Disclaimer: ©Shingeki no Kyojin/進撃の巨人, sus personajes y trama son propiedad de su autor, Hajime Isayama. Yo tan solo realizo este FanFic por diversión, sin ánimos de lucro.
Advertencia: Universo AU & SemiCanon| Uso descarado delOoC| Eren&Levi| Fantasía/Horror
Notas: Buenas mis nenas, sé que dije que el próximo sábado, pero ya ven, un día después acá estoy. Esto lo escribí en tres horas, de una sentada, pues el capítulo que tenía preparado y que sería editado para ser la continuación, lo borré. Era algo abismalmente muy diferente a lo que leeran. Sin embargo, esta tarde mis hormonas se revolucionaron y tuve un estallido idiota que canalicé aquí.
Espero disfruten del capítulo y no olviden dejar, aunque sea un pequeño review. Que si no les gustará también me lo pueden decir allí. Mi valora mucho sus palabras.
Por favor lean las notas finales.
Black Spell
—
.2.
Su padre le dijo que él había nacido de una pequeña luz que descendió entre las flores que él había hecho brotar el primer día de una primavera dos mil años atrás. Que quizás esa era la razón de que fuera un runt entre todos los de su especie. Piel y cabello blanco, ojos grises azulados. Muy bonito a pesar de no tener cuernos o cola. Todo lo diferente a su mundo.
Aunque extrañamente muy parecido a la niña que su padre una vez conoció.
La niña a la que le regaló una semilla de su don.
Su padre nunca le dijo como se llamaba la niña, aunque si le contaba muchas historias de ella, de ella y sus descendientes, los que hacían el cielo llenarse de colores múltiples y elevaban los pétalos de las flores de los vastos campos en ráfagas que se fundían y desaparecían en las nubes. Sus hermanos solían extender sus brazos en la misma dirección y despedirles, porque allí, lo que iban en esos pequeños torbellinos, era una manifestación de sus también otros hermanos, o al menos es lo que creyó escuchar en un susurro triste de su padre.
Él, subido en los hombros de su padre veía las flores, deseando ver con sus propios ojos aquel espectáculo que le era narrado como un cuento fantasioso cada noche antes de dormir, pero que sin embargo sus hermanos habían empezado a olvidar en los últimos siglos. Tal vez porque la última vez que había sucedido fue unas noches previas a su nacimiento. Después de la gran tormenta que arrancó cada flor en su mundo y que obligó a su padre a usar todo su poder y traer la estación de renovación en destiempo.
A veces él preguntaba por ellos, por sus otros hermanos y la madre —a como en su mente consideraba a la niña sin nombre de su padre— pero su padre guardaba silencio, elevando el rostro al firmamento, repitiendo que ella fue una pequeña cosa triste y devastada, y que ellos —sus descendientes. Los otros hermanos—, habían heredado esa tristeza; que era mejor dejar todo así, en el pasado.
A pesar de aquellas palabras —y menos después de que una madrugada despertara entre sudores fríos y el regusto de un sueño brumoso cargada de dolor y gritos inentendibles—sus pensamientos no pudieron alejarse jamás de ellos, la necesidad de saber que les había ocurrido, sin aún existían, y de ser así, si estaban bien, si la tristeza les había abandonado, si eran felices. Y así, con los días siguiendo su marcha sin fin, aquellos pensamientos solo profundizaron como raíces en su interior, de tal manera que empezó a languidecer en un otoño inexplicable.
Él moriría por esa pena si no era cortada de raíz.
Fue por eso que sus hermanos le construyeron una pequeña barcaza, a partir de las raíces rojas de las flores del valle, con velas extraídas de la piel de las hojas de árboles corazón que creían en las nevadas montañas del norte, y llenaron los compartimientos de provisión con las dulces frutillas de las cavernas resonantes de las que burbujeaban todos sus ríos, y que tanto gustaban a su pequeño runt. Al final de su labor, el padre estaba llorando mientras recitaba el extraño cántico que elevaba vientos chispeantes y que creaban un camino tan dorado como el poderoso trueno de los inviernos torrenciales.
Su padre habría de abrazarle, embriagándolo con el olor terroso de su piel color madera a la vez que acariciaba sus cabellos, rascando sus sienes con uñas largas y negras. Le dio un beso en la frente y le hizo prometer un regreso. Solo entonces lo dejó ir.
