Baby Stone.

Capítulo veinte: Condiciones en el mundo de piedra.

Esa noche no pudieron resistir el impulso de dormir junto a su bebita en la misma cama, indispuestos a separarse de ella, y a la mañana siguiente Senku se quedó un poco más de lo que debería incluso después de que ella durmiera, simplemente cargándola sentado en la mecedora hasta que Kohaku terminó de hacer su rutina matutina de ejercicios y se quedó sin excusas para quedarse. La dejó en su cesto y se marchó después de despedirse con un largo beso.

Kohaku suspiró al encontrarse sola con su pequeña dormida. La verdad es que el ánimo de ambos se apagó un poco desde que leyó esa carta, aunque ninguno quería estar de un humor sombrío estas últimas semanas que les quedaba a su lado, pero era inevitable el deprimirse un poco.

Sin embargo, no pensaba tener esa actitud mucho más tiempo.

Después de terminar hacer todos sus deberes en la casa y hacer un poco más de ejercicio, Tsukiku se despertó y Kohaku la alimentó felizmente mientras preparaba su ropita para salir. Los vestidos que Yuzuriha le había traído eran cada vez más rosados y pomposos, cosa de la que Senku se quejaba un poco, pero ella pensaba que se veía adorable así que se los ponía siempre que él no estuviera ahí para quejarse. Aunque no es como que le creyera ni un milímetro que no le gustaba en lo absoluto, porque ayer también tuvo uno de esos vestidos y eso no le impidió agotar toda la película de la cámara sacándole fotografías.

Como Tsukiku ya no era tan dormilona como antes, decidió sacarla a dar un paseo antes de dedicarse al pequeño plan que tenía pensado. Utilizó el cochecito de bebés que fue regalo de Kaseki para que pudiera llevar sus juguetes también, ya que parecía no querer soltar uno de los sonajeros que su padre hizo para ella.

El coche de bebés tenía una capa de tela que le servía de protección para el sol pero le dejaba un espacio bastante abierto a los costados y al frente para que pudiera mirar todo lo que quisiera, que aparentemente era su parte favorita de salir de paseo porque sus ojitos azules se pasaban de un lado a otro todo el tiempo a medida que avanzaban. Aunque también le gustaba mucho que la gente se detuviera a hablarle y mimarla, y era tan risueña que les regalaba hermosas sonrisas a todos sus visitantes, felices de que le brindaran su entera atención.

Luego de más de media hora, su pequeña se durmió profundamente y Kohaku decidió llevarla con Ruri para que la cuide por un tiempo mientras iba a poner en marcha lo que había estado pensando desde esa mañana para mejorar un poco el ánimo de Senku.

Antes de marcharse le dijo que se ocuparía de ciertos ajustes finales al radar con Ukyo, así que Chrome debía estar libre, por lo que fue a su choza pero no lo encontró, y alguien le dijo que estaba en la sala de reuniones del reino científico, así que se dirigió allá de inmediato, encontrándolo hablando algo con Ryusui mientras Gen contaba un buen mazo de billetes que quién sabe de dónde sacó.

-Kohaku-chan, que sorpresa.- Ryusui fue el primero en notarla, sonriendo encantadoramente.

Ella no pudo evitar enrojecer un poco al pensar que la última vez que se vieron fue cuando Senku les presumió en la cara que habían dormido juntos. Agh, lo amaba pero de verdad que a veces se merecía un buen golpe.

-Lamento interrumpir, pero necesito la ayuda de Chrome.-

-¿Mi ayuda? ¿Para qué?- la miró confundido.

-Umm…- su gesto entristeció un poco, pero rápidamente se dio una bofetada mental y carraspeó. El plan era mejorar los ánimos, no deprimirse peor. –Como sabrán, no falta mucho para que el barco esté terminado y tengamos que zarpar.- comenzó a decir.

Aparentemente empezar así no fue muy buena idea, ya que los tres parecieron deprimirse de golpe también.

-Realmente lo siento, Kohaku-chan, créeme que sí dependiera de mí no zarparía al menos hasta que ella cumpliera un año pero ya conoces a Senku y sus planes.- dijo Ryusui caminando hasta ella para tomar su mano, ganándose que lo apartara con un manotazo.

-Bueno, es obvio que también le duele irse, pero no podemos olvidar a Tsukasa-chan esperando a ser descongelado…- añadió Gen.

-También me molesta la situación, ustedes no merecen esto. Antes no lo entendía muy bien, pero ya aprendí lo mucho que la aman y de verdad que es una pena que las cosas tengan que ser así.- Chrome parecía tan triste como frustrado por la situación de la pequeña familia de tres.

-Chicos, realmente apreció su… su…- ¿cuál era esa palabra rara que se usaba para estas situaciones? -¿Empate?-

-¿Quieres decir empatía, Kohaku-chan?- Gen sonrió con condescendencia.

-¡Sí, eso! De verdad apreció su empatía, pero no vine a hablar de eso. Senku y yo hemos decidido aprovechar al máximo estas últimas semanas junto a nuestra hija y no quiero pasar todo ese tiempo sufriendo. Quiero que sean las mejores semanas de nuestras vidas.- apretó los puños, cerrando los ojos por un momento. –Porque sé que podrían ser las últimas.- los tres la miraron seriamente y ella sonrió un poco para aliviar la tensión. –Pero, en serio, no quiero que todo sea deprimente estas últimas semanas. Estoy muy segura de que haremos todo lo posible por volver, aunque sé que puede que no lo hagamos… y es por eso que quiero tu ayuda, Chrome.-

-Por supuesto. Te ayudaré en lo que necesites.- asintió decidido, y Kohaku sonrió agradecida de que accediera tan pronto sin siquiera saber de qué estaba hablando.

Incluso aunque muchas veces le parecía un gran idiota, era un buen amigo… no por nada lo creía digno de ser su futuro cuñado.

Aliviada de saber que la ayudaría, le explicó lo que quería felizmente, sorprendiendo a los tres hombres.

Sin embargo, se sorprendió cuando Ryusui y Gen, después de compartir una sonrisa llena de comprensión y complicidad, la interrumpieron en medio de su explicación.

-Es muy bello lo que quieres, Kohaku-chan, pero hay una forma en la que puedes hacerlo de forma aún mejor a la que tienes pensada.- habló Gen con una sonrisa. –De hecho… ¿por qué no nos dejas esa tarea a nosotros tres?-

-¿Eh?-

-Puedes confiar en nosotros.- Ryusui se sumó al argumento de Gen con su propia sonrisa sincera. –Sabemos lo importante que es para ti y tu familia, nunca nos arriesgaríamos a arruinar algo así.-

-Tómalo como nuestra forma de disculparnos por habernos entrometido tanto entre tú y tu querido esposo.- agregó Gen. –Aunque al final dio buenos resultados…- Kohaku lo miró mal ante eso, otra vez sintiendo su rostro ardiendo. –Pero hablamos en serio, Kohaku-chan, puedes confiar en nosotros.- volvió a mirarla con sinceridad.

Kohaku suspiró. Esos dos eran unos mujeriegos y pervertidos, un murciélago tramposo y un avaricioso infantil, pero eran sus amigos y claro que confiaba plenamente en ellos, incluso aunque no entendía de qué demonios estaban hablando.

-Muy bien. Les dejaré ese trabajo a ustedes si insisten.- sonrió agradecida. -¿Pero no podrían al menos decirme que quieren cambiar de mi plan?-

-Créeme, te encantará la sorpresa.- Gen guiñó un ojo. –Además sabes que Senku-chan es muy bueno leyéndote, así que mejor sí no lo sabes ¿no crees? Para tomarlo completamente por sorpresa.-

-Ah, cierto.- tenía un punto allí.

