La vida suele ser extraordinaria y no se detiene, los años pasan llenos de experiencia con sus retos y pequeñas metas logradas que al final se convierten en parte de ese ser que se construye, uno tras otro transcurrieron entre cartas y buenas noticias, los condes al fin pudieron descansar de las exigencias de su titulo cediéndolo en vida a su única nieta complacidos de tenerla entre ellos se creó el lazo que se empeñaron un día en mantener distante por el orgullo. Por las mañanas era la dulce maestra de un grupo de jóvenes que asistía a la escuela especial, así era llamada debido a su condición pues estaba dirigida a huérfanos y niños con padres en situación económica precaria que se veían muchas veces forzados a trabajar desde muy niños retrasando por unos años su educación básica, por las tardes era la condesa que de a poco fue ganándose el aprecio de sus iguales a pesar de ser bastante mal vista su labor, según era una mujer demasiado rica como para ocuparse de esas nimiedades y muchos lo atribuyeron a su educación en Inglaterra, con el tiempo dejaron de prestarle atención mientras ella debía cumplir con montones de compromisos sociales. Geraldine le llevaba con gusto una agenda al tiempo que la instruía y a diferencia de su hija su nieta cumplía con entusiasmo su deber llevando la par el amor por su escuela, tuvo la oportunidad de darse cuenta cuan infeliz había sido Loana bajo ese techo y sintió cierta paz al comprender que al desafiarla y orillarla a tomar esa decisión sus últimos años de vida fueron inmensamente felices. Casi no tenía tiempo de nada, pero 1 vez por semana escribía una carta al hombre que ella adoraba, ella recibía una también y siempre dibujaba una sonrisa cálida, en el cajón de su preciosa peinadora guardaba aquel anillo como un recuerdo valioso aunque no estaba comprometida y aquello le dio pie a muchos pretendientes, el tiempo hizo su efecto, simpatizaba con algunos caballeros, con otros hablaba por cortesía, con el pasar de las estaciones entendió que no se deben forzar las situaciones no se negaría la oportunidad aferrándose a un amor a destiempo, debía vivir.

Esa mañana la casa grande estaba revuelta, corrían de un lado a otro las mujeres mientras Rose en un revoltijo de faldas caminaba de una estancia a la otra comprobando que todo estuviese en orden para los eventos de aquel fin de semana, George salió de su despacho colocándose el sombrero y arreglando su chaqueta con paso apurado

- ¿A dónde vas? - pregunto su esposa

- A la fabrica, no creas que me quedare a observar esta agitación

- Pero hoy es el día, ¿por fin después de todos estos años ella regresa a casa y tú te vas?

- Pasara una temporada con nosotros Rose y esta tarde estaré aquí sin falta - besó su frente observando cómo cargaban la platería - a ella no le importan de que calidad sean los cubiertos querida

- Es una condesa

- Es nuestra Caille - le sonrió

Con sus piernitas cortas corrió aferrándose a su falda, al verlo le sonrió con ternura y lo levanto del suelo limpiándole de su rosada mejilla un poco de chocolate, era hermoso, con sus ojos claros y su cabello castaño para ser sincera estaba completamente enamorada de ese pequeño, apenas cumpliría 3 y celebrarían su bautizo. Elisa llego a pasos apurados hasta ellos mirando al pequeño con enfado

- No hay abuela que te salve, no puedes comer dulces a esta hora, estarás castigado en tu habitación - reprendió haciendo que el niño se recargara en su abuela buscando apoyo

- Hoy es un día especial Elisa no puedes ser tan dura con él es un bebé, deja que haga sus travesuras - George acaricio su cabecita

- Ahora soy la mala de la historia, por eso esta aquí porque ustedes lo malcrían - le miró con enfado a lo que el decidió abrazarse más a su abuela

Generalmente era Darren es quien le ponía mas carácter y ella solía mirarlo con un amor que no pensó que existiera, tan profundo y tan infinito que el resto del mundo dejaba de importar, el amor por sus hombres le cambio totalmente la forma de ver la vida, suspiro con resignación y lo acarició

- Ahora comienzas a entender Elisa - comentó su padre mientras los besaba despidiéndose

