¡Muy buenas, queridos amigos!
Hace tiempo que no publicaba nada para este bonito fandom, pero he decidido regresar con una tranquila pero romántica historia de estos personajes que tanto me gustan. Sin más, espero que les guste. Allons-y!
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1
Aviso de tormenta
Applejack se rehusaba a caminar un paso más, pero Apple Bloom iba corriendo, casi saltando y tomándole la delantera. Iban rumbo al castillo de Twilight, donde la pequeña pasaría un buen fin de semana aprendiendo hechizos, pócimas y otras tantas cosas más con sus dos mejores amigas; las Cutie Mark Crusaders siempre se emocionaban en esos fines de semana donde se alejaban de su rutina para aprender cosas nuevas y pasar tiempo juntas. A todas las alejaba de su rutina, tanto a ellas como a sus hermanas mayores, quienes podían ocuparse de ellas mismas al menos por un par de días.
— ¡Apresúrate! —apuraba la potranca.
—Ya voy, caramelo —dijo ella, disimulando su molestia—. No sé por qué tienes tanta prisa. De todos modos, haces esto cada fin de mes.
— ¡Lo sé! ¿No es genial?
—Súper… —dijo la mayor sin mucho ánimo.
Los pocos ponys que quedaban en el pueblo estaban ultimando los detalles para protegerse de la nevada, o quizá comprando provisiones para el invierno. Los pegasos del clima anunciaron una fuerte tormenta de nieve para los próximos días, por lo cual no sería muy recomendable salir. En cierto modo, Applejack sospechaba que este fin de semana, Twilight recibiría ayuda de Rainbow o quizá de Fluttershy, pues estaban enseñándole en conjunto a las Crusaders. No lo tenía muy en claro, pero recordaba que Rainbow le había platicado la semana pasada; algo relacionado a mascotas y animales que invernaban.
De todos modos, cuando llegaron al castillo no pudo evitar que se le formara un nudo en la garganta. En especial cuando miró hacia la ventana del segundo piso donde estaba la habitación de Spike. No queriendo perder mucho tiempo, trotó un poco más rápido para alcanzar a su hermana, deseando que fuera el pequeño dragón quien abriera la puerta. Por azares del destino, fue su amiga quien lo hizo.
— ¡Hola, chicas! —saludó Twilight—. Adelante, pasen. Les serviré un poco de chocolate caliente. Sweetie Bell y Scootaloo llegaron hace rato.
Apple Bloom no perdió el tiempo y fue corriendo hasta la cocina para reunirse con sus amigas, mientras que Twilight dejó la puerta abierta esperando que Applejack entrara, cosa que no sucedió. Al notar el gesto ausente de su amiga, decidió acercarse para preguntarle si todo estaba bien. Apenas logró abrir la boca cuando notó la mirada de la granjera sobre su hombro, que iba directo a Spike, quien bajaba la escalera.
— ¿Applejack? —preguntó Twilight con cierta duda.
El pequeño dragón solo atinó a bajar la cabeza mientras se retiraba hacia la cocina sin prestarles atención. En tanto, la granjera poco a poco fue borrando su sonrisa y bajando su brazo con el cual estaba saludándolo desde la entrada. Twilight estaba pasmada por la escena, sobre todo porque Applejack también bajaba la mirada, sin decir nada. Lo raro del asunto aumentó cuando notó que no era molestia ni enojo por la descortesía de Spike, sino tristeza.
— ¿Sucede algo?
Applejack se tomó un segundo para respirar, tratando de acallar el llanto que amenazaba con dejarla en ridículo.
—Sí, suceden muchas cosas —respondió al fin, alzando el rostro y mostrando una sonrisa fingida, aunque para Twilight no pasó desapercibida su voz a punto de quebrarse—. No te preocupes, ya te contaré luego, ¿está bien?
Ella decidió no indagar más, entendiendo que se trataba de algo muy personal como para hablarlo ahora, con la nevada en puerta, por lo que Twilight solo atinó a abrazarla por un largo rato antes de dejarla ir. Ella esperaba que su amiga soltara cualquier cosa que tuviera que decirle, pero Applejack no dijo nada, ni lloró tampoco. Solo permanecía correspondiendo el abrazo mientras trataba de contener el llanto. Su cuerpo comenzó a temblar, confundiendo a Twilight al no definir si era por el frío, o quizá por resistirse a sus emociones, como ella solía hacer algunas veces.
—Te veré cuando termine la nevada, cuídala bien, ¿vale? —dijo Applejack antes de marcharse—. Estaré un poco ocupada con la granja, ya sabes. Unos cuantos desperfectos y es todo, descansaré un momento cuando termine. Lo haré rápido, Big Mac no está en el pueblo para ayudarme.
—Recuerda la tormenta —advertiría Twilight—. No te arriesgues, por favor.
