Descargos de responsabilidad:

- Akagami no Shirayukihime no me pertenece, pero estas pocas letras sí que son mías.

- La imagen no me pertenece: fanart de Megu.

NOTA:

Este fic fue publicado en el fanzine "Aventuras de verano" (Especial Deportivo) de la revista Yo: Fictioner (2018), quienes amablemente me han permitido publicarlo también aquí.


TOUCHÉ

El sol de un mediodía de verano cae cruel sobre el patio de armas. Alguna paloma busca refugio a la sombra de los tejadizos pero el sonido del acero contra el acero la espanta y alza el vuelo.

Un selecto público, la guardia del rey y los espadas del príncipe, asiste atento en silencio al lance. Son los mejores del reino de Clarines en el arte de la esgrima y actúan como jueces de lo que empezó siendo una broma y terminó en un duelo formal.

Hasta ahora Izana, el mayor de los hermanos, ha mantenido la ventaja, pero Zen es más ágil y joven, no tan alto, y se mueve con rapidez soportando los envites. Pero parece que el cansancio y el calor empiezan a pasarle factura. Flaquea de tanto en tanto y pareciera que su agarre del arma es menos firme. Y Zen comete el error de dejar su flanco descubierto.

Izana ve entonces su oportunidad…

Adelanta el pie y lanza con el brazo extendido una estocada destinada a darle la victoria, pero inesperadamente Zen gira sobre su propio eje, el acero en alto trazando un arco que termina en un golpe seco, con el plano de la hoja, en la real espalda baja de su hermano.

Un jadeo de sorpresa y desconcierto recorre el patio de armas, no solo por la ingeniosa (y admirable) derrota del rey a manos de su hermano, sino por su 'dignidad herida'.

—¿Pero… cómo…? —acierta a preguntar Izana, por una vez incapaz de hacer gala de su agudo ingenio.

—Me alegra saber que aún no has perdido tu capacidad de asombro, hermano… —le responde Zen, mientras una sonrisa, tan parecida a la suya, se estira en sus labios.

E Izana no puede más que darle la razón… Y la victoria…