-Lo único que necesitaremos será lo que ya planeaste con Minami, ¿te encargaras de eso?-

-¡Por supuesto! No hay problema. Entonces todo está resuelto.-

-Oigan, oigan, yo sigo sin entender nada aquí.- Chrome se molestó un poco de que lo ignoraran.

-No te preocupes, Chrome-chan, tu ayuda será indispensable, así como la de Kaseki-chan.-

-¿Kaseki?-

-Te explicaremos todo luego, lo mejor ahora será terminar con los planes de nuestras reservas y luego seguir con esto.- acotó Ryusui.

-En ese caso los dejaré trabajar.- Kohaku se dio media vuelta para retirarse, pero volteó a verlos por encima del hombro antes de salir por completo de la sala de reuniones. –Y… gracias.- sonrió sinceramente, a lo que los tres correspondieron la sonrisa de igual forma y la despidieron alegremente.

Luego de resolver ese asunto, aunque no salió exactamente como esperaba y ahora no sabía que estaban planeando esos dos (aunque confiaría en ellos de todos modos), decidió entrenar un poco con Kinro y Ginro, para un par de horas después ir a buscar a su hijita, encontrándola despierta jugando con su tía Ruri, que estaba muy feliz de arrullar a la pequeña y hacer todo por entretenerla.

Apenas notarla en la choza, su hijita chilló contenta, tendiéndole sus bracitos, a lo que Kohaku de inmediato corrió a tomarla en brazos, con el corazón completamente derretido por la ternura, incapaz de resistirse al entusiasta llamado de su hijita.

Le agradeció a su hermana por cuidarla y rápidamente se la llevó en su cochecito, aprovechando para darle otro paseo de camino a su casa ya que estaban.

Como ya había dormido bastante con su tía, Tsukiku se quedó despierta hasta que su padre llegó de trabajar, pero no aguantó mucho más, solo una hora jugando con sus dos padres antes de empezar a bostezar y dormirse solo pocos minutos después del primer bostezo con solo un poco de tarareo de parte de su madre. Aunque Senku llegó a tomarle bastantes fotos de ella bostezando y con sus ojitos soñolientos que la hacían ver tan adorable que era casi demasiado para soportar.

-Estas películas no duran nada, debí haber re-inventado los Smartphone como quería el grandulón idiota de Taiju.- murmuró Senku frustrado después de agotar otra cámara con su hijita durmiendo con su pulgar metido en la boca. –Afortunadamente tengo otra.- de la nada sacó otra cámara y de inmediato tomó otra foto a su hija.

Kohaku rió, sintiendo gotitas correr por su sien.

-Intenta no agotarla tan rápido esta vez.- negó con la cabeza, antes de bostezar. -¿No deberíamos cenar ya? Se está haciendo tarde.-

-Ah, claro.- tomó una última foto a su pequeña en su cesto antes de mirarla con una sonrisa. –Vamos a cenar y luego a la cama.- sonrió descaradamente, a lo que ella solo rodó los ojos, intentando ocultar su rostro ruborizado.

Como no les quedaba nada de la comida que Francois había dejado ya preparada para ellos, no les quedó otra opción más que cocinar ellos mismos.

-Francois me enseñó a hacer algunas cosas mientras estaba embarazada, ya que normalmente me quedaba mucho tiempo con ella.-murmuró Kohaku mientras revolvió entre los pocos ingredientes que les quedaba. -¿Qué se te apetece?- intentó imitar la pose servicial de Francois, solo provocando que Senku riera divertido.

-No hay muchas opciones, solo queda carne de venado, zanahorias, rábanos y algunas legumbres. ¿Qué tal si hacemos una mezcla de todo? Veamos si sale algo decente.-

-¿Cocinaremos los dos?- preguntó un poco sorprendida, ya que normalmente cocinaba más ella, ya que él decía que tenía que encargarse de algo del trabajo o cosas así.

-Claro. Tenemos el cesto de nuestra mocosa aquí al lado de todos modos, no debería haber problema.-

-Oh, muy bien entonces.- sonrió un poco emocionada. -¿Pongo a hervir agua?-

-Yo me encargó de eso, corta en rodajas las zanahorias y rábanos ¿quieres?- ella así lo hizo y Senku la miró con una ceja en alto cuando en solo unos minutos ya había picado todos los vegetales que sacaron. –Nunca dejas de presumir esa velocidad tuya ¿eh, leona?- sonrió complacido.

-Soy muy rápida en muchas cosas.- no pudo evitar mirarlo con un poco de picardía, recordando un comentario que él le había hecho la otra noche cuando estaban haciendo el amor.

-¿Oh?- alzó ambas cejas, sonriendo lentamente, ladinamente. –Sigue con esos comentarios y tendremos que mandar la cena a la mierda para volver a jugar al juego del que hace ruido pierde.- se le acercó un poco para rozar su nariz con la suya.

Kohaku miró a sus labios por un momento, colocando su mano en su pecho, antes de apartarlo suavemente, con una sonrisa traviesa.

-Tú eres el que siempre dice que debemos alimentarnos bien Senku.- se rió al ver su rostro frustrado.

Estos juegos de seducción eran extrañamente divertidos. Y más divertido era saber lo mucho que ella afectaba a Senku, aunque más que divertirla le encantaba, la hacía sentir feliz, atractiva y deseada. Era increíblemente agradable. Le encantaba esta nueva relación con Senku.

¿Así era como se sentía realmente estar casada de verdad?

La idea hizo que un sonrojo de pura felicidad tiñera su rostro mientras cortaba la carne.

-¿Ya estás pensando en mí, leona? ¿Te arrepentiste de alejarme?- al ver su rostro ruborizado, Senku sonrió burlonamente.

-No, tenemos que cenar.- también sonrió sin poder contenerse por lo contenta que se sentía. –Es solo que… me alegra mucho estar así…- de repente se sintió un poco tímida y mantuvo sus ojos en la carne mientras seguía cortándola. –Contigo…- maldición, de nuevo se estaba poniendo roja. –E-es que… es un poco raro, pero me hace muy feliz que ya todo esté resuelto. Y… supongo que esto ya no es un matrimonio falso ¿verdad?- rió nerviosamente, felizmente. –Lo siento, probablemente estoy siendo ilógica…-

-Para nada.- se estremeció un poco al sentir el aliento de Senku repentinamente en su oreja. ¿Tan distraída estaba que ni lo notó aproximarse? –Lo único ilógico es que tengas que preguntar.- colocó sus manos en los lados de sus muslos, subiéndolas lentamente hasta acabar posicionadas en sus caderas. –Ya te lo había dicho, aunque supongo que estabas demasiado molesta por los chupetones como para prestarme atención.-

-Oh, no lo recuerdo.- se rió un poco avergonzada.

-En mi época, un matrimonio no se considera legítimo hasta que se consuma, así que técnicamente somos un matrimonio de verdad desde que me emborrache en esa fiesta luego de que nuestra mocosa cumpliera el mes.- rió entre dientes, con su boca todavía contra su oído. –Así que ha sido un verdadero matrimonio los últimos tres meses, solo que he sido un mal esposo, pero ya estoy deseando compensarte todos mis fallos, uno por uno.- bajó su cabeza para besar su cuello lentamente, arrancándole un largo suspiro.

-Ya no me importa nada de eso…- levantó sus manos y las dirigió hacia atrás para enredarlas en su cabello. –Aunque en su momento dolió pero yo también te dije e hice cosas hirientes…-

-Eres una santa a comparación de mí.- rió secamente. –Sobre todo porque aparte de mal esposo he sido un mentiroso e hipócrita.-

-¿Hmm?- sacó sus manos de su cabello y volteó a verlo con curiosidad, aunque él siguió con su pecho pegado a su espalda, con sus manos ahora pasándose por su vientre y con sus labios en su cuello.

