Y llegamos al último. Con Naruhina termina los especiales de Halloween de Naruto. Sólo queda el de Kimi ni todoke que subiré mañana.
¡Gracias por leer y que hayan disfrutado!
Pareja: Naruhina
Género: Humor y crimen
Ganado por: NaruHina1710
Cosas de Halloween escogidas: Historias de terror.
ADVERTENCIAS: Ooc seguramente.
Tiempo: Mundo ninja
Disclaimer: Naruto no me pertenece. Sus derechos a Kishimoto.
El juego del asesino
Hinata pegó su cuerpo contra la espalda de Naruto mientras tragaba, preocupada. La escena frente a ella era escalofriante. El crimen perfecto, anunciaba Ino Yamanaka mientras paseaba alrededor del cuerpo de Sai.
No había querido participar en eso. Debía de reconocer que las historias de terror le daban cierto miedo desde niña.
—Sakura-chan. ¿Seguro que no le has matado tú? —cuestionó Naruto mirando a la chica con los ojos entrecerrados.
—¡A ti sí que te voy a matar, idiota! —exclamó esta.
Hinata sintió la risa de Naruto en su espalda antes que saliera por su boca. Su novio parecía completamente indiferente al hecho de que hubiera un muerto delante de él. Que estuvieran atrapados en una historia de terror o que ella estuviera temblando en la espalda.
—Va, va, dejad de discutir —demandó Temari cruzándose de brazos—. Tenemos un muerto. Una viuda que no deja de llorar —señaló a Ino, quien llevaba un buen rato llorando a mares— y un escenario. Ahora, tenemos que descubrir al asesino, que lógicamente es uno de nosotros.
—Yo no he sido —aseguró Ino entre hipidos—. ¿Cómo iba a matarle? ¡Yo le amo!
—Eso es indiferente —interrumpió Shikamaru sus llantos—. Las mujeres son peligrosas en cuanto a temas de amor, incluso pueden motivar a un asesinato. En este caso, el de Sai.
—Y tú eres un genio capaz de comerte el crimen perfecto —acusó Ino tirándole lo más cercano a ella, que era uno de los candelabros de iluminación.
Al hacerlo, la habitación se sumió en tinieblas y todo el mundo comenzó a moverse en busca de iluminar la sala. El asesino todavía continuaba ahí.
Y, cuando la luz regresó, el terror los recibía de nuevo. La esposa también yacía muerta al lado del esposo, sobre su cadáver.
—¡Oh, horror! —exclamó Tenten llevándose las manos a las mejillas antes de gritar.
Hinata tuvo que controlarse para no gritar.
—¡No puede ser! —exclamó en un susurro.
—¡Has sido tú, Shikamaru! —acusó Choûji—. ¡¿Cómo has podido?!
Shikamaru negó, mirando la escena con los ojos muy abiertos.
—No… ni siquiera me he movido de aquí. ¿Verdad, Temari?
Pero Temari no estaba tampoco. EL terror puso pálido al Nara, quien empezó a llamarla y buscarla con desesperación, hasta que algo llamó la atención de todos. Levantaron sus cabezas hacia el techo. La lámpara se zarandeaba y chirriaba. Algo colgaba de ella y poco tardaron en percatarse que era el cuerpo de Temari.
Los gritos regresaron y el caos. Algunos sujetaron a Shikamaru para impedir que subiera a por ella, hasta que, repentinamente, quedó flácido y su cuerpo cayó contra el suelo boca abajo.
Los que le sujetaban retrocedieron, confusos, mirándose uno a otros, preguntándose quién de ellos era el asesino.
—¡Uno de vosotros! —acusó Sakura—. ¿Quién?
—¡No, imposible! —aseguró Chouji—. ¡Nunca mataría a mi mejor amigo!
Tan pronto como dijo eso echó la cabeza hacia atrás y de su boca empezó a salir espuma, ahogándose hasta caer en el suelo.
