Epílogo


Cabos sueltos

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Parecía dudar.

En un comienzo creyó adecuada su decisión, sin embargo fue recién cuando se halló frente a Sakura que al confesar lo acontecido esto dejó de parecer acertado. Esperó una reacción de enfado, vislumbrar el brillo en sus ojos opacarse producto de la desilusión e incluso pensó en aceptar aquello como lo merecido. Después de todo, había permitido nuevamente a Naruto influir en sus medidas dejando ir libremente a quien intentó asesinar a su mujer; con su mirada fija en aquellos jades brillantes, pensó en no despegar su vista de allí para interpretar lo observado, pero incluso conociendo a su mujer como la conocía, fue la excesiva pasividad en Sakura la que lejos de brindar tranquilidad alteró aún más su ya revuelta consciencia.

- ¿Por qué lo has hecho? – inquirió la mujer fulminante mientras intentaba unir cabos en su cabeza.

Hace años cuando era tan solo una niña, su vida y la de sus compañeros se había truncado por el odio y la venganza. La tristeza había desolado sus esperanzas y el tiempo lo había afrontado en el Hospital aprendiendo y sirviendo a los heridos por los enfrentamientos. Observando como uno tras otro hombres destruían voluntariamente sus vidas en batallas sin sentido, por discusiones mal fundadas y por odios injustificados. Porque la simple verdad era que tras lo acontecido en su vida, donde consideraba a Naruto ligado a una promesa que había perdido forma con el transcurso de los años y a Sasuke, cada día más lejano ante sus ojos y tan inalcanzable en todos los aspectos; que todas las misiones y duelos a su alrededor pasaron a ser considerados insulsos y vacíos. Ya nada podía tener sentido después de evidenciar lo que realmente significaba estar de pie para ver como su propio espíritu se fragmentaba en aristas incompatibles, producto innegablemente de la petulante represalia instalada en el corazón de un ser querido.

Por lo mismo, cuando el hombre frente a sus ojos confesó lo realizado, solo una respuesta satisfacería su congoja, y aquello de alguna forma no podía ser más que la confirmación misma de la libertad en la corazón del muchacho, emancipado de la satisfacción vacía otorgada por la venganza.

Aunque aquello no mitigara en lo absoluto su sentir respecto a la pérdida de su bebe, consideraba sobre sus hombros la carga de lo ocurrido, después de todo su propia irresponsabilidad la había llevado a descuidar al pequeño ser creciendo en su interior. De cualquier modo sus heridas no sanarían al proyectar la culpa en alguien más, sino más bien únicamente conseguiría paz cuando indultara sus propios demonios.

- Debes creer que la he perdonado, pero te equivocas, no he condonado más que su vida. No imaginas el odio que siento en este momento – espetó el pelinegro intentando determinar la cruda mirada en su mujer- en el pasado sin dudarlo la hubiese asesinado, lo sabes. incluso dejar que se pudra en aquella prisión me pareció una conclusión insulsa para sus actos – determinó golpeando con el dorso de su puño la pared a un costado de su cuerpo.

Sakura se retorció sorprendida ante el retumbe del golpe en las paredes de su habitación.

- Entonces la pregunta es… ¿por quién lo has hecho? – cuestionó la mujer esta vez macerando su temperamento.

Sasuke entrecerró los ojos meditando su respuesta.

- Ha sido únicamente por mí. – Confesó contrariado- no necesito que mi vida avance sin remordimientos mientras en mi consciencia pese nuevamente la venganza hacia quién lastimó a mi familia, cuando esta vez…si existía una posibilidad diferente.

Sakura sonrió tímida conforme lo declarado. Su mirada, esta vez en calma, analizó el rostro frente a sus ojos. Aquella piel pálida resaltaba en una perfección de rasgos finos inmersos en la intensidad del ónix y del poder del Rinnegan; de su boca el aire surgía congelado y con mayor rapidez de lo normal, parecía temeroso, expectante.

- Supongo que en la búsqueda por una culminación satisfactoria a veces la venganza puede ser confundida con justicia y en más oportunidades de las pensadas ninguna de las dos son realmente necesarias -susurró la mujer elevando sus manos para acariciar el rostro del Uchiha.

Tragó saliva resistiendo el deseo de besar cada rincón del hombre frente a ella.

