– ¿Estás seguro de lo que haces? – preguntó Plagg desde su escondite en la camisa de su portador.

Se encontraba esperando a Lila afuera de su casa para ponerse en camino al concierto de Jagged Stone, al que su padre milagrosamente le permitió asistir. Por supuesto que tuvo que comentarle que llevaría a una acompañante, y se llevó una terrible sorpresa al enterarse que su padre aprobaba que se tratara de la señorita Rossi.

– Creí que te había agradado el plan – le susurró discretamente el rubio.

– Me encanta el plan, es sólo que no pensé que tuvieras las agallas para hacer algo malo, señor "no me gusta meterme en problemas" – admitió el kwami de la mala suerte.

– No me voy a meter en problemas.

Antes de que pudiera continuar discutiendo con la criatura, Lila apareció a través de la puerta de entrada, aproximándose a él para saludarlo con un forzado beso en cada mejilla, y sin perder más tiempo, se introdujo en la limusina del rubio, sin siquiera dirigirle un saludo a su chofer.

– Eres muy amable por invitarme al concierto contigo – comentó la castaña con una mirada seductora – Nos hacía falta pasar tiempo juntos.

'En realidad obligaste a Marinette a darte su boleto' pensó. Pero si quería tener éxito, necesitaría seguirle la corriente.

– Sí, supongo – dijo el rubio, frotando su nuca y evitando mirarla a los ojos.

– Yo misma le hubiera pedido boletos a Jagged, después de todo, dijo que me debía una cuando salvé a su gatito – dijo la chica, acercándose a Adrien tanto cómo le permitía el cinturón de seguridad – pero no quería molestarlo, ya es suficiente que haya escrito una canción sobre mí.

La falta de respuesta del rubio irritó a la italiana. ¡Cómo se atrevía a escuchar sobre sus fabulosas hazañas y no decir nada!

– Sabes, Jagged Stone me pidió personalmente que apareciera en uno de sus videos musicales, dice que soy su musa – insistió, recorriendo su mano sobre el brazo derecho del muchacho, que se alejó instintivamente ante el contacto.

– Es curioso, nunca te he visto en un video de Jagged Stone.

Lila esperaba ser cuestionada, después de todo no era la primera vez que Adrien la sermoneaba. Pero ella siempre estaba un paso adelante.

– Jagged dijo que era muy especial para él y prefería no lanzarla al público – el rubio se limitó a hacer una mueca dubitativa que obligó a la chica a continuar – Pero por supuesto que hubo personas que se enteraron. Por ejemplo Alessandra Versace, quedó tan impresionada conmigo que me pidió participar como su modelo estrella en su última colección

– ¿La diseñadora? – Lila asintió, echándose el cabello por encima del hombro – Mi padre colaboró con ella en su última colección y no recuerdo haberte visto.

Lila frunció el ceño. El inconveniente de inventar historias fascinantes era que tenía que hacer una investigación mínimamente superficial, que por lo usual se tomaba la molestia de hacer, pero en ocasiones eso no bastaba, mucho menos cuando el recipiente de sus engaños se ponía tan a la defensiva.

Por eso era una ventaja que una de sus cualidades fuera pensar rápido.

– Por supuesto que no me viste – respondió con obviedad – Me refiero a la pasarela que hizo en Italia el invierno pasado, antes de que me mudara a París.

Adrien no parecía convencido. Era un gran inconveniente que uno de sus compañeros de clase con mayor estatus no fuera una víctima fácil. Situaciones así demandaban medidas más drásticas.

– Y eso no es lo único, ella misma fue quien me ayudó a confeccionar la bufanda azul que te regalé en tu cumpleaños.

¿Qué?

– ¿¡Qué!? – el rubio pensó que las mentiras de su compañera de clase ya habían alcanzado su límite al amenazar a Marinette, pero involucrar a su padre era un nivel completamente diferente – Lila, tienes que parar, no podemos ser amigos si me estás mintiendo constantemente.

La aludida frunció de nuevo, Adrien Agreste era un hueso duro de roer, aunque no imposible, sólo tenía que saber jugar sus cartas. Y Lila era una profesional.

