Epílogo

Cuatro semanas más tarde

Hinata paseaba por la sala de estar, miró el reloj por enésima vez en media hora. Tenía que confiar en que Naruto llegaría a casa para la cena. Le había dicho que estaría lista a las cinco en punto. Miró de nuevo la hora. Tenía menos de veinte minutos antes de sacar el asado del horno.

—Cálmate — Hanabi le pidió —. Van a entrar por esa puerta en cualquier momento.

—No hemos oído nada —por eso tenía miedo.

—No querían que nadie rastreara su paradero. Lo sabes. Por eso dejaron los móviles en casa. Lo último que la manada Namikaze necesita es otra guerra con el consejo de la nuestra.

—Podían haber comprado uno de esos teléfonos móviles desechables.

—No querían que ninguna llamada entrante en esa zona. Vamos, Hinata. Sabes todo esto. Todo va a estar bien. Ten un poco de fe.

Soltó un suspiro de frustración.

—Ojalá pudiera haberle hablado sobre esto. Era una locura.

—Tiene a todos sus primos con él. Insistieron en ir y también tiene a los ejecutores gemelos. Asustan la mierda fuera de mí cada vez que me miran.

Eso distrajo a Hinata lo suficiente como para detener su ritmo y mirar a su hermana pequeña.

—¿Eres feliz viviendo con hombres lobo? Nadie te trata mal, ¿verdad?

Hanabi se burló.

—No más de una vez. Ayer bajé corriendo a la tienda de bicicletas de Yahiko para dejar algo que encontré en la casa del alfa y que le pertenece y uno de sus empleados hizo un comentario grosero. Yahiko lo agarró por el pescuezo y le hizo besar el mostrador —Se estremeció —. Así es como lo denominó pero el chico perdió unos cuantos dientes. Me aseguró que le volverían a crecer, pero fue brutal. Yahiko me los ofreció para hacerme un collar. Le dije que no, gracias. Los hombres lobo son más agresivos que los leopardos.

—¿Qué te dijo el hombre?

Hanabi sonrió.

—Creo que ya le han castigado suficiente. No voy a decírtelo. Te enfadarás y se lo dirás a Naruto. Él ya está a la caza de un macho. Hice a Yahiko jurar que no lo repetiera a nadie o temía que Konohamaru y sus hermanos también irían tras el chico. Perdería más de unos pocos dientes por esos crudos comentarios.

Era un recordatorio de que Naruto no estaba en casa y miró el reloj.

—Todo va a estar bien —murmuró Hanabi —. Tú no me ves volviéndome loca.

—Eres joven y no puedes imaginar las cosas horribles que me estoy imaginando. Recuerdo cuando pensabas que Toneri era caliente. Porque no lo es.

Su hermana hizo una mueca.

—Eso es quedarse corto si Naruto se sale con la suya.

—Le pedí replantearse esto.

La puerta principal se abrió y Hinata se giró, barrió con la mirada a Naruto cuando entró en la habitación. Se estremeció al ver una herida reciente cerca de su sien, pero por lo demás parecía estar bien. Se adelantó y saltó, envolviendo los brazos alrededor de sus hombros.

—Estás en casa.

—Siempre —la abrazó, atrayéndola más arriba en sus brazos —. Los Namikaze hemos pateado su culo y nadie de nuestra manada resultó herido.

Se movían y Hinata se dio cuenta de que la había cargado por el pasillo y pateó la puerta de la habitación para cerrarla, dándoles privacidad. Levantó la cabeza, para mirarlo a los ojos.

—¿Está hecho y de una vez?

—Si. El bastardo está muerto. Le maté yo mismo.

—Bien.

La observó.

—¿Estás bien?

Ella asintió.

—Estoy tan feliz de que estés vivo y en casa —Su mirada se desvió a la herida en el rostro —. ¿Estás herido en otro sitio?

—Sólo unas contusiones y algunas marcas de garras. No era un buen luchador. Casi estoy deprimido por lo fácil que fue matar a ese hijo de puta. Me mantuve en mi piel por lo que pensarán que un humano lo mató cuando encuentren su cuerpo.

—¿Qué pasa con el olor? —No quería ofenderle. Pensaba que olía a gloria, pero su parte medio-animal podía detectar que era un hombre lobo. Un cambiante de pura sangre tenía incluso mejor sentido del olfato.

—Está tomando un baño en el río cerca de donde terminan las tierras de su manada. No van a recoger cualquier cosa en él para el momento que lo encuentren.

—¿Están tus primos bien?

—No tuvieron que luchar. Permanecieron atrás y sólo vigilando mi espalda cuando me hice cargo de Toneri. Nunca tendrás que preocuparte porque venga detrás de ti.

—Ya te dije que no me molestaría.