- Sakura – la llamó bajando la mirada- mis actos no han sido tan compasivos ni desinteresados como crees. Lo que somos es únicamente producto de las circunstancias que hemos vivido. – susurró - en el instante en que he disipado sus recuerdos el chacra en su interior desapareció por completo. Se volcó irreconocible.

La mujer cerró los ojos apenada.

- Si yo olvidara todo lo vivido no imagino en quién me convertiría… indudablemente no sería la misma... Has condenado su vida a una prisión dentro de su propia mente. – meditó mordiendo su labio inferior ante el temor que le provocó aquella realidad.

Un silencio se esparció por el cuarto seguido por un manso suspiro.

- Aquello de alguna forma me genera una extraña contradicción – agregó finalmente la pelirosa- ... intento comprender tus decisiones porque esta vez también deseo confiar ciegamente en ellas.

Sasuke sintió un escalofríos recorrer su médula ante la profundidad oculta tras aquellas palabras. Un peso sobre sus hombros parecía haberse instalado en el instante mismo en que Sakura culminó la frase; Incapaz de mover musculo alguno se sintió invadido por la contención brindada a través de las manos que acariciaban la zona sobre su nuca; se inclinó lo suficiente para chocar sus frentes y cerró los ojos dispuesto a disfrutar aquel momento. De pronto comprendió que no había vuelto a inhalar el aire con normalidad hasta ese preciso instante en que su temor al rechazo se disolvió en la complicidad brindada por la infinita sabiduría de aquella mujer, capaz de incluso resolver las razones que ni él mismo había sido apto para establecer ni cuando se encontraba en aquella prisión sosteniendo a Mio durante la eliminación de sus memorias.

- ¿y si halla la forma de recordar? –cuestionó Sakura sin separar la unión entre sus cuerpo- te buscará y otra vez tendremos que lidiar con ella…

- No ocurrirá– determinó fríamente el Uchiha abriendo los ojos para afrontar el dulce almíbar de la esmeralda más brillante- no volveré a ser benevolente con quien intente destruir a quienes amo. Es un hecho, Sakura.

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La casa tronó ante un portazo seguido por pasos firmes a través de la habitación.

- La escoltó hasta la frontera. Lo he visto con mis propios ojos. ¡Esa mujer te quiso asesinar! No comprendo como mi padre lo ha permitido - exclamó Sarada notoriamente enfadada apenas visualizó a su madre dentro de la cocina preparando la cena.

Sakura abrió los ojos sorprendida ante lo oído, no podía pasar por alto la perspicacia en su pequeña.

- ¿Cómo sabes que ha sido ella quien me atacó? – cuestionó dubitativa la pelirosa secando sus manos en el delantal colgado en su cintura.

Sarada bufó cruzado los brazos frente a su pecho.

- Has sido tú. En este momento. - respondió tenaz - ¡Lo sabía! por eso has llegado herida aquella noche.

Sakura sonrió al verse descubierta. La joven Uchiha a veces podía sonar tan impasible como el Sasuke que ella conoció en su niñez.

- ¿Quien más se atrevería? Todos en Konoha te respetan. No entiendo qué está ocurriendo… pensé que habían solucionado los problemas entre ustedes – agregó confundida.

- Así es, los hemos solucionado – aseguró Sakura comprendiendo hacia dónde iba aquella conversación.

- Mamá, ya no soy una niña, siempre hemos estado juntas, no me tienes por qué ocultar la verdad. – confidenció suavemente la pelinegra.

Se observaron fijamente durante segundos eternos en los cuales Sakura meditó las palabras a decir. De pronto la muchacha frente a sus ojos le pareció mayor de lo asimilado. Un vago sentimiento de nostalgia hacia su propia niñez invadió su corazón, tal vez si estaba siendo injusta, creer que Sarada no notaría nada de lo ocurrido durante aquellos meses había sido completamente ingenuo, después de todo hace un tiempo su hija había llegado a dudar hasta de la identidad de sus propios progenitores.

- Sé que ya no eres una niña - soltó finalmente destensando su semblante- no hay por qué evitar hablar de lo ocurrido. El nombre de aquella mujer es Mio, pero presiento que eso ya lo sabías… y es absolutamente verdad que me intentó asesinar guiada por celos injustificados - confesó tranquilamente manteniendo la suavidad en su voz - tu padre siempre ha llamado demasiado la atención entre las mujeres.