Y así, el pequeño runt del dios de la tierra de tal florido mundo, navegó. Deleitándose con el paisaje que los océanos del universo le ofrecían, viendo estrellas azules y rojas, viejas y nacientes, cosmos blanquecinos atravesados por ráfagas de rocas que dejaban una estela tras su veloz paso, hasta que su dorado camino alcanzó la costa del mundo que habitaban sus otros hermanos. El océano dejó de estar pintado de un profundo oscuro y se transformó en verdoso azulado bajo sus pies una vez que descendió de su nave.
Este mundo al que llegó era un mundo sencillo, de pequeñas tribus y pueblos, con pequeños reinos dispersos y sus pequeños reyes envejecidos.
Él vagó durante varios días por los parajes de aquel mundo, explorándolo, buscando a sus hermanos, sin embargo no dio con ellos en todo ese tiempo. No hasta que se topó con un singular grupo que se hacían llamar agricultores, que eran errantes, en búsqueda de tierra para cosechar y evitar su fin. Los agricultores no fueron tan desconfiados como los cuidadores de rebaño que lo habían corrido a pedradas debido a su apariencia. Estos no le llamaron con aquel termino que le supo tan mal 《Bruja 》, en cambio le permitieron sentarse junto a su fuego, de manera que compartiera la rica fruta que él traía.
La lengua que se hablaba en este mundo no era propiamente una misma para cada tribu, pero su base era la misma y era tan rudimentaria que a él no le costó casi nada descifrarla y aprenderla.
Así la historia de este mundo le fue contada.
No eran ya más que leyendas viejas, terriblemente viejas, que contaban como ese mundo fue casi enteramente reducido por Guerra y sus monstruosos seguidores que devoraban con hambre voraz, causando estragos con solo su mera existencia. Guerra y sus seguidores eran hijos del demonio, alguna vez pensados indestructibles, aun así, fueron derrotados por los antiguos guerreros. Pero esto había dejado cicatrices culturales de las que nunca se pudieron recuperar.
Los guerreros habían quedado en el olvido, pues ese mundo ya no daba para más batallas.
Él escuchó todo con ensimismada atención, con los ojos rodando sobre la hoguera, más allá de ella, a la visión de ese mundo agonizante entre las largas sequías, la hambruna y la necesidad. No había habido una primavera desde hacía ya varias décadas. Era este un mundo infértil, sofocado todavía por las viejas heridas.
Guerra tras su derrota había traído la pestilencia, dejando su huella eterna allí.
A la mañana siguiente que se despidió de los agricultores con una sonrisa pequeña prometió que pronto todo se arreglaría, que él había viajado para curar las heridas, regresar la vida que se estaba marchitando día con día, renovar. La razón de su larga travesía. Los agricultores parecieron escépticos, compartiendo una mirada callaron, asintiendo le desearon suerte. Él les agradeció y se perdió por la tundra de trigo desgranado, atravesando las planicies hasta que llegó a un bosque de grandes árboles muertos, que parecían hechos de hierro. Donde la podredumbre era más arraigada y todo estaba cargado de un olor rancio.
Alcanzó su centro y allí anidó. Dejando fluir libremente su poder y naturaleza, que se regó relegando el carcome, la tierra brotando y llenándose de retoños, fertilizando las venas de aquel mundo.
Pero eso despertó algo.
Sucedió en una tarde pálida que acabó siendo gris poco después del retumbo causado por la apertura de una grieta bajo un retorcido árbol de donde salió una criatura del tamaño de su padre, 15 metros de carne lisa, con ojos ardientes de un luminoso verde y una melena que se extendía por su espalda.
Este era Guerra, y su poder había sido el causante de sacarlo de su sueño de siglos, de su prisión subterránea.
Los agricultores habían dicho que Guerra fue destruida por los guerreros, pero había sido mentira. Demasiado incrustado a pesar del tiempo en el aire, la tierra misma y mucho más en las mentes de los habitantes de aquel mundo, solo había sido adormecido, debilitado. Jamás muerto.
Y su poder de vida lo había renovado.
Guerra le gruñó, un sonido potente que hizo temblar su ser 《Vamos 》le dijo, y él, pequeñito, nuevo en ese mundo, no más que un rumor solo pudo seguirlo.
No era rival para Guerra. Y él no luchó.