– Entiendo por que piensas que no me puedes confiar en mí – dijo con falsa dulzura – Pero te juro que no estoy mintiendo. Madam Versace dijo esperaba que siguiéramos colaborando juntas porque me vio mucho potencial y a cambio le pedí que me ayudara a confeccionar una bufanda que yo diseñé. Le encantó tanto que me pidió usar el diseño para una de sus colecciones, pero yo le insistí que era un regalo muy especial y quería que fuera única.

Antes de que Adrien pudiera objetar, la castaña prosiguió con su relato, dirigiendo una mirada lastimera al muchacho.

– Acompañé a mis padres en uno de sus viajes a París y le supliqué a mi madre que me permitiera ir a tu casa para entregarte mi obsequio por tu cumpleaños – este punto era crucial para Lila, tenía que recordar con cuidado cada detalle de la historia que Alya le había contado – Pero cuando llegué, una mujer me pidió que dejara el paquete en el buzón y después de eso me marché. No quería decirte porque sé lo feliz que te hace pensar que es un regalo de tu padre, pero quería que supieras la verdad.

Adrien permaneció inmóvil por algunos segundos, su mandíbula prácticamente tocando el piso, pero la incredulidad aún evidente en sus ojos. Sí, el nivel de detalle en la historia de Lila era sorprendente, su cumpleaños y su domicilio eran información pública y ciertamente su bufanda favorita no parecía una pieza característica de la marca Agreste, pero el historial de la chica italiana era suficiente para hacerle perder credibilidad.

Sin embargo, pasó tanto tiempo registrando la información, que la castaña interpretó su silencio como victoria y fin del argumento.

– De cualquier manera, si no me crees, puedes preguntarle – finalizó con seguridad – Por ahora disfrutemos de nuestra cita.

El rubio no respondió, cruzó los brazos y dejó caer su espalda sobre el asiento del auto decidido a no dejar las cosas así.


El concierto no fue mucho mejor. Lila no dejaba ninguna oportunidad para inventar historias que la colocaban en el centro de la atención.

"Yo le enseñé ese paso de baile a sus bailarines"

"Jagged personalmente me pide opinión sobre la letra de sus canciones"

"¿Sabías que se ofreció a darme lecciones de guitarra? Lamentablemente con mi artritis no pude aceptar"

Adrien no llegó a imaginar que llegaría el día en que no disfrutaría un concierto en vivo de su ídolo del rock. Pero después de la hora y media más larga de su vida, el músico se despidió, dando las gracias a París y desapareció por una trampilla al centro del escenario.

El muchacho dejó escapar un suspiro de alivio que no duró mucho, pues la chica comenzó a tirar de su brazo hacia la salida. Fue ahí cuando recordó su único y exclusivo propósito esa noche.

– Vamos por un helado – ordenó la castaña – Estoy segura que a tu padre no le molestará que llegues un poco más tarde si estás conmigo.

– ¿De qué estás hablando? Tenemos pases V.I.P., ¿recuerdas? – Adrien tenía la sensación de que Lila no conocía ese pequeño detalle.

– ¿Qué? ¿A qué te refieres? – cuestionó, con un titubeo que casi logró pasar desapercibido.

– Ya sabes, los pases que consiguió Marinette eran para ir con Jagged Stone a su camerino – dijo como si se tratara de lo más obvio, después añadió – De seguro se los dio porque Jagged ha mencionado en entrevistas que Marinette es algo así como su sobrina honoraria.

Ese último comentario dejó a Lila con un tic en el ojo que se sacudió prontamente.

– Eso es maravilloso – escupió con dulzura – Pero Jagged debe de estar cansado y a diferencia de Marinette, no quiero molestarlo.

– ¿Bromeas?! – el rubio la tomó por la muñeca y comenzó a correr hacia la entrada al backstage, donde Penny y un par de guardias de seguridad aguardaban por ellos – Estoy muy emocionado, quizá hasta puedas pedirle un autógrafo para mí.

Por un segundo pudo percibir nerviosismo en la chica que luchaba por librarse del agarre del rubio, y antes de darse cuenta de encontraba frente a frente con la estrella de rock.

Adrien organizó sus pensamientos con una profunda bocanada de aire y sacó el móvil de su bolsillo, preparado para hacer algo malo por las razones correctas. Preparado para hacer justicia.