Sarada desvió su mirada intentando ocultar el sonrojo en sus mejillas mientras su rostro aún demostraba un arrebato de sentimientos acumulados a lo largo del tiempo.

- Has dicho que ya no eres una niña, entonces entenderás de lo que hablo ¿verdad? – una pausa fue suficiente para atraer nuevamente la atención de su hija- pero verás… somos su familia y él jamás nos traicionaría - concluyó notando la necesidad de sosegar aquella preocupación.

- Ustedes nunca están juntos – cuestionó la joven Uchiha- ¡y él la ha dejado ir como si nada hubiese ocurrido! Si realmente le importaras se habría encargado de hacerla pagar por lo sucedido.

Sakura abrió los ojos sorprendida ante la inmensidad de aquella declaración.

- Tu padre como hombre no es absolutamente símbolo de perfección, pero la realidad es que a lo largo de su vida todos sus actos son guiados por la intuición y sus sentimientos, es la carga de todos los Uchiha y será también parte importante en tus decisiones como shinobi y como mujer. Debes comprender que aquello no se tiene porque convertir en un peso - Sakura exhaló lentamente - por lo mismo, si él ha tomado esta decisión debemos aceptar que incluso si sus actos han sido influenciados por el afecto, aquello no debe ser tomado como una traición hacia mi persona.

- Afecto...¿entre ellos? - Se apresuró en pronunciar la muchacha intentando aclarar sus ideas.

La pelirosa sonrió tiernamente logrando destensar el corazón de la joven.

- Me refiero al afecto que surge en una amistad. Tú por ejemplo aprecias a Mitsuki, de esa forma Sasuke aprecia a Mío - respondió adornando levante la realidad mientras se acercaba hasta su pequeña- lo cual no quiere decir que no se encuentre profundamente enfadado por lo ocurrido.

- … ¿Cómo puedes estar tan segura? – contradijo tenaz.

- Porque el lugar que yo ocupo en su vida es más fuerte de lo que parece. – concluyó firmemente Sakura.

Sarada destensó su expresión ahogada en emotividad.

- Muchas veces la venganza se disfraza de justicia, pero no por eso abandona su trasfondo original, la expresión pura del odio mismo – soltó recordando lo dicho a Sasuke hace unos días. Su hija y aquel hombre eran indudablemente más similares de lo que ellos mismos creían- Esta vez a esa mujer se le ha permitido rehacer su vida olvidando todo lo relacionado con su existencia pasada, incluida la presencia de nuestra familia. Y aquello, aunque no lo creas, tiene por sí mismo algo de condena.

La pelinegra sorprendida no hallo palabras adecuadas para la cantidad de preguntas en su mente.

- ¿Olvidar? Utilizando el Sharingan…

Sakura asintió orgullosa.

- El Poder de los Uchiha posee muchos misterios que aún no comprendo del todo. Entre nosotras…creo que incluso es osada la forma en que tu padre utiliza sus ojos para lo poco que realmente debe conocerlos - Sakura pensó mientras desviaba juguetonamente su vista hacia el techo- pero después de todo también eres mi hija, no dudo que podrás alcanzar mayor sabiduría que cualquier otro Uchiha en el pasado - comentó risueña- Ya no pienses en esa mujer. Ella ha dado su gratitud por la opción brindada por Naruto… después de todo ha sido absolutamente idea de él.

La muchacha retrocedió un paso ante tal revelación.

- ¿por qué no solo encarcelarla? – inquirió nuevamente.

- verás… Sarada ¿Aún deseas ser Hokage? - cuestionó la pelirosa reparando en la impresión presente en su interlocutora.

La chica no respondió, sin embargo su madre pudo notar cómo el fuego ardía incandescente en su mirada.

- Entonces deberás comprender lo ocurrido como una lección para tu futuro. Hay un sin fin de soluciones para cada circunstancia y no sabes si la tomada es la correcta hasta que el tiempo barra con todos los cabos sueltos. Lo importante es tener convicción en tus decisiones, que la opción tomada no se convierta en un problema.

La joven Uchiha entrecerró los ojos liberando una tímida sonrisa ante lo oído.

- Además ¿por qué debemos cuestionar sus medidas? ¿Acaso no confías en tu padre? ¿Y qué hay de la confianza en nuestro Hokage? – agregó la mujer inclinándose para apoyar ambas manos sobre los hombros de Sarada.