-Kohaku, la verdad es que prácticamente desde nuestra primera vez… estuve deseando desesperadamente volver a estar dentro de ti todo este tiempo.- confesó mientras bajaba una de las tiras de su vestido para lamer la línea de su clavícula. –No quería admitir que no quería más que puro sexo contigo, ese era mi maldito problema, pero estaba prácticamente desesperado por tenerte otra vez, y mucho peor después de la segunda vez.- subió por la línea de su cuello, mordisqueando y succionando su piel de vez en cuando, haciéndola temblar y casi no poder concentrarse en lo que estaba diciendo. –Me he estado volviendo loco contigo y no sabía cómo lidiar con eso. ¿Tienes idea de lo mucho que quiero doblarte sobre esta mesada y hacerte gritar otra vez? Pero desgraciadamente el agua se está evaporando y nuestra mocosa no apreciará el ruido extra, así que…- se apartó de su cuello y aprovechó que todavía tenía sus manos en su cintura para girarla y plantarle un profundo beso en los labios. –Cenemos y luego a la habitación ¿de acuerdo?- murmuró todavía con sus bocas juntas.

-Mmm, sí.- se apartó un poco, pasando su lengua por sus labios. –Yo tampoco sabía muy bien cómo lidiar con todo esto, así que supongo que tampoco actué de la mejor manera…-

-Siempre intentaste ser sincera conmigo, o al menos en la gran mayoría de las ocasiones. Realmente no tengo nada que recriminarte.- tomó su barbilla y le dio otro beso, esta vez mucho más rápido y superficial. –El punto de todo esto es que…- mantuvo su agarre en su barbilla para hacerla mirarlo directamente a los ojos mientras hablaba. –Eres mi mujer, de verdad al diez billones por ciento, y soy tu marido. Y tenemos una mocosa, así que somos una familia. Y voy a respetar eso de ahora en adelante, y habló muy en serio.- la miró seriamente. –Eso va en dos sentidos, por supuesto. Así que si tienes condiciones para una optima convivencia intrafamiliar estaría más que feliz de escucharte.-

Ella pestañeó.

-No entendí mucho de eso… pero no tengo ninguna condición.-

-¿Segura?- sonrió divertido, alejándose un par de pasos. –Piénsalo bien antes de decirme que no definitivamente. Ahora será mejor poner a hacer la cena o tardaremos más de lo que estoy dispuesto a esperar.-

En lo que terminaban de cocinar, Kohaku pensó en sus palabras.

Por un lado estaba realmente feliz de escucharlo ser tan sincero y abierto con ella, y escuchar que había estado teniendo sentimientos confusos hacia ella por un largo tiempo, o al menos más tiempo del que pensó. Por otro lado, pensó en eso de las condiciones de convivencia. ¿Realmente tenía alguna?

Cuando se sentaron a cenar, él volvió a preguntarle al respecto.

-Realmente no lo sé…- bufó, antes de llevarse un gran bocado a la boca.

-Puedes decírmelo cuando quieras, no hay prisa.- masticó tranquilamente. –Pero yo tengo algunas condiciones.- eso la sorprendió.

-¿Cuáles?-

-Bueno, primero que nada, decirme cuando hago algo que te molesta. Es cierto que la mayoría de las veces veo fácilmente a través de ti, pero preferiría que me digas las cosas en vez de estarlas adivinando, para evitarnos malentendidos.-

-Oh.- eso en realidad era perfectamente razonable, aunque era de esperarse viniendo de Senku. –Por supuesto.-

-Segundo… no me interesa para nada la cultura de los matrimonios primitivos, quiero que sepas que somos completamente iguales en esta relación. Que seas mi esposa no te vuelve mi pertenencia, no me debes ninguna clase de obediencia, eso es tan poco emocionante que me da nauseas. Sé que podrías romper todos y cada uno de mis huesos, y que los matrimonios en la aldea son bastante sanos en ese aspecto, pero quería asegurarme de dejarlo completamente claro, en caso de que de alguna forma esté inculcado en su mentalidad primitiva.-

-Entiendo.- se cruzó de brazos por un momento, asintiendo seriamente. –Hay enseñanzas en las cien historias de que marido y mujer son compañeros de vida que deben vivir en condiciones de igualdad, pero muchos no lo toman tan en serio. Algunos hombres son unos cerdos incorregibles. Muchas mujeres también se casan solo para conseguirse un hombre que las proteja y alimente durante el invierno. Y la verdad es que nunca me importó mucho el matrimonio, aunque sí que quería casarme algún día para tener hijos, supongo… aunque no esperaba que fuera tan pronto… ni que el embarazo viniera antes del matrimonio.- sonrió con gotitas en su sien.

-¿Querías hijos desde antes de tener a nuestra mocosa?- alzó una ceja, sorprendido.

-Bueno… no es como que fuera el sueño de mi vida tenerlos. Simplemente asumí que algún día querría tenerlos, ya que me gustan los niños. De hecho el sueño de mi vida siempre fue que Ruri fuera muy feliz y tuviera hijos con Chrome. Quería más sobrinos que hijos.- rió nerviosamente.

-Un poco entrometido ¿no crees?- alzó una ceja, aunque sonreía divertido.

-Tal vez. Es solo que después de perder a mi madre odiaba la idea de tener que perder a mi hermana también y todo lo que quería era una vida sana y feliz para ella, quería que se recuperara y pudiera estar con el hombre que realmente ama.- sonrió suavemente. –Supongo que realmente no me quedó mucho tiempo para pensar en mí misma.-

-Sí… eres bastante desinteresada.- la mirada de Senku se suavizó considerablemente mientras la observaba. –Kohaku, creo que nunca te lo he dicho antes, aunque tú me lo has dicho varias veces, pero… eres una madre maravillosa.- ella lo miró con la boca abierta. –Es la verdad. Realmente esa pequeña leona se sacó la lotería contigo, desde que nació y antes te dedicaste completamente a ella. Eres una madre increíble, solo… quería decirte eso.-

Kohaku sonrió conmovida.

-Gracias…- un nudo le apretó la garganta al pensar que eso no era del todo cierto, que sí fuera una mejor madre se quedaría con ella, pero rápidamente alejó esos pensamientos y sonrió más alegremente. –Claro que los dos somos excelentes padres. Mi madre siempre decía que lo único que necesitas para ser un buen padre es amar a tus hijos, que con amor viene todo lo demás. Y nosotros no podríamos amar más a Tsukiku. Solo mírala.- voltearon hacia su cesto, viéndola babeando toda su mantita por estar durmiendo con la boca abierta.

Los dos rápidamente se derritieron por completo.

-Tienes un punto allí.- sonrió con el rostro levemente enrojecido y una sonrisa tonta. –Esa pequeña leona es una experta en hacer que todos la adoren, casi diría que lo hace apropósito para que la mimemos de más.-

-Creo que deberíamos tomarle otra foto.- propuso sin poder resistirse.

-Ja, más vale que luego no te quejes de mí.- Senku rió divertido, acercándose al cesto para tomar un par de fotografías mientras Kohaku no dejaba de observar con una sonrisa llena de amor a su linda bebita. Y entonces, de repente, el flash de la cámara se disparó en su dirección, cegándola por un breve instante. –Oh, lo siento, olvide que eres sensible a estas mierdas.- rió entre dientes.

-¿Acabas de tomarme una foto?- lo miró confundida.

-Bueno…- apartó la mirada, con los más leves rastros de rosa en sus mejillas. -¿Qué tiene de malo que lo haga? Eres mi esposa y te veías… te ves…- apretó los labios, indispuesto a hablar, antes de suspirar y fruncir el ceño profundamente. –Te considero físicamente atractiva, obviamente. Y te ves especialmente… encantadora cuando sonríes. Eso es todo. ¿Algún problema?- prácticamente escupió, su tono ácido y su mirada cargada de fastidio contrastando enormemente con esas bellas palabras. Pero fue suficiente para Kohaku.

