ELLA.

CAPÍTULO I.

Voy a contarte.

"Cierra tus ojos,

Voy a contarte…

Algo que nunca te dije antes.

Ella atrapó mi corazón,

Ella es la dulce miel que me hizo

Sentir distinto a los demás,

Algo cambio cuando estuve a su lado…"

Ella, Rata Blanca.*

Después de un viaje de 3 días con escalas en uno u otro país, logré llegar a mi destino. Al dejar atrás el hangar lo primero que tome fue mi móvil para solicitar un taxi que me llevase a mi actual hogar, si así se le puede denominar a un departamento donde el único habitante soy, puesto que no tengo familia, hijos o pareja.

De camino a casa podía vislumbrar como el Invierno comenzaba a hacer aparición, pues la nieve comenzaba a caer en pequeños copos blancos o grisáceos, que cubrían todo aquello donde se posaban, el aire se tornaba un poco gélido y en las avenidas se veían colocadas las luces tan típicas de época Navideña, así como se podía ver a uno que otro duende acompañando a un Santa Claus.

El lugar donde se encontraba mi departamento se hallaba en la parte céntrica de un pequeño condado (tengo que llamarlo de alguna forma, porque podría ser una pequeña ciudad) donde la vida era relajada, lejos de las cámaras y el ajetreo de la televisión, cerca del edificio se ubicaba un parque donde la atracción principal era un pequeño lago, el cual se congelaba en éstas fechas para permitir que niños y familias pudiesen patinar.

En la acera contraria al edificio se hallaba un pequeño café, donde solía disfrutar de la compañía de quien atendía el negocio, así como de las delicias de tomar un expresso o un capuccino en días fríos. A éste último lugar era a donde pedí se dirigiera el taxista en cuanto aborde, el conductor fue muy amable al ayudarme con una de las maletas mientras yo bajaba la otra al descender. Dando por terminado su servicio con una propina, tome rumbo a la entrada del café, donde sonaban unas pequeñas campanillas que denotaban la llegada de un cliente, el cual era inmediatamente recibido con un cálido saludo de Sayuri (¿acaso olvidé mencionar que ese era el nombre de la chica con quien me agradaba conversar?).

-¡Tennou Ku!, te tenemos de regreso, ¿qué tal Estados Unidos?.

- Nada nuevo, autos, velocidad, mucha gente, estrés.-le decía mientras pasaba mis dedos por mi corta cabellera y me acercaba al mostrador.

-Ja,ja,ja,ja , que alentador llegas!.

-Lo siento, pero ésta vez fueron tantas escalas que olvidé lo encantador del país.

-De acuerdo,ja,ja,ja,ja…tu cappuccino, ¿cómo siempre?

-Por favor, al parecer puedes leer mis deseos.

-Solo algunos, no te emociones. Te llevó en un momento el café a la mesa de siempre.

-Esperaré… mientras tanto ¿ha ocurrido algo nuevo en éstos 2 meses que me he ausentado?.-llevaba mi par de maletas a aquella mesa que casi siempre parecía estar reservada para mi.

-No mucho, el Sr. Harrington, tu casero…es abuelo por segunda ocasión, ¡ya lo imaginarás!, la navidad que llega… ah… y por cierto, parece ser que tienes vecina nueva, una chica de cabello aquamarina, desconozco el apartamento que ocupa, pero llegó hace una semana al mismo edificio donde vives, no se le ha visto mucho en éstos días.

-No es necesario que le vean, posiblemente está ocupada terminando de desempacar.

-Es posible, pero todo apunta a que es la famosa violinista Michiru Kaio.

-Michiru Kaio?...

-Si, ella misma, no sé qué les atrae de éste pequeño lugar, para mi es una población pequeña y sin grandes atracciones.

-Eso mismo es su atractivo, que es un lugar pequeño y tranquilo para vivir, no tienes a todas esas personas indagando en tu vida.

-Mmmm, la verdad es que entendería un poco esa posición, pero tienen dinero, pueden viajar a dónde ustedes deseen.

-Es cierto, pero a veces solo necesitamos estar con nosotros mismos y con gente que te trate de forma normal y cotidiana. Sayuri, me puedes traer un capuccino para llevar…bueno que sean dos.

-Tennou ku!, no cambias!. A ella al parecer no le agrada el café, las 3 veces que ha venido, ha pedido un Té verde.

-No dije que fueran para ella, pero esta bien, dame 2 capuccinos y un Té verde.

-Ja,ja,ja,ja,ja, de acuerdo.

Al cubrir mi cuenta opté por despedirme de Sayuri, con mis 2 maletas en mano, 2 cafés y un Té emprendí el paso a mi departamento al otro lado de la acera. Para ser sinceros solo me apetecía llegar a dormir en la comodidad de mi cama, no estaba interesado en absoluto en conocer a la chica nueva.

