Muy bien chicos primero quisiera pedirles que vayan directo a Youtube y coloquen a sonar la Semper Fidelis. Sé que siempre soy muy teatral con la fanfarria por las actualizaciones. Pero un poco de acompañamiento musical no estaría mal para variar XD

¡Y es que, HOLAAAA! ¡Este mes pude actualizar todos mis fics! ¿Tienen idea de lo difícil que es escribir NUEVE capítulos de nueve historias diferentes?, por lo que siempre me quedan faltando dos o tres fics que se retrasan. Y luego ustedes me quieren colgar por no actualizar, no que los culpe. Están en todo su derecho de querer matar al autor Jejeje ¡Pero solo vez en cuando, eh!

Y aun con el día extra del año bisiesto me sorprende que fuera justamente en el mes más corto el que pudiera lograr esto XD Pero en fin no vamos a hacer esto más largo de lo que ya es y pasemos a lo bueno:

Ya saben, cualquier opinión (buena, mala, constructiva, cartas bomba, aulladores...) es bienvenida en los reviews. ¡Nos leemos en las notas finales mis amores!

Capítulo 8:

"Peculiaridad Andante"

La experiencia del verano antes de su primer año de preparatoria fue, por lo menos, extenuante.

Empezando por el viaje de regreso al Mediterráneo. Su madre y su tía CC lo llenaron de besos y muchos "cuídate" para su pececito y muchos "cuídalo o..." para Crisaor, que solo blanqueo los ojos mientras murmuraba algo acerca de sobreprotección un "claro claro". A Percy realmente le urgía un ambiente donde lo consintieran tanto. Tyson no iría con ellos, el pequeño ciclope había decidido pasar ese verano trabajando. Ninguno de los adultos estaba seguro de donde había surgido aquella idea, solo Percy parecía saber algo pero se negaba a soltar prenda alguna sin importar cuánto intentaran sobornarle. Aun así su hermanito fue a despedirles en el muelle, destrozando un poco la caja torácica del Percy en el proceso.

-Bueno, bueno...-Anuncio Crisaor a los presentes dando un par de palmadas al ver su transporte acercarse-Se va de vacaciones ¡no a la guerra! Para septiembre estará de regreso, la mayor parte al menos-Agrego con una sonrisa malvada.

-Más vale que lo cuides-Amenazo Circe al guerrero, aprovechando que Percy estaba absorto en el imponente navío que flotaba más allá cerca del muelle. Con los años su tía Circe le había entrenado la vista para no dejarse engañar tan fácilmente por la niebla. Pero el barco de Crisaor era todo un reto, su aspecto parecía fluctuar con la marea. A veces lucia como un trimerre griego, otras como el barco pirata de esas viejas películas del pirata amante del ron, un buque de carga ¡o incluso un barco vikingo! El joven mestizo estaba alucinado con todo ello.

-¡Waoh!-Y ya que el barco pirata no podía acercarse hasta ellos, una pequeña barca había navegado sola desde allí hasta detenerse justo a un lado de donde estaban.

-Está bien, ¡lo tengo!-Crisaor solo tuvo que extender la mano para que un par de sogas saltaran a ella y sujetarlas con firmeza-¡Regresen!-Mando, y aunque por un instante Percy y Tyson se miraron confundidos un par de chapoteos en el agua reblaron que en realidad la barca no había llegado sola, sino que había estado siendo remolcada por delfines.

-Cuídense mucho, ¡los dos!-Siendo ya la despedida inminente, ambos hermanos se pararon uno junto al otro listos para irse. Medusa se acerco a ambos, hablando tras su velo, dio un abrazo a su hijo menor y aliso las solapas de la chaqueta al mayor-Nada de locuras, ¡ni de mujeres!-Agrego apuntando especialmente a Crisaor que solo blanqueo los ojos. Venían repitiéndole eso casi desde que tomaron la decisión de dejar ir a Percy con él.

-Recuerden no saltarse ninguna comida, y les puse bastante bloqueador para ambos...-Euríale, como no, siempre cuidando de ellos-También algunas aspirinas, por si acaso, ¡y una bolsa de galletas!

-No des problemas-Y Esteno. Siempre tan efusiva. Percy le dedico su mejor sonrisa de inocencia.