- Creo en ellos - decretó la pelinegra apenada por lo ocurrido– mamá…siempre sabes que decir – confesó desviando la mirada.

Sakura sonrió atrayendo bruscamente a su hija contra su pecho para fundirla en un profundo abrazo.

- Que nada jamás te haga dudar de nuestro lugar junto a él aunque a veces parezca físicamente muy lejana su presencia- susurró firmemente dando por terminada aquella conversación- anda, ve a limpiar esa cara de enfado, tu padre debe estar por regresar.

Sarada asintió conforme a medida que se retiraba lentamente hasta su cuarto.

La posterior comida transcurrió con normalidad pese a la constante cautela en Sakura, quien esperaba haber satisfecho todos los cuestionamientos en Sarada habiendo librado de aquello al distraído hombre junto a ellas.

El anillo centelleaba disolviendo su espectro en los múltiples colores del arcoíris.

Sakura por su parte había estado distante durante largo tiempo preparándose para dormir. Profundamente concentrada en tomar una larga ducha, incluso había alcanzado a rosear su cuerpo con tónicos aromáticos sin provocar ni un respingo en su acompañante sentado sobre la cama.

El hombre poseía su espalda apoyada en el respaldo de la marquesa, y sus ojos siempre serenos ahora se encontraban fijos observando los objetos sobre el mantón.

La pelirosa con todo ya dispuesto se instaló examinando al Uchiha en lo que parecía escudriñar dentro de la privacidad del azabache; Lo analizó silenciosamente sin que él hiciera atisbo alguno por haber notado su presencia.

- ¿Me contarás la historia de esos diamantes? – habló suavemente tras varios minutos de husmear en absoluto silencio- hoy has estado muy distraído durante la cena.

El pelinegro dio una sacudida ante la voz femenina, girándose levemente mientras tendía su mano invitándola a ocupar un lugar junto a él.

- Pensé que estabas ocupada – habló el hombre dejando la argolla sonoramente sobre la mesita de noche.

La pelirosa alzó su cuerpo sobre el muchacho para alcanzar el anillo recientemente depositado junto a una lamparilla.

- ¿todo bien? – curioseó la mujer tanteando un terreno que sabía no era el predilecto del Uchiha. Más aún, ya había trascurrido una semana desde lo acontecido en la prisión y Sasuke por primera vez se había atrevido a tomar entre sus dedos aquellos objetos de gran valor sentimental.

- intentaba recordar el día en que tomé todo esto desde la habitación de mis padres. – respondió perdido en la fotografía sobre la cama.

Sakura inmediatamente comprendió la intimidad en aquellas declaraciones.

- Realmente no es un mal recuerdo – aclaró el pelinegro clavando su pupila en los orbes esmeralda- cuando comencé a vivir solo, en mi habitación mantenía esta fotografía enmarcada – comentó señalando la imagen- como la evocación constante de mi objetivo, únicamente subsistía para observar a Itachi en ella. Evité el rostro de mis padres durante todos esos años, tanto que sus rostros a veces se desvanecían en mi memoria – suspiró disgustado- tan obstinado que únicamente la utilicé para perpetuar constantemente mi motivación, como el símbolo del odio mismo. –su ceño se frunció ante aquella rememoración.

Un cómodo silencio se instauró en la habitación.

- Nunca vi a mi madre utilizar este anillo, siempre fue muy sencilla – continuó observando los diamantes en la mano de su mujer - Durante años intenté no pensar mucho en ella, pero creo que al fin la puedo comprender. Por como tú te comportas con Sarada… y conmigo.

La pelirosa sonrió conmovida ante lo oído.

- ¿sabes? Creo que a Sarada le gustaría oír sobre tus padres – soltó animada.

- Eso es porque aún no conoce lo suficiente.

- Está al tanto de lo importante y con eso basta – indicó la mujer completamente segura de sus palabras.

El muchacho la observó pasmado ante aquella demostración de convicción irrefutable acerca de los hechos ocurridos en su pasado. La admiración por aquel pequeño cuerpo traspasó sus poros incapaz de comprender cómo en la expiación de su vida aquella flor figuraba amándolo inclusive en la inmensidad de su tormenta interna. Aquella que incluso a través de los años continuaba aflorando cada cierto tiempo.

Sakura se sonrojó cuando aquella mirada sobre su cuerpo permaneció durante más tiempo del debido.