Mi departamento se hallaba en el quinto piso, mencionando que era el máximo de pisos del edificio, siendo así había comprado el ala este, para adaptarlo a mis gustos y necesidades, había optado por algo moderno (en el sentido de decoración actual, no en cuanto a estilo), lo cual describiré a manera de referencia , al entrar se recorría un pequeño pasillo que daba paso en el lado derecho a una sala donde el atractivo era un sillón en forma de "L", unos cuantos cuadros de automóviles en las paredes, en el fondo una barra donde poder ingerir los alimentos y al término de ello una pequeña habitación que era la cocina completa, se tenían también una serie de ventanales que daban a los balcones. Del lado izquierdo frente a la sala se hallaba un segmento donde yacía un piano en color blanco, seguido de ello había una habitación que era un pequeño estudio donde tenía una biblioteca personal, la siguiente habitación estaba reservada para "invitados", con lo cual había una cama, un buró, un televisor, algo sencillo, pero cómodo. La tercera habitación era un baño completo para los invitados que se suponía tenía de vez en cuando. Por último, la cuarta habitación era la que ocupaba, era un tamaño considerable, tenía un ventanal frente a la cama (baste decir que era tamaño matrimonial la cama) mismo que daba a otro balcón, tenía baño completo incluido, un televisor, un librero, un reproductor de música, un closet espacioso, era perfecta la habitación y era donde solía pasar la mayor parte del tiempo.

Por otra parte el ala izquierda de aquel quinto piso estaba en renta desde hacía 4 meses atrás, habían llegado algunas personas, pero en menos de 15 días se marchaban, eran inquilinos temporales con mochila al hombro, o eso parecían. En lo personal no me afectaba, a decir verdad, estaba mucho mejor, porque el piso era totalmente mío.

-Joven Tennou!, buenas tardes!, ¿qué tal Estados Unidos?, debe estar cansado.

-Buenas Noches Sr. Harrington, ya sabe…Estados Unidos como siempre y como se ve en la noticias, un caos en ciertas ciudades porque la gente vive ajetreada, pero con paisajes maravillosos – le respondía a mi casero mientras hacía malabares por no tirar las bebidas con maletas en mano.

-¡Que bien!, ya le esperábamos. Vimos en las noticias que obtuvo el primer lugar en la carrera de California y le felicitamos por ello.-amablemente al verme, abría la puerta, haciendo fácil mi acceso.

-Gracias, le contaré en otro momento si me disculpa.

-Claro…claro, perdone mi imprudencia, debe estar cansado - Me decía mientras se retiraba.

- Ahh por cierto, joven Tennou, se ha ocupado la otra parte de su piso, esperemos que esta vez sea algo permanente.

-Gracias por avisar, de todas maneras no me molestaría contemplando cuanto he viajado éste año, ahora…si me disculpa me retiro a descansar un poco.

-Hasta luego joven Tennou!.

Después de aquella breve charla me dirigí al elevador del edificio, dos meses después estaba de regreso. Aunque no lo crean, dos meses fue un tiempo considerable, extrañaba el estar en total tranquilidad. He de admitir que el equipo de carreras no suele presionarme demasiado, confiamos unos en otros y cada uno lleva a cabo lo que le corresponde con el mejor empeño posible. Mi jefe de carreras y buen amigo, Arthur, solo suele llamarme por cosas urgentes, o bien, cuando debemos entrenar o probar las modificaciones en el auto y es hasta ese momento que debo trasladarme a Tokio. Después de Estados Unidos todos decidimos tomar unas vacaciones que durarían por lo menos 1 mes.

Mientras recordaba el tiempo fuera, caminaba por el pasillo hasta llegar a mi departamento. Tuve que dejar todo en el piso para sacar las llaves de mi puerta, aunque sabía que tenía nueva vecina todo estaba en silencio, nada incómodo, así que proseguí a entrar, cargando todo lo que llevaba.

Nada cambiaba en aquel lugar, pues solo yo lo habitaba; el ambiente olía a soledad sumido en la oscuridad. Las maletas las dejé junto al sillón de la sala y me dirigí con mis vasos de café y un té a mi balcón, desde éste mismo se podía ver el parque y las diminutas personas, no tenía gran interés en encender las luces del apartamento, así que me quede un largo rato mirando a la distancia, tome asiento en un sillón alargado que estaba fuera en el balcón.

Me percaté de que era tarde cuando ví desde aquella distancia el parque casi desolado, para entonces quedaban vacíos los vasos de café y el té había perdido su calidez, comenzaban a caer más copos blancos y el viento era más gélido, me quede unos minutos mirando para después marcharme a desempacar, lo cual sería bastante rápido, ya que sin bien eran 2 maletas solo contaba con lo necesario, un par de jeans, dos abrigos, unas cuantas camisas, un par de zapatos casuales y otros deportivos, eso había sido todo mi equipaje.

Es verdad que el cansancio se hacía presente, quería dormir un poco, pero al ver el piano en silencio, fue entonces que quise tocar algo.

Levante la tapa de madera que cubría las teclas monocromáticas y de repente pulse una de ellas, dando inicio a una suave melodía, no tenía título alguno, no era conocida tampoco, solo la recordaba y la tocaba en algunas ocasiones, tal vez antañamente contó una historia de amor , aunque ahora que lo recuerdo ¿hace cuánto tiempo que estaba solo?

Al terminar aquella pieza deje el piano y me dirigí a dormir, era tarde y en verdad necesitaba descansar.

Continuará…

P.D.

*El pequeño fragmento corresponde a la canción de Rata Blanca, denominado Ella, los derechos de la misma no me corresponden, por lo cual anexo éste "pie de página" como una cita.

*Los personajes de Haruka y Michiru corresponden a la serie Sailor Moon, con lo cual sus derechos no me pertenecen, el texto es con fines recreativos, por ello es un fan fic.

Espero les guste la historia.