Disclaimer 1: Fanfic sin ánimos de lucro. The Loud House es creación de Chris Savino, propiedad material de Nickelodeon Intl, y está bajo licencia de Viacom y Jam Filled Entertainment.
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Aroma, cuerpo y calor
Royal Woods, Míchigan
27 de noviembre de 2020
8:43 am
Centro comercial de Royal Woods
Le parece algo tonto a Jordan que su madre optara por poner un aforismo en la cafetería que Jennifer abriera en el centro comercial. Le parece absurdo que, de igual forma, excusaran el mismo bajo la idea de que era más un chiste.
Miró de nuevo el cuadro y leyó aquella frase dicha por un viejo que, de cuando en cuando, aparecía en televisión.
Es el truco más viejo del mundo. Algunos se hacen los locos, yo me hago el viejo.
Richard Harrison
-Se que es tu primer día de trabajo, Jojo -animó Jennifer, su media hermana-. Mamá quiere que empieces a entender el valor de un billete bien ganado para que no termines como aquel hombre de allá -añadió señalando a un cliente habitual, un sujeto alto de lentes, cabello castaño oscuro y vestido de jeans y una cazadora negra con los hombros, vientre y capucha grises.
-¿No contó el tiempo que pasé como Blue Bell? -contestó Jordan, un poco avergonzada por el sobrenombre y vestir de falda a las rodillas, blusa abotonada azul y delantal también blanco.
-No porque ella cree que no hay crecimiento empresarial -alegó Jenny, recogiendo su trenza para colocarse una redecilla para el cabello.
-Esto apesta.
-Por lo menos conocerás chicos lindos.
-¿Te refieres a los mismos patanes que tengo que ver en la escuela todos los días hasta que me gradúe?
-Si, esos… -respondió despreocupada la mayor, sin darse cuenta a tiempo-… espera, ¿qué patanes?
-La mayoría de los chicos que conozco son unos patanes insoportables. ¿Conoces a Artie Dombrowsky?
-Creo que es uno de tus muchos amigos.
-Lo era. El muy idiota -recordó Jordan con amargura- golpeó sin querer a Mona y no sólo no se disculpó. Incluso se tomó una selfie y se fue como si nada.
-¿Hizo eso? Gracias por decírmelo. Ese chico siempre venía por un latte doble descremado y un croissant con mermelada de durazno.
Estaba claro que le suavizó la historia. Al igual que una de las hermanas mayores de Lincoln, Jennifer Rosato no es lo que una persona define como convencional. Sin embargo, a diferencia de aquella, su media hermana, aunque experta en modas, no era precisamente la más diestra elaborando las prendas, por lo que se orienta más hacia el diseño en líneas mucho más casuales que innovadoras. Como la madre de ambas se estaba cansando de intentar que sus puntadas y cortes fueran desastrosos, decidió por abrir una pequeña cafetería en el centro comercial, primero atendida por ella misma y su primogénita y luego por esta con dos o tres empleados, cinco a seis si la temporada es alta.
A Jordan le extrañó ver que la lista negra del local, enmarcada por una cinta policial salida de quién sabrá dónde. Las fotos de Flip, la superintendente Chen (ignora el porqué, considerando que la vecina de Erin, Sasha, les contó que aquella mujer es adicta a la cafeína), Luan Loud, Rita Loud y otras tres personas adornaban el muro, y ahora Artie pagará caro por su último pedido.
Juzgando por la cara que tenía su media hermana durante la breve capacitación, estaba impaciente porque llegara el otro empleado. Normalmente habrían cerrado para unirse al enorme caudal de consumidores que incluso llegaban a morir por un artículo rebajado a mitad de precio, pero tenían instrucciones claras. Ambas no se moverán de allí bajo ninguna circunstancia. No pueden, ni deben, abandonar ni por un segundo.
-¿Quedó claro cómo debes operar la máquina de expresso? -preguntó Jenny, un tanto presionada por la hora de apertura.
-Eso creo -respondió Jordan, no muy convencida en realidad.
-¿Alguna otra duda?
-No tengo que hacer esas cosas con la espuma de leche, ¿verdad? -preguntó con algo de pereza la menor de las Rosato.
-Creo que el hermano de Leni puede enseñarte eso. Cómo sea, ¿es todo?
-Eso creo.
-Bien, no lo olvides. No fuerces tu sonrisa o tendrás que…
-¡Perdón por llegar tarde! -resonó una voz masculina frente al mostrador- Luan cambió mi almuerzo por vómito falso y tuve que regresar por el verdadero.
Para sorpresa de Jordan, el chico que había hablado era Lincoln. Hacía tiempo que ni siquiera se veían fuera de clases. Si era porque apenas empezaba a trabajar de medio tiempo en el restaurante de su familia, La Mesa de Lynn, porque ya tiene novia o porque empezó a reunir dinero para alguna cosa, desconocía el motivo.