Quince minutos después su familia era solo una visión lejana agitando las manos mientras ellos ya iban en la pequeña barca meciéndose sobre las olas:

-¿Como lo haces?-Inquirió Percy, al ver que los remos se movían solos mientras su hermano mayor estaba recostado con su bolsa a modo de almohada y mirándose las uñas.

-Solo es cuestión de voluntad-Respondió arrancándose un cayito con los dientes-Descuida, tú también aprenderás-Después de todo eran hermanos. Aunque la vista de un Percy con grandes ojos brillantes de emoción resultaba bastante adorable-Eso me recuerda algo... ¿Tienes tu mochila?

-¡Sip!-Respondió Percy levantándola con su mano derecha.

-¿Tú funda?-Inquirió Crisaor elevando una ceja. Si ese mocoso había olvidado su arma iba mandarlo de regreso a tierra firme de una patada.

-¡Aquí!-Pero Percy la sostenía con su mano izquierda.

-Perfecto-El mayor solo tuvo que estirarse un poco para tomar la mochila y arrojarla sobre su cabeza a varios metros más allá.

-¡Eh!-Protesto de inmediato Percy, que incluso podría jurar haber visto una aleta de tiburón muy cerca de donde callo.

-Mi barco: mis reglas-Espeto el mayor, y debía reconocer que ya se había tardado en decirlo. Además habían llegado ya al navío y se disponían a subir por la escalera lateral-Aquí no eres mi hermanito, solo eres uno más de MI tripulación. Nada de bloqueador solar, ni talco, ni cremas, ni ninguna babosada que te ablande. Y la primera queja te convierto en el mascaron de proa ¿fui claro?

-Sí, capitán-Sorprendentemente Percy sonaba serio, levemente sardónico como era su naturaleza pero dejando en claro que, aunque la amenaza fuera solo blofeo, se tomaba en serio su situación allí.

-Muy bien-

-Solo una cosa, capitán...

-¿Qué?

-¿No podía al menos conservar las galletas?

-Va a ser un laaargo verano...-Pero al menos lo seria para ambos. Con ese último pensamiento aterrizo sobre sus dos pies en su amado barco: El Galatea. Golpeo un par de veces las tablas con la punta de su pie antes que una ancha sonrisa comenzara a invadir su rostro mientras paseaba sus ojos por la cubierta, su tripulación luciendo callada y a la expectativa. Entonces procedió a elevar ambos brazos y aclamar victorioso-Su capitán ¡está de vuelta!

Percy aterrizo a su lado al tiempo que toda la tripulación comenzaba a vitorear: algunos chiflaban, otros chillaban y aplaudían, ya fuera con manos o aletas. Sin duda era una visión extraña, pero los ánimos eran contagiosos y pronto Percy se unió a ellos, chiflando y aplaudiendo a su hermano mayor. Sabía que Crisaor haría de esos meses navegando juntos un infierno, pero estaba bien con ello.

Una semana después Percy quería organizar un motín. O mínimo un sindicato.

Pero los hombres delfín no conocían esa palabra y eran demasiado leales a su capitán como para siquiera considerar una revuelta. Asique al joven mestizo no le quedaba de otra más que aguantarse.

Los días en el Galatea comenzaban muy temprano. Y por temprano quería decir antes del amanecer. Percy dormía con el resto de la tripulación, en hamacas bajo cubierta y aunque al principio el olor a pescado era algo molesto rápidamente se acostumbro. Aunque era más merito de lo agotado que terminaba cada faena que otra cosa. Al levantarse la primera tarea del día era fregar la cubierta; seguidamente debía cumplir con la actividad que el primer oficial le mandara: un sujeto grande, con el cabello azabache recogido en una pañoleta. Era casi totalmente humano, a excepción del hocico de delfín que tenía en la cara. Percy tuvo que clavarse las uñas para no carcajearse la primera vez que le vio.

-¿Como llevas, Pescadito?-Por su parte, Crisaor casi siempre se encontraba en la cubierta superior a la popa del barco, ya fuera manejando el timón o supervisando la ruta en el mapa. Aunque ese día en particular solo estaba apoyado en el barandal, de espaldas al timón observando a Percy el lo alto del mástil principal recogiendo la vela mayor.

-¡Bien! Estúpido cabeza dura...-Murmuro el mestizo al escuchar las risas del resto de la tripulación ante su mote. Crisaor siempre estaba fastidiándolo con eso.

