucha con muchos bolsillos.

La enumeración de sus nuevas compras era larga: lámparas de aceite, utensilios de cocina, carretes de hilo, lanas, agujas de coser y de punto. Mantas a mitad de precio para adelantarse a la llegada del invierno, una bañera vieja pero en buen estado. Espejo, cepillo, esponja, sales de baño y todo tipo de enseres del hogar.

Sin embargo su adquisición mas preciada y la que mas habia dudado en comprar habia sido para ella misma. En recuerdo de sus años felices de escuela y sus largos veranos en su hogar junto a su padre.

Fue por él por quien se habia decidido, no quería que su rostro se perdiese en su memoria como pasó con su madre quien solo era un esbozo vago en su memoria. Recordaba una sonrisa luminosa y una melena oscura como la suya. Pero sus facciones se habían borrado tras el paso de los años y eran ya irrecuperables.

El papel es algo caro, los lienzos, el caballete, las pinturas y los carboncillos. Si bien en la escuela habia destacado por la costura y el bordado, era en el dibujo y el oleo donde radicaba su verdadera afición. Aunque sabia que no tenia talento no se le daba mal y realmente disfrutaba con ello.

Una esquina se su propia habitación se había convertido en su pequeño estudio de arte donde se encerraba los días en que Emily se iba a cenar con Tom que eran la mayoría, aunque para su recocijo los jueves habían establecido cenar los tres juntos en una especie de norma no pactada.

Emily siempre la tenia al tanto de los chismes de la isla, tenia verdadero talento para enterarse de todo y Vrea disfrutaba escuchándola y comentando las noticias que siempre llevaba, aunque no solia conocer de a los protagonistas de los mismos cada vez le gustaba mas oírla parlotear con su característica alegría. En los jueves anteriores habia descubierto que Tom disfrutaba tanto o mas que su prometida de los chismorreos.

La casa de Tom es una copia casi exacta de la suya propia, pero al realizar los trabajos principalmente al aire libre toda era para uso personal, esta razonablemente limpia y olía siempre a romero.

Estaban comiendo la insulsa empanada que con tanto esfuerzo habia preparado para la ocasión pensando en disculparse de nuevo por sus malas dotes culinarias cuando el cotilleo del dia capto su atención.

- La relación entre el Capitan Vane y la Señorita Guthrie va cada vez a peor, hoy ha vuelto a ir a verla y a salido hecho una furia, pensaba que iba a golpear al pobre Finn al salir. –

- Desde que dejaron de ser amantes no se soportan, todos saben que Eleanor no le da avisos de los botines potenciales como al resto de tripulaciones, llevan semanas sin zarpar. – Vrea casi escupe el bocado.

- ¿Amantes? – repite incrédula. Piensa en la estirada Eleanor con su eterno mohín de disgusto y en Vane cuando irrumpió en su despacho antes de llevársela a rastras y hace una mueca – Nunca lo hubiese adivinado- comenta – Si ella no le dice barcos para atacar nunca vendrá a por las ropas que pacte venderle – se lamenta.

- Tal vez es mejor asi. Ese hombre es volátil y peligroso no dormirías esta noche si te cuento todas las fechorías y maldades que ha cometido, hace bien poco le atizo a la Señorita Guthrie un puñetazo en toda la cara – Comenta Emily.

- He oído esa historia y Eleanor le golpeó primero. No se conserva la capitanía de una tripulación como la suya dejando que mujeres te golpeen en publico – incide Tom dejando la jarra de cerveza. – No es el peor capitán con el que hacer negocios, yo siempre le hago los arreglos a su barco y paga bien y puntualmente, estoy deseoso de que zarpe para que me dé más trabajo – sonríe.

Vrea alcanza su vaso de cerveza aguada y toma un sorbo, prefiere el vino al amargor agrio de la cerveza pero el vino es caro y no es algo en lo que desee gastar sus fondos.

- Yo se de un barco, uno grande y poderoso perfecto para el plan que le ofrecí- Se gira a Tom – ¿Tu podrías decírselo? No pienso ir a su campamento de nuevo ni por cien escudos de oro, pero si se lo cuentas y le interesa podría darte algo de lo que me pague.- Tom la mira interesado y rie bonachon.

- Si zarpa me traerá trabajo a mi también, es pago suficiente, he ido habitualmente a su campamento no me supone problema alguno – Vrea apura la cerveza contenta y se levanta – Entonces tengo que dibujar el mapa y las instrucciones de inmediato. Cuanto antes lo tenga antes tendré mi oro. – rie alegre – disfrutad de un momento a solas mientras os dure la soltería, luego todo serán llantos de bebe – bromea saliendo por la puerta. Despidiéndose con un buenas noches del que la pareja se hace eco.

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Es casi mediodía cuando Tom sale rumbo al campamento del Capitan Vane, aunque Vrea le ha llevado el mapa con las instrucciones casi al amanecer conoce los hábitos de los piratas y madrugar no esta en ninguno de ellos.

Le ha entregado un mapa dibujado con una precisión y detalle sorprendentes, la costa de Nueva Orleans, el Atlantico y las Islas Britanicas. Contiene instrucciones precisas a pie de paginas con datos como el nombre del barco, la fecha de partida y regreso, números de pasajeros y tripulación, nombre del Capitan del barco y medidas de seguridad aproximadas.