Recordó la última vez que lo vio fuera de clases. Había sido precisamente hace casi un año, su pasada fiesta de cumpleaños. No fue exactamente un invitado, sino que fue el asistente de la encargada de Negocios Graciosos, su hermana mayor Luan. El acto de ilusionismo que ella había introducido a su show de magia, aparentemente, resultó lo bastante mal como para que Mollie y Mona se desmayaran, pues el "Lincoln" que decapitó resultó ser un muñeco. De más queda decir que su madre, impresionada por algo que debió salir mal, grabó el acto, lo recortó y lo viralizó como "Chico es decapitado en fiesta, ¿Verdad o falso?"
Un acto tan extraño pudo haber salido mal, pero no midieron consecuencias. Luan Loud ya no pudo presentar dicho espectáculo ni otros que pusieran en riesgo la integridad física de los espectadores bajo ninguna circunstancia, y su madre tuvo que pagar una fuerte multa.
Pasmada, no supo ni qué decir.
-Es bueno verte, Jordan -saludó Lincoln, animado.
"¿Él es mi compañero?" pensó, sorprendida. Los cambios en su cuerpo eran muy evidentes, pues del delgado chico que conocía solo quedó el cabello blanco y algunas facciones todavía aniñadas en los pómulos y ojos. Los hombros se le ensancharon, sus brazos engrosaron un poco, llevaba una camiseta blanca bajo un chaleco naranja y, si la vista no le falla, puede apreciar algo de pelusa en su mentón. Fuera de eso, era exactamente el mismo chico que había conocido.
-¿Por donde empiezo, Jenny? -preguntó ansioso Lincoln.
-Hoy te quedas con Jordan en caja mientras voy a la matriz por grano -respondió la encargada-. Mientras, encárgate de terminar con su capacitación.
-¿Estás segura? Es la primera vez que me quedo a cargo y...
-Escucha bien, Lincoln. A nuestra madre no le importa que seas el hermano de mi mejor amiga -aseveró Jenny con seriedad-. Si falta hoy dinero en la caja o si haces algo estúpido, no me voy sola. ¿Puedo contar contigo
-Como siempre -prometió el leucístico.
-Ya sabes cómo es esto. En cuanto se abran las puertas, sonríe y sirve.
Relajado, Lincoln fue a dejar sus cosas en los casilleros. Faltaban cinco minutos para que abrieran y ya las máquinas estaban operativas. Jordan lo ve como si estuviera, y lo está, en una perspectiva muy incómoda. Por un lado, su madre le paga a él, quien sabe por qué. Por el otro, ella está a sus órdenes, lo que hizo que el día fuera más incómodo.
-¿Cómo has estado? -preguntó Lincoln de la nada para romper el hielo.
-He estado mejor -respondió escueta Jordan.
-Siento lo de tu fiesta de hace un año -suspiró el chico.
-Nunca supe por qué lo hizo, pero fue muy peligroso.
-Lo ensayamos mucho -se excusó Lincoln, preparando ya la espuma de leche-. Seguro que grabar mi "muerte" fue con las mejores intenciones.
-¿Y por qué estás trabajando aquí?, ¿hace cuanto que lo haces?, ¿no pudo venir alguien más?
Abrumado, Lincoln le contó. Hace un mes, la nueva inspectora de salubridad resultó ser una verdadero cretina hipocondriaca, paranoica con la idea de que todos los restaurantes de la zona eran un potencial caldo de cultivos de cólera, septicemia, amibiasis, diarrea o alguna intoxicación alimenticia. Cuando, en su última inspección sorprendió a Lisa "adulterando evidencias" in fraganti (en realidad, había instalado un nuevo contenedor que producía composta y metano, creación suya), descargó todo el peso de los estatutos que el Estado de Michigan podía ejercer y los clausuraron "hasta nuevo aviso".
Ello devino en que, hasta Lucy, todos debían buscar un empleo de medio tiempo, y tanto Leni como Lincoln y Luan solicitaron un empleo. Concluyó su narración diciendo que estaba de más decir que Leni no sería contratada por ser un distractor, Luan se quedaría en la matriz (a unos tres kilómetros, frente al consultorio del doctor Feinstein) y Lincoln entrará justo donde está. Y como era este día de asueto, cabe la posibilidad de que sea una tarde pesada.
Ella, por su lado, no tuvo un tiempo tan traumático. Rompió su amistad con Joy porque hace tres meses la sorprendió, en su propia cama, con Trent y Chandler. Podía aceptar que su ahora exnovio se acostara con una de sus amigas, pero de ahí a hacer un trío en una fiesta con Chandler, eso si fue muy bajo.
Conforme pasaba la jornada, muchos potenciales clientes abandonaron cuando descubrieron que no hay promociones pese a ser viernes negro. Por primera vez en su vida, Jordan no quiso saber nada de cafés, lattes, macchiatos, frappuccinos ni té chai. Ni siquiera cuando Jenny llegó con grano y otros insumos se dio abasto.
Vaya metida de pata. Entrar a trabajar justo en su cumpleaños, coincidente en Viernes Negro.
-Pueden tomarse un descanso -anunció Jenny, alegre por tener un tiempo libre al mediodía.
-Ya era hora -dijeron ambos adolescentes al unísono.