-¡Deberías sujetarte bien!-Sugirió el mayor con una enorme sonrisa burlesca en la cara tras su casco dorado. Aunque no pudiera escucharle podía ver a su hermanito refunfuñar. Él solo tuvo que desearlo, elevo la ceja derecha y de inmediato su barco fue golpeado por una ola que le hizo inclinarse bruscamente de lado. Arriba pudo ver como Percy perdía su agarre y caía, pero con un rápido reflejo logro sujetarse de la soga de uno de los aparejos y deslizarse rápidamente hasta estrellarse al lado contrario de la baranda donde Crisaor se apoyaba.

-¡Jah!-Exclamo victorioso aferrándose con un brazo.

-Aprende a aterrizar-Rebatió el mayor saltando su único agarre y haciéndole caer de espaldas:

-¡Hijo de-

Aunque debía reconocer que su hermanito había mejorado. Las primeras veces Crisaor siempre tenía que hacer que las cuerdas o las velas le frenaran al caer, al menos lo suficiente para evitar la velocidad terminal. Percy aprendía muy rápido, cosa que tenía más merito de la que podría parecer. Ya que ambos poseían la misma capacidad natural para controlar el barco como si fuera una extensión más de su cuerpo, Crisaor constantemente estaba suprimiendo la voluntad de Percy sobre los aparejos. Quería que su hermano aprendiera a valerse por sí mismo al igual que él, a no depender de su poder para todo. El valor del esfuerzo y el trabajo duro, por muy cliché que pudiera sonar.

-¿Te lastimaste?-Inquirió con sorna desde arriba.

-No, corazón, apenas una caricia...-Respondió Percy un par de metros abajo, haciendo acoplo de todo su orgullo para no frotarse la espalda.

-Que bueno, porque te faltaron un par de nudos allá arriba-Dicho esto varias sogas descendieron y se enroscaron en las piernas del mestizo y volvieron a llevarle justo al lugar de donde había caído momentos antes.

Por otro lado, además de las constantes burlas, las guasas y el arduo trabajo físico. Una de las actividades favoritas de la tripulación eran los enfrentamientos matutinos en los que cualquiera podía retar a su capitán a un duelo. Y cualquiera que pensara que las aletas no servían para sujetar espadas bien podría ir comprando su ataúd. Cada mañana Percy esperaba impaciente su turno, observando atentamente los mandobles ir y venir. Sus ojos fijos siempre en su hermano mayor: como se apoyaba, su juego de pies, la forma en que flexionaba antes de atacar o defender. Crisaor hacía ver la esgrima tan natural, algo tan fácil que parecía casi insultante. Admiraba su forma de luchar, claro que tendrían que sacarle esa información clavándole una espada en el pecho.

-¿Siguiente?-Inquirió el capitán luego de desarmar a su oficial. Su espada al hombro y paseando su mirada, oculta tras su máscara dorada, hasta fijarla en el joven mestizo que ya apoyaba la punta de una espada larga en el suelo-Aun no te rindes ¿eh?

-Júralo-Seguiría intentándolo, no importaba cuantas veces tuviera que hacerlo. Pero lograría aguantar más de tres minutos contra su hermano antes que finalizara el verano ¡aunque tuviera que lavar los platos todos los días él solo!

Pero fue un par de semanas después, una noche mientras Percy refunfuñaba y frotaba las ollas en la cocina que un extraño chillido en cubierta que no había escuchado en su tiempo de a bordo que pareció alertar y alborotar a toda la tripulación de hombres del fin que tuvo primera experiencia en el mundo real. No tenía idea de que ocurría cuando se unió a ellos en cubierta, al menos hasta que asomo por estribor y vio un pequeño brillo entre la niebla nocturna moverse a una cierta distancia de ellos:

-¡Jackson!-Se giro en cuanto escucho a su capitán llamarle desde el timón-¿A qué distancia estamos?

-¡Cuarenta millas náuticas, capitán!-Respondió emocionado, adivinando lo que vendría a continuación.

-Perfecto...-Murmuro Crisaor. Esa era una buena oportunidad-¡Primer Oficial...!-Llamo-Tome a sus hombres y al novato, haremos una pinza.