- ¿Qué ves? – susurró humedeciendo sus propios labios.

- Intento… entender… - exhaló el hombre - ¿sería erróneo si deseara permanecer en Konoha aun sabiendo que el mundo me necesita muy lejos de esta aldea? – cuestionó abiertamente.

- Aquello sería bastante humano de tu parte – soltó la mujer intentando opacar la nostalgia instaurada entre ellos- que hayas permanecido todo este tiempo en casa, es suficiente para resistir lo necesario hasta que regreses nuevamente a mí lado – confidenció sentándose sobre el hombre para aprisionarlo entre sus muslos.

Tuvo que trascurrir un largo instante para que el ritmo en el corazón de ambos se tranquilizaba dando paso a la estabilidad marcada por el roce entre sus caderas.

- En realidad no puedo creer que te marches en tan solo dos noches – pronunció apenada.

- Ya no puedo posponer mi viaje. – ronroneó el Uchiha.

- Lo sé… – exhaló - incluso Sarada parece haber descubierto su lugar en el mundo – refunfuñó.

- Me puedes escribir cuantas veces quieras, lo sabes - le recordó resignado.

La mujer asintió nostálgica.

Les resultaba insostenible pensar en separarse nuevamente durante un tiempo indeterminado. Como en cada partida la ilusión de una pronta reunión parecía ser lo único que mantenía su esperanza, la motivación por dar lo mejor de si mismos con el único fin de concluir rápidamente sus misiones o a la espera de, en el mejor de los casos, un encuentro clandestino durante alguna noche fugaz, en la cual para Sasuke fuera posible visitar Konoha durante unas cuantas horas. Aquello parecía la monotonía a la que estuvieron acostumbrados durante el inicio de su relación, sin embargo ya con más años sobre sus hombros, dudaban de su capacidad para continuar dando cara a la vida con tan infinita lejanía física. Reafirmar su unión de todas las formas posibles se transformó en una necesidad visceral.

- Hay algo inconcluso entre nosotros – comentó el hombre tornándose repentinamente formal.

Él sonrió mientras la yema de su pulgar delimitaba la clavícula de su mujer en lo que ha Sakura le pareció un acto divino con el único fin de opacar su consciencia; Lo observó expectante con los ojos grandes resaltando inocentes entre la poca luz a su alrededor.

- Quiero que nos casemos – confesó el Uchiha de un momento a otro posiblemente perdido en la pureza de la mirada frente a sus ojos.

La chica se alejó torpemente intentando mantener el equilibrio antes de que una risa cortara ferozmente el momento instaurado; esquivó la mano sobre su piel haciéndose a un lado para poder determinar la verdad en aquella confesión.

- Debes estar bromeando, es absolutamente innecesario. Nosotros ya estamos casados… o juntos al menos – espetó con palabras entrecortadas mientras gesticulaba con sus manos.

- Será algo simbólico para firmar el Koseki de Konoha – explicó el azabache con algo de incredulidad ante tal situación.

- Pero aquí nadie sabe que no estamos unidos formalmente –exclamó sentándose en el borde de la cama con la mirada perdida en la alfombra.

- No existen documentos que acrediten nuestro matrimonio– soltó el hombre bajando la mirada.

- ¿y te parece importante? ¿Ahora? ¡Después de todos estos años! es un disparate – comentó risueña en una mezcla de nerviosismo e incredulidad que sin querer sonó a reproche.

Para Sakura realmente si existía un significado mayor del expresado verbalmente, pero su orgullo impedía dar a conocer lo provocado por aquellas palabras. Intentó vanamente opacar la situación evitando mirar nuevamente la oscuridad en los ojos del Uchiha. Sin embargo, tras unos segundos sucumbió necesitando en las entrañas comprobar que aquello realmente estaba ocurriendo.

El ceño fruncido en el azabache no hizo más que manifestar la sinceridad en lo expresado; la mujer abrió la boca sin ser capaz de emitir frase alguna.

- Está bien – susurró después de un instante de recapacitación.

- ¿Qué has dicho? –cuestionó Sasuke en un ademán por escucharla nuevamente, está vez con mayor convicción.

- Que está bien – repitió mientras sus mejillas se coloreaban de un profundo rojo escarlata- por supuesto que me quiero convertir en tu mujer bajo todas las leyes, aldeas o religiones– soltó conteniendo la emoción tras su mirada y reconociendo el golpe que habían causado sus anteriores palabras en el ego del pelinegro- siempre he añorado únicamente ser tu mujer.

