Acto I, escena IV; Escribiendo cartas al pasado.
La carta llega a eso de medio día. Hermione Weasley, de soltera Granger, se pasea por la cocina de su hogar, intentando hacer un almuerzo decente, mientras su hija, Rose, de menos de un año, está sentada en la silla alta para bebés que tiene colocada cerca de la mesa.
Llega por una lechuza gris y pequeña, la típica para envíos internacionales. Hermione no sabe bien de quién puede ser la carta, pues tiene varios conocidos en el extranjero, por lo que mira la carta con interés, pero se hace una buena idea de quién puede ser en cuanto nota la tinta azul eléctrico en el frente del pergamino.
—Vamos a ver.
Toma la carta y le da una chuchería a la lechuza, que emprende vuelo tan pronto termina. La deja en la mesa y, lo que tarda en terminar de cocinar el almuerzo, lo hace con la cabeza en otro lado. Piensa en qué puede querer Harry, no, Hans «Harry Potter murió en enero del 99', Hermione, recuerda eso.» y no encuentra respuesta alguna para sus dudas. Está tan inquieta que la comida se le pasa un poco y se le cae una taza varias veces. «Que suerte que soy bruja» se dice cuando la taza se le cae por cuarta vez y se hace añicos.
Hace meses, específicamente desde el nacimiento de Rose, que Hans no les envía ninguna carta. Incluso estaba empezando a dudar de su estado.
Cuando termina su labor va y se sienta en la mesa, al lado de Rose. Toma la carta con manos un poco temblorosas, suspira con sentimientos encontrados en cuanto confirma que la carta es, efectivamente, de Hans.
Hans Porter, New York.
Destinatario; Hermione Weasley, Valle de Godric, Inglaterra.
Tratar con cuidado. Envío internacional.
Rompe el sobre, lento y con un cuidado envidiable. Rose la mira desde su silla, curiosa por saber que tiene a su madre en ese estado.
"Hola Mione', sé que llevo un tiempo sin escribir, pero he estado un poco ocupado. No sé si las noticias ya han llegado hasta allá, estoy seguro aún no, pero hace nada he firmado con una productora para hacer la adaptación de Lo que fuimos.
Sonríe cuando lee aquello, feliz por su amigo. Será la segunda adaptación al cine que hagan de alguna de sus obras y para ser un escritor con tan poco tiempo en el medio, eso era ya demasiado. El sentimiento es un poco similar al orgullo de una madre. Estaba orgullosa de ver todos los logros de su amigo, pero también un poco triste de que sean lejos de ella.
Recuerda el pasado, cuando aún estaban los tres juntos y él todavía llevaba nombre de héroe, cuando la vida era tan difícil y fácil a la vez. Los ojos se pierden en la mesa, y la sonrisa se torna un poco melancólica con el paso de los minutos, cuando le asaltan los recuerdos de un Harry emocionado en sexto año, contándole a media voz que estaba empezando a escribir como pasatiempo.
«—Quiero alejarme, distraerme de todo, y escribir consigue que se me apague la mente un rato.»
Recuerda el brillo en los ojos de su amigo al decirle que escribir se estaba volviendo la única forma de escapar. De dejarse ir y olvidar del dolor de la guerra. El tono de su voz, los movimientos que hizo mientras le explicaba.
Sacude la cabeza para volver al presente y seguir leyendo la carta, dispuesta a no dejarse arrastrar por los recuerdos.
Rose debe estar enorme, ya está por cumplir el año, ¿verdad? Trataré de pasarme pronto, lo prometo.
Ahora, debes estar curiosa acerca del motivo real de esta carta. Lo sé.
Tu sabes por quién escribí Lo que fuimos. Sabes a quién va la dedicatoria y conoces la historia real a fondo, por eso estoy confiando en decirte esto. Créeme, es la única razón.
Luciane Drey acaba de ser confirmada como mi protagonista. Así, te lo digo sin anestesia ni muchas vueltas, no lo ocupas.
Sé que tú sabes que ese nombre es un seudónimo perteneciente a D. Malfoy. Cuando Ron mencionó de pasada que D. Malfoy empezó a actuar yo no lo había tomado muy en serio, sabiendo que ella se mueve más por caprichos pasajeros que por pasión, pero al parecer esta vez sí iba en serio y hace unos días, Patricia y Columbus me han pasado su audición.
Y debo admitir que es extraordinaria.
Hermione casi puede sentir el anhelo en las palabras de Hans. Aprieta los labios mientras piensa en D. Malfoy (habían pasado a llamarla así desde que todo pasó, Hans no soportaba siquiera el escuchar su nombre), la última vez que había visto a aquella mujer tendrá ya un año. La había visto del brazo de Nott, sonriente y emocionada como pocas veces se dejaba ver en público, repartiendo panfletos que buscaban promocionar una función especial de Hamlet.
D. Malfoy había empezado a actuar casi después de que Harry desapareciera. Sabe, porque investigo un poco después de verla aquella tarde, que hizo su debut el mismo año que Harry, en una pequeña obra de la Real Academia Británica. Le había ido bastante bien desde eso, consiguiendo pequeños papeles en otras obras y papeles secundarios en películas de bajo presupuesto, hasta que pegó el salto con su actuación en Hamlet, hace poco más de un año, que la llevó en una gira por el país e incluso por Francia.
Suspira de nuevo antes de seguir con la carta, ya haciéndose una idea del contenido restante de esta.
En serio lo es, el video que mando conmovió tanto a Patricia que descartó a Collins casi de inmediato y también a Roberts, sus dos favoritas para el papel. Columbus también quedó enamorado y ahora se niega a seguir buscando a mi Lydia, ¿puedes creerlo?, todos se han rebelado en mi contra. Debo admitir que cuando vi la audición incluso dudé un poco en que fuera ella. Demasiado talento. Demasiada pasión. Demasiado todo.
Supongo que mi memoria no la trató bien y satanice un poco (bien, demasiado) su recuerdo.
Ayer Patricia me confirmó a Luciane Drey como Lydia, será la protagonista de la película de Lo que fuimos. Me miró largo mientras me daba la noticia, retando a que desafiara su decisión. No pude. Fue escalofriante.
La veré de nuevo en menos una semana y aun con la seguridad del anonimato y el estar seguro ella no sabrá quién fui si yo no lo deseo, tengo miedo. Eres la única que sabe todas las razones por las cuales hui, entiendes porque tengo tanto miedo de encontrarme con un pasado tan doloroso.
¿Qué hago?
Atentamente, tu mejor (creo) amigo, Hans Porter."
Hermione suspiró, cansada, y deja la carta en la mesa sin mucho cuidado, mira a su hija, quien los últimos minutos se ha entretenido jugando con los dragones de peluche que Charlie envió.
Se frota los ojos con los puños, un poco agobiada por Hans. Piensa en algo que enviarle como respuesta, pero sabe que ni todas las palabras del mundo lograrán que su ánimo mejore. Hay un pensamiento que salta en su mente y se esfuerza por dejar de lado, pero que aun así vuelve y vuelve.
«Te lo mereces, por juntarte con esa perra.»
Sabe que está mal pensar eso, pero con una mueca incómoda se levanta de la silla, se guarda la carta en el pantalón y tomó a Rose en brazos, pensando en que le puede contestar.
Piensa y piensa, pero, y con todo el dolor del mundo, no encuentra nada bueno que decir.