Dejando su plato de lado, se lanzó a besarlo, casi haciéndolo tropezarse por prácticamente colgarse de su cuello mientras lo besaba apasionadamente, queriendo transmitirle lo mucho que lo amaba con eso ya que sabía que las palabras lo ponían incómodo. Irse por el lado de demostrarlo en vez de decirlo era algo que definitivamente ambos siempre elegirían.

Él dejó la cámara en la mesa y posó sus manos en su cintura, moviéndola hasta apoyarla contra la pared, para luego tomar la parte posterior de su cabeza con una mano y profundizar todavía más el beso, con sus lenguas enredándose casi desesperadamente.

Sus platos seguían a medio comer, pero ya no podían esperar mucho más. Él bajó sus besos hasta su cuello mientras sus manos ahora se encargaban de bajar las tiras de su vestido para dejar al descubierto sus pechos desnudos.

Kohaku cubrió su boca con una mano cuando su cabeza bajó más, sofocando sus gemidos para no arriesgarse a despertar a su hija.

Y sin embargo, a los pocos minutos ella se despertó llorando a gritos.

Los dos gruñeron, separándose a regañadientes.

-Que mal momento, bebé…- dijo Kohaku casi lloriqueando mientras iba a cargarla.

-Creo que presintió que estaba robándole su comida.- Senku se pasó la lengua por los labios con una sonrisa descarada. –Salió un poco celosa, aparentemente. Sí le vas a dar del pecho que sea del que yo no estuve ch…-

-Ya lo sé.- lo miró mal. –Pero primero, necesita un cambio de pañal.- arrugó la nariz.

-Ah, yo me encargó entonces.- la tomó en brazos y le hizo una seña en dirección a los platos. –Termina tu comida y ve a lavarte, por las dudas. Esta pequeña leona es bastante glotona.-

-Ya comió antes, pero a veces me sorprende así que lo haré.-

Como siempre que se despertaba en medio de sus horas de sueño, su hijita se quedó un poco malhumorada por un tiempo, pero solo les tomó una hora volver a dormirla, y apenas lo hicieron Senku volvió a arrastrarla a la cama para terminar lo de antes. Lo más difícil fue mantenerse en silencio por su hijita durmiendo a pocos metros de distancia, no obstante tendrían que acostumbrarse así que no se quejó y alcanzaron a saciar sus ansias del otro un par de veces antes de caer dormidos, agotados y satisfechos, y más que felices de dormirse en los brazos del otro.

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Cuando Minami recibió la visita de la familia Ishigami, se sorprendió muchísimo pero claro que los recibió con toda su hospitalidad.

Le habían construido una pequeña choza que compartía con Mirai, y no entraban muchas personas, pero lograron hacer espacio para que entraran los cuatro más el cochecito de la bebita, sin embargo no resistieron dejarla mucho tiempo allí y pronto Minami la cargó en brazos y ella y Mirai empezaron a mimarla.

La pequeña era una lindura y sonreía a todo lo que hacían o decían. ¡Era tan adorable! Nunca fue mucho de bebés pero era imposible no adorar a esta princesita.

-¿Quién es la niñita más linda del mundo? ¡Tú lo eres, tú lo eres!- Mirai no dejaba de arrullar a la pequeña, agitando su sonajero para arrancarle adorables risitas que tenían a los mayores prácticamente babeando.

-Tsukihime-chan es tan dulce, y muy fotogénica.- Minami rió mientras le tomaba una fotografía, pensando agregarla al nuevo álbum que estaba comenzando a hacer para Senku y Kohaku una vez se fueran. –Ya tiene cuatro meses ¿verdad? Cada día es más hermosa.-

-Sí, lo es.- Kohaku sonrió felizmente. –Gracias otra vez por el álbum, es impresionante poder ver a mi bebé en sus primeros días de vida en algo más que mis recuerdos. Nunca creí que algo así sería posible, la ciencia y las cámaras son increíbles.-

Minami y Senku sonrieron ante su entusiasmo.

-Bueno, de verdad que no me hubiera molestado la visión del mundo de Tsukasa, pero admito que extrañaba muchas cosas de la era moderna, sobre todo mi hermosa cámara.- abrazó la misma contra su pecho. –Y… también fue bueno que no te matará, porque sino la Tsukihime-chan no habría nacido.- comentó eso en susurros para que Mirai no escuchara, aunque de todos modos estaba demasiado distraída jugando con la bebita.

-No me importa una mierda eso, son cosas del pasado.- Senku encogió los hombros con completo desinterés mientras escarbaba en su oreja con su meñique. –Como sea, Kohaku, sigo preguntándome por qué insististe en hacerle una visita a la reportera.- miró con curiosidad a su esposa.

-Me agrada que vengan a visitarme, pero es cierto que me sorprendió mucho.- murmuró mirándolos con interés.

¿Tendrían algún chisme que quisieran decirle? Oh, como amaba los chismes, era otra cosa que extrañaba de la era moderna. Aquí había pocos chismes, aunque solo hace unos días escuchó un chisme de ellos dos. No obstante casi no pudo creer que Kohaku se paseara con Senku por toda la aldea mostrando chupetones, pero bueno… parecía que incluso el más lógico de los científicos no se salvaba de las hormonas y el enamorarse.

-En realidad, Minami… quería pedirte un favor.- ante esas palabras, la aludida solo pudo mirar curiosa a Kohaku. -¿Podría ser posible una pequeña sesión de fotos para nosotros tres?- sonrió tímidamente.

Tanto la reportera como el científico se quedaron con las mandíbulas por el suelo.

-¡¿Qué?! ¿Una sesión de fotos para ustedes?- Minami se revolvió un poco, recordando malas experiencias de la única vez que intentó hacerle una sesión de fotos a Senku. -¿N-no sería mejor solo tú y Tsukihime-chan?- propuso intentando zafar de Senku y su terrible maldición con las fotografías.

A diferencia de su adorable y hermosa hija, Senku no era para nada fotogénico. Hasta sospecharía que realmente no era hija suya de no ser porque eran prácticamente dos gotas de agua. Kohaku tampoco salía muy bien en las fotografías, ya que se movía más rápido de lo que la cámara podía procesar, pero al menos cuando se lo pedía era capaz de hacer poses lindas. Probablemente Tsukiku era más parecida a su madre que su padre por ese lado.

-Estoy de acuerdo con la reportera. No me interesa ni un milímetro una sesión de fotos.- el gesto de Senku se agrió por completo.

-Vamos, casi no tenemos ninguna foto de ella con nosotros, ni solo nosotros juntos. Solo quiero unas cuantas y ya.- lo miró con un puchero y pestañeando repetidas veces.

Minami solo pudo negar con la cabeza. ¿De verdad creía que Senku iba a caer en eso? Sí quería convencerlo probablemente tendría que ofrecerle trabajar treinta horas sin paga.

-Bien, lo haré.- ante el súbito acuerdo de Senku, los ojos de Minami casi se salen de sus cuencas.

¡¿QUÉ?! ¿Tan fácil? ¿Solo con unos pestañeos y un mohín y ya accedía? Oh, Dios… ¿Kohaku le había hecho algún tipo de brujería? Porque el tipo estaba completamente a sus pies. Nunca creyó ver a Senku enamorado ¿quién lo diría? Aunque bueno, tenían una hija, debió suponer que la atracción estaba allí y era solo cuestión de tiempo para que se transformara en algo más teniendo en cuenta que vivían juntos. Incluso Senku no era inmune al amor, solo que no esperaba que a este punto.

Tal vez hasta su mala cara frente a las cámaras cambiara un poco por estar al lado de su esposa.

