Disclaimer: Los personajes de Rurouni Kenshin les pertenecen a sus respectivos autores, editoriales y productoras. Es una historia destinada sólo al entretenimiento y sin fines de lucro.
Traducción del fic "Where she belongs" de amoet.
Portada de miona (pixiv).
Prólogo
Kaoru estaba sentada en el piso, contemplando el bokken de su padre que tenía ante ella, símbolo de su maestría en su dojo. Pero, sinceramente, no era el bokken lo que ocupaba su mente. Era el espadachín pelirrojo quien de repente hizo su aparición en ese dojo, lejos de Tokio. Ella sólo se había ido por una semana, y ahí lo tenía.
Kaoru sabía que su relación había cambiado desde el Jinchuu de Enishi. Kenshin mostró sus afectos, a su manera, sin dejar en claro su propósito. Kaoru entendió que no tenía experiencia en cómo relacionarse de manera romántica con una mujer, especialmente desde su primer matrimonio.
Y la sangre de Kaoru se congeló.
Sabía que no podía estar junto a Kenshin con la sombra de su primera esposa sobre ellos.
Y fue por eso que aceptó la invitación que le fue hecha mediante esa carta.
Y ahora, él también estaba ahí.
Un suave golpe en el shoji la alertó.
Kaoru permaneció quieta por un momento antes de ponerse de pie y abrirlo.
Y la visión tras el shoji hizo que su corazón brincara. Kenshin estaba ahí, sosteniendo una bandeja con dos tazas, usando un kimono ligero y con el cabello suelto, y su sakabatou en su costado izquierdo. Esa visión era algo que Kaoru nunca se había imaginado antes.
El pelirrojo sonrió. "¿Le gustaría tomar té conmigo, Kaoru-dono?"
Kaoru parpadeó. Miró la bandeja y luego a Kenshin. Su sonrisa no vacilaba.
Kaoru también sonrió, lentamente.
"Sí."
Los ojos de Kenshin brillaron y esperó a que Kaoru se acomodara en el engawa antes de sentarse junto a ella, con la bandeja entre ellos y la sakabatou a un lado junto a él.
Ambos tomaron su té, pero Kaoru no se sentía relajada. Su curiosidad la ponía nerviosa, y ya no pudo contenerse más.
"¿Por qué estás aquí?" preguntó en voz baja. Su mirada estaba fija en la taza.
Desde el rabillo del ojo, vio que Kenshin dejaba la suya y la miraba a la cara. "Para seguir a mi corazón."
Kaoru quedó helada.
No, no digas eso.
Agarró su taza fuertemente. "¿Tu corazón o tu deber?"
La sonrisa de Kenshin se desvaneció un poco. Kaoru lo escuchó suspirar y lo encaró, pero el pelirrojo observaba el cielo estrellado.
"Conozco a alguien a quien una vez le dije adiós y luego me siguió a Kioto." Kenshin se volvió a Kaoru. "¿Cree que esa persona lo hizo por deber?"
Kaoru casi frunció el ceño. "No llevo a otro hombre en mi corazón, Kenshin."
Kenshin sonrió genuinamente, haciendo que la chica levantara las cejas. "Entonces debes de saber cómo me siento al seguirte desde Tokio."
Kaoru frunció el ceño y colocó su taza en la bandeja. Para su sorpresa, con su velocidad, Kenshin sujetó su muñeca.
El tiempo se detuvo y Kaoru levantó poco a poco su cabeza para mirar al hombre que estaba frente a ella.
"Kaoru…"
Sus ojos eran suaves y ella podía sentir la mano callosa que la sujetaba con tanta gentileza y al mismo tiempo con temor de dejarla ir. La shihondai trató de calmar su respiración. "Buenas noches, Kenshin."
Una vez más, para su sorpresa, Kenshin la soltó de su agarre y la dejó ir.
Más tarde esa noche, Kaoru vio una sombra fuera de su shoji; la sombra de un hombre sentado en el engawa, apoyado contra una columna con la cabeza inclinada y su espada descansando en su hombro derecho.