Debo aclarar que los personajes no son míos. Pertenecen a Rumiko Takahashi, anime InuYasha. Yo solo los tomó prestados para realizar esta historia. Que fluya la creatividad o el chiché…


Blanco y negro

Las paredes blancas del apartamento me causan dolor de cabeza y me quedo algo ciega cuando el sol alumbra las cortinas blancas. Las paredes inmaculadas no tienen ni un cuadro pegado, ni una foto familiar o quizás fotografías de Toyo cuando tenía menos años que ahora, ¿es lo común en un hogar o no? Mi recorrido diario por el apartamento me ha llevado a curiosear incluso debajo de los catres, los cuales no tienen ni pares zapatos regados. Son muy ordenados o Sesshomaru lo es.

Me revuelvo en la cama y apretó con mayor fuerza la almohada con funda blanca en mi rostro. Las mañanas deberían se tranquilas y relajantes, se debería empezar con el pie derecho. Las palabras tienen poder y los gritos solo atraen tensión, pero los agudos chillidos me desesperan más y temo que en cualquier momento Kagome sea parte del coro de Toyo o yo demandando un poco de silencio.

― No voy a desayunar ―se escucha la voz infantil tan bulliciosa que Rin se ve tentada a meterse de nuevo en la discusión ya que Kagome le había botado bruscamente la primera vez.

― Toyo deja de ser caprichoso ―se escucha la voz reconocible de Kagome―. ¿Crees que soy feliz si te matas de hambre?

― Nada te hace feliz Kagome ―responde el niño en otro grito.

― Dime mamá irrespetuoso ―grita Kagome.

― ¡No! ¡No! ¡Nooo! ―chilla Toyo con todas sus fuerzas.

― Vas a desayunar e iras a la escuela así tengas que arrastrarte ―responde Kagome.

Esas palabras las he escuchado más de una vez esta semana, son palabras de vanas… sin sentido. Al final nunca realiza sus amenazas y termina por acceder a las demandas del niño.

― ¡No! ¡Noo! ¡Nooo!―chilla Toyo y se escuchan algo parecido a unas pataletas.

Escucharlos era como ver a dos niños pelear por un juguete, uno gritaba más fuerte que él otro por conseguir algo. Rin nunca tolero a sus propios compañeros de cuarto cuando estaba en el orfanato y escucharlos gritar con afán era algo que ya había olvidado, vivir tanto tiempo sola y lejos de niños ya la tenían acostumbrada a la tranquilidad.

Presiono con más fuerza la almohada a mi rostro y me doy cuenta que los gritos han cesado. El apartamento de pronto queda en un silencio que me aterra, me da miedo descubrir que ha pasado en tan solo unos segundos para que Toyo dejara de gritar. El miedo me hace poner en posición vertical y mis piernas corren hasta la escena para descubrir…

― Es viernes, ayer jueves. Me dijiste que asistirías a clases el miércoles ―la voz es reconocible para Rin.

Sesshomaru estaba de cuclillas frente a Toyo, sus inmensas manos se posaban en los pequeños hombros y no parecían implicar ningún tipo de fuerza.

― Kagome, prepara la mesa ―ordena Sesshomaru ya que Toyo no se dignaba a responder.

Los cabellos revueltos, la cabeza encogida, las mejillas rojas y los pequeños hipidos daban entender que Toyo solo se limitaría a llorar y no hablar.

Kagome parecía paralizada detrás de Sesshomaru y reposaba todo su peso en la pared blanca. La viva imagen de la frustración personificada en una persona abatida que se apoya en la pared para no caer en la desesperación.

― Yo pondré la mesa ―me ofrezco porque si la tensión se respirara yo tendría los pulmones llenos de emociones caóticas.

― No ―dice Sesshomaru, parece irritado pero solo se limita a cerrar los ojos―. Kagome haz lo que te he dicho. Rin, vas ayudarme a bañar a Toyo.

Kagome mueve sus piernas en mi dirección y con las palmas unidas, en un por favor silencioso, me pide ayuda. Ya ni siquiera me importa la brusquedad de Kagome hacia mi persona hace unos pocos minutos, ella está pasando un mal momento y necesita toda la ayuda posible.

― Toyo ―pronuncio en voz bajita y trato de agarrar su mano del pequeño, pero como es de esperarse él se va todo glamoroso en dirección al baño. Con Sesshomaru es un ángel, pero como yo no tengo un pecho fornido, hombros anchos y… y otras contexturas varoniles Toyo me manda al quinto cuerno.

El repasar una y otra vez los hechos me da entender que Toyo solo respeta a Sesshomaru o por mínimo Sesshomaru es el que tiene más control sobre él.

Toyo es un niño muy orgulloso, con un par de regaños sutiles por Sesshomaru, él niño se muestra muy cooperativo ante la esponja y el jabón mientras se hace bolita en una esquina en la tina; por fin me permite tocarlo.

― No me gusta ―dice con su imperiosa voz mientras aleja mi mano con un golpe.

― Si no te gusta su mano tampoco te gustará la mía ―Sesshomaru hace un ademan de dejar la esponja a un lado de la tina.

― No ―dice el niño y con mucho sonrojo ya sea por vergüenza o ira termina por dejarse bañar por mis blandas manos, las cremas que usa Kagome me dejan la piel más sensible de lo esperado.

Una ducha rápida, secado de cabello, vestirlo con el uniforme y ahora sigue el siguiente reto… El comedor.

La mesa redonda con el típico mantel blanco, bueno, pues no tienen otro color de mantel, está llena de manjares a mi vista. El café lanzando vapor, el pan humeando con las galletas a un costado que propaga un delicioso aroma. El cereal de avena llena de frutas, pasas y colmada de leche debe ser para Toyo; el café negro, como no lo es el apartamento, para Sesshomaru; el batido de frutilla para Kagome; el jugo de naranja para Kikyo. Las tostadas, el tocino y el huevo al parecer es algo en comparten en común.

― Rin… tú ¿qué acostumbras desayunar? ―me pregunta Kagome con una pequeña jarra de jugo en mano.

Kagome hace la misma pregunta cada mañana, no sé si olvida mi respuesta a propósito para iniciar una conversación cada mañana