—No lo creo ni por un segundo. El tipo tenía ego y existía una buena posibilidad de que hubiera oído hablar de donde terminaste un día. Los cambiantes tienden a hablar del apareamiento de un lobo y una gata. Sus amigos le habrían tomado el pelo hasta que quisiera venganza. Acabo de hacer condenadamente seguro que nunca será una amenaza.

No podía negar que Toneri podría haber querido vengarse si hubiera descubierto que lo había dejado por otra persona. El hecho de que Naruto era un hombre lobo habría realmente echo estallar su temperamento.

—No puedo creer que estuviera solo cuando lo encontraste.

Se aclaró la garganta y desvió la mirada.

—¿Qué?

Se encontró con su suspicaz mirada.

—Um, podría haber tenido una pequeña ayuda con eso.

—No lo entiendo.

—Llamé a tu hermana Natsu y hablé con su compañero. No era fan de Toneri. Me gusta Ko. Es un hombre muy guay para ser un gatito.

—¿Les has involucrado? —Eso la sorprendió.

—Le dije a Ko lo que Toneri te había hecho y cómo quería asegurarme de que estabas a salvo. Necesitaba conseguir a tu ex solo sin su séquito.

—¿Qué hizo Ko?

Vaciló.

—¿Qué hizo él, Naruto? ¿Se puso a sí mismo y a Natsu en peligro?

—No. Apenas le dio a entender que Hana había vuelto y estaba escondiéndose por el río. Mencionó que no se sentía segura para regresar a casa después de enterarse de que Madara le había dicho a Hidan que podía tenerla después de su fiesta de presentación.

Sus ojos se ampliaron.

—¿Por qué Toneri iba a querer ver a Hana? Sigo diciéndote que tenía que haberse sentido aliviado cuando hui. Seguro que no querría que yo regresara a la manada por lo que no iba a preguntarle a donde había ido.

La ira engrosó la voz de Naruto.

—Te quería por tu aspecto y porque puedes criar camadas. Natsu estaba tomada y tienes que admitir que Hana se parece un infierno a ti. De pronto estaba solo. Piensa en ello.

Ella lo hizo y se le revolvió el estómago.

— Hana nunca habría aceptado aparearse con él. Nunca. Él tenía que saber eso.

—Tampoco estuviste de acuerdo, pero él forzó el asunto —les acercó a la cama y ella se movió un poco para poder sentarse a horcajadas sobre su regazo.

—Me alegro de que esté muerto.

—Yo también.

—¿Le dijiste que nos hemos apareado?

Naruto sonrió.

—Tu olor estaba sobre mí. No tuve que hacerlo. Se sorprendió al principio, cuando se topó con un hombre lobo en su territorio, pero entonces inhaló. Fue incalculable ver su expresión antes de entrar en acción. Me aseguré de que sabía por qué iba a morir.

—Realmente no quiero oír los detalles.

Él asintió.

—Fue más rápido de lo planeado, pero estaba enfadado. Empezó a hablarme de que iba a lamentar el haberme apareado y por qué.

Podía imaginar, recordaba lo que había dicho a los ejecutores ese día en el despacho de su padre.

—¿Seguro que no estás herido? —olfateó y recogió ligeros restos de sangre, pero ninguno era fresco. Su ropa era nueva ya que no recogió el olor de Toneri o al detergente que usaban para la ropa. Tenía el olor a directamente-de-la-tienda.

—Estoy muy bien, cariño. Se ha acabado. Ellos lo encontrarán flotando en el río. Cubrimos nuestras huellas. Un idiota como él tenía que haber hecho un montón de enemigos, por lo que habrá una larga lista de sospechosos. La ley cambiante está de nuestra parte de todos modos. Era un peligro para mi compañera.

Todavía se preocupaba, pues no quería traer otra guerra a su manada.

Él pareció leer su mente.

—Nosotros les manejamos la primera vez y dudo que quieran volver. Sólo unos pocos sobrevivieron y fue sólo porque lo permitimos con el fin de enviar un mensaje a su consejo.

— Madara es bastante vengativo, sobre todo cuando se trata de su sobrino mayor.

—Envió a la mayoría de sus ejecutores más duros aquí para luchar. Murieron. No puede ser tan estúpido.

No estaba convencida de que Madara pudiera ser sensato cuando estaba enfadado, pero guardó silencio.

—Nos ocuparemos de todo lo que ocurra.

—Sólo espero que esto no repercuta en Ko o Natsu.

—Hemos pensado en eso. Ko solo tiene que hacerse el tonto y afirmar que esa es la información que tenía. No es como si Hana vaya a volver allí alguna vez, ahora se ha convertido en parte de nuestra manada. Ko también parecía bastante seguro de que Madara no se atrevería a atacar a la suya.

—Darbin le mataría.

—Me reuní con él. Es un tipo genial.

—¿Conociste al líder de la manada? ¿Por qué?

Naruto vaciló.

—Tu padres y hermano se trasladaron a su manada con Natsu tras comprender que no volverás. Supongo que te gustaría tener acceso a ellos cuando extrañes a tu familia.