Los casilleros, situados al fondo de la bodega en un punto ciego de la cámara que da a la puerta, eran algo estrechos. pero Lincoln se arreglaba. En cambio, Jordan no tuvo mucha suerte.
-¿Te ayudo con eso? -dije Lincoln mientras sacaba su bolsa con el almuerzo que preparó.
-Gracias -respondió Jordan, batallando por meter su ropa-. ¿Cómo es que puedes hacer eso?
-Solo es cosa de buscar el lugar de cada cosa. Gracias a Lisa, no es tan difícil en realidad.
-Tu hermanita la cerebrito -inquirió la chica, pensativa.
-No me lo hizo tan fácil. Solo diré que, a cambio, ella...
-No quiero saber eso -cortó ella, temiendo que fuera algo grotesco como ella sola era capaz de hacer.
-Nada asqueroso. Créeme -garantizó el peliblanco-. Le di tutoría a una amiga suya, Darcy. Tiene problemas con la señorita Patterson.
-¿En serio?
-Te doy mi palabra, cumpleañera.
Selló su promesa con un escueto abrazo, antes de dirigirse al refrigerador junto a la entrada y sacar un pastelillo de limón con rosas de azúcar.
-¿Qué rayos haces? -preguntó sorprendida Jordan- ¡Eso es de la cafetería!
-Tu hermana...
-Media hermana -corrigió Jordan.
-... me dijo ayer que entrarías, y me dijo que ya estaba pagado. Por si acaso -añadió Lincoln-, lo pagué cuando ella se distrajo. Y me dio una velita.
De la nada, empezó a cantar el Feliz cumpleaños, cosa que la sonrojó bastante, mientras encendía la vela.
-Sopla ya, Jordan -animó él.
Sabe que es tonto, pero... si eso del deseo de cumpleaños era verdad, con todo lo atento que su jefe temporal ha sido a lo largo del día, tiene ya la mitad hecha. El resto, no obstante, sigue en sus manos.
Soplando, acto seguido plantó un beso rápido en los labios de Lincoln.
-¿Y eso? -preguntó sorprendido Lincoln.
-Bueno, cumpliste mi deseo de cumpleaños, pastelito -respondió Jordan.
-Eso no me lo esperaba.
-Pues voy y te lo probaré de nuevo, Linc.
Lentamente, Jordan tomó una cucharada del pastel y dio un bocado. Acto seguido, a Lincoln le pareció el beso más dulce que haya recibido en toda su vida. Un aroma suave a café, crema y limón, con la sensación de una lengua queriendo juguetear con sus labios y el sutil aroma que Jordan despedía, una combinación de lavanda y vainilla del perfume, té verde de su cabello y ese cálido aroma de limón que, feliz de ello, deseó nunca terminara. Ni Ronnie Anne, con todo y la emotividad que el restaurante franco-mexicano Jean Juan, ni Penélope en esa noche de botella con Clyde, Stella, Liam y Tabby, podían compararse.
Jordan, perdida en sus fantasías, solo se concentra en disfrutar el mejor regalo de cumpleaños que pudo encontrar en su vida en privado...
...o eso creía.
Por las cámaras de seguridad, Jenny lo vio todo. Se prometió que ese sería un buen tema de cotilleo con Leni y un secreto para su madre.
~ø~
Y aquí terminamos esto. Fue muy tardado, pero ya lo tengo. Culpa de un hermano muy incómodo que cayó de visita, así que mis disculpas. Les compensaré en la semana.
Sobre el aforismo, diré que en junio pasado se cumplió un año sin Richard El Viejo Harrison, y como fan de cierto programa de History channel, opté por tributarlo de este modo. Esté donde sea que esté, ojalá que tenga sus alitas de pollo.
Respondiendo...
Charly888 de nada.
Exxen, no hay de qué.
J0nás Nagera, no supe explayarme bien. Fue algo duro, pero terminé esto muy al vapor por razones expuestas. Un poco surrealista, pero fue lo que pude con el tiempo en contra. Grazie mille.
PD: Respecto a lo señalsdo en Flotar y picar, prefiero los cameos a la Peter Jackson. ¿Has visto El Señor de los Anillos con atención a un hombre de barba?
Dark-Mask-Uzumaki, gracias por notarlo. Siempre me desagradó Cristina, pero siento que es de esos personajes que, como Carol Pingrey en su momento, eran un lienzo en blanco. Así, tuvimos perras, suicidas, mafiosas... hasta topar con una plástica como muchas. Dankeschön, mein freund.
Mr. G, lo de Artie y Rusty originalmente sería al revés, pero eso había sido algo tonto. Lo que sí, es que suele pasar eso. Y en honor a la verdad, PenguinArrow tuvo una idea parecida antes en su fanfic Te Necesito. No dudo que el potencial fue bien aprovechado en su momento, por lo que considero esto un pequeño homenaje Monocromático, si lees esto, gracias por ello. Eso estuvo de locos como el asunto de Loan y el tigre.
Bueno, hasta aquí llegamos. Ok, no lo cumplí en forma, pero hice lo que se pudo.
Hasta la próxima, porque hoy
se baja el telón.
Sam the Stormbringer