(…)
Guerra ascendió y descendió sobre todo aquel mundo, utilizando el poder del pequeño runt como un catalizador para avivar su antiguo dominio, esparció su moho y la bacteria, atrajo sus relámpagos y fuego burbujeante, el cristal hiriente y la arena asfixiante, la oscuridad en los corazones de todo hombre de aquel mundo, destruyendo las aldeas y los reinos con sus reyes.
Y sobre su mano, atrapado entre los dedos de Guerra, él observó.
Pero no había lágrimas al contemplar las acciones de Guerra. No. Él sonreía. Su pecho lleno de satisfacción por la masacre.
Por ver sus deseos, su misión cumplida.
《Siento haber tardado tanto, Eren》 dijo en un suspiro sintiendo el calor de las llamas que todo abrazaban calentar su piel. Aunque esta vez, no era él quien ardía. Los recuerdos de su primera vida llegando en suaves oleadas 《Lamento que seamos los últimos》
Un nuevo rugido se elevó al cielo y después el vapor meció sus blancos cabellos; y a sus espaldas, susurrando en sus oídos una figura se posó, eclipsándolo con su sombra.
《Creo que fue lo mejor, capitán Levi》 su voz era profunda, rasposa por el tiempo de desusó, por su regresó tan extremo 《Pero…ya no habrá temor de los errores del pasado. No más enemigos》
Levi alcanzó su mano y enredó sus dedos juntos. Guardaron silencio hasta que él mismo animó su conversación.
《¿Qué quieres hacer después de esto, Eren? ¿Ser los dioses progenitores de este mundo? ¿O los hijos del otro? 》Había tantas promesas en su voz.
Eren apretó más su unión, inhalando profundo, llenándose del pesado aire cargado de cenizas.
《Podríamos ser errantes, si así lo deseas. Estoy cansado, Capitán. Solo quiero olvidar》
Levi volvió a sonreír.
《Padre y hermanos cuidarán de nosotros. Te va a gustar, las flores son muy bonitas, los campos son muy verdes y.…seremos amados. Libres》
Eren asintió, sonriendo otra vez sinceramente después de más de dos mil años.
《Si, eso sueno bien》
El cielo seguía siendo rojizo y grandes nubes oscuras de hollín se arremolinaban en él cuando subieron en el barquito en que Levi había llegado. En ambos, sus ojos brillaban con un resplandor antinatural cuando el viento tormentoso sacudió las velas y los elevó, el relámpago abrió el camino, y ellos se echaron a andar a través de él. El poder del demonio de la tierra —el padre de Levi, el verdadero Dios de los Eldianos— otorgado a Ymir, la primera de su raza, deslizándose entre ellos, permitiéndoles el viaje de regreso.
Porque esto era la verdad de la coordenada. Era una la línea invisible que los enlazaba, sangre, huesos y espíritu. La verdadera conexión de su estirpe. El instrumento que les permitía usar el don que se les fue otorgado: la bendición para crear vida, construir un hogar y mantener el equilibrio, pero que sin embargo había sido infectada y convertida en una oscura maldición que encerraba a sus poseedores en un ciclo de culpa y muerte. Aunque no más.
No ahora que fluía entre Levi y Eren, restaurada, su naturaleza primigenia a cómo debía ser.
Era momento de regresar a su hogar. Sin más dolores.
Eternamente libres.
Notas finales:
Me encanta imaginar a Eren como un Dios Guerra, y a Levi en una forma hadita malvadilla.
Oh Levi, como cuando naces como una pequeña víbora manipuladora y te chingas a los que te hicieron brocheta, y quedas bien librado de paso XD.
Dejando mis desvaríos aparte, hay algo que queda un poco suspendido entre el primer capítulo y este, así que se los explicó.
Cuando Levi enterró el corazón y parte de la espina dorsal de Eren, estaba asegurándose que el poder del fundador siguiera arraigado en él, pero solo en parte, la otra se la comió el mismo Levi. La cabeza que le quitaron ya no era más que una cabezota mutilada.
Teoría conspirativa a continuación: Teniendo el poder de la coordenada, si este es un camino ¿se pude pasar de este lado al otro a como sucede de ese lado a este?
Quien sabe, pero Levi lo hizo en este Fic.
Dos mil años desenredando su plan. Cortesía del mono, ya extinto. Este Levi es tremendo.
Agradezco a las nenas que leen este feo Fi: Frozen Marsdess, VientoyHielo, Nino6, Namao Himura, levyruth18. Esto es para ustedes.
Nos leemos preciosas.
Besos titánicos.