Cuando todo estuvo en orden no podía dejar de mirar por la ventana esperaba que ella apareciera en cualquier momento más de 4 años sin verla eran demasiado tiempo, en sus cartas le contaba como estaba llevando la vida en Francia y lo bien que le estaba yendo con los proyectos que había emprendido y para los que mucha gente la apoyo, lo que más le impacto fue que le dijera que había alguien especial, le hablo de un caballero que había movido cielo y tierra para que levantara la escuela y la defendía siempre de las habladurías entre los nobles tanto que había creado un programa para voluntarios entre ellos y así cubrir más niños y mas materias, le encantaba dar largos paseos de su brazo mientras conversaban, lo describía como gracioso y gentil sintiendo en sus palabras un profundo afecto, no lo menciono en su carta de respuesta pero creyó que posiblemente ese hombre había ganado su corazón. Finalmente observó de lejos entrar un elegante carruaje y su mirada se iluminó, entre mas se acercaba la emoción la inundaba y a viva voz anuncio que ella ya estaba en casa, salió hasta la entrada y con impaciencia bajo las escalinatas, Rose apareció en el umbral con su nieto de la mano, el carruaje paró y el minuto más largo sucedió entre la apertura de la portezuela y que por fin descendiera frente a casa, ella era como una potente luz llena de energía y alegría con esa sonrisa que extraño tanto. De un salto Elisa llegó hasta su hermana y entre gritos de felicidad en un abrazo interminable le pareció estar viéndose junto a Loana hacía muchos años atrás, sus ojos se llenaron de lagrimas solo con verlas llorar, mirarse, reconocer el paso del tiempo y abrazarse con infinito cariño y algarabía, ella se quito ese elegante sombrero dejando suelto su largo cabello rubio, si, era su Caille pero también era toda una condesa y una mujer, aquella pequeña a sus ojos ya no existía solo en su corazón de madre, soltó al pequeño quien la miraba con asombro y la abrazó entre suspiros

- Madrina, los he extrañado tanto... - dejo caer lagrimas de felicidad

- Limpiándose la comisura de sus ojos la observo detenidamente, se había puesto si era posible más hermosa - Petite Caille, bienvenida a casa

- Miró al pequeño y su sonrisa se amplió - hola... - quito de sus manos los guantes de seda agachándose hasta su altura mientras que con timidez se escondía tras las faldas de su abuela, le extendió la mano con una sonrisa y el pequeño le extendió la suya que envolvía un caramelo, tomándolo se echo a reír - Eres igual a tu padre - Lo levanto en brazos acariciándolo y detallándolo con los ojos empañados - en dos días me convertiré en tu madrina Ian y no sabes lo feliz que me hace porque te he querido desde antes vinieras a este mundo soñaba con conocerte y tengo tantas cosas que contarte... - al fin le sonrió

Adentro las mujeres lloraban mientras la abrazaban para ellas nada había cambiado el amor seguía intacto a pesar del tiempo y de algunos cambios, miro a su alrededor con tanta nostalgia que no pudo evitar suspirar nuevamente, su equipaje lo llevaron directamente a su antigua habitación Rose y Elisa a pesar de que no querían perderla de vista dejaron que se refrescara un poco de aquel largo viaje, entrar allí fue como volver a un pasado que parecía lejano, los recuerdos vividos golpearon su mente y su corazón, había pasado el tiempo y con el muchas cosas en su vida cambaron, estaba completamente segura de que sería objeto de preguntas que iban implícitas en sus cartas y de las cuales no podría escapar, sonrió pues tendría mucho por contarles, frente al espejo trenzo su cabello con un cómodo y sencillo vestido y sonrió, hacia mucho que no usaba algo así y le recordó a esa chiquilla traviesa que solía correr por toda la casa, trepar arboles y escapar de vez en cuando. Para cuando se encontró con Elisa y su madrina en el salón ambas la miraron como si se hubiese transformado por completo

- ¿Tan mal me veo?

- No es eso Caille... te extrañamos mucho y verte así es como si nunca te hubieses ido - Le sonrió su madrina

- Aunque esos hermosos vestidos de Condesa son un espectáculo, además caminas diferente y... tengo muchas preguntas

- ¡Elisa! - advirtió Rose aunque en el fondo deseaba saber tanto y mas - Esperaremos a que lleguen todos

- No, en cuanto los hombres pisen esta casa no se podrá hablar de ciertas cosas que solo nos compete entre mujeres - la observo sentarse frente a ella con una sonrisa - ¿Como están tus abuelos? ¿como es que te dejaron venir sola? y finalmente Caille ¿por amor a Dios quien es él?