—Descuida, estaré bien.
Dicho eso, ella se fue caminando como si nada. Procurando no hacer contacto visual con nadie en su camino a la granja para que no vieran su inconfundible mirada de tristeza; también esperaba no encontrarse con alguna de sus amigas, por temor a tener una charla que no sentía deseos de mantener por ahora. Solo caminaba hasta la granja, sintiendo el viento helado del invierno besar su piel con delicadeza, enfriando su rostro y haciéndola sentir aliviada de estarse alejando –al menos por un rato– de sus problemas y preocupaciones.
Por otro lado, dentro del castillo, Twilight estaba comenzando a pensar en lo raro de la situación. Sin duda tenía que ver con Spike, por lo cual decidió sacarlo de la cocina con ayuda de su magia bajo la mirada incrédula de las Crusaders. Estaban dispuesta a seguirlo, hasta que notaron la severa mirada de su mentora.
— ¿Puedo saber qué está pasando? —cuestionó Twilight apenas salieron de la cocina.
— ¿De qué hablas?
La mayor soltó al dragón, quien cayó al suelo de un sentón un poco asustado, procurando no soltar su taza de chocolate. En otras circunstancias ya hubiera corrido para no enfrentar una charla innecesaria, pero la intromisión de Twilight no daba lugar a escapes, sobre todo porque podía trasportarlo frente a ella con ayuda de su magia cuantas veces quisiera.
—No debe importarte —se limitó a responder en voz baja.
—Pues sí me importa.
—Bueno, no quiero que te importe —reclamaba con cierto enfado—. Estos son mis asuntos. Yo no meto la nariz en tus cosas, ¿o sí?
Twilight miraba con enfado, pero comprensiva, suspirando y sintiendo cómo sus niveles de tensión alcanzaban nuevos niveles que ni ella conocía. Una cosa muy normal desde que Spike había comenzado a madurar. Había soportado buenos berrinches antes, cuando él era pequeño, pero de un tiempo hacia acá Spike rezongaba, contestaba y se enojaba con mucha facilidad. Tan irritante que le recordaba a Shining Armor antes de irse al ejército e incluso a ella misma, casi una década atrás.
—Applejack se veía muy triste —dijo con seriedad, pero con voz baja— ¿Qué fue lo que pasó? Tú sabes algo o estás involucrado, ¿no?
—N-no, bueno, sí —tartamudeaba el pobre dragón, relajándose un poco más—. Digamos que algunas cosas no salieron bien, ¿sí? No entremos en detalles, no quiero hablar de eso, por favor.
La yegua púrpura se conformó con aquella respuesta, pero antes de proseguir, echó un vistazo en la cocina para asegurarse de que las Crusaders no estaban pegando la oreja por la puerta para escuchar su plática. En cambio, las vio leyendo un libro de cocina, quizá decidiendo qué postre harían para después de cenar.
—No me imagino qué puede ser tan malo como para que no le hables.
Spike se mantuvo en silencio, mirando su humeante taza de chocolate.
—Creo que debes hablar con ella para arreglar este asunto, sin importar qué sea.
—Ni siquiera puedo verla a la cara, Twilight —contestó malhumorado.
—Ella no estaba enojada —aquello hizo voltear a Spike, incrédulo—. De hecho, estaba saludándote, pero no le hiciste caso. Por lo mismo pienso que debes hablar con ella cuanto antes.
Twilight estaba por proseguir, pero una explosión proveniente de la cocina la hizo correr hacia allá para ver el estropicio causado por las potrancas. Mientras tanto, Spike decidió marcharse a su habitación para pensar mejor las cosas.
Mirando por la ventana, hacia el frío paisaje que se volvía Ponyville en el invierno, meditaba en los últimos seis meses y cómo hizo hasta lo imposible por no encontrarse con ella en la calle y no salir con Twilight y las demás si estaba Applejack presente. Cuando Twilight mencionó que ella lo saludaba, supo cuánto estaba echando a perder las cosas con sus intentos por evitarla.
Sin pensarlo mucho más de una hora, Spike tomó la bufanda de su guardarropa y salió corriendo del castillo, sin importarle el frío y olvidándose por completo de la tormenta de nieve que estaba por llegar. Avanzó rápido por la nieve, sabiendo que se metería en un gran problema porque incluso estaba anocheciendo.
…
Apenas vamos comenzando, realmente he tenido esta historia en mente desde hace tiempo (más del que quisiera) y te agradezco por haber llegado hasta aquí. Espero que me acompañes en el resto de la historia y me hagas saber tu opinión con un comentario, que no cuesta nada dejarlo. También le mando un gran abrazo a mi buen amigo (y también beta) "Byakko Yugure" por ayudarme con la edición de esta historia, ¡gracias, compañero! ¡Hasta la próxima!
—Slash.