- Sakura, siempre has sido mi mujer, solo espero validarlo como corresponde – ronroneó tomándola desde la cintura para montarla nuevamente sobre sus piernas- Quiero que nuestras firmas estén juntas en ese estúpido libro. El mismo que firmaron en algún momento tus padres y los míos. – declaró el Uchiha sorprendido ante la rudeza en su propia voz, aquellas palabras habían sonado como una innegable orden.

Sin embargo, para Sakura cada silaba rozaba su piel cual seda.

En el pasado, su unión se llevó a cabo cuando Sakura ya tenía algunos meses de embarazo, sin testigos y nada más que una simbólica ceremonia en algún pequeño pueblo durante un día más caluroso de lo normal. Más aún, su noche de bodas fue marcada por la carencia de simbolismos y ofrendas con las cuales la muchacha había soñado durante su niñez; pasó tan desapercibido, que no hubo fotos ni recuerdos físicos, tanto que Sakura desestimó su importancia ante la idea de regresar a Konoha para concretar una fecha exacta. Sin embargo, aquello jamás ocurrió, hallándose a sí misma postergada aceptando sus circunstancias como parte de lo que conllevaba una relación intermitente. Por lo mismo, cuando hace meses Sasuke le había propuesto matrimonio, ella lo consideró un delirio proveniente de su imaginación. Sin embargo, allí frente a la realidad de los hechos, al fin podía comprender aquello como parte de lo inconcluso. Después de todo, el Uchiha había crecido bajo el manto de la tradición, proviniendo de un clan con costumbres arraigadas, debió ser confuso para él mantener su relación desenmarcada de aquellos ritos ceremoniales durante tantos años.

- Y tú siempre has sido mi hombre, aunque hayas tardado más tiempo en descubrirlo – musitó besando el mentón del azabache- lo has sido formalmente desde aquella primera noche juntos en una solitaria cabaña en medio del bosque.

El pelinegro cerró los ojos apaciguando su respiración, dejándose llevar por las caricias, aceptando aquel amor como parte innata de su ser; entregándose sin miedos ni mentiras a quién pese al duro camino recorrido, era sin dudarlo su mayor confidente en la vida.

Sin pensarlo de pronto elevó su cadera en lo que pareció un vestigio de bestialidad inconsciente, sin embargo aquel pequeño acto en comunión con lo escuchado, desató en su interior un cosquilleo bien conocido.

El hombre extasiado por la sensación proveniente del roce inocente, comenzó a sentir como lentamente su hombría crecía tensando la tela en su pantalón. Sakura notó la dureza en Sasuke arremeter contra sus muslos orillándola a sucumbir frente al desenlace irremediable de la fogosidad en cada beso. Sin embargo, presentía que tras las declaraciones confesadas, aquella noche su unión estaría sellada por el implacable placer brindado por la emoción, aquella sensación tangible en la cual él se inmiscuiría en las profundidades de su carne traspasando las barreras físicas para instalarse nuevamente en sus pensamientos como una obsesión de la que ya no sentiría culpa alguna.

Sasuke separó sus bocas tan solo un centímetro durante un momento de intensidad tácita, en la cual sus miradas se consumían en el ritmo descolocado de sus respiraciones. Un pequeño rastro de saliva unió sus labios en lo que pareció el ritmo sensual de sus cuerpos preparados para lo que se avecinaba; el hombre relamió su boca antes de abalanzarse sobre ella mordisqueado suavemente todo a su paso, deseando poseerla de una forma trascendental, en la cual incluso con el paso de los años sus marcas de placer permanecieran grabadas en lo profundo de los sueños candentes de ambos. Sueños mezclados con recuerdos que temía nuevamente tendría que vivir en la lejanía de un pueblo a kilómetros del origen de sus desvaríos, esta vez pese al autocontol de su edad no podía negar la profundidad de su excitación al tan solo recordar alguno de los instantes de fiebre vividos con su mujer, por lo que no dudaba la vaga posibilidad de ceder al autoplacer. Temía aquello. Lo pensó en aquel momento cuando tras quitar su prenda superior se deshizo además del camisón de dormir en la muchacha dejándola únicamente en bragas. La analizó mientras su garganta se secaba ante la idea de perderla en tan solo dos noches.

