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IV
Saboreando el vinagre metafórico en su saliva, Luka fue con Marinette, Félix y Bridgette a saludar a la feliz pareja.
Demostrando que estaba totalmente en contra de la ceremonia, Manon se había quedado atrás con Alya y Nino. Lejos, muy lejos de la pareja ya que ninguno de los tres quería acercarse a Kagami Tsurugi. Juleka y Dean se quedaron con ellos porque… no querían sentirse incómodos.
Manon insistía en que el más grande problema de Adrien era Kagami, pero por lo que presenciaba por sí mismo, Luka ya no estaba tan seguro de eso. Si lo que Luka se imaginaba como el "parámetro completo" de la situación era la mitad verdad, la señorita japonesa podría tener una enorme cantidad de culpa por aferrarse a alguien que evidentemente no la quería, sin embargo, quizás, el origen del problema real no estaba totalmente en ella sino en Adrien.
Por el momento era sólo un presentimiento, y Luka esperaba equivocarse.
—Felicidades, Adrien… señorita —mostrándose amable y sin deseos de enemistarse con ninguno de los prometidos, Luka saludó a ambos con apretones de manos.
Adrien vestía de negro con un moño sobres su cuello, mientras Kagami portaba un ligero vestido blanco sin mangas ajustado de su abdomen que si bien la hacía lucir sensual debido a que se había dejado crecer el cabello y este marcaba bien su rostro con caireles y la falda se deslizaba sin problemas hasta cubrir sus zapatillas, ella no parecía estar cómoda con eso puesto. Luka hizo un gesto de dolor, ¿acaso la pobre estaba respirando?
—Qué bueno verte de nuevo, Luka —la voz de Adrien lucía ronca, eso a Luka le preocupó. Sonaba como si estuviese enfadado… o casi ebrio.
¿Qué le había pasado al joven jovial y brillante que había conocido? Cuando vio a Adrien y Félix sólo verse de lejos, Luka se alegró de no ser alguno de ellos. Por fuera, ambos no estaban haciendo nada salvo mirarse el uno al otro, pero Luka comprendió que si no hubiesen invitados rodeándolos ya estarían agarrándose a golpes.
—Espero que disfruten del banquete que se servirá pronto, más tarde los veremos —dijo Adrien todavía con un notable enojo en su tono voz, tomando la mano de Kagami con fuerza para sujetarla a su brazo izquierdo e ir con el resto de invitados que esperaban por ellos.
A Luka no se le escapó que Kagami hizo un gesto de dolor y enfado ante eso.
—Ahora entiendo un poco más de lo que hablabas —le dijo Luka a Félix—, pero creo que te equivocaste con algo.
—¿El qué?
—Dudo que ella lo ame —masculló Luka viendo cómo Kagami cerraba con fuerza la mano izquierda mientras sonreía a los invitados que estaba obligada a tratar.
—Después de años conviviendo a la fuerza con alguien… no es de esperar que esa vida sea un infierno —comentó Félix con desdén.
—No es cómo si nosotros pudiésemos hacer algo —se entrometió Bridgette sujetando el brazo de Marinette como una amiga lo haría—. Ya intentamos de todo.
Casi con lástima, Luka miró a Marinette, quien seguía sin decir nada.
—¿Y tu pareja? —inquirió Luka deseando apretarle el cuello a alguien. Él no era nada en este asunto, pero el ambiente estaba estresándolo.
—Se le presentó una emergencia y tuvo que retirarse —respondió lo más seria que pudo, aunque su voz saliese temblorosa.
—Supongo que a Manon no le importará que nos acompañes —ofreció Luka amablemente, alzando los hombros y tragándose el enfado. Sea quien sea que se hubiese ofrecido a ser la pareja de Marinette para esta noche, ojalá su emergencia hubiese sido importante o él mismo le golpearía en la cara.
En el banquete, Luka se sentó con Marinette a su derecha y Manon a su izquierda; Félix y Bridgette tuvieron que estar en la misma mesa que Adrien, Kagami, la madre de ésta y Gabriel Agreste. Por otro lado, no muchos de los amigos que Luka conocía habían asistido. Ni siquiera Chloé Bourgeois o Lila Rossi estaban por aquí.
—Chloé está en su luna de miel en Brasil —le informó Marinette, un poco menos tensa que antes.
—¿Esa loca, encontró marido? —se descolocó Luka—, ¿y quién es el pobre tonto… o ciego?
—Nathanaël —la primera risa de su amiga lo puso de mejor humor.
—¿Kurtzberg? ¿El pintor? ¿El del comic en la escuela?