- Sus ojos brillaron con un toque de picardía - Mis abuelos están bien y como les comente por carta yo estoy muy feliz con lo que se ha logrado en Razes, me costó un poco integrarme a los nobles es tan diferente a Inglaterra, en Francia son mas... abiertos en muchos temas que dejarían boquiabiertos a los Londinenses, aprendí a servir en libertad y eso es lo que un día liberara a esa parte del mundo de la monarquía estoy segura. Tomo su té entre sus manos y as miro entre sus pestañas, Geraldine es inagotable, Cintia me acompaño gran parte del viaje el resto la hermana de la marquesa tenia destino en palacio, cada año insistía en presentarme a alguien y tres de ellos se atrevieron a pedirmeo insinuar matrimonio - la exclamación de las mujeres la hizo sonreír

- Miró el anillo de compromiso en su dedo - ¡Estas comprometida Caille! - tomando su mano miro el precioso brillante

- lo estoy.. pero por favor quiero ser yo quien se lo diga

Observo detenidamente como ellas se quedaban sin palabras, tal vez debatiéndose en la incertidumbre, puede que entre ser feliz por ella y las miles de interrogantes que rodeaban a Albert, de pronto la puerta se abrió y él apareció en el umbral, no la esperaba hasta mas tarde y al verla se quedo inmóvil, sus ojos se encontraron quedándose fijos el uno del otro, Albert le sonrió apenas musitando su nombre dándole vueltas a su sombrero y ella se levanto lentamente dejando su tasa, unos pasos y se fundieron en un tierno abrazo, para las mujeres presentes era como un sueño hecho realidad aunque la realidad fuera diferente, ella estaba comprometida y él se había dividido todos esos años entre la medicina y sus constantes viajes como Vizconde, en un principio fue extenuante y llegaban a pasar incluso un par de meses sin saber de su paradero, pero siempre volvía a la casa grande, no le conocieron relación alguna porque sabían seguía enamorado de la niña de sus ojos, ¿sabría acaso que ella había encontrado el amor en Francia?

Acunó su rostro mirándola como si no pudiera creerlo y ella con cariño acaricio sus manos fue un momento sin duda que detuvo el tiempo no solo para ellos, Candice reaccionó antes y se alejó consciente de que no estaban solos volviendo a su lugar tratando de recuperar la compostura

- ¿Darren no viene contigo? - pregunto Elisa

- Esta en el hospital tuvo una emergencia pero aseguró que llegaría a tiempo - contestó sin dejar de mirar a Caille

- Siempre tiene una emergencia

- Me contaste en una de tus cartas que el día en que lo viste mas desencajado fue cuando recibió a Ian - menciono Caille - quiero escucharle personalmente esa historia

- Si, lo hubieses visto aunque tener un bebé no es lo más agradable del mundo es precioso el momento en el que al fin está con nosotros, nació en casa y Darren no pudo encontrar a él medico que es, era un padre bastante nervioso - Finalmente su cara al ver a Ian no tuvo precio - comento Rose recordando

- Debe ser hermoso recibir a tus hijos, yo espero algún día poder hacerlo aunque puedo imaginar cómo se sentía Darren con la vida de los dos seres que más ama en sus manos

- Sus miradas parecieron visualizar un futuro que la hacía sentirse un poco incomoda, viéndolos allí renacía su ilusión de que ellos pudieran estar juntos, pero se desvanecía con el compromiso que les acababa de confesar, Rose suspiro profundamente - seguramente lo harás Albert pero para ello primero debes casarte con alguien

- Eso quiero - contesto sin más - ese alguien siempre ha existido, mi compromiso es firme

- Me parece raro que no recibiera jamás la noticia de tu compromiso supongo que es tu deber casarte y tener una familia - comentó Candice

- Para ello necesito a alguien a quien ame, no podría jamás casarme a conveniencia social

Se sintió como una respuesta a lo que Elisa sospecho, él definitivamente estaba enterado, ella era la mas consiente de todos en la familia de cuanto se amaban y no sabía quién era ese hombre en la vida de ella, pero era claro que sus sentimientos por su tío no habían cambiado, la forma en que se abrazaron, las miradas, los conocía muy bien

- Bueno hay casos como el mío y Darren, ¿como es con tu prometido Caille? - el silencio cortaba la respiración, las miradas entre ellos se volvieron más intensas, aquello había sido intencional