—¡Chouji! —exclamó Naruto.
Hinata buscó con la mirada a su alrededor. El asesino debía de ser rápido, moverse entre las sombras o quizás incluso, aprovechar que el terror que les bloqueaba los sentidos.
No entendía cómo diablos lo hacía sin que se percatara ninguno.
Se preguntó si sería ilegal usar el Byakugan.
Alguien gritó a su espalda y al volverse, vio a Kiba y Shino caer contra el suelo en posturas realmente extrañas, aterradoras para ser más exactos.
Hinata ahogó un gritito entre sus dientes. Aquello parecía sacado de sus peores pesadillas. Más gritos llegaron de su espalda y una maldición.
Escuchó a Naruto maldecir y se volvió automáticamente para verle inclinado sobre Sakura y Sasuke, cuyo cuerpo había sido atravesado a la par por una espada. Naruto temblaba y sufría.
En la habitación ahora sólo quedaban ellos dos.
Hinata dio un paso hacia él, temerosa.
—¿Naruto-kun? —masculló.
Él continuaba temblando. Podía comprender que la muerte de su equipo fuera dolorosa. Ella ni se atrevía a volver a mirar hacia atrás, donde Kiba y Shino habían muerto.
Tragó, poniendo una mano en su hombro.
—Naruto-kun.
Silencio.
La luz volvió a apagarse y el sonido de un relámpago cruzó la sala, emitiendo un grito, intentó abrazarse a él.
—Joder, Naruto, hazlo ya —protestó la voz de Shikamaru.
Hinata parpadeó, adecuando sus ojos a cuando volvió la luz. Naruto estaba justo frente a ella con una brocha de pintura roja. La mano le temblaba y no podía abrir los ojos.
Hinata no lo comprendía bien del todo.
—No puedo… hacerlo… —masculló Naruto con los dientes apretados.
Hinata retrocedió, llevándose las manos hasta el pecho.
—No puede ser… tú… ¡Eres el asesino!
La luz parpadeó y lentamente, uno a uno fueron levantándose de sus puestos. Temari bajó de un salto de la lámpara, Kiba y Shino se unieron a ella con sonrisas.
—Mira que eres tonto, Naruto —protestó Sakura quitándose la falsa espada del vientre.
Naruto suspiró compungido.
—Simplemente… no puedo matar a la mujer que amo y listos.
Hubo un momento de silencio. Hinata pensó que no había escuchado bien, que sus oidos estaban pitando a causa de la repentina falta de ruido y que su corazón debía de poder ser escuchado por todos a su alrededor. También su sangre estaba subiendo demasiado a su cabeza y estaba a punto de desmayarse.
No. Lo hizo.
—¡Ahg, Naruto! —exclamó Kiba—. La próxima vez que seas el asesino, ya sabes cómo matar a Hinata de un ataque al corazón.
Sai, que se había unido a ellos, sonrió.
—Eres todo un galán.
—¡Callaros, joder! —exclamó Naruto sosteniendo a Hinata entre sus brazos—. Esto ha sido mucho para ella. Tiene miedo a las cosas de terror, y esto es como vivir una historia de terror, así que...
—Ya, ya —masculló Shikamaru para quitarle hierro al asunto—. Mejor vamos a cenar. Como has ganado, tú invitas.
—¿Eh? —protestó entre lágrimas—. ¡Pero si el ganador es quien recibe el premio, no lo da! ¡Malditos!
Las carcajadas terminaron por despertar a Hinata, quien volvió a desmayarse al ver que la cargaban como una princesa por las calles mientras que su descuidado novio simplemente se peleaba con los demás.
Sí, las cosas de terror le daban cierto miedo.
Pero esa había valido la pena.
¡Y… fin!
Gracias por leer y acompañarme en este minific del terror a base de chistes malos y miedo horrible.
¡Cerrad la puerta al salir o se escapa el fantasma de la casa!
2019 Halloween.
Chia.