—Sí.

—Hablamos y decidimos que nos encontraríamos a medio camino, en territorio neutral. Enviaremos unos cuantos de la manada para protegeros a ti y a Hana, ellos enviarán a unos pocos de la suya para proteger a su familia y hemos elaborado un tratado entre nuestros pueblos. Ya no somos enemigos.

Hinata se sentía un poco abrumada por la amabilidad de su compañero.

—Gracias.

—No quiero que tengas que renunciar al resto de tu familia para estar conmigo —Vaciló —. Vas a quererlos realmente cerca en los próximos meses.

Ella frunció el ceño.

—¿Qué significa eso?

Sus manos ahuecaron sus caderas y se echó hacia atrás un poco, mirando su estómago.

—Tu olor ha cambiado.

Ella parpadeó un par de veces, intentando dar sentido a lo que decía.

—Estás embarazada, cariño.

Ella lo miró boquiabierta, aturdida.

—Lo estás —Sonrió —. Vamos a tener un bebé.

—Pero…

—Estoy seguro. Mis primos captaron ese olorcillo hace unos días, cuando estuvimos en la casa del alfa. No es sólo una ilusión de mi parte. Entraste en el calor, yo ya estaba en celo y premio —Él se rio entre dientes —. Estamos ampliando nuestra familia.

Su corazón latía de emoción. Las lágrimas llenaron sus ojos, pero las parpadeó de nuevo. Se inclinó y tocó su vientre asombrada. Siempre había soñado con tener niños con Naruto. Le cubrió la mano con la suya. Ella lo miró a los ojos.

—Lo estás—, repitió. —Vamos a ser padres. Sólo necesitamos conseguir que nuestro médico pronto te haga una ecografía para saber si tenemos suficientes habitaciones o si tengo que ampliar la casa antes de que nazcan. Los querremos a todos durmiendo en la misma planta que nosotros. —Le guiñó un ojo —. Podrías estar llevando a más de uno.

—¿Eso crees? —Siempre había sabido que era una verdadera posibilidad quedarse embarazada de una pequeña camada.

—Eso espero, pero voy a preocuparme hasta que des a luz —Su sonrisa se desvaneció —. Es por eso que me encargué hoy de Toneri. De ninguna manera iba a tener la oportunidad de hacerte daño de nuevo.

Un nuevo pensamiento le golpeó. Se mordió el labio, pensando si debía decirlo.

—¿Qué es? —Arqueó una ceja —. Te conozco demasiado bien. ¿Qué tienes en mente?

—¿A qué crees que van a parecerse? ¿Te preocupa eso?

—Espero que si tenemos alguna chica, se parezca a ti. Eso es un hecho.

Ella se echó a reír.

—Sabes lo que quiero decir.

—No importa. Son nuestros, cariño. Es probable que sean capaces de cambiar. Eres mestiza y yo un pura sangre. Sé que van a ser tan lindos como el infierno, ya sean una parte lobo o una parte pantera. También es un hecho que en su piel, se van a ver como cualquier otro niño —Hizo una pausa —. Funcionará.

—Estoy tan feliz, pero estoy un poco asustada.

—La manada les aceptará. Nunca serán objeto de burlas o desaires. Nadie se atrevería. Patearía sus culos.

La conocía demasiado bien. Dejó ir sus miedos.

—Está bien.

—Soy un tipo duro —bromeó.

—Lo eres —Su mirada bajó a su pecho —. Y eres realmente sexy.

—Creo que debemos celebrarlo contigo desnuda.

—Siempre sugieres eso y siempre acepto.

Naruto se acercó más hasta que sus narices se tocaron y miraron fijamente a los ojos.

—Estamos juntos y el mundo es justo. Relájate, Hinata. Todo es cuesta abajo desde aquí. Ya hemos pasado por lo peor cuando estuvimos separados. Nada de lo que ocurra puede ser tan malo como la vida sin ti.

—Eso es muy cierto.

El brillo juguetón volvió a su mirada.

—Quiero que sepas que me salvaste cuando llegaste a casa. Alguien me estaba ofreciendo como un chico juguete a su abuela. Era un puma. Prefiero mucho más pertenecer a una sexy pantera —Sus cejas se elevaron —. En serio. ¿Crees que habría hecho a la abuela una mujer feliz?

Alargó la mano hacia los botones de su camisa.

—Vamos a descubrirlo en unos veinticinco o treinta años, cuando nuestros hijos empecen a tener bebés. Seré abuela entonces.

—No puedo esperar. Voy a avergonzar a nuestros nietos persiguiéndote a su alrededor y te llevaré a la cama a cada oportunidad que tenga.

Se le hizo un nudo en la garganta y abrazó a Naruto.

—No sé qué haría sin ti.

La abrazó con fuerza.

—Nunca tendrás que averiguarlo.

~Fin~

La historia original se llama «Mating Brand» de Laurann Dohner.

Hay dos anteriores