- ¿Estas comprometida? - preguntó directamente

- No puedo ocultar el anillo Albert, pero por favor esto que no lo sepa mi tío aun, quiero hablarlo con él a solas

- ¿Vas a contarle que te casas porque no tienes más remedio? - entrecerró los ojos - no tengo opción, le debo mi felicidad y lo quiero Bert ya lo sabes

- ¿Y con quien vas a casarte? recuerdo un Francés bastante soez que pretendía merecer tu mano a Geraldine le encantaba

- ¿Y piensas que podria casarme con él? porque para mí quería solo una esposa y pretendía que dejara la escuela al contraer matrimonio en cambio mi prometido ha sido parte de mi equipo, él se ha ganado mi mano y a Geraldine que es una misión casi titánica me caso porque debo y quiero

- Entonces no tengo objeciones espero que seas realmente feliz a su lado Caille - se levantó del sofá - nos vemos en la cena Lo observaron salir con sorpresa junto con el momento de tensión

- ¿Lo sabía? - pregunto Rose aun turbada con la noticia

- Si madrina, hace unos meses celebramos el compromiso en Razes

- ¿Por que tu prometido no vino contigo? - Salió de Francia antes por algunos asuntos pero quedamos en vernos aquí, mejor hablemos del bautizo de Ian estoy muy emocionada - cambio de tema drásticamentedejandolas aun con mas preguntas

Esa tarde casi al anochecer George estaba abrazando a su querida Caille con una taza de té que ella le preparara como siempre hablaron entre risas, se hicieron algunos silencios y brotaron algunas lagrimas los dos solos, pero después no pudo ocultar en toda la noche esa sonrisa que no se borraba con nada, sus hijos, su familia al fin volvía a estar completa y desbordaba felicidad absoluta, Darren se veía diferente, trataba a Elisa con amor y ternura, adoraba a su hijo y tenía una barba que lo hacía parecer mucho más guapo

- Bueno familia tenemos muchos motivos para celebrar esta noche - Elisa suspiro en medio de la cena mirándolos a todos con una sonrisa - Caille ha vuelto a casa aunque sea por poco tiempo, celebraremos el bautizo de Ian y queremos darles otra noticia - todos estaban expectantes - Estoy embarazada otra vez - sonrió y todo se volvió alegría entre algunas lagrimas de felicidad

- Estoy tan feliz de estar aquí con ustedes... Me hacían mucha falta y ahora que nuestra familia está creciendo yo quiero que sepan que soy inmensamente feliz, pude encontrar en Francia mi propósito además de personas maravillosas - miro a su tío y a su madrina - se los prometí, les prometí que regresaría siendo feliz y viendo que ustedes también lo son

- Es un día lleno de mucha dicha, tendré otro nieto, Albert pudo estar aquí y Caille... ma douce petite fille al fin has vuelto con extraordinarias noticias, no dudes ni por un segundo que viajaremos a Francia para el día de tu boda hija - alzo su copa y brindó

- Con sorpresa en sus ojos miro a todo los presentes era el ultimo en enterarse - ¿Vas a casarte Candice?... pero... - Darren dudó un poco antes de hacer la pregunta obvia que no formuló - felicidades... tu prometido supongo que es un noble Francés

- No es Francés - sonrió - lo que quiero que sepan es que lo adoro y mis abuelos también así que no había mucho que discutir cuando me propuso matrimonio durante un evento en Versalles el Rey dio su bendición y la ofensa que hicieran mis padres quedó en el pasado, la boda será en 4 meses y ya se que es pronto lamento no haberlo mencionado antes quería de corazón hacerlo con todos en casa, Eli no creo que puedas viajar en tu estado... estará avanzado

- ¿De que hablas? ni te imaginas todo lo que pude hacer cuando esperaba a Ian no me perderé el día más feliz de tu vida

- Sin embargo yo me perdí el tuyo - menciono con tristeza al pensar en todos esos años distantes

- Quizá tengamos entonces a este nuevo integrante en Francia y estaremos a mano - sonrió

- Espero estar invitado a esa boda Caille - dijo Albert llevando la copa a sus labios dejando un silencio extraño en el ambiente

- No te atrevas a faltar a el día más importante de mi vida

Amenazó de pronto a lo que él estallo en risas seguido por ella y dándole pie a los demás a relajarse sobre el tema quizá después de todo ese tiempo lo habían superado, Darren conocía los sentimientos de Albert hacia ella y le pareció absurdo que la perdiera de ese modo algo habia sucedido