-¡Oh, vamos! ¡Al menos haz el intento de sonreír!- o tal vez no. -¡Cualquiera pensaría que odias a tu familia si viera una foto así!- el tipo tenía cara de estar en el funeral más aburrido del mundo aún con su mujer y su hija sonriendo a su lado.

-¿No puedes solo tomar una foto y ya?- parecía a punto de salir corriendo de allí en cualquier momento.

-Vamos, Senku, quiero varias fotografías y quiero que salgan bien.- protestó Kohaku, haciéndolo gemir fastidiado.

-Olvídalo, Kohaku-chan, es inútil.- Minami no le tenía nada de fe. –Mejor solo las fotografiare a ustedes dos.- insistió.

-Sí, sería mejor.- Senku estuvo perfectamente de acuerdo.

-Quiero una foto de los tres juntos.- siguió protestando la joven madre. –Y no me iré de aquí hasta que la consigamos y consigamos varias, de hecho.- declaró tercamente.

Senku gimió con fastidio otra vez y miró a la cámara con el ceño fruncido. Intentó sonreír, pero le salió una sonrisa tan falsa y temblorosa que parecía más un Creepypasta que otra cosa, de hecho hizo que Mirai y Minami chillaran y se abrazaran aterrorizadas.

-Esto no está funcionando, leona.- más fastidiado que nunca, miró a su esposa con cansancio. –Qué milagro que la pequeña chillona no se asustara también por esa cara.- murmuró al ver a su hija mirándolo con curiosidad. -¿Qué sucede, mini-leona? ¿Ya no tendré que preocuparme de que te asustes por mi cara? ¿Finalmente te llegó un poco de esa valentía de leona de tu madre?- sonrió mirando a su hija, que le devolvió la sonrisa y le tendió sus bracitos para que la cargara.

Senku no lo pensó dos veces y la tomó en brazos con una sonrisa tan suave que parecía una persona completamente diferente, Kohaku también sonrió, abrazándose al brazo de su esposo.

Minami, que había comenzado a alzar disimuladamente su cámara desde que vio a padre e hija sonriéndose, aprovechó la hermosa escena y rápidamente tomó una fotografía, llamando la atención de la pequeña familia.

-¡Esta foto es perfecta!- aseguró felizmente.

Kohaku sonrió complacida y Senku suspiró aliviado, solo para que ella lo mirara con una sonrisa casi malvada.

-Ah, no, Senku, ni creas que hemos terminado. Quiero más fotos.- él volvió a poner cara de funeral. –Pero ya tenemos el truco para hacerte sonreír.- picoteó la mejilla de su hijita. –Tsukiku, ¿podrías decirle a papá que sonría para ti?-

-¿Papá?- la pequeña solo pareció confundida, pero el solo escucharla llamándolo papá fue suficiente para que Senku sonriera como si fuera la persona más feliz del mundo. Y claro, Minami sacó otra fotografía.

Con la ayuda de Tsukiku y su increíble poder de ternura sobre su padre, lograron obtener bastantes fotos decentes de la familia, pero luego Kohaku insistió que ahora quería algunas fotos de solo ella y Senku juntos.

Mientras Mirai cargaba a Tsukiku, Minami se encontró otra vez con el problema de Senku saliendo espantoso en fotografías. El hombre de verdad no era para nada fotogénico. ¿Quizá sí debería sospechar que él y Tsukiku no fueran padre e hija, después de todo?

De todas las fotos que intentó sacar a la pareja, solo consideró dos de ellas decentes, aunque no se dio cuenta de eso sino hasta que las reveló y las observó bien.

Una de las fotos era de Kohaku imitando la pose de Einstein, sacando la lengua, solo que agregando su dedo índice y medio en el símbolo de la paz como Minami le pidió. Senku estaba rodando los ojos en la fotografía, pero al momento de sacar la foto Minami no había notado que él tenía una pequeña sonrisa divertida por la pose infantil de su esposa. Era un poco tierno… a su manera.

La otra foto era incluso más dulce. Kohaku estaba besando la mejilla de Senku, y Minami podría haber jurado mientras sacaba la foto que él tenía su rostro cargado de fastidio, pero al revelarla se sorprendió al verlo con una suave sonrisa mientras la miraba con ojos llenos de afecto. ¿Cómo no notó algo así antes? ¿Acaso esa expresión solo le duro la milésima de segundo en la que la fotografía se tomó? Como sea, fue algo bello de ver.

Para Minami, esos dos estaban profundamente enamorados, sin duda alguna. Y se sentía muy feliz por ellos. Esperaba que al menos así les fuera más llevadero ese tiempo en el que estarían lejos de su hija mientras iban a buscar el secreto de la petrificación para salvar a su adorado Tsukasa.

Cuando le entregó las fotografías a Kohaku, ella le sonrió y le agradeció profundamente.

-¿Y para qué querías las fotografías?- le preguntó curiosa. -¿Y por qué me dijiste que debía hacerlas más pequeñas de lo normal?-

-Lo verás pronto, muy pronto.- sonrió misteriosamente. –Gracias por tu ayuda.-

Aunque confundida, Minami le dijo que no fue nada y rápidamente se despidieron, pero no pudo evitar quedarse con mucha curiosidad respecto a eso. Kohaku normalmente era muy directa, así que era raro verla planeando sorpresas.

¿Qué estaría tramando? Solo le quedaba esperar y ver.

.

Llegó otro día en el que Tsukiku debía quedarse con Ruri, y Kohaku decidió llevarla un poco más temprano de lo que pretendía para preparar unas cuantas sorpresas para Senku, aunque le daba pena no llevarla juntos como siempre hacían pero al menos en la mañana procuro que se quedara un poco más para compensar.

Pidió ayuda a Francois para preparar el delicioso ramen de trigo que Senku adoraba y una vez terminó con eso fue a recoger el pedido que le había hecho a Yuzuriha el día anterior.

Cuando Senku llegó a la casa, alzó una ceja al verla esperándolo junto a la mesa decorada como la "cena romántica" que había preparado Francois la semana pasada, pero esta vez ella estaba esperándolo con un corto vestido negro ajustado a su figura con dos aperturas a los lados de sus muslos y un profundo escote en V que evidenciaba que no traía sujetador.

Una lenta sonrisa tiró de sus labios mientras la observaba de arriba a abajo, con evidente aprobación ante lo que veía.

-¿Ahora intentas seducirme, leona? Estoy comenzando a asustarme, tal vez pronto sea yo el que acabe avergonzado con tus descaradas muestras de afecto y deseo.- se acercó lentamente a ella, que notó fácilmente por su gran visión la forma en la que sus manos se contraían, apenas conteniéndose de tocarla.

-Simplemente estoy perdiendo un poco de timidez.- eso no era del todo cierto, apenas la idea se le pasó por la cabeza estuvo toda la tarde con su rostro echando humo, pero ahora que estaba frente a Senku no podía hacer más que desear que le hiciera exactamente todo lo que se le pasara por la cabeza. –Bueno… ¿cenamos?-

-Quiero cenar, sí.- se pasó la lengua por los labios, no precisamente mirando la comida.

-E-es ramen, lo preparé yo misma. Con ayuda de Francois, así que no te preocupes, ella se aseguró de que estuviera delicioso.- rió nerviosamente, intentando ignorar el calor que estaba comenzando a acelerarle el corazón y su respiración.

-Bien, bien, buena estrategia para no hacer que quiera saltarme la cena.- rió entre dientes, finalmente sentándose. –Sabes, olvidé terminar de decirte mis condiciones el otro día…- comentó de pronto.

-¿Ah, sí? Yo estuve pensando en las mías y creo que tengo algunas.-

-Bueno, seré rápido. Solo tengo dos más.- se puso un poco serio. –Cuando discutamos, por favor, no me alejes de Tsukiku.-

Ella lo miró sorprendida.