Su eterna curiosidad le pica al ver una carta doblada en cuatro sobre el mapa, Vrea no dijo nada al respecto, pero si era un secreto debería haberla sellado ¿no? Sabía por Emily que hacia solo unos días habia comprado papel de carta, cortaplumas, cera y sello junto a un número, en opinión de su prometida, aberrante de libros.

Tom lucha contra sus instintos toda la mañana, finalmente a la hora de partir para la playa donde estaba la base de Vane se rinde desplegando el papel crujiente y leyendo con avidez.

"Capitán Vane.

Me dirijo a usted por medio de mi buen amigo Thomas Johnson con un presente. Se lo hubiese llevado yo personalmente pero mi ultima experiencia en su campamento me ha disuadido de ello y Thomas se ha ofrecido amablemente. Espero que lo comprenda.

En vista que lleva un tiempo sin zarpar en busca de barcos que saquear y practicar el pillaje y dios sabe cuántas cosas más. He llegado a una conclusión, con usted barado en la playa las ropas que prometió comprarme al precio estipulado no le sirven para nada y ademas sus hombres que tan alegremente parecen salir al peligro y resultar heridos no pueden venir a que los remiende con diligencia. Asi que le proporciono un suculento botin en bandeja. Fui pasajera en esa travesia en tres ocasiones todas partieron en el mismo puerto en la misma fecha y regresaron exactamente igual. Que le sea muy útil.

Si tiene preguntas o dudas al respecto puede venir a consultármelas: sin amenazas, hurtos ni comportamientos inapropiados. Aprovechemos esto como una alianza ventajosa para ambos que se desarrollara en un ambiente de profesionalidad y respeto por ambas partes.

Un saludo

Señorita Vrea Murphy

Pd: Si está agradecido podría devolverme mi anillo de compromiso. Si no temo que algún día recibas un balazo y se pierda en el mar.

Pdd: Cierro el precio por el mapa, el plan, los ropajes y la instrucción de sus hombres en diez escudos.

Camina hasta el campamente bajo el abrasador sol de mediodía pensando en la extraña misiva. Al verlo llegar un par de hombres que comían a la sombra de las palmeras lo saludan: son viejo pirata con el torso desnudo quemado por el sol y otro mas joven de cabeza rapada y multiples aretes en las orejas.

- Vengo a ver a vuestro capitán – anunció.

- Esta en su tienda aunque pocos negocios vas hacer hoy Tom, La zorra Guthrie nos tiene vetados – Se queja el mas joven al que reconoció como Joe Jenkins el hombre al que la Srta Murphy remendó hacia unas semanas, tenía muy buen aspecto.

Atraviesa el campamento saludando con la cabeza a varios conocidos reuniendo en torno a pequeños fuegos con cazuelas burbujeando en ellos o pescados atravesaron asándose que le hicieron la boca agua. La cena de ayer habia sido horrible, la Srta Murphy estaba compungida por sus malas dotes en la cocina y aunque su dulce Emily le quito hierro al asunto comiendo con voracidad para contentarla su estomago rugía por algún bocado sabroso.

- Thomas Johnson – se anuncia, al escuchar un seco ¡Pasa! apartó la gruesa tela y bendijo la sombra fresca del interior.

Alrededor de la amplia mesa habia tensión en el ceño fruncido de Anne Bonnie y Jack Rackham. El capitán tampoco parecía feliz, se paseaba arriba y abajo con furia mal contenida.

- Vengo en calidad de mensajero. La Señorita Murphy afirma que tiene un barco para ti, Vane – dice sin rodeos dejando los mapas enrollados sobre la mesa y tendiéndole la carta doblada. La agarró de un manotazo y sentó sobre la butaca para leerla.

- ¿Quién es la Señorita Murphy? – Pregunta Rackham confundido desenrollando el primitivo mapa con curiosidad.

- Es esa mujer, la que cosio a Joe hace unas semanas – espeta Bonnie – Su padre era un socio importante de Guthrie pero murió, no se porque sabria esa chiquilla de un barco. – murmura entre dientes mirando a su Capitán.

El capitán Vane termina de leer son una sonrisa que inquieta a Tom, una cosa era tener tratos con Vane pero en esa carta había cierta coloquialidad bajo las cortesías que le habia dejado mal sabor de boca.

Vane se levanta para examinar el mapa y leer las instrucciones escritas debajo.

- ¿Lo ha dibujado ella? – pregunta Rackham mirando a Tom, este asintió en silencio – Impresionante- comenta.

- Esto no es un barco, es una puta montaña. No podemos abordar un buque de esas dimensiones. – se queja Anne

- Gracias Thomas, me acercaré a negociar con la Srta. Murphy, confió en tu discreción – Tom se despide con un gesto de cabeza.

El Capitán espera a verlo marchar para responderle a Anne- Por eso no vamos a abordarlo desde fuera, sino desde dentro. –

- No es un navío mercante, si no una embarcación de lujo, la mitad de la aristocracia europea estará en él. – comenta Jack observando el mapa y la descripción del buque con interés.

- Nadie espera que lo hagamos ni que alguien quiera enemistarse con los poderosos, imaginad el botín que podemos sacar solo en joyas. Puede funcionar. Aunque tenemos problemas más apremiantes, ¿tienes las perlas? -