Ya ha pasado un año desde que pasó todo aquél caos. Estados Unidos se ha empeñado en darnos una nueva vida y que olvidemos lo que pasó. Já, como si algo así fuera posible. Año 2004, nunca lo olvidaré...

Se supone que ese sería el año más feliz de mi vida; mi familia y yo fuimos a una zona rural de España para vacacionar y conocer cosas interesantes. Nuestro objetivo, vivir experiencias nuevas con mi casi separada familia, lo que nunca imaginé fue que esas serían las últimas experiencias compartidas con ellos.

Un día llegó al pueblo una secta religiosa que se hacía llamar "Los Iluminados", o al menos así se presentaron. Estos personajes "religiosos" se hicieron con la iglesia del pueblo desde donde levantaban cultos a su señor Saddler. Unos días después, no aguanté más mi curiosidad y convencí a mi tío para que me acompañara a dicha iglesia a ver qué pasaba, entonces me di cuenta de que algo andaba mal.

Los que se congregaban allí estaban haciendo sacrificios humanos para su señor, al ver esto nos asustamos mucho y nos descubrieron. Mi tío fue raptado y yo apenas pude escapar pero, para cuando llegué al pueblo, ya era demasiado tarde. Toda mi familia y el resto de los vacacionistas habían sido asesinados, sólo quedaba yo. Los pueblerinos comenzaron a actuar extraño y comenzaron a perseguirme.

Llorando y corriendo, no podía hacer más que querer despertar de mi pesadilla cuando caí atrapada en una trampa para osos. Tuve que tragarme mi dolor y las ganas de gritar y me oculté entre la hierbas alrededor de la trampa para evitar que me atraparan y así logré sobrevivir.

Dias después fui encontrada por un chico rubio estadounidense de peinado emo y chaqueta de cazador, se hacía llamar Leon. Según él, era agente especial de los Estados Unidos y estaba allí en busca de Ashley, la hija mimada del presidente, quién había sido secuestrada por "Los Iluminados".

Yo entendía cada vez menos, pero acepté su propuesta de ayudarnos mutuamente con la condición de que al encontrar a la chica, y a mi tío, nos llevaría con él fuera de ese lugar y de allí a casa. Poco a poco comencé a recobrar la esperanza, pero a medida de que avanzabamos me daba cuenta de que el infierno apenas comenzaba.

Mientras nos internabamos en el corazón de Los Iluminados, fuimos descubriendo cosas extrañas y oscuros secretos, así como las intenciones de esa secta. No eran una religión, eran un grupo de terroristas locos controlados por un tipo extraño de plaga que eran manipuladas por aquel tipo llamado Saddler, y había más. Increíbles monstruos, animales y mutaciones de ensueño a los que nos tuvimos que enfrentar para poder sobrevivir, todas variantes de los experimentos con dichas plagas.

En aquel infierno logré encontrar a mi mejor amiga, quién supuso una gran alegría para mí, hasta que murió a causa de una trampa. Después encontramos a mi tío, pero tambien lo vi morir en mis brazos. Para mí todo estaba perdido, pero en ese momento, alguien volvió a darme esperanzas, un nuevo amigo llamado...

-Laura. ¿Estás bien? - Interrumpió mis pensamientos.

-Mazen. Si, lo estoy.

-Parecías perdida viendo hacia afuera por la ventanilla.

-Sólo estaba pensando. No es nada. ¿Falta mucho para llegar agente? - Pregunté al chofer del auto.

-Señorita, llámeme Jack por favor.

-Prefiero no hacerlo, tuve una mala experiencia con alguien que llevaba ese nombre... - Dije mientras a mi mente venía ese momento en la que Krauser intentó asesinarme, pero de no ser por Leon hubiera muerto.

Aunque en verdad a ese hombre le debo más que gracias, luego de todo lo ocurrido en el pueblo y la Isla nos ha ayudado a superarlo, incluso a comenzar de nuevo. Gracias a él y el Presidente de los Estados Unidos finalmente volveremos a nuestros respectivos hogares, claramente con la promesa de que lo ocurrido debe permanecerse confidencial.

Al llegar al aeropuerto de Harvardville nos encontramos con una fuerte manifiestación pública. Esas personas estaban en contra de una compañía llamada Will Pharma y un tal senador Davis o algo así, nos comentó Jack. Igual no le prestamos atención. En todo caso era bueno porque pasaríamos desapercibidos.

Después de aparcar, nos despedimos del chofer, quién insistía en acompañarnos pero le insistimos en que no.

Llegamos a la sala de espera y no pasó mucho tiempo antes de que llamaran a los pasajeros del vuelo de Mazen a Europa, de donde después viajaría a Egipto.

- Qué vacaciones la nuestra - Dijo Mazen y yo sonreí. - Sabes que cuentas conmigo.

- Claro, ya van como cinco o seis veces que repites lo mismo. - Comenté y me abrazó de la nada.

- Te extrañaré.

Me quedé como una piedra, pero luego me relajé y decidí devolverle el abrazo. Hasta que nos separamos.

- Me asfixiaste. - Dije y él sonrió. - Espero verte pronto, amigo. - Sonreí nostálgica.

- Yo también esperaré nuestro encuentro. - Sonrió. - Cuídate mucho.

- Si si, ya adiós. Soy mala para las despedidas.

- Sí si, lo sé chica ruda. - Mazen rió. - Pero en serio, no te metas en problemas. Y cuidate de los hombres de piel pálida. - Dijo esto último alejándose con una gran sonrisa.

- Eso no fue gracioso, arenero. - Susurré para mí misma. - Ah... ¿Qué voy a hacer con este?.

Pude ver como Mazen se perdió entre la multitud y yo me quedé pensando en la nada. Miré mi reloj, aún faltaba una hora para mi vuelo. Suspiré, y decidí sentarme en los asientos de espera.

Unos minutos luego pude ver a una madre que recibía con abrazo a su hija que había llegado de algún viaje, me sentí melancólica por un momento así que decidí ir al baño a lavarme la cara.

Mientras me miraba al espejo, noté algo que al parecer aún no procesaba: estaba sola.

Con tristeza, me sequé la cara lentamente cuando de pronto se activaron las alarmas de emergencias, escuché unos disparos seguidos de unos gritos afuera. Salí corriendo y me quedé con la boca abierta al ver el panorama.

Hombres de piel pálida llenos de sangre mordiendo a otras personas, gente corriendo y gritando por todas partes. Una mujer que parecía muerta en el suelo, se levanta y muerde a uno de los camarógrafos que cubrían la huelga.

Sentí cómo todo se ponía en camara lenta hasta que me fijé que un guardia estaba mordiendo a una mujer.

- Oye... ¿Qué te pasa? - Interrumpí al sujeto hablándole del hombro y este giró a verme.

Aún tenía en la boca la oreja que le había arrancado a la mujer. Yo me quedé paralizada.

- ¿Qué-qué diablos es esto? ¿Un festival de canibalismo? - Al fin conseguí decir...