-Yo no…-

-Lo has hecho.- la interrumpió. –Y tal vez me lo merecía, pero ella no lo merece. No quiero que la involucremos de ninguna forma en nuestras discusiones, nunca. Eso también va para mí, por supuesto. No quiero que ninguno la utilice para dañar al otro, eso trauma a los niños, no necesito ser un experto en psicología para saberlo. De hecho creo que fue por esa misma razón que lloró tanto y nos rechazó la semana pasada.- suspiró. –Quiero que, no importa lo molestos que estemos el uno con el otro, nunca la metamos en el medio. No se merece algo así.-

Kohaku lo miró con un poco de culpabilidad, finalmente recordando que cuando le pidió el divorcio alejó a su hija de él, y también sabía que le estaba haciendo daño negándole vivir con ellas, pero lo hizo apropósito para dañarlo.

-De acuerdo. Lamentó eso, me asegurare de que no vuelva a pasar…- accedió cabizbaja.

-Quita esa cara de tristeza, leona.- rió entre dientes. –Ya no me importa. Y los dos hemos cometido errores, somos padres primerizos, es diez billones por ciento imposible no cometer errores en el ejercicio de nuestra paternidad. No te preocupes, lo importante es aprender de eso.-

-Sí, lo siento.- tomó aire y sonrió, sin querer deprimirse. -¿Y cuál es tu otra condición?-

-Ah, sí.- sonrió levemente, tomando un sorbo de su copa de vino. –Bueno, no sé cómo te tomes esto, pero quería pedirte mi propio tiempo. Sabes que soy un hombre ocupado y dudo que eso cambie pronto. Cuando sienta que debo irme, me iré. Pero no quiero que te tomes eso como que no me importas, es simplemente vivir mi vida como quiero vivirla. Claro que eres una parte importante de eso, pero no voy a dedicarte cada segundo, eso sería simplemente imposible.- la miró con un poco de cautela.

Fue su turno de sonreír divertida.

-Ja, no tienes de qué preocuparte.- se relajó en su asiento. –De hecho iba a pedirte algo parecido en una de mis condiciones.-

-¿Oh?- pareció sorprendido, aliviado, y tal vez un poco ofendido. –Vaya, parece que los dos queremos deshacernos del otro.- sonrió sin humor.

-Y creo que debo agregar que también me digas cuándo algo te molesta.- alzó una ceja. –No lo digo porque no me guste estar contigo, solo que, como tú, también tengo mis propios asuntos. Me gusta dedicarle horas a mis ejercicios y entrenamiento, y quiero estar con mi familia y mis amigos también, por supuesto.-

-Sí, sí, lo siento.- negó con la cabeza, frotando su nuca. –No me molesta, solo…- hizo una mueca, nada contento con hablar de sus sentimientos. –Supongo que creí que le darías más importancia. Olvídalo.- negó con la cabeza.

-Siempre supe que eres un hombre ocupado, y te amo con todo y eso, es parte de quien eres.- le sonrió sinceramente, haciendo que la mirara sorprendido. –Solo… intenta que te vea al menos unas horas al día.- decidió agregar, sin querer tentar a su suerte.

Él rió, relajándose en su asiento.

-Claro. Aunque lo que más consumirá nuestro tiempo será sin duda alguna nuestra mocosa.- compartieron una sonrisa resignada. –Yo también respetaré tus tiempos, claro… ¿Cuáles son tus otras condiciones?-

-Primero que nada.- lo miró un poco enfadada. –Nada de chistes sexuales frente a nuestros amigos o ninguna otra persona. De hecho nada de insinuaciones o mejor dicho nada de nada de nuestra vida íntima frente a otras personas. Es vergonzoso.- se cruzó de brazos, sintiendo su rostro arder con solo recordar que había presumido que durmieron juntos prácticamente frente a todo el reino científico.

-Sí, imagine que podrías decir algo así.- sonrió ladinamente. –Descuida, ya aprendí mi lección.-

-Bien.- asintió complacida. –Entonces, segunda condición…- pensó un poco antes de volver a hablar. –Algunas veces has tomado grandes decisiones sin decírmelo hasta el último momento. ¿Podrías intentar pedir mi opinión con cosas importantes?- lo miró un poco ceñuda.

-Es razonable, aunque probablemente estés de acuerdo conmigo de todos modos, pero claro. Lo tendré en cuenta.-

Kohaku rodó los ojos, pero no pudo evitar sonreír, llevándose un último bocado de ramen a la boca.

-Bueno, la tercera condición era esa del tiempo, así que creo que realmente no tengo nada más que pedir.-

-Son bastante amplias, y ya dijimos que debemos hablar cuando algo nos molesta así que realmente no hay mucho más por decir.-

-Muy bien…- viendo que él también había terminado de comer, Kohaku sonrió alegremente. -¿Quieres postre? Francois trajo una tarta de chocolate para nosotros.-

-Bien, una porción no estaría mal.-

Luego de vaciar su copa con jugo de frutas, Kohaku fue a buscar el postre en el refrigerador de la casa y rápidamente comenzó a comer casi atragantándose ante la risa burlona de Senku, pero luego él comenzó a mirarla de forma extraña.

-¿Qué?- preguntó con la boca llena.

-Te cayó un poco de glaseado en el pecho, idiota.- sonrió divertido. –Sí se sigue deslizando ensuciara tu vestido.-

-Oh.- rápidamente dejó la porción de lado y bajó la cabeza para observar su pecho, notando que efectivamente había un pequeño rastro de chocolate bajando lentamente por su esternón.

Levantó una mano para limpiarlo, pero Senku se levantó repentinamente de su silla y tomó su muñeca, impidiéndoselo. Lo miró confundida mientras se inclinaba hacia ella, solo para quedarse sin aliento cuando cayó en una rodilla y enterró el rostro entre sus pechos, lamiendo la piel expuesta de uno de sus senos y hacia arriba para deshacerse de las gotas de chocolate. Pero no se detuvo allí.

Ante su mirada atónita, le acercó el pequeño pedazo de su porción que todavía tenía en la mano y dejó que el glaseado se deslizara por su cuello y por en medio de sus pechos, antes de arrojar el pedazo a la mesa y volver a enterrar su rostro en su pecho, mientras sus manos subían a deslizar las tiras de su vestido hacia abajo para así tener un mejor acceso a su piel.

Pronto, Kohaku no pudo seguir conteniéndose y se le lanzó encima para hacer el amor justo allí, en el suelo junto a la mesa. Era una fortuna que haya previsto que algo así podría pasar y traía un condón en el listón de su vestido, porque no quería separarse de él ni por un minuto, demasiado perdida en sus besos como para soportar la ausencia de su calor por mucho tiempo.

Después de acabar agotados, sudorosos y jadeantes en el suelo, no pudo evitar entrar en un ataque de risa.

-¿Y ahora qué te pasa, leona? ¿Ya te hice enloquecer de placer?- sonrió burlonamente, viéndose de un humor excelente.

-No… es solo que…- rió otra vez. –Nos estamos convirtiendo en unos pervertidos. No puedo creer que hayamos hecho esto.- negó con la cabeza, sin poder dejar de reír.

-Ah, ya veo.- también rió un poco. –Bueno, llevo queriendo hacer esto desde que llegue a la casa, así que no comparto tu asombro. Y honestamente quiero hacerte cosas mucho peores, por lo que esto no me escandaliza ni en lo más mínimo.-

-Ja, ya no me sorprendes.- frotó cariñosamente su espalda, con una sonrisa pícara. –Creo que hasta lo estoy deseando…-

Senku arqueó ambas cejas, sonriendo de costado.

-Y yo creo que he creado un monstruo.- rió entre dientes. –Quisiera hacértelo otra vez pero necesitamos otro condón arriba.-

-Cierto.- hizo un puchero. La próxima vez se aseguraría de cargar más de uno. –Bueno, de todos modos quiero darme un baño primero. Estoy cubierta de polvo, y me siento pegajosa por el chocolate.- aunque él se había encargado de limpiarla muy bien pero todavía se sentía un poquito pegajosa.

