Disclaimer: applied.


.

.

.

.

RESPUESTA

.

.

.

.

La ceremonia y recepción de la boda de Itachi e Izumi fue realizada en el local más exclusivo de Tokyo. Correspondía bastante bien a la magnificencia de los Uchiha, aunque Sakura estaba segura que Fugaku Uchiha tardaría en superar que su primogénito se hubiese negado a casarse de forma tradicional. Izumi era idealista, firme y visionaria, le importaba el futuro más que el pasado y por eso mismo había creído que el estilo tradicional era demasiado arcaico, machista y sombrío a pesar de la hermosura que tenía. Sakura había crecido no solo en la modesta casa de sus padres sino también en los pasillos de lustrosa madera y tatamis, de puertas corredizas, jardines y lagos artificiales de los Uchiha; conocía como pensaban y vivían, y de alguna forma había deseado esa vida con obsesión. Casarse en un santuario acompañada solo por sus padres y los invitados elegidos cuidadosamente por la familia de Sasuke le había parecido un precio justo a pagar por obtener su amor.

En la actualidad aquel pensamiento la agotaba enormemente. Se preguntó si esa fue la razón por la que Izumi se había negado en rotundo a aquella ceremonia. Y decía mucho de Itachi que la hubiese respaldado sin vacilación, especialmente teniendo en cuenta lo aturdido e incómodo que se veía mientras recibían toda la atención. Itachi era un ser poco social, todo lo contrario a Izumi que brillaba como el sol en su impecable y precioso vestido blanco, intercambiando sonrisas, alegres palabras y abrazos con sus familiares y amigos.

La ceremonia había sido bastante emotiva, Shisui había brillado en el podio, alzando una copa en honor a su mejor amigo con un discurso de afecto, jovialidad y prosperidad. Y nunca Itachi Uchiha había sido más mundano mientras dibujaba una suave sonrisa en su rostro siempre tenso o cauteloso.

—Se ve feliz. —Dejó caer el comentario casi como un pensamiento vago, observando la simpleza que había en el gesto amoroso de Itachi de tomar la mano de Izumi.

Ino soltó una risita desenfadada a su lado. Por su corta estadía apenas y conocía a los novios pero había sido suficiente una mirada para entender la devoción que existía entre ambos.

—¿No es ese el punto? —preguntó—. ¿Por qué otra razón se casarían antes de terminar la universidad? Están asquerosamente enamorados.

Sakura apretó los labios un momento.

—Es que… nunca lo imaginé, ¿sabes? Itachi Uchiha enamorado…

No estaba segura de cuando había comenzado la relación de ellos, pero un día (hace unos cuatro años) Sasuke había llegado al colegio realmente enfurecido e indignado. Compartir el amor de su hermano le había resultado intolerable… y mucho más si se tenía en cuenta que había intentado de todo para alejar a Izumi de Itachi. Aparentemente, en palabras de Mikoto-san, desde que era un bebé mimado por Itachi, Sasuke había notado el peligro que resultaba Izumi para su pequeño y perfecto mundo y la había odiado sin compasión. Aun la odiaba… un poco. Sakura no tenía que girar el rostro para saber que en la mesa de la familia del novio Sasuke no expresaba la misma vívida felicidad que otros.

Bueno, al menos podía consolarse con el hecho de que no era la única que tenía tendencias infantiles. Sasuke había esperado todo el tiempo que esa relación fracasara, y Sakura a su modo también. Había envidiado la alegría de Izumi, la perfección de Izumi, el modo en que sonreía y veía todo con optimismo, o la fina línea que dibujaba de respeto por Itachi y por si misma a pesar de nunca claudicar en sus sentimientos. Ella había amado a Itachi desde niña, y lo había expresado correctamente, sin empujar ni forzar nada, sin cegarse. Y, desde luego, Itachi la había amado por esa pasión. Esperar había sido en vano, Naruto había dicho que ellos nunca iban a separarse con una extraña sabiduría que resultó amarga.

"Es la forma en la que se miran".

"¿La forma en la que se miran?", había repetido desconcertada, "¿Cómo se miran?"

"Como si se hubiesen estado esperando toda la vida".