-¡Si señor!-

Varios minutos después Percy estaba saltando por la borda junto a otros diez hombres delfín y sumergiéndose en la oscuridad del océano nadando a toda velocidad. Su visibilidad era prácticamente nula, pero podía sentir las corrientes a su alrededor y ubicarse en el agua como si tuviera un GPS en el cráneo. Habilidad que había pulido gracias a las lecciones de su hermano aprendiendo sobre cartografía, el cómo trazar un curso y una ruta.

Su objetivo era una especie de yate de lujo. ¡Su primer saqueo! Estaba muy emocionado cuando bucearon bajo la embarcación y comenzaron a trepar por babor. Su misión era simple: abordar en silencio y esperar a que Crisaor y el resto de la tripulación abordaran. Y cuando la tripulación intentara defenderse ellos intervendrían y los rodearían.

-Pero que...-Estaba moviéndose a través de un pasillo bajo la cubierta del yate cuando se encontró con una pequeña en pijama, abrazando asustada su oso de peluche-Hola pequeña-Saludo algo dudoso al tiempo que guardaba su arma-¿Qué haces afuera?

-Señor, ¿qué está pasando?-Pregunto asustada.

-O-

Las semanas pasaron, y finalmente el verano dio paso al otoño. Las brizas se tornaron mas frías, el follaje de los arboles comenzaba a perder su color y tanto Percy como Crisaor aun no daban señales alguna de vida. Lo cual significaba un aumento considerable en el inventario del Emporio de los Gnomos de la Tía M. Al parecer el método para lidiar con el estrés de Medusa era convertir a cuanto ser vivo asomara la cara por su negocio. Mortal o no. Posible cliente o no. Justamente estaba anotando el envió de un par de Lestrigones a Michigan cuando Tyson entro corriendo a la tienda:

-¡Mamá! ¡Mamá!-

-¡Tyson vas a derrumbar la casa!-Escucharon a Esteno bramar desde la parte trasera. Después de todo las pisadas de su pequeño ciclope no eran muy sutiles-¡¿Que está ocurriendo?!

-Me... Me llamo...-Dijo jadeante. Seguramente había corrido todo el camino hasta allá-¡Percy! ¡Están llegando!

Como hicieron las tres gorgonas y un ciclope para llegar a los muelles en menos de diez minutos era todo un misterio con el que tendrían que vivir el resto de sus vidas. Así como el misterio de cómo pudieron ambos hermanos, Percy y Crisaor, conservar las orejas en su lugar luego ser atrapados por su muy aliviada pero igualmente furiosa madre:

-¡Semejante irresponsabilidad! ¡Ni una llamada! ¡NI UNA!-Iba diciendo mientras los arrastraba de regreso a casa-¡Y una aquí, como buena idiota! ¡Con el credo en la boca! ¡¿Tienen idea de lo preocupadas que estábamos todos aquí?!

-De hecho-

-¡Ni una palabra jovencito!-Bramo dando un tirón mas fuerte a ambos-¿Tienes idea de las mentiras que hemos tenido que inventar sobre porque no has ido a clases? ¡Dos semanas! ¡DOS! ¡Desde que empezaron! ¡Están tan castigados!

-¿Yo también?-Dijo un incrédulo Crisaor, que por su enorme estatura resultaba aun más gracioso verle caminar siendo jalado de una oreja.

-¡Eres el mayor! ¡Pon el ejemplo!

Ciertamente, luego de pasar un verano durmiendo con mamíferos marinos, limpiando percebes del fondo de un barco y trabajando, Percy dudaba que cualquier castigo pudiera llegar a surtir efecto en él. Estaba tan equivocado. Luego de su castigo, él y su hermano se hicieron la promesa de nunca jamás volver a desaparecer sin antes enviarle un mensaje a su madre. ¡Ah, y de no volver a hablar del castigo! ¡NUNCA!

Una semana después, ya instalado en su dormitorio en la Academia Westover y aun sin poder sentir su oreja izquierda, el joven mestizo finalmente había logrado ponerse al día con sus clases atrasadas. Fueron largas noches en vela, sentado al escritorio de su habitación luchando a capa y espada contra su dislexia.

-Al fin...-Escucho murmurar a su compañero. A quien no le hacía mucha gracia tener que dormir con la luz de la lámpara encendida mientras Percy estudiaba.