-¿Con qué sí?- sonrió con una sonrisa maniática de esas que decían que estaba planeando algo malvado. –Qué curioso… yo también estaba deseando darme un baño…-

-¿Eh?-

Acabaron haciéndolo en la ducha, por supuesto, e incluso aunque Senku acabó agotadísimo, Kohaku insistió en hacerlo otra vez cuando él planeaba dormir, y casi no lo convence de no ser que recurrió a ciertos trucos sucios para lograr su cometido.

Y así se durmieron felizmente, satisfechos y casi muerto en el caso de Senku.

Le costó despertarlo la mañana siguiente, parecía casi desmayado en la cama, pero solo le bastó recordarle que tenían que ir por su hija para que finalmente se arrastrara miserablemente fuera de la cama.

A medio camino de ir a buscar a su bebé, encontraron a Gen y Ryusui, que le hicieron una seña de que tenían que hablar con ella.

-¿Y ahora qué demonios quieren esos dos?- Senku los miró desconfiado.

-Es que… les pedí que me hicieran un favor.- sonrió nerviosamente. -¿Te parece ir tú por nuestra hija y nos reunimos en casa cuando termine de hablar con ellos?-

Senku alzó una ceja, pero acabó asintiendo.

-Bien, bien. Pero espero que luego me digas qué diablos estás planeando, leona.- sin más se retiró, a lo que de inmediato corrió hacia sus amigos.

-¿Lo terminaron?- preguntó emocionada.

-Sí, en realidad, aquí está lo que prometimos.- Ryusui alzó triunfante una pequeña caja rectangular.

-Mejor vamos a tu casa para mostrártelo más cómodamente.- propuso Gen, a lo que ella accedió y hablaron mientras se dirigían allí.

-Salió mejor de lo que esperamos. Kaseki realmente es un genio artesano.- dijo Ryusui con una sonrisa satisfecha.

-Ayudó que el mangaka nos ayudara a plasmar muy bien en dibujo lo que queríamos.- añadió el mentalista.

-¿No van a decirme qué es exactamente lo que hicieron?- comenzó a irritarse.

-Será mejor que lo veas por ti misma.- sonrieron misteriosamente.

Una vez llegaron a su casa, se sentaron en la sala y Ryusui finalmente abrió la caja.

-Muy bien, Kohaku-chan, prepárate para contemplar joyería exquisita en este mundo de piedra.- metió la mano en la caja y sacó una fina cadena dorada, con un dije unido a su extremo.

Posó el collar en su mano y ella miró el dije con atención. Le tomó unos segundos darse cuenta de que tenía forma de sol. Su centro era amarillo con algunas manchas y los rayos sobresalían de un color más dorado que probablemente era oro.

-Oh, vaya… es hermoso.- murmuró impresionada. –Pero… no entiendo qué tiene que ver con lo que les pedí.- murmuró confundida.

-Lo sabrás si lo abres.-

-¿Eh? ¿Abrirlo?- volvió a mirar el dije, volteándolo una y otra vez.

-Está hecho con dos partes que puedes separar, solo toma los extremos de cada lado.- aconsejó Gen.

Todavía confundida, Kohaku hizo lo que dijo y, sorprendentemente, el dije realmente se abrió como si fuera una nuez.

Y se quedó con la boca abierta al ver dentro dos fotografías.

Una era de ella junto a Senku, ella estaba sacando la lengua mientras él rodaba los ojos, pero con una suave sonrisa que la sorprendió.

La otra era una foto de ellos dos con su bebita, cargándola mientras los tres sonreían felizmente.

Se quedó muda por un momento, sin poder apartar la vista de las fotos, sintiendo una inmensa sensación de calidez y alegría invadirla, antes de mirar a sus amigos con una sonrisa sorprendida y agradecida.

-Esto es increíble. ¿Cómo se les ocurrió?- preguntó genuinamente maravillada.

-Era algo común en la época moderna. Es un relicario.- explicó Gen.

–Ese es tuyo, Kohaku-chan.- agregó Ryusui. –Tiene una piedra ámbar en el centro y los rayos son de oro, cortesía de nuestro buen amigo Chrome, por supuesto.- informó orgullosamente.

-¿Mío? Pero yo lo quería para…-

-Y este es para Senku.- el capitán sacó otro de esos "relicarios".

Este era plateado y tenía forma circular, pero con una media luna rodeada de algunas estrellas talladas en él, aunque probablemente era plata, sin duda de la mano de Kaseki.

-Y este.- Gen estiró su mano y sacó el último relicario de la caja. –Es para Tsukiku-chan.- le tendieron ese collar.

El relicario de Tsukiku parecía una mezcla del de sus padres, con una mitad en forma de sol y la otra en forma de media luna. Y al abrirlo Kohaku encontró otras dos fotos. Una era esa foto donde ella besaba la mejilla de Senku, que otra vez la sorprendió sonriendo de una forma casi dulce mientras la miraba con ojos brillantes. La otra fotografía era de ellos sonriendo mirando llenos de amor a su hijita en sus brazos.

Era realmente hermoso.

Cuando fue a buscar a Chrome, solo pensó en que le hiciera uno de esos cuadros de los que Minami le había hablado, algo para que protegiera las fotos de sus padres, para que le duraran bastantes años y no los olvidara en caso de que no volvieran. Pero esto era mucho mejor.

Miró a sus amigos con los ojos un poco aguados.

-Gracias.- dijo sinceramente.

Ellos sonrieron.

-¿Ya estamos perdonados por entrometernos?-

-No, ni en diez billones de años.- ese fue Senku, que de repente entró a la casa con su hija babeando sobre su hombro. -¿Puedo preguntar qué demonios están tramando ahora?- los miró desconfiado.

-Verás…- Kohaku sonrió con un poco de nostalgia. –No soy buena escribiendo cartas, así que quise dejarle un recuerdo a nuestra hija. Y se me ocurrió dejarle las fotos… pero Gen y Ryusui tuvieron una mejor idea.- le tendió el relicario de su pequeña. –Hicieron esto con ayuda de Chrome y Kaseki. Este es para nuestra hija.-

Con una mirada curiosa, Senku aprovechó que Tsukiku estaba tendiéndole los brazos a un muy sonriente Ryusui para entregársela en brazos al capitán y tomar el relicario.

-Ah… así que por eso querías las fotos.- sonrió divertido, aunque sus ojos se llenaron de evidente melancolía. –Muy astuta, digno de una leona. Nunca se me habría ocurrido… Diez billones de puntos para ti y esos idiotas. Y Kaseki, claro.-

-Y también hicieron este para mí.- le tendió su propio relicario, que él observó con curiosidad. En lo que estaba en eso, Gen tomó el relicario en forma de media luna que Ryusui estaba sosteniendo todavía, intentando que Tsukiku no se lo robara para babearlo, y se lo entregó. Kohaku quería ver su contenido, pero prefirió primero entregárselo a Senku y luego preguntarle sí podía hacerlo. –Y este lo hicieron para ti.-

Cuando Senku abrió su propio relicario, amplió mucho los ojos por un momento, antes de sonreír suavemente y cerrarlo rápidamente.

Kohaku lo miró confundida.

-¿Qué fotos tenía dentro?- preguntó curioso.

-Fotografías tuyas y de la mocosa, por supuesto.- informó misteriosamente, entregándole los otros dos relicarios y quedándose con el suyo. Luego miró a Ryusui y Gen, que lo observaban expectantes. –Son unos bastardos entrometidos y todavía no apreció que se metieran en mi vida privada, pero no soy rencoroso.- rió entre dientes. –No voy a agradecerles. Devuélvanme a mi mocosa y lárguense de mi casa de una vez. Pónganse a hacer algo productivo.-

Incluso con esas palabras frías, Ryusui y Gen sonrieron, entendiendo que esa era su extraña forma de decir "gracias".