Por la mañana salió a dar un paseo por los jardines cuando de pronto mirando las flores y absorbiendo el espacio junto con los recuerdos escucho su voz, apenas giró podía sentir su presencia a distancia

- Señorita este pirata de tierras lejanas solicita hablarle

- finalmente giró con una amplia sonrisa - Aun sabes identificarte Bert aunque ya no estoy trepada a ese árbol - señaló el enorme cerezo aunque tantas cosas hayan cambiado

- Hay cosas que nunca cambiaran Caille, lo que siento por ti es una de ellas y no sé qué clase de ideas tengas en mente en estos momentos - ¿iras a llevarle flores a tus padres? - Si, iré en cuanto mi madrina este lista insistió en acompañarme, aunque gracias a un hermoso cuadro que adorna mi habitación pase todos estos años colocándole flores y hablándoles extraño caminar hasta allí, quizá el cambio Bert es lo que nos hace convertirnos en mejores personas, dejamos de aferrarnos al pasado

- tienes razón, también vemos mas allá de lo que siempre tuvimos en frente - Sonrió

- ¿ellas están en la ventana observándonos no es así? - Ya te lo dije... hay cosas que nunca cambian - se acomodo su sombrero - nos veremos esta noche madeimoselle - le dedico una reverencia y continuo su camino

Al girar las mujeres en la ventana se apartaron como si nada y ese simple momento la hizo sonreír, habían cosas que no cambiarían nunca. Durante el camino de regreso del campo santo su madrina le pregunto si su prometido llegaría para el bautizo, distraída comento que si y luego la ataco con más preguntas sobre él, en su cabeza no cabía la posibilidad de que su vida finalmente no estuviese atada a su hermano y que ella hubiese cambiado todo su amor por el deber, así que la idea de darle celos aunque no era tan buena su reacción definiría realmente si había dejado de importarle

- Creo que Bert se ve con alguien en Irlanda, viaja demasiado allá

- Debe ser por sus deberes como Vizconde madrina - respondió tranquilamente

- Pero recibe cartas de alguien estoy segura, lo he visto sonreír leyéndolas, al fin ella se mostro interesada - además que de sus viajes siempre regresa distinto, como enamorado

- Espero que no sea otra como Minette - desvió la mirada con enfado y se encogió de hombros - aunque nadie manda en el corazón

- ¿No coincidieron cuando estuvo en Francia?

- A veces...

- Es la misma respuesta que él me da

Rose sonrió al comprobar aunque sea un poco que lo que ella sentía por él también seguía allí ni el tiempo, ni la distancia habían podido antes con ese lazo tan fuerte entre ellos no tenia por qué ser distinto entonces

Esa mañana decidió caminar por el jardín, adentro era un verdadero caos entre las mujeres y los preparativos del bautizo Elisa procuraba que todo fuera perfecto mientras su madrina coordinaba todo en la cocina a un tiempo cronometrado, sonrió al tiempo que afirmaba para sí misma que ellas jamás cambiarían, ambas giraron al mismo tiempo hacia ella y le sonrieron con cariño

- ¿Vas a pasear al jardín Caille? - pregunto su madrina al verla sostener su sombrero ataviada con un sencillo vestido de algodón que dejaba ver sus botas como cuando era aun una niña

- Y aprovecharé de dar un vistazo al hermoso trabajo que hacen allí afuera con la decoración, volveré en un rato

- Caille... no tardes tanto debemos prepararnos y los invitados empezaran a llegar dentro de unas horas muchos de ellos ansiosos por volver a verte y no precisamente así - comentó Elisa mirándola de arriba a abajo con su cómodo atuendo

- Si madame - respondió irónica con una reverencia que provocó un ademan en la pelirroja, le estaba tomando el pelo como siempre