-Si si, buenas noches, Matt-Ciertamente el también necesitaba un descanso. Ni siquiera recogió sus cosas ni se cambio de ropa, solo salto en su cama y bien hubo apoyado la cabeza en la almohada comenzó a roncar.

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Cualquiera pensaría que luego de pasar todo un verano, y un poco más, trabajando en un barco pirata la vida en la preparatoria seria pan comido. Y esos eran justamente los pensamientos de Percy al respecto. Él había tenido que lidiar con bucaneros, con algún que otro monstruo marino, con asquerosos hombres escorpión, mujeres serpientes e irritantes arpías, y hasta esos odiosos espíritus de tormenta que insistían en romperles las velas. Dioses, estaba TAN equivocado. Ahora debía lidiar con maestros malhumorados, con grupos de chiquillas cuchicheando entre ellas, con deportistas cabezas huecas y con porristas insufribles.

Dioses, al menos a los bucaneros podía golpearlos en la cara cuando le viniera en gana, o podía saltar por la borda y pasar el rato nadando con los tiburones que siempre estaban cerca del Galatea. Nunca habría esperado que los macos tuvieran tan buen sentido del humor.

-Jackson...-Le llamo el maestro de aritmética durante la clase-¿Quiere pasar e intentar resolver el problema?-Insto con ese típico tono desdeñoso que ponía cada vez que se dirigía a un alumno. Por su parte Percy, que había estado perdido en sus pensamientos, no necesito mirar más de dos segundos para ver el pizarrón y saber la respuesta:

-No señor-Dijo con toda la seriedad que pudo-No tengo idea de cómo resolverlo-De inmediato pudieron escucharse varios murmullos a su alrededor al tiempo que el profesor fruncía el seño. Para nadie era un secreto que el chico nuevo, que se incorporo tarde a las clases a causa de una virosis, tenía una actitud muy desafiante:

-Entonces debería prestar atención a clases-Sugirió arrogante el maestro con una mirada de superioridad.

-Waoh, como no se me ocurrió antes...-Los murmullos aumentaron al tiempo que el maestro lo fulminaba con la mirada. Pero Percy ni siquiera parpadeo. Por favor, que ese pobre baboso no lo intimidaría.

-Detención-Sentencio el maestro.

-Lo ciento pero ya tengo, con la maestra de Historia-Rebatió Percy con orgullo-Creo que podría hacerle un hueco la próxima semana.

Él, de verdad, de verdad no lo hacía adrede. Tenía un montón de tareas atrasadas a causa de todas las detenciones que le daban sus maestros, pero es que en serio disfrutaba tanto provocándoles esa expresión de aneurisma a los miembros del cuerpo docente.

-A este ritmo, te graduaras y aun tendrás castigos que cumplir-

-¿Quien dice que voy a los castigos?-Rebatió con sorna mientras recogían sus cosas luego que sonara la campana.

-Eres increíble-

-Aw, es lo más lindo que me has dicho desde que nos conocimos-

-Arrg, eres insufrible-Rebatió la chica mientras salían al pasillo. Aunque la sonrisa en su cara delataba que no iba en serio-¿Por que hablo contigo, Jackson?

-Porqué eres igual de rara que yo, Di Angelo-

-Chiusa la bocca-

-En cristiano, plis-

Y ese fue el comienzo de una de sus memorables discusiones de inglés versus italiano, en las cuales vale agregar siempre ganaba la chica. Su nombre era Bianca Di Angelo, y al igual que Percy estaba en su primer año de preparatoria junto con su hermano menor, quien cursaba el último de secundaria. Se habían conocido el mismo día que el ojiverde se incorporo a clases, y como Bianca era la única sentada sola ambos terminaron siendo compañeros de laboratorio. Desde entonces se sentaban juntos en casi todas sus clases y la verdad era que se llevaban bastante bien. Bianca era amable, algo seria para su edad pero sin duda buena persona. A Percy le tomo algo de tiempo ver por qué el resto de sus compañeros la excluía.

La chica no era tonta, pero había ocasiones en las que parecía perder el hilo de las conversaciones o usaba expresiones muy anticuadas. A veces desconocía referencias demasiado comunes o afirmaba hechos contradictorios. A pesar de ser bastante afluente en el italiano afirmaba nunca haber estado en Europa; nunca daba una respuesta concreta cada vez que le preguntaban de donde venia o sobre sus padres. Y a veces, cuando se perdía en sus pensamientos mirando por la ventana parecía destilar un aura de melancolía que nublaba sus ojos. Percy no podía evitar verle con cierta pena cuando eso ocurría. Era como si intentara recordar algo que no sabía que había olvidado.