A pesar de sus palabras, Tsukiku no los dejó marcharse en un buen rato, hipnotizada por los trucos de magia con flores de Gen y las risotadas y excéntrica personalidad de Ryusui. Los dos aparte de ser grandiosos amigos eran unos excelentes tíos.

Finalmente Tsukiku exigió la atención de sus padres y Senku insistió en que se largaran, a lo que Kohaku los despidió luego de pedirles que le agradecieran también a Chrome y Kaseki (y al mangaka) por su ayuda.

Una vez solos los tres, se dedicaron a jugar un poco con su hija, que estaba más que feliz de escucharlos hablarles y balbucear sus inentendibles versiones de lo que sea que dijeran, también intentando imitar los gestos y caras raras que hacían, derritiéndolos de ternura una vez más, aunque ya no era ninguna sorpresa para nadie.

Senku también se acabo otras dos cámaras, quejándose todo el tiempo por las películas insuficientes.

Fue un día muy feliz y relajado, y Kohaku se sintió tan contenta que casi no podía creerlo. De nuevo le dolía el rostro de tanto sonreír y sentía el pecho cargado de paz y felicidad. Y cuando finalmente se durmió, Senku y ella se entregaron rápidamente a los brazos del otro, jugando una vez más a guardar silencio mientras el placer los consumía.

Definitivamente eran los mejores días de su vida.

Al sentirse un poco fría en medio de la noche por estar desnuda bajo las sabanas, se dio cuenta de que Senku ya no estaba abrazándola y se despertó, sentándose rápidamente, volteando confundida a los lados, buscándolo.

No estaba en la habitación, así que se colocó su vestido desechado en el suelo luego de sacudirlo un poco y dejó la puerta abierta por las dudas de que su pequeña se despertara. Entonces bajó y lo encontró en el comedor, iluminado por una lámpara mientras observaba su relicario con ojos brillantes, muy brillantes, hasta parecían… ¿aguados?

Él se estremeció de repente y volteó a verla alarmado, cerrando las dos caras de la media luna de golpe.

Se pasó una mano por el rostro y aspiró aire lentamente, antes de sonreírle de forma apagada.

-Senku…- lo miró preocupada.

-Lo siento, ¿te dio frío? No me preocupe en cubrirte bien con las sábanas ya que no sentí tanto frío cuando me levante, pero de repente la temperatura disminuyó.- murmuró evitando mirarla.

-Senku ¿estás bien?- preguntó angustiada, mirándolo con profunda preocupación.

Un suspiro escapó de sus labios mientras sonreía sin ganas.

-Lo estoy. Solo… lo mismo de siempre.- encogió los hombros. –Me siento mejor después de hablar contigo, pero sigo sintiéndome mal por ello. Es inevitable.-

-Sí… supongo que sí.- se sentó a su lado y apoyó la cabeza en su hombro. –Yo intentó no pensar en eso, solo quiero concentrarme en los momentos felices, pero incluso así no puedo evitar sentir que quiero llorar más de lo que quisiera admitir.- sonrió tristemente.

-Sabes, una vez allá, es probable que no tengamos mucho tiempo para nosotros tampoco. Todo será trabajo.- comentó de pronto.

-Lo imaginé.- admitió con desgano, extendiendo su mano para entrelazar sus dedos con los suyos.

-No solo podrían ser nuestros últimos días con ella, también podrían ser nuestros últimos días juntos.- eso la hizo mirarlo sorprendida.

-Al menos nos veremos…-

-No lo sabemos. No sabemos lo que pueda ocurrir una vez llegamos allá.- su expresión se tornó mortalmente seria. –Muchas posibilidades, demasiadas. Podría pasar literalmente lo que sea.- apretó la mandíbula. –No me gusta pensar en eso, créeme que no, pero no puedo evitarlo.- apretó su relicario en su mano libre. –No puedo evitar sentir que esto es simplemente demasiado bueno para ser verdad, o para durarme más que unas pocas semanas por culpa de mi propia necedad. Debería haberte dicho lo mucho que me importas mucho antes, debería haberme dejado de tonterías sin sentido e ir por lo que realmente quería.- rió entre dientes, una risa mucho más baja y seca que la normal. –Pronto esta extraña "luna de miel" se acabara, y podríamos perderlo todo.- suspiró, bajando la mirada. –Solo me hubiera gustado que durara un poco más…-

Kohaku solo lo miró en silencio. Honestamente, no sabía qué decir esta vez. No lo culpaba por lo que pasó, ella cometió sus propios errores, pero era cierto que le gustaría tener más tiempo, para muchas cosas. ¿Cómo consolarlo sí se sentía tan triste como él? Esto no era justo de ningún modo, pero era lo que les tocó vivir.

-También… también quisiera tener más tiempo.- comenzó a hablar, indecisa, antes de cobrar más fuerza y mirarlo decidida. –No sé qué decir para que te sientas mejor, pero pase lo que pase, sé que puedes estar seguro de algo. Para Tsukiku y para mí, tú eres el hombre más importante de nuestras vidas. Y pase lo que pase siempre te amaremos. Eso es seguro al diez billones por ciento.- sonrió un poco al robar su frase, colocando una mano en su rostro para hacerlo mirarla.

Finalmente, él le devolvió la sonrisa.

-De verdad tienes una capacidad absurda de hacerme sentir mejor, otra cosa ilógica sobre ti.- rió entre dientes, inclinándose para besarla de forma tan dulce que le derritió por completo el corazón.

Sus besos subieron de intensidad, pero incluso así sus manos no hicieron más que suaves caricias en el rostro del otro, y más que querer saciar su deseo, todo en lo que Kohaku podía pensar era en demostrarle su amor, en tocar no solo su cuerpo sino su alma, por más que él creyera eso ilógico, era lo que sentía.

Y de repente, escucharon un agudo chillido venir desde el segundo piso.

Los dos se separaron con un profundo suspiro y rápidamente corrieron a la habitación, encontrando a su pequeña bebé gritando desde el fondo de sus pulmones, completamente molesta e indignada de no haberlos encontrado en la habitación al despertar.

-Ahora va a estar malhumorada toda la noche…- lloriqueó Kohaku al sentirla apretar un poco de más su pecho mientras la amamantaba, obviamente enfadada.

-Esa pequeña leona aparte de ser tan ilógica como tú sacó tu carácter, estoy completamente jodido.- Senku rió entre dientes, mirando con profundo cariño a su hija por más que ella los mirara a ambos con su pequeño ceño fruncido.

Casi no durmieron esa noche, pero esta vez por intentar calmar el malhumor de su adorable bebita. Al final lo consiguieron y volvieron a dormir junto a ella en la cama, con sus manos entrelazadas y sonrisas cansadas pero felices en el rostro.

Después de todo, no les quedaba muchas más noches así. Debían aprovecharlas al máximo. Y lo harían.

Continuara...

Holaaaaa! :D

Wow, ya veinte capítulos :'D Nunca creí llegar tan lejos, honestamente XD No lo habría hecho sin su apoyo! Muchas gracias de nuevo por tanto amor a este fic TTwTT

Bueno, el fic sigue medio pervert y medio sad xD Combinación extraña xP

Ojala q les esté gustando y me digan qué piensan, nada me llena más el kokoro que leer sus reviews :'3

No sé cuándo vuelva a actualizar, no se sorprendan si me tardo un poco porq la uni me tiene ocupada :'c Pero sepan que los amo e intentare traerles el cap apenas pueda! ;D

COMENTEN! *o*

Me despido!

CELESTE kaomy fueraaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaa!