Videojuegos

TOTAL DRAMA © TOM MCGILLIS

Sinopsis: Trent no era fanático de los videojuegos, pero con el favor que le debía a Cody, accedió. Y realmente no había sido tan malo.

Nota de la autora: ¡Mi primer aporte Gwent! Si bien mi historia anterior tenía ligera mención a la pareja, no era un one-shot centrado en ellos, este sí y va dedicado a mis amigos de World of Warcraft.


Capítulo único: Videojuegos

—¡Vamos, amigo! Solo prueba un mes —insistió el muchacho.

—Lo siento, Cody. No me interesan los videojuegos.

—¡Pero este no es un videojuego! ¡ES EL VIDEOJUEGO! —su voz sonó tan fuerte que lo aturdió. Suspiro, cansado—. Y Trent —dijo en tono más calmado, pero mordaz—. Me debes algo. Recuerda que te saque a Katie y Sadie de encima.

El susodicho no dijo nada. Su amigo lo tenía acorralado.

—Después de clases tu instalaras esa cosa en mi portátil. ¡Ni una palabra a nadie sobre esto!

—¡Oh, esto es genial, Trent! —Cody se aferró a su amigo, abrazándolo—. ¡Jugaras World of Warcraft!

—Oh, sí. Que genial…

Tal vez no todos los juegos puedan ser considerados arte, pero existía una maravilla aparte que había sido capaz de hasta el cielo elevarlo y demostrar nuevas formas de expresarse. Ese arte era un videojuego multijugador masivo online llamado World of Warcraft. Pero eso no era del interés del Trent.

No estaba apegado a las pantallas tanto como los adolescentes promedio. Tenía sus redes para seguir artistas y consultar temas de interés propios, pero hasta ahí llegaba. Su mayor atención se las llevaba el tener buenas calificaciones, las chicas y la música, aunque esta última superaba con creces a las otras dos.

Las calificaciones no eran problema para alguien listo como él y las chicas, a pesar de ser adolescente, no estaba interesando en relaciones pasajeras o superficiales. Había una necesidad de enamorarse que dominaba a Trent, pero ya tenía asumido que al menos en su escuela nadie le generaba esa pasión que buscaba. Por suerte, la música llenaba ese vacío.

No los videojuegos.

Reconocía que el videojuego que Cody mencionaba era bastante conocido y atractivo visualmente, pero el músico no le encontraba la belleza a estar horas y horas en red matando criaturas virtuales y hablando con desconocidos. Eso era extraño para él y había negado la invitación de su amigo hasta ahora.

—Descuida, Trent. Solo jugaras un mes porque le debes un favor a tu amigo —pensó para sí—. Luego todo volverá a la normalidad.

—¡Vamos, quiero ver el trasero de ese Alianza rostizado!

—¡Woah, controla esa lengua!, ¿acaso tuviste un mal día?

—Digamos que sí —suspiró contra el micrófono. Una sonrisa tonta en sus labios—. Pero tú eres la última persona a la que le echaría mi enfado.

—Oh, esto es tan dulce, Ninenine.

—Lo que sea por ti, Darkblue.

Ambos compartieron una risa y continuaron jugando con Trent pensando en la chica que estaba del otro lado del micrófono y que se había convertido en su perdición desde hacía ocho semanas.

Contra cualquier pronóstico, el músico encontró el videojuego fascinante y rápidamente había quedado maravillado. Más con la chica que desde sus primeros días lo había ayudado a causa de que Cody tenía otros asuntos por ser de nivel alto.

Él era Ninenine, ella Darkblue. Ambos eran soldados de la Horda que defendían el honor de estar combatiendo y acabando con la brava Alianza. Eran reconocidos dentro del servidor como una dupla llena de esplendor y eso hacía al muchacho sentir una armonía al cien por cien que solo tocando melodías en su guitarra conseguía.

Además, debía de admitir que estaba extrañamente enamorado de su compañera de batalla.

Trent no había planeado que el World of Warcraft le ofreciera a semejante chica, pero allí estaba. Solamente que estaba detrás de una pantalla y quien sabe a cuantos kilómetros y eso era lo más triste. Al final del día, Ninenine sólo era una máscara de un estudiante de dieciséis años, músico y algo popular en las chicas que no tenía a su chica al lado.

Dentro del juego era capaz de olvidar el tiempo perdido y no saber que afuera algo podría haber ocurrido. Continuaba increíblemente sumido intentando hacerse valer. Porque, al apagar la portátil, el universo del World Of Warcraft se llevaba toda ese valor y determinación que todavía no alcanzaba para declarársele a su compañera.

—Hay veces en que te quedas callado y solo respirando, como perdido en tus pensamientos.

—Sí, bueno. Es algo común cuando juegas cosas como estas.

—No, Ninenine. Esto es diferente.

—¿Diferente cómo?

—Es como si quisieras decir algo.

Recordar esa charla era su ejemplo de mayor estupidez. Trent se había desconectado abruptamente y habían pasado tres días sin que jugará. La vergüenza lo carcomía. ¿Cómo había podido actuar de manera tan estúpida? Si Darkblue no quería saber nada de él tras eso, comprendería. Después de todo, no había hecho nada para cambiar esa relación.

—En verdad, soy un estúpido —se reprendió. Sujetando el estuche de su guitarra y su mochila, fue hacia el autobús con destino a la escuela. Pronto sería el festival de talentos y necesitaba practicar la melodía de un cobarde que nunca dijo su amor y una chica a la que solo le conocía la voz.

Fue directo a los asientos del fondo, donde acomodo su guitarra y sacó su teléfono para revisar si ya habían subido las calificaciones de los últimos exámenes. Sin querer, dio un vistazo a la aplicación de World of Warcraft con la tonta ilusión de tener algún mensaje que nunca apareció.

—No seas fantasioso, Trent. Tú mismo te buscaste que ella tal vez te ignore para siempre —se reprochó mirando el logo de ese videojuego que Cody tanto había insistido y ahora era la causa de su corazón alterado—. Maldición...

En el instante en que iba cerrar la aplicación, le pareció oír el ruido característico antes. El tiempo se detuvo para él.

—¿Acaso podría ser...? —Trent levantó la vista e intento ver quien podría estar usando la misma aplicación.

Allí justo para descender una chica vestida de tonos azules oscuros. Darkblue. Parecía estar escribiendo algo por mensaje.

El celular de Trent sonó.

En los juegos, tarde o temprano, algunos habrían terminado todo o se hubiesen rendido. Pero él, como soldado de la Horda y valiente estudiante, sabía que en la vida no habría segunda oportunidades.

—¡Oye, espérame! —aulló cuando la vio descender. Ella frenó, justo para que Trent tomara sus cosas y bajará en la misma parada. La escuela ese día no importaba, pensó.

—Okay, esto no es normal para mí. Así que si no tienes una buena explicación te pateare los cocos.

Trent carcajeó ante eso. No solo era increíble era la vista, sino que también era igual de graciosa con sus comentarios.

—Lo siento, pero no te diré nada —declaró. Ella frunció el ceño. Trent alzó su teléfono abierto en la aplicación de World of Warcraft. Un videojuego que no había sido tan malo después de todo—. Solo te mostraré esto, Darkblue.


Curiosidades: El nombre de los personajes de Trent y Gwen, Ninenine y Darkblue, son guiños a cosas de ellos y claramente no necesita explicación. Ambos son de la Horda porque es mi facción actual y la aplicación mencionada existe en realidad.