Debía ser frustrante.

-¡Ey, chicos! ¡Chicos!-

-Mira, ahí viene Grover...-Dijo Percy señalando al chico en muletas que parecía trotar entre los demás estudiantes hacia ellos-Que fastidio-No quería sonar borde. Pero ese chico insistía en pegársele como una garrapata y siempre intentaba sacarle conversación en clases ¿de dónde eres? ¿Cómo son tus padres? ¿Te gusta leer? ¿Te gusta construir cosas? Era exactamente el tipo de sujeto que Percy no soportaba.

-Hola chicos-Saludo el moreno dándoles alcance-¿Van a almorzar?

-Bueno, es medio día y solo nos dan esta hora para comer...-Respondió sardónico el ojiverde-Yo creo que sí.

-Ah, claro-Pero no importaba que tan antipático fuera, Grover siempre se quedaba con ellos.

Fuera como fuera era miércoles, y eso significaba que tendrían chuletas para el almuerzo. Y si, en la Academia Westover el menú semanal era siempre él mismo. Seguido al pie de la letra con la misma religiosidad con la que imponían sus normas. Cosa que, aunada a la mala calidad de los ingredientes que usaban, por supuesto hartaba rápidamente a toda la población estudiantil.

-Egeo, que delicia...-Bueno, a casi toda la población estudiantil-¿Te vas a acabar eso?-Como era usual, Percy iba ya por su tercera ración y siempre atento a cualquiera que dejara alguna sobra.

-¿Como comes esto?-Inquirió Bianca cediendo-Creo que ni siquiera es carne...

-Pase casi tres meses a punta de pepinillos y conservas-Respondió luego de tragar-Créeme, después de eso, esto sabe a gloria...

-¡Percy...! ¡Percy...!-

-Prepárense para el impacto...-Murmuro Bianca con humor al tiempo que Percy contaba desde tres en reversa.

-¡Percy!-Justo cuando llego al cero sintió el golpe contra su espalda.

-Hola, Nico-Adoraba al chico. Tenía un montón de energía y siempre estaba trepándosele. Además no comía mucho y siempre le dejaba la mitad de sus comidas. Y lo mejor era que sus bracitos eran lo suficientemente delgados como para meterlos en la máquina expendedora del segundo piso.

-¿Ya comiste? ¡Mira! ¡Mira! ¡Conseguí un par de cartas de la expansión africana!-Otra de las razones por las que el chico le caía tan bien era porque se trataba del perfecto friky. Nico estaba muy obsesionado con un juego de cartas con tema mitológico, Mytho-O-Magic. En el cual Percy era bastante bueno. Por obvias razones.

-A ver, ¿qué conseguiste?-

-Tengo el Ciclope Milenario y Lamia Melusina-Dijo mostrándole las tarjetas-¡Y mira todos los puntos de ataque del ciclope!

-Sí, los ciclopes son muy fuertes-Acoto el ojiverde con una sonrisa y un tono que sonaba extrañamente orgulloso-Pero no son tan feos ¡Esto me parece un estereotipo ofensivo!

-¿Y la rara soy yo?-Inquirió sarcástica la única chica del grupo mientras veía a su hermanito y a su único amigo hablar de monstruos de fantasía. Punto a parte era la expresión del otro chico. No era la primera vez que Percy hacia un comentario de ese tipo, pero esta vez Grover lo tomo como algo más que una simple broma.

Esa misma noche, el buscador se coló en las duchas de los varones y aprovecho el vapor del agua caliente para invocar un arcoíris y hacer una llamada urgente:

-¿Estás seguro?-La imagen de un hombre maduro le hablaba desde el otro lado. Su expresión era seria y analítica, pero levemente escéptica ante lo que escuchaba.

-S-si señor-El sátiro hablaba muy nervioso y miraba a su alrededor ansioso esperando que no lo descubrieran.

-Grover, que hallan dos y sean hermanos ya es raro-Decía el hombre-¡Pero tres! Y que además uno sea tan mayor, con un aroma tan fuerte como lo describes ¡Seria insólito!-Concluyo frotando su barba-Con el reciente levantamiento de los... No, ¿o sí? Podría ser-Sonaba mas como si hablara consigo mismo.