Naruto era cursi. No obstante, no le faltó razón. Cuando la invitación llegó a manos de un estoico Sasuke, le había resultado como una bofetada. El frío y lejano Itachi realmente amaba a su novia. No era un acto, no era resignación, tolerancia o presión. Izumi era amada, muy amada, e Itachi lo había demostrado con esa boda temprana.

Quizá siempre lo supo. Cuando recordaba el día de la confesión, se le venía a la mente una imagen: Izumi despidiéndose de Itachi, caminado por el sendero de piedras del lago artificial, canturreando alegremente sin mirar atrás, su vestido amarillo, su cabello revoloteando con el viento… e Itachi mirándola, solo observando incluso después de que ella se hubiese ido, extrañándola aunque apenas se habían despedido.

Aquella escena había hecho cortocircuito su cerebro, le había robado la racionalidad en el estúpido deseo de que Sasuke le observara de esa manera. Pero confesar su amor solo le había roto el corazón.

Itachi y Sasuke no eran iguales, Izumi y ella tampoco. ¿Por qué había esperado entonces que Izumi fallara también? Era una persona horrible, horrible.

Con una inusitada tristeza observó a los recién casados tomándose las fotografías correspondientes. La familia de ambos estaba feliz, incluso Fugaku parecía más relajado, y Shisui… Shisui sonreía mucho, con tanta alegría que era casi dolorosa de contemplar.

"Un día simplemente se cansó y se fue. Vivir con las expectativas de otros es insoportable, a Obito lo destruyó y nunca lo noté. Yo era un niño pero era su hermano, debí notarlo. Cuando finalmente comprendí… me dije que nunca sucedería de nuevo, por eso cuidé a Itachi como si fuese mi propio hermano. Es un poco hosco y cerrado pero no lo cambiaría por nada del mundo".

De pronto se sintió más miserable que antes, aunque era una miseria distinta que no nacía de la culpa. Miró a Itachi de reojo y por alguna razón lo odió un poco, y aun así…

—Tienes que ser feliz —susurró.

.

.

.

.

.

Una promesa.

La razón por la que Itachi e Izumi se casaban antes de iniciar su último año de universidad era una promesa. Shisui se había sorprendido gratamente cuando Itachi le dio la noticia, nunca estuvo seguro de a qué acuerdo llegarían cuando se acercara el momento en que Izumi partiera a Estados Unidos.

Ella llevaba años esperando por cumplir el sueño que compartió con su padre antes de que este falleciera. Y en su mente jamás pasó dejar ir esa ambición, ni siquiera por el amor que sentía por Itachi.

"¿Le pedirás que te acompañe?", preguntó la tarde en la que ella le explicó su sueño.

"Itachi-kun es el hijo mayor de Fugaku-san, esperan muchas cosas de él. No puedo decirle que abandone sus deberes por mí". La respuesta sincera y objetiva de la adolescente le había hecho sonreír con resignación.

Seguro que había más de una razón por la que Itachi se sentía atraído por ella aunque no quería reconocerlo. No solo era su inteligencia y astucia, era también su pasión y respeto a sus propios ideales y a la de otros.

"¿Y si esos deberes no lo hacen feliz?", inquirió con seriedad, recordando el rostro atormentado de su hermano. Fugaku exigía mucho de Itachi, especialmente por las lenguas venenosas de las otras ramas de la familia y los accionistas.

"Él debe decidir lo que desee, ya sea sueños, ya sea deber. No puedo tomar decisiones en su nombre, no sería justo".

"A veces eres demasiado desapegada…", dijo, aunque no fue una crítica. Izumi tenía esa bizarra virtud. "Otra persona sería más egoísta".

"En primer lugar, Itachi-kun aún no me ha dado una respuesta. Quizá me rechace". Shisui bufó por las palabras de la chica. Era imposible que sucediera eso pero no podía culparla por sentirse insegura, no con las señales contradictorias que Itachi emitía todo el tiempo. "Y si todo resulta bien, nada dice que lo nuestro dure. Las personas nunca se conocen del todo, si iniciamos una relación nuestras personalidades pueden chocar, para cuando llegue el momento de irme quizá toda emoción haya muerto".

"O quizá no", señaló astutamente.

"O quizá no", aceptó ella, cabizbaja. Arrastró los pies sobre la grama, columpiándose con melancolía. "Papá tenía grandes sueños y mamá decidió ayudarlo a cumplirlos, abandonó muchas cosas y oportunidades por él, porque lo amaba mucho. Y cuando papá murió…". La voz de Izumi se convirtió en un suspiro pesaroso. "… fue como si ella hubiese muerto también. Se limitó a sobrevivir por mí, Shisui, pero no tenía nada más, nada para sí misma. Los afectos son ataduras preciosas pero también peligrosas". Ella se irguió y lo miró con contrariedad, como si esperaba encontrar incredulidad o condescendencia por esa visión. Shisui, no obstante, la escuchaba de forma atenta. "La vida no está asegurada, si en algún momento morimos no quiero que el amor sea una atadura dolorosa que trunque nuestro futuro. Si Itachi se va quiero ser capaz de continuar con mi vida, si yo me voy quiero que él también siga, que ame a otra persona, que tenga objetivos por los cuales luchar. Y eso no será posible si le pido que me siga o si yo renuncio a mis sueños para quedarme a su lado".

Había muchas formas de demostrar un amor incondicional, eso era seguro. Shisui llegó a aquella conclusión al observarlos sonreírse como si no hubiese nada más alrededor. Izumi quiso romper la relación para que no tuviesen arrepentimientos ni dificultades, Itachi en cambio decidió que casarse era su modo de asegurarle su amor a pesar de que ambos tomaran rutas distintas por algún tiempo. Eran tan desinteresados que una parte de él se preguntó si eso no sería un problema en el futuro. El amor necesitaba un poco de egoísmo, lo justo y necesario para que no muriera en el proceso.

Bueno, él estaría para ellos si eso pasaba. ¿Quién más los regañaría si se dejaban llevar demasiado por su altruismo inútil? Seguro que Sasuke no, pensó esbozando una sonrisa burlona cuando dirigió una mirada a la mesa de la familia del novio. Su pequeño primo seguía luciendo como un gato erizado, bebiendo de las copas de vino que le entregaban los meseros como si eso pudiese hacerle olvidar el ambiente festivo.

En otra ocasión Shisui habría aprovechado para burlarse de él, siempre era divertido molestarlo. Lamentablemente, tal pasatiempo tenía que posponerse… indefinidamente.

—Parece bastante miserable. —Izumi se había acercado en silencio, dejando a Itachi a unos metros saludando a los socios de su padre. Por primera vez desde que empezó la ceremonia un halo de tristeza hundía su felicidad.

—Es miserable porque quiere —contestó Shisui con un rastro de irritación. Molestar a Sasuke era divertido, que su actitud pedante dañara la felicidad de Izumi e Itachi no lo era—. Crecerá en algún momento… espero.

Como si notara la atención, Sasuke giró, dirigiendo una mirada brusca en su dirección. Izumi soltó una risa débil y extrañada.

—Te odia tanto como a mí —murmuró. Estaba acostumbrada al desprecio de Sasuke, pero no entendía porque de un día para otro concentró tal emoción también en Shisui.

—No te odia —desestimó él, manteniendo la mirada de su primo sin vacilación. En algún momento tendría que cansarse o avergonzarse… lo primero que sucediera. Ya estaba acostumbrado.

"Sasuke, vas a hacerme un agujero en la cabeza", dijo ociosamente un día después de que hubiese sido descubierto junto a Sakura.

En la salita Itachi e Izumi miraban los diferentes menús ofrecidos para el banquete, algo que consideraron lo suficientemente importante para pedir su opinión. Shisui se sentía bastante insolente por alguna razón infantil, pero estaba lejos de ceder a la ira de su primo. Le sonrió con sorna sin importarle en lo más mínimo que dijese algo de más.

Sasuke, de pie en la entrada de la sala, apretó la mandíbula y los puños con fuerza como si deseara golpearlo. Afortunadamente se fue sin causar más alboroto.

"¿Qué le pasa?", exigió Itachi al instante.

"Nada", aseguró volviendo su atención a los menús. "Lo superará", añadió sin parecer preocupado. Estar rabioso era problema de Sasuke, no el suyo.

—¿Realmente no me dirás que le hiciste? —Preguntó Izumi en voz baja, devolviéndolo al presente—. No es normal que te tenga tanto rencor.

—Sasuke vive para sentir rencor —se mofó Shisui, abandonando el duelo de miradas.

—Solo tiene dieciséis años.

La misma edad que Sakura. Shisui hizo una mueca al recordar la dolorosa juventud de su… ¿amante? Esa era la palabra que Ino Yamanaka adoraba usar para ellos.

"¿Estamos en una relación?".

—¿Shisui?

Parpadeó.

"Me gustas".

—No es el día ni el momento para hablar de rencor —dijo, alzando un brazo de forma galante—. Itachi no perdonará que lo dejemos solo demasiado tiempo.

Izumi dudó un segundo, luego se rindió y aceptó el gesto, apoyándose en él para regresar a los brazos de su esposo. Fugaku aprovechó el momento para presentarle formalmente a Hanabi Hyuga. Los asuntos de la empresa nunca abandonaban realmente la mente del presidente de las empresas Uchiha, y aunque Shisui podría molestarse comprendía bien que ese era el mundo al que pertenecía. No solo era el talento lo que mantenía a flote las riquezas que ostentaban, también lo eran las conexiones. Además, era preferible que su tío lo hostigara, ese día Itachi merecía un respiro.

Los Senju encabezaban la industria farmacéutica, los Hyuga tenían para sí el sector bancario, además de importantes acciones en distintos rubros: minería, relojería y joyería, perfumes, etc. Y algún día Hanabi Hyuga heredaría todo, lo que la posicionaba en un lugar bastante alto e importante a pesar de su juventud.

Shisui pensó que el kimono tradicional que portaba (al igual que el resto de su familia) prácticamente gritaba "superioridad". Los Hyuga eran bastante conocidos por su arrogancia y orgullo, más que los Uchiha y eso era decir mucho. Era más común aceptar la moda occidental, pero los Hyuga se negaban a contaminarse con la frivolidad del resto. Destacaban, no obstante, y eso era algo a tomar en cuenta.

La breve presentación no fue suficiente para formarse una extensa opinión sobre Hanabi Hyuga, sin embargo entendió finalmente porque Hinata Hyuga, la primogénita de Hiashi, había sido apartada sin piedad de la sucesión o cualquier relación con los negocios Hyuga. Su tímida y reacia personalidad no la llevaría a ningún lado dentro del mundo empresarial, sería pisoteada, mancillada y olvidada sin esperanzas.

—¿Qué opinas? —Itachi preguntó cuándo los Hyuga se alejaron en una procesión casi ceremonial. Había mantenido una distancia prudente y cortés durante la conversación, aunque eso no significaba que no tenía interés.

—Es una niña cuidadosa —reconoció, dejando que su mirada continuaran sobre la estilizada figura de Hanabi Hyuga. Demasiado despierta, demasiado cautelosa para su propio bien o el de sus futuros socios—. Me recuerda un poco a ti… en serio ¿Por qué los niños no pueden comportarse como niños?

—¿No eres tú el que se queja de que Sasuke es muy infantil? —Itachi formó una tenue sonrisa en su boca.

—Eso es diferente. Es malcriado —gruñó—. Aunque admito que me hubiese gustado que tú fueses un poco más enojón a esa edad.

—No lo habrías soportado.

—Quizá tengas razón —concedió, olvidando el tema de los Hyuga y observándolo de reojo—, a veces tengo ganas de estrangular a tu hermano.

—Solo tiene dieciséis años —se disculpó con humildad.

—Izumi dijo lo mismo. Y lo sé. —Se frotó el cuello con un sentimiento de desazón cada vez que le recordaban la edad de Sasuke y por ende la de Sakura—. La adolescencia es una mierda.

Itachi enarcó las cejas, un poco pasmado ante su irritación.

—¿Estás molesto por algo?

—No —respondió al instante, demasiado rápido para que sonase sincero. Los ojos de Itachi se entrecerraron con sospecha, Shisui se adelantó y le dio unas palmaditas en la espalda antes de que pudiese decir algo más—. Es suficiente, ¿Por qué Izumi y tú no pueden dejar de estar pendientes del resto del mundo solo por hoy? Esta es tu boda, hombre.

