La anunciación

No tengas miedo, María;
Dios te ha concedido su favor —le dijo el ángel—.
Quedarás encinta y darás a luz un hijo,
y le pondrás por nombre Jesús.

Lucas

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El arcángel Gabriel se había preparado con ahínco para ese momento, después de todo llevar la noticia del nacimiento del Salvador no era una tarea cualquiera. Sin embargo, había algo que le inquietaba sobre las órdenes recibidas. María quedaría en cinta antes de ser desposada por José, una falta muy grande entre las mujeres, especialmente ella que se había educado dentro de las paredes del templo.

Sabía que no debía dudar de los planes de Dios, no se le ocurría de ninguna manera cuestionarla, era solo que ese pensamiento no dejaba de rondarle como una abeja molesta amenazando con picarlo en cualquier momento.

Ella se dio cuenta, era muy fácil leer a Gabriel, sus ojos lilas temblaban siempre cuando le pedía algo que no terminaba de comprender. Se acercó a él mientras lo veía preparar su impoluta túnica antes de bajar a la Tierra.

—No tienes que lucir tan preocupado por ella —comenzó diciendo, pasando su mano sobre algunas plumas de sus alas para regresarlas a su lugar.

—Yo no…

—Solo es una última prueba que sé que cumplirá, habrás de decirle que conservará su castidad, la haré una madre virgen. Y luego le harás saber a José que el hijo en el vientre de María es producto del amor de Dios. No vamos a dejarla desamparada.

Las palabras de su Señora dejaron a Gabriel más tranquilo. Extendió sus alas y se despidió para cumplir su trabajo, ahora con una renovada sonrisa.

Ella lo observó todo desde arriba. Su confianza hacia María era ciega y no dudó ni un solo segundo que aceptaría a ser la madre de su hijo. Las palabras de la joven seguían haciendo eco en el Cielo: solo por Él…solo por Ella. Un dulce suspiro salió de sus labios.

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Me ha quedado cortito este :') pero el próximo lo haré más largo. Los que vienen serán bastante tristes ;; y luego ¿debería escribir de ellas en el mundo actual? ya veremos.