Su madrina se acercó besando cariñosamente su mejilla y cruzo el salón para continuar con su labor a lo que ella con una amplia sonrisa aprovecho para escabullirse, si bien los jardines en los que había estado los últimos años eran majestuosos aquel tenía un significado especial, lo había extrañado y soñado por mucho tiempo anhelando con volver. Las decoraciones en telas blancas y azul pastel combinaban con el cielo y el viento jugaba con ellas como si supieran de que se trataba la celebración, caminó entre las mesas y los empleados totalmente invisible disfrutando cada paso rápido con un aire de libertad, en Francia estaría obligándose a caminar correctamente con lentitud para ser reverenciada y respetada como indicaba el protocolo, era como estar en el colegio, allí podía ser simplemente la maestra y sonreír recibiendo las flores de los adorables niños, le encantaba poder estar allí y escapar de la parafernalia, tomo una de las llamativas flores y la ancló encima de su oreja, su cabello también podía sentir esa libertad de los elaborados moños y tranzas que constituían a diario su peinado el viento lo ondeaba bajo su sombrero que sujetó en su barbilla. caminó un poco más dejando atrás los preparativos y se adentro hacia el mirador, desde allí podía ver la hermosa extensión de verde y también revivir montones de recuerdos de su infancia, suspiró quedándose pensativa por un rato y siguió su caminata hasta dar con aquel árbol, apenas lo diviso sintió la necesidad de treparlo como hizo infinidades de veces, quiso correr hasta él y abrazarlo porque también lo había extrañado, sin embargo solo lo acaricio mirando hasta su copa y las ramas donde solía sentarse, sin dejar de tocarlo su vista se paseo por el lugar y a su mente viajaron como ráfagas de luz todos esos recuerdos, Albert, Elisa y Ella misma correteando entre los arboles siendo aun unos niños, El momento en el que ese joven tomo su mano de vuelta a casa asegurándole que jamás la dejaría aunque estuviese lejos, ella con su uniforme del colegio y su trenza refunfuñando por un mal día, las agradables caminatas con Darren, la casa grande y todas sus celebraciones familiares, la boda infantil y graciosa, los cumpleaños, la espantosa boda de Eli, su compromiso... las luces de las velas la noche en que todo cambió para cada uno de ellos...

...

- Entonces...

- Es por ti

- ¿por mi? - contuvo el aliento

- si - acaricio su mejilla mirándola fijamente con el sentimiento a flor de piel - no puedo seguir con ella o plantearme nada con nadie más si te quiero tanto a ti

- ¿Que quieres decir con eso? - repuso nerviosa, tal vez incrédula

- Acuno su rostro mientras sus miradas decían tantas cosas - Te quiero

- Se había imaginado aquello tantas veces que las manos le temblaban, su cuerpo estaba inmóvil y su mente no quería reaccionar ante lo que estaba sucediendo, para ella él amaba a otra persona - ¿me quieres cómo? - logro articular

- Le sonrió mientras acariciaba suavemente su mejilla - te quiero como nunca imagine quererte, con todo mi corazón y sin duda luchare por conquistarte así tenga que ir hasta Francia a hablar con tus abuelos

...

Aquel recuerdo le arranco inconscientemente un suspiro porque si solo se hubiese limitado a ello no habían sucedido tantas cosas, pero también estaba convencida de que debían suceder de ese modo porque el tiempo, el tiempo de Dios es perfecto, pudo imaginar sin problema dejando el pasado donde pertenece un futuro precioso, los hijos de Eli corriendo por todos lados y cada año volvería con sus propios hijos para hacer de la casa grande un caos reuniendo a la familia como entonces, la casa grande siempre había sido su hogar aunque no pasara cada día en ella y siempre lo seria.

Sintió sus manos rodear lentamente su cintura mientras su corazón se agitaba estaba totalmente inmóvil al escuchar su voz susurrar en su oído

- ¿Entonces vas a casarte? - dejo escapar el aire y giró hacia él con sorpresa alejándose un par de pasos para recuperar el aliento

- por supuesto ¿y como es que...? no escuche tus pasos

- Estabas muy concentrada en tus pensamientos, daría lo que fuera por adivinarlos

- No podrías y es... - frunció el ceño mirándolo de reojo - mi madrina piensa que ves a alguien en Irlanda porque te ha visto recibir cartas y sonreír, ¿estas enamorado realmente?

- ¿!Ah sí!? - sonrió sin poderlo evitar - Rose siempre ha sido muy observadora puede estar observándonos en este momento - miro de un lado al otro y sin esperarlo la ciño contra su cuerpo y ambos quedaron detrás de aquel árbol ocultos - ¡Ahora no! y pensándolo bien esto me trae algunos recuerdos - murmuro sin perder la sonrisa - contéstame solo una cosa y te dejare en paz - contuvo el aire mientras formulaba la pregunta sin sonreír - ¿lo amas?