Itachi se hundió bajo las palabras que dijo Shisui, con una mezcla de culpabilidad y vergüenza, una emoción que rara vez exponía. Casi había olvidado la emoción desconcertante en su estómago desde que la ceremonia había comenzado. Tenía cabeza un poco más despejada pero el joven reconocía que su primo tenía toda la razón. Le había pedido matrimonio a Izumi por una razón, una promesa, al menos ese día podía dedicárselo solo a ella.

—Está bien, pero… ¿sabes que puedes decirme cualquier cosa, no? —preguntó solo para asegurarse.

—Lo sé. —Shisui dibujó una sonrisa sincera.

—En cualquier momento…

—Itachi —regañó.

Él ahogó un suspiro, contentándose con esbozar un gesto de aceptación. Le dirigió una última mirada preocupada y regresó con Izumi.

Los pensamientos de Shisui eran una revolución desde hace mucho, más concretamente desde el momento en que aceptó a Sakura Haruno en su vida, aunque no podía decirle eso a Itachi. Era bueno para escuchar a la gente, quizá para aconsejar pero nunca para hablar de sí mismo. Ni siquiera sabía que podía decir. Cuando miraba en retrospectiva y recordaba la noche en la que Sakura acudió al laboratorio, embriagada por su corazón roto y la pasión, se decía que había cometido un grave error.

Ella estaba desahogándose, reprimiendo el dolor con atracción, eventualmente despertaría de ese torrente de emociones y dejaría de buscarlo. Ese había sido un pensamiento muy tonto. Había aceptado su compañía para satisfacer su propia soledad también, sus relaciones nunca habían tenido un buen final, y si ambos solo buscaban autosatisfacción no iban a lastimarse demasiado.

Pero Sakura solo tenía quince años cuando fue rechazada por Sasuke, era demasiado joven para entender su línea de pensamiento. Demasiado joven para comprender que había una forma más sana de recuperarse, si Shisui hubiese sido un poco más maduro la habría enviado lejos en vez de atarla a él.

"Me gustas".

"También me gustas".

Gustar… era una palabra tan infantil, sencilla y tierna a la vez. Ejemplificaba la ingenuidad de Sakura como una bofetada. Se había dejado llevar al responderle de la misma manera, con esa dosis de candidez que él ya no poseía. Aunque le habría gustado poder disfrutar esa conclusión, simplemente no podía evitar pensar que quizá le había quitado la capacidad de elección aquel día. No era reconfortante imaginar que evitó que tomara otros caminos solo por su juicio inmaduro. Era el primer hombre con el que ella tenía una relación, no conocía nada más, no podía asegurar que Sakura no terminara arrepintiéndose de no haber experimentado más sobre el amor.

Shisui tenía claro que sus sentimientos habían cambiado, no era tan ciego para negar que quería de Sakura mucho más de lo que tenían. Pero ¿era lo correcto?

Por el rabillo del ojo captó un destello de color rosa. Los Namikaze se acercaban junto a Ino y Sakura para felicitar a Izumi e Itachi.

Se irguió de forma inconsciente, fijando su atención sobre ella con un aire de vacilación y anhelo. No la había visto demasiado en esos cuatro meses, la confesión mutua los había alejado inconscientemente, ella dejó de buscarlo y él no hizo mucho para revertir la situación, esperando que el tiempo ayudara a centrarlos.

Cuando ella miró brevemente en su dirección, Shisui procesó algo que hizo que las dudas que tanto lo atormentaban llegaran a su fin.

.

.

.

.

.

Sakura huyó de la escena en cuanto los flashes terminaron. Le farfulló una excusa inentendible a Ino y se refugió en la larga mesa de aperitivos y bebidas, tomando la primera copa que encontró en el camino. La piel le hormigueaba allí donde Shisui había posado sus ojos, y tenía los labios secos, un extraño y corrosivo anhelo retorciéndose en su estómago.

