¡Hola! Este es mi segundo aporte para la #ReddieWeek2019
Prompt: Gay Panic
DON'T YOU KNOW I HAVE A CRUSH ON YOU?
Richie se relamió los labios. Su corazón era una bomba de tiempo amenazando con explotar en miles de pedazos pequeños y patéticos.
Se preguntó si alguna vez había sentido algo similar. Un nido de mariposas revoloteaba dentro de su estómago, sus mejillas ardían y el sudor de su cara haría que en cualquier momento se le resbalaran las gafas hasta la nariz.
Eddie estaba frente a él, dándole la espalda. Y Richie se dio cuenta que el resto del grupo estaba a años luz de distancia. En ese momento sólo podía prestar atención a Eddie, y es que jamás estaría dispuesto a apartar la mirada del más joven, aunque hubiera una masacre fuera de esa burbuja.
—Tsk—se quejó Eddie, mirando al moreno de reojo. Las arrugas entre sus ojos le daban un aspecto adorable, como la de un ratoncillo molesto—. ¿Ya terminaste? No tienes que escribir un libro, idiota.
—Paciencia, Eds. Todos los artistas necesitan tiempo para la inspiración—respondió Richie haciendo una de sus voces, y colocó su pluma sobre el papel pegado en la espalda de Eddie.
—¿Qué tonterías dices? En primera, no eres ningún artista. Y segunda: solo tienes que escribir una cosa positiva y otra negativa. ¿Necesitas un doctorado para eso?
—Ya. Pero eso no necesito escribírtelo, Eddie Spaghetti. Todos saben que eres…
—Cierra la boca y escríbelo, idiota—ordenó el castaño, apartando la mirada del otro.
¿Cómo había llegado Richie hasta ese punto? Fácil. En primer lugar, no se trataba de algo que él mismo haya planeado (¡jamás!). Era fin de curso, y con tal motivo la profesora había organizado una dinámica para sus alumnos. Consistía en que cada uno se pegaba a la espalda una hoja dividida a la mitad. La primera columna estaba destinada a los atributos positivos de la persona, mientras que en la otra columna se anotaban los aspectos negativos. Todos tenían que escribir sobre la espalda de sus compañeros de forma anónima.
Richie y Eddie vagaron por el salón de clase durante quince minutos, anotando sobre las espaldas de sus compañeros cosas random. Para Richie fue toda una aventura escribir sobre los demás con su típico sentido del humor, hasta que llegó el momento de escribirle a Eddie.
Eddie.
Ni siquiera él mismo sabía lo mucho que estaba enamorado de Eddie. Es que, vamos, era muy joven para comprender esas cosas de adultos.
"¿Cosas positivas? Bueno, mi Eds es como una brújula andante; siempre sabe a dónde ir. Oh, también es muy suave y su cabello huele bien… muy bien. ¿Acaso usa el shampoo de la señora K?
Eddie también es inteligente, se preocupa por todos nosotros, es precavido y organizado (quizá un poco obsesivo), y sus chistes son terribles. Pero es lindo… oh, es muy lindo. Me gusta tanto…
Me gusta su cabello, el tono de su voz cuando habla de enfermedades extrañas y la forma en que sus ojos se cierran y su pecho se infla cuando aspira de su inhalador. Me gusta cuando compartimos la hamaca en la casa-club. Me gustan muchas cosas de Eds, ¿cómo carajo voy a elegir una sola?"
Con la mano temblando, Richie Tozier escribió letras feas sobre la columna de cosas positivas, que se unieron en una simple e inocente confesión:
"Eres muy lindo. Me gustas mucho."
Nada de chistes. Nada de sarcasmo.
Y en las cosas negativas:
"Y bueno, no me gusta que no sepas todo lo que me gusta de ti".
—Listo, mmm. La verdad no sé qué más escribirte además de que eres un niño de mami—se burló Richie. Fue una suerte que Eddie no haya podido verle la cara en ese momento.
Eddie le arrebató la pluma bufando y escribió sobre la hoja de Richie, cuyo corazón a duras penas volvía a estabilizarse.
Richie pasó todo el camino en casa pensando que era un genio. Al fin pudo decirle a Eddie lo que sentía sin tener que decírselo directamente. Era como si se hubiera quitado un enorme peso de encima. Estaba liberado, Eddie sabría lo mucho que le gustaba y se evitaba cualquier tipo de rechazo. ¡Bien hecho, Tozier!
Sin embargo, su corazón volvió a disparar contra las estrellas cuando llegó a casa y vio su propia hoja. Ahí, la inconfundible y pulcra caligrafía de Eddie sobre la columna de cosas positivas decía:
"Siempre pones una sonrisa en mi cara, y no necesariamente porque seas gracioso, idiota."
Lo que decía en la columna de cosas negativas hizo que Richie diera un salto y se golpeara la cabeza con su lámpara de noche. Su rostro era un poema, rojo como jitomate maduro. Su madre le preguntó desde abajo si todo estaba bien, y él no sabía que responder.
"Siempre piensas en voz alta".
Seguramente, cuando volviera a ver a Eds, nada sería lo mismo. Y le gustaba.
¡Gracias por leer!