- Sus ojos la miraban fijamente exigiendo esa respuesta mientras su corazón no dejaba de latir con fuerza - si - dejo escapar envueltos en un silencio que cortaba la respiración

- ¿Y él? ¿te ama? - hace tiempo que no me lo dice - lo apartó un poco recuperando el aliento - pero me lo ha demostrado de muchas formas, muchas veces y no necesito mas para saber que lo hace, está allí cuando lo necesito y hace que quiera ser mejor cada día apoyando mis proyectos y locuras, sinceramente he imaginado mi futuro a su lado

- Debe amarte entonces para pedir tu mano de una forma poco convencional en Francia, en un salón frente al Rey, para ganarse a tu abuela

- Fue la locura más dulce - sonrió con ensoñación recostándose del árbol - dijo que daría lo que fuera por que accediera ser su esposa y le rogo al rey aceptara esa unión que estaba seguro era su destino, dijo que su propósito era a mi lado, la sala se quedo en silencio no parecía importar tanta gente y la magnitud de ese evento su bendición fueron unas simples palabras - rió al recordarlo - asistiré a Razes con gusto además tengo que ver con mis propios ojos esa famosa escuela suya

- ¿Eres feliz? - Lo miró saliendo de su burbuja de recuerdo - lo soy Albert, soy inmensamente feliz

- ¿Sabes lo que creo? - se acerco cercándola de nuevo dejando su boca a escasos centímetros - extrañas la aventura, escaparte a mitad de la noche, perderte en los jardines - acarició sus labios lentamente - besar a oscuras y en silencio, adoras el secreto por ello no les dices la verdad

- Casi sin atreverse a respirar su mano se deslizo hasta la flor de su cabello y le sonrió con descaro mientras con ella acariciaba su rostro - ¿y que con eso?

- ¿Candice estás jugando conmigo? ¿así quieres que sea? - le sonrió mordiendo con suavidad su labio inferior y mirándolo de esa forma en que sabía lo ponía de rodillas - ¿que más quieres de mi? - susurró - te extraño, extraño tocarte, besarte, sentirte tan cerca... y ahora que estas aquí, que no necesitamos un tedioso protocolo ni escondernos haces esto - se acerco a su boca con toda la intención de besarla pero se detuvo - esto no es un secreto Mademoiselle

- No, no lo es pero es el bautizo de Ian y no quiero tener que responder después de tantos años todas las preguntas que nos harían, esto es de momento una historia que es solo nuestra y que siento que no pertenece todavía aquí, siento que... - se apartó caminando algunos pasos lejos del árbol y de él volviendo a respirar - siento que nuestra vida está en Francia ahora, cuando llegue sentí pánico, reviví de pronto el dolor de dejarlos, romper nuestro compromiso, hacer una vida lejos y sabes cómo nos costó empezar desde cero, volver a ser amigos, conocernos mas, acostumbrarnos a la aristocracia, que nos aceptaran y ahora estamos aquí y me siento una niña, siento mas presión que siendo la condesa de Anjou - suspiró acercándose - quiero que nuestra historia sea solo nuestra... es cierto... extraño nuestras aventuras y tu eres el único que no espera nada mas de mi y ama mi desastre

- Espero pacientemente el día en que seas al fin mi esposa y te he esperado todo el tiempo necesario

- ¿entonces hemos esperado demasiado Monsieur?

- Se que parecen otras vidas pero no podría ser diferente - acaricio su cabello rizado con ternura - fuiste la niña de mis ojos, la joven que robo mi corazón y eres sin duda la mujer de mi vida, nos hemos perdido y nos volvemos a encontrar para mí solo significa una cosa, no importa en donde estemos, estamos unidos desde siempre

- y todos lo supieron antes que nosotros mismos no es justo, por ello.. - le entrego la flor con una sonrisa - lo sabrán luego mientras disfrutamos de unos dias de secreto y aventura

- La miro alejarse sin poder evitar sonreír, se detuvo un momnto para girar y guiñarle un ojo con picardía, seguía siendo la misma niña traviesa de sus ojos, giro la flor en su mano y dejo escapar un suspiro - je t´aime petite Caille


FIN?


Miles de Gracias y sobre todo una disculpa estos ultimos capitulos tardaron mas de lo esperado pues no conseguia el momento.. el Tiempo aunque cruel es perfecto... un abrazo enorme a todas las lectoras de esta historia y estoy convencida que hay una segunda parte sobre la Condesa de Anjou y el Vizconde Irlandes... disfrute mucho poner de cabeza su mente al leerla y la mia al escribir... hasta la proxima