Pero antes de que siquiera pudiera saludar al cantante, Nadja Chamack apareció a través de la misma puerta por la que ellos habían entrado segundos antes. Un par de camarógrafos aparecieron detrás de ella y tomaron posición a ambos lados de los jóvenes.

– No se sorprenda, son las noticias – saludó la reportera tras recibir la señal de Penny – Soy Nadja Chamack y me encuentro con el afortunado par de adolescentes que tuvo la oportunidad de conocer a Jagged Stone en su último concierto en París antes de comenzar su gira por Europa.

La mujer se acercó más a los chicos con practicado profesionalismo mientras la cámara los enfocaba.

– Y no tenemos a nadie menos que Adrien Agreste, hijo del prestigioso diseñador de modas, Gabriel Agreste, y… – después le dirigió la atención a la castaña – Su amiga.

El chico vio su oportunidad servida en bandeja de plata. Su idea original consistía en usar la grabadora de voz de su teléfono, pero esto era mil veces mejor. Rodeó a Lila con un brazo y esperó a que las cámaras estuvieras posada sobre ambos.

– Ella es Lila Rossi, una compañera del college. Lila rescató al gatito de Jagged Stone de un avión que le dejó un grave problema de tinnitus. Jagged quedó tan impresionado que le escribió una canción.

El cantante se acercó a ellos, lo suficiente para aparecer en el mismo cuadro, y Adrien tuvo la satisfacción (y un poco de culpa) de ver como el color se drenaba por completo de la cara perfectamente bronceada de Lila.

– ¡Whoa! Me temo que estás confundido, viejo – el hombre colocó un brazo alrededor de su hombro y luego dirigió la mirada hacia la pobre italiana – En mi vida había conocido a esta jovencita, y nunca he tenido un gato, adoro a esas pequeñas bolas de pelos, pero soy terriblemente alérgico… espera un segundo, yo te conozco, eres el amigo especial de Marinette, ¿no? ¡Esa chica es rock n' roll!

Adrien pasó por alto el último comentario (sin poder ignorar la reacción que tuvo en la morena). Puso a prueba todo su talento como actor y fingió el grito ahogado de sorpresa más dramático que su cuerpo le permitió.

– ¿Eso es cierto, Lila? – el rubio se llevó las manos al corazón, fingiendo decepción – ¿Tú me mentiste? Creí que querías ser mi amiga.

– ¡No! ¡Adrien, yo…! – la castaña reaccionó torpemente – ¡Puedo explicarlo!

Lila no era tonta, una cosa era inventar una mentirilla en el blog de una don-nadie, pero ahora se encontraba en arenas movedizas y si continuaba moviéndose terminaría por hundirse en televisión nacional.

Sin encontrar otra salida, se alejó prontamente de las cámaras y desapareció por la puerta de emergencia, dejando a un pequeño grupo de personas sin entender qué rayos acababa de pasar.

– ¿Y quién mencionó algo de una canción sobre ella? – Jagged Stone apuntó una de las cámaras hacia él – Escribir canciones sobre menores de edad no es rock n'roll. No-lo-hagan.

Adrien no podía contener la emoción. Ahora lo único que restaba era esperar al día siguiente y dejar que los chicos de secundaria hicieran lo suyo, seguramente alguno de ellos habría visto el reportaje, ¿cierto? Si tenía que combatir un akuma, bueno, valdría la pena…

¡Boom!

… Quizá habló muy pronto.

Una explosión se escuchó en la habitación contigua al camerino, y algo le dijo al rubio que sabía de quién se trataba.

Oh bueno, ayudar a Marinette había valido la pena. Ya se disculparía con Ladybug después.


Estem… se acuerdan cuando les dije que iba a actualizar mas pronto? Bueno, shit happen, ya no voy a prometer nada, pero igual espero que les guste, yo lo escribo con mucho cariño.

Pequeñas notas:

- Junté los nombres de dos diseñadoras italianas, Alessandra Facchinetti y Donatello Versace, para hacer el nombre de uno de los personajes.

- ¡No apoyo el bullying! En ninguna de sus formas, pero Lila necesita un escarmiento porque ella es quien obtiene beneficio personal aprovechándose de los demás e hiriendo a cuanta persona se le pone en el camino.

- ¿Alguien más murió con Reflekdoll? Fue un infierno evitar los spoilers, pero uff qué capítulo!