Sonriendo un poco, Marinette asintió, Luka soltó una risa divertida.
—Mira cómo da de vueltas el mundo, y con lo mucho que parecían odiarse. ¿Y Rossi?
—Digamos que tuvo que volver a Italia… por no sé qué —con la lengua empezando a adormecerse, Marinette bebió un poco más de champagne. A Luka no se le pasó por alto que esa era la quinta copa y ni siquiera habían servido la cena.
—Marinette, bebe más despacio —le dijo con sabiduría—. Espera a que vengan los meseros con la comida, primero. Si bebes así sin tener comida en el estómago vas a lamentarlo mañana.
—Sí, sí —desinteresada en una futura dolorosa resaca, Marinette bebió la sexta copa de golpe y la dejó con fuerza sobre la mesa.
Luka suspiró algo incómodo. Sabía que sus amigos debían de cambiar conforme pasase el tiempo. Él mismo no era el chico de hace 10 años, pero maldición, ¿cómo es que sus amigos más amigables y efusivos habían decaído tanto?
A él le había pegado duro el ser rechazado sentimentalmente, ¿pero acaso la vida no continuaba?
Mareada, Marinette pegó su frente a su mano, con el codo apoyado en la mesa.
—Ni siquiera sé por qué estoy aquí —ni el maquillaje, ni el vestido, ni el chongo que recogía su cabello sensualmente, pero dejaba algunos mechones rizados sueltos junto a su fleco, podrían jamás ocultar que esto estaba doliéndole demasiado.
Luka tampoco sabía por qué ella seguía aquí. Demostrando su apoyo y comprensión, Luka le puso una mano sobre su hombro con delicadeza.
—Luka —masculló Marinette viéndolo por encima de su mano—, creo que… debo ir al tocador.
Iba a vomitar, eso él lo supo apenas le vio la cara.
Cuando Marinette se fue, Luka se paró y tuvo que interrumpir a Alya, quien hablaba con Nino y Manon.
—Por favor, ve con Marinette al baño. Ha bebido mucho y creo que su estómago no lo aguantará.
—¿Alcohol? —preguntó ella, Luka asintió—. Ay no…
A Luka le sorprendió mucho que Alya soltase tal respingo de miedo. Y él no se lo dijo dos veces, Alya se levantó rápido cual rayo con una cara pálida, para acudir lo más disimulada posible hacia el servicio de mujeres; Manon le siguió también aunque a ella, Luka no le pidió nada.
—Esto es incómodo en más de un puto sentido —se quejó Nino con el celular en mano mensajeándose con alguien por WhatsApp.
—¿Qué haces? —le preguntó al ver el pobre interés que el mejor amigo del novio estaba mostrando.
—Estoy diciéndoles a Kim y al resto que hicieron bien en no venir —le enseñó a Luka el grupo en el que estaba chateando, ahí vio los nombres de Rose, Alix, Kim, Max e incluso Sabrina—. Creamos este grupo hace algún tiempo y rara vez lo usamos… hoy es uno de esos días. ¿Quieres que te agregue?
—Claro, ¿por qué no? —alzó la vista viendo la mesa donde estaba Adrien. Todos ahí tenían caras largas, a excepción de Bridgette que hablaba lo más animada que podía con Félix.
De pronto Kagami pidió permiso levantándose de la mesa. Adrien le sostuvo de la muñeca pero ella se soltó lo más disimulada que pudo, más tarde les sonrió falsamente a su madre y futuro suegro. Adrien se paró casi de inmediato y la siguió, con la atenta mirada de Félix sobre él.
Con el recuerdo de la cara de la pobre de Marinette, Luka no supo en qué exactamente iba a meter las narices, pero no podía sencillamente quedarse de pie a observar este circo.
—Si yo fuese tú no haría eso —le detuvo Nino viéndole fijamente.
—¿El qué?
—¿Crees que nosotros no hemos intentado hacerlos recapacitar? —preguntó guardándose el celular—. Cada vez que pelean es lo mismo; Kagami o Adrien se dejan y el otro lo sigue. Es enfermizo. Y por si no te lo has preguntado. Todos, incluso el primo de Adrien, hemos hecho de todo para se dejen de estupideces. Pero, como podrás ver en un par de minutos, volverán a sentarse en esa mesa para fingir que nada malo está pasando.
Luka lo pensó por un segundo pero todos, menos él, habían hecho de todo. Así que era su turno.
—Gracias por la advertencia, pero no hay peor derrota que la que viene sin pelear —dijo apartándose del hombre que sólo alzó los hombros sin pensar en detenerlo.
Luka notó que también Félix se había dado cuenta de sus intenciones pero al igual que Nino, lo dejó ir.
Diablos, ese tipo cuando se enfadaba no podía ocultarlo.
Entonces, seguramente ellos sí estaban convencidos de que esta tóxica relación iba a seguir hasta que alguno de esta pareja muriese. Pronto Luka siguió el eco de los tacones hacia arriba; luego en un pasillo y al final en una habitación. Quizás este sitio también fungiese como hotel o algo así ya que más que un salón, este sitio parecía un castillo.
—¡No, más Adrien! ¡No más!
Lento y silencioso, Luka; prestando atención, se acercó a la puerta de donde escuchaba los gritos.
—¡Tú estuviste de acuerdo con esto! ¡¿Acaso ya se te olvidó?! —oyó a Adrien.
Wow, en serio sonaba como un ogro. De verdad Luka quería saber qué le había pasado para haber tenido un cambio tan radical.
—¡Ya no! ¡Hace años que quería acabar con esto! ¡Ahora eres tú el que dice querer continuar pero no haces más que empeorarlo todo!
—Eso no es verdad…
—¡Claro que sí! ¡Claro que sí y lo sabes! —algo se hizo añicos allá adentro porque Luka escuchó un jarrón o algo parecido azotando contra una pared—. ¡No sé qué más quieres de mí! ¡¿Qué quieres?!
A Luka se le hizo un nudo en el estómago cuando la oyó gritar, seguramente mientras lloraba.
—¡Te permití que me ofrecieras matrimonio sin siquiera amarme porque nuestros padres te presionaban para hacerlo!
—¡Tú lo aceptaste!
—¡Porque te amaba, Adrien! ¡Creí que nuestros gustos afines podrían unirnos!
—Te equivocaste.
—¡¿Y tú no?! —tomó una actitud irónica—. ¡¿Tú nunca te equivocas?! ¡¿Cómo invitar personalmente a la mujer que siempre amaste a esta… estupidez y esperar que yo no la notase?!
—¡¿De qué estás hablando?!
Kagami se rio irónica.
—¡Tú muy bien sabes de qué y de quién te estoy hablando! —algo más de vidrio azotó—. ¡Maldito seas! Te permití, todo. ¡Incluso te permití que fueses mi primer hombre!
—¡Yo no te vi muy en desacuerdo con eso!
—¡También te he permitido que no sea mi nombre el que susurras mientras tomas placer de mí!
¿Sería demasiado tarde para dar media vuelta e irse al carajo?
Santa mierda… esto en serio era grave… y torcido. Tanto que incluso Adrien se calló.
—Te permití también que me dijeses cómo vestir y actuar para "gustarte". ¡Mírame! ¡Incluso me teñí el cabello! ¡Me lo dejé crecer! ¡Incluso consideraba una cirugía plástica pero, gracias a dios, mi madre me detuvo! —otras cosas fueron víctimas del enfado al volar por la habitación—. Todo eso… ¡fue cambiando por completo mi forma de ser! ¡Y todo por ti!
—Yo jamás te pedí nada —espetó Adrien desde el interior de la habitación.
—Y es fue tu error, creer que no pides nada —le gruñó en voz alta—. Te he permitido muchas cosas, Adrien. Pero no pienso permitirte esto, ¡esto no! ¡No te lo voy a permitir! ¡Al diablo! ¡Al diablo con tu padre y con mi madre! ¡Al diablo contigo!
Cuando Luka escuchó los pasos en tacón aproximarse a su dirección, no pudo esconderse lo suficientemente rápido hasta que Kagami salió azotando la puerta con furia.
Se quedó tieso en medio del camino mientras ella se pasaba una mano por debajo de la nariz.
—¿Se te perdió algo? —le preguntó ella arruinando su cabello al pasar las manos entre él.
—Ehm…
Bastante rápido, ella lo tomó de la mano y lo guio hasta otra habitación. Cuando Adrien salió de donde ambos habían estado gritándose, Luka y Kagami ya estaban en otro.
—Continuará—
Bien dicen que lo que mal inicia mal acaba. :(
Por si acaso alguien desea decirme que "Adrien no es así", yo le recuerdo que avisé que en este fic iba a ver mucho OoC, así que... bueno. El "Adrien caballeroso" brillará por su ausencia.
¿Qué creen que pase con Adrien y Kagami luego de esta discusión?
Espero traer la continuación pronto.
Saludos y gracias por leer.
Gracias por sus reviews en el capítulo anterior a:
Cristina, Shion, May, mayloo, MySweetxSarcasm y giby-chan.
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