Por supuesto que lo físico en su unión iba más allá de la innegable importancia del sexo, sin embargo ya había comprobado hace años la posibilidad de diferenciar lo requerido por el corazón de los deseos de la carne, una posibilidad inútil cuando se logra encontrar en la misma persona la complicidad del equilibrio. Transformando el intento por reemplazar aquellos besos en un fracaso absoluto. Eso no estaba en juego, prefería permanecer en solitario a tan solo pensar en la existencia de otras mujeres a su alrededor. Amaba a Sakura, pero aún igual de fuerte que el amor, la deseaba desde lo profundo de su libido. La necesitaba sobre él y bajo su cuerpo, la deseaba de todas las formas posible más aún cuando ella conocedora de sus encantos, lo observaba con aquella mirada de castidad que tanto causaba en su interior. Porque podía ser verdad, la chica producto de los años alejados irradiaba una inocencia impropia, tentadora e igual de satisfactoria que la comprobación misma de su pureza.

Se introdujo en ella sin separar sus frentes, aun apoyado en el respaldo de la cama. Pensó en poseerla lento, dejándola expresar sus propios deseos mediante movimientos certeros y delicados, pero perdido en las sacudidas de los pechos frente a sus ojos y el aroma desprendido de sus propios sexos, se encontró a si mismo posicionando firmemente su brazo al rededor del trasero de la mujer y sin poder resistirlo clavando en ella su miembro mediante estocadas firmes y profundas; la muchacha por su parte intentaba vanamente ocultar sus orgasmos aferrada con ambas manos al cabello azabache entre sus dedos, tirándolo y masajeandolo sin conocimiento pleno de las consecuencias de estos leves actos en la profundidad del autocontrol en el Uchiha.

Él jamás podría quitar aquella imagen de sus pensamientos, así como tampoco podría volver a visualizar un cerezo en flor sin añorar la presencia de quien se había consolidado como la dueña absoluta de su vida misma.

- Nos casaremos mañana – susurró el pelinegro entre guturales jadeos provocando una conmoción aún más grande en su mujer, quien aturdida se fundió en el frenesí de la mano que apretaba posesivamente su cadera, decidiendo que al acabar lidiaría con aquel arrebato de mala planificación.

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Hooola !

DISCULPEN LA DEMORA EN ACTUALIZAR!

Y bueno el epílogo en mis planes era muy cortito, pero luego quise ahondar en tantos sentimientos que no me sentí preparada para escribir al respecto. Pero ya alfin he podido plasmar todas mis ideas en un final que me ha encantado escribir, porque siendo sincera, solo es el final de esta historia, donde el viaje de Sakura para Asimilar quién era realmente su esposo se trasformó en un vaivén de emociones y sorpresas por culpa, no de Mio, sino de Sasuke, quien debió ser sincero y cortante con esa mujer desde un comienzo! el muy madafaca ; peero el sasusaku continua señores!! porque esta pareja hermosa siempre tendrá algún fans por ahi dispuesto a completar con su imaginación los huecos en la trama dejados por el pocoromántico Kishi (a quien igual le agradezco todo).

MUCHAS GRACIAS POR LEEER ! y por esperarme con tanta hermosa ansiedad

MUCHAS GRACIAS POR COMENTAR! POR FAVOR CONTINÚEN DEJANDO SU COMENTARIO

Me encanta leer sus opiniones!!!

Esta ha sido mi primera historia escrita en la vida, al menos para ser compartida publicamente. Y creo que ha salido bastante decente, además he aprendido enormes lecciones (por ejemplo jamás decir "el próximo si que si es el último capítulo " porque una nunca sabe cuando las ideas se vuelven locas por ser escritas. jaja lo siento.

Y tengo una sorpresita! HAY BODAAAAAAAAAA, será posiblemente una historia corta porque me quedé con ganas de escribir algo candente que se me ocurrió. Pero esta historia de drama sensual había que teminarla con drama y no con una boda como los cliché que leíamos en los comienzos de fanfiction. jaja ups ASI QUE ATENTEES.

SI HAS LLEGADO HASTA AQUÍ, AUNQUE LA HISTORIA YA HAYA FINALIZADO HACE ALGÚN TIEMPO, NO OLVIDES DEJAR TU OPINIÓN

Continúo leyéndolas jiji Abrazoooooooos