-¿Quirón, podrían ser de los... Grandes?-Inquirió nervioso el sátiro-Los otros dos también despiden un aura fuerte, pero no tanto como la de él. Es como si-

-No podemos arriesgarnos-Le corto de repente el centauro, su expresión se torno mucho más determinada que momentos antes-Dices que hay un monstruo rondándolos ¿no? ¿Uno de los maestros?-El buscador asintió torpemente-No podemos dejar que les ocurra nada, debes traerlos al campamento.

-Quirón, son tres mestizos-Repitió el sátiro-N-no podría llevarlos conmigo, y al más grande no le caigo muy bien.

-Si comprendo-Pero ese aspecto Quirón ya lo tenía contemplado-Vigílalos muy de cerca, protégelos. Yo enviare a alguien ayudarte para traerlos, ¿crees que el monstruo vaya a atacar pronto?-Inquirió con gravedad.

-N-no-Dijo negando con la cabeza-Solo se queda cerca, es como si... Como si estuviera...

-Vigilándolos-Termino el centauro. Desde su lado del mensaje pudo escuchar como el sátiro decía escuchar a alguien acercarse y cortaba la comunicación. Ya en el silencio de la sala en la Casa Grande no pudo contener más un suspiro que vacio sus pulmones.

Aun le costaba creer que hubieran aparecido tres mestizos en un mismo instituto el mismo año en que los Titanes comenzaban a levantarse. Definitivamente la gran profecía había comenzado y debían comenzar a movilizarse. Fueran o no hijos de alguno de los Tres Grandes, no iba a dejar a esos chicos a merced de la crueldad de los secuaces de su padre. Y estaba decidido a ello.

-Argos, ¿la camioneta tiene gasolina?-Su fiel jefe de seguridad asintió con la cabeza-Bien, prepara todo para que salgan a primera hora de la mañana...-Algo en la mirada de los múltiples ojos que poseía Argos hizo que el viejo director soltara una pequeña risa-No, no les va a gustar nada que los despierten tan temprano. Pero no tenemos opción.

Porque si Grover tenía razón y se trataba de tres mestizos poderosos, uno de ellos especialmente y con una mala actitud al parecer; además de un monstruo, seguramente astuto y con órdenes. Definitivamente iba a necesitar ayuda para traerlos a salvo.

-Espero que al menos valgan la pena tantos esfuerzos, Quirón-Dijo el señor D, apareciendo jugando una partida en la vieja máquina de Pac Man que había a un lado de la estancia-Estoy hasta el cuello de mocosos problemáticos.

-Descuide, Señor D-Concilio el centauro con su mejor expresión de fe-Estoy seguro de que son chicos maravillosos.

El centauro estaba TAN equivocado. Porque, si ahora la situación era delicada, un solo chico iba a llegar para sacudir y poner todo patas arriba. Aunque, en su defensa, nunca en toda su larga vida inmortal habría llegado a imaginar la peculiaridad andante en la que se había convertido Percy Jackson.

Continuara...

Ujujuju, ¡ahora es que la cosa se pondrá buena!

Es oficial señores, ¡Percy se nos va al Campamento Mestizo! Aunque es obvio que no será por las buenas ¿no? Como siempre no quiero dar demasiados adelantos, pero puedo adelantarles un par de cosillas. Solo para mantener las cosas interesantes:

Primero, vamos a torcer un poco la cronología de la historia.

Segundo, olvídense de la manticora. Es muy predecible, ¡tendremos a un monstruo mucho más peligroso asechando en el Westover!

Y tercero, tendremos la aparición especial de ciertos personajes muy importantes para la extracción de Percy, Bianca y Nico.

Waoh, eso ultimo sonó muy militar jajajaja pero bueno.

Aun no me decido si tendremos la aparición de Artemisa y sus cazadoras. Y solo en caso de que algunos estén confundidos con los tiempos de la historia lo voy a aclarar: el fic se está moviendo en los eventos que serian La Maldicion del Titán. Y si, lo sucesos de El Ladrón del Rayo y el Mar de los Monstruos ya tuvieron lugar, solo que voy a tergiversar ligeramente los acontecimientos para amoldarlos a lo que tengo planeado.

¡Espero con ansias sus reviews mis amores!