No se sorprendió cuando Shisui llegó poco después, sonriendo con esa curva en su boca que tanto la atraía, pero Sakura no pudo encontrar las fuerzas para devolver el gesto, ni siquiera para avergonzarse. El cosquilleo en su vientre se hizo más fuerte y avanzó un paso de forma inconsciente, intentando acortar la distancia y aferrarse a él.

—Si haces eso tendríamos que dar muchas explicaciones —señaló Shisui arrastrando las palabras, adivinando correctamente sus pensamientos. A pesar de lo dicho, él alzó una mano y la acarició tentativamente. Sus dedos hicieron un tumultuoso camino desde la mejilla, arrastrándose con deliberada lentitud hasta el cuello de Sakura—. Está empezando a ser fastidioso… —añadió más para sí mismo que para ella.

Sakura no tuvo el valor de preguntarle qué era lo que lo fastidiaba: si lidiar con el secretismo de su relación, o la relación en sí. La tristeza que sentía bailoteaba peligrosamente con el deseo mientras los dedos de Shisui persistían contra su piel.

—Estás… muy linda —elogió él con suavidad, mirándola con tanta fijeza que su cuerpo ardía por él.

Desvió la mirada a un costado con las mejillas encendidas.

—Naruto ya me dijo eso —rebatió, una mezcla de frustración y decepción en su voz.

—Oh —Shisui ladeó la cabeza, estrechando los ojos—. ¿Así que…?

—Así que debes decirme otra cosa —exigió de forma débil, sintiéndose patética por su actuar infantil.

Shisui soltó una carcajada baja, lo que la hizo avergonzarse más.

—¿Qué quieres que te diga exactamente?

—Tú…

—Es curioso —interrumpió. Sakura volvió su mirada a él con reticencia. Shisui la observaba de forma extraña—, no recuerdo haberte visto usando algo rosa desde el día en que corriste lejos de Sasuke.

Era más que una simple observación. Sakura pensó de nuevo en los días que había pasado en la mansión Uchiha jugando con Naruto y Sasuke, en los vestidos y lazos rosas, y lo comparó con los días posteriores a la confesión fallida: en su cabello corto, en su ropa de colores neutros u opacos. Por supuesto que no solo Ino notaría ese detalle. De pronto, fue más consciente que nunca que realmente dejar de usar el color rosado sí había sido algo importante, había significado un amor sin esperanzas, un corazón roto, un recuerdo doloroso. Pero ya no más.

Parpadeó tímidamente. Shisui dejó caer su mano, aunque Sakura aun podía sentir su tacto con tanta claridad que era como si siguiese acariciándola.

—¿Te… molesta? —preguntó con leve temor.

—¿Molestarme? —Shisui repitió lentamente—. ¿Crees que me molesta? —preguntó con un matiz oscuro y plácido a la vez, atrapando su mirada para luego, una vez asegurada su atención, observar cada curva de su cuerpo más del tiempo del considerado educado, haciéndola estremecer.

No hubo palabras pero Sakura obtuvo la respuesta que tanto deseaba.

El tiempo había tenido un efecto peligroso en su amorío informal sin lugar a dudas. Era como si hubiesen olvidado que estaban en un lugar público, afortunadamente para ellos los invitados dispersos a lo largo del local los ocultaban con sutileza. Pocos notaron su intercambio, Ino con interés, Sasuke con irritación, pero ninguno los delató.

.


.

Hi!

Se suponía que el capítulo debió estar listo semanas atrás pero me arrepentí de las últimas partes que escribí y borré todo e.e. Peleé tanto con este capítulo que es un poco risible que sea tan corto, esperaba escribir sobre Ino y Naruto, incluso darle un poco más de espacio a Izumi e Itachi pero no se pudo XD. Espero arreglar eso en el siguiente capítulo.

Por si las dudas: Naruto no sabe de la relación de Shisui y Sakura, estaba inconsciente, y Sasuke e Ino no le dijeron nada. Sobre lo que ellos piensan sobre esta relación se verá también en los posteriores capítulos.

Gracias por sus comentarios a Nurpo, AleexCrazy, Honter11 y D2. Haré todo lo posible por no demorar demasiado, sus palabras me animan mucho así que espero puedan seguir el fic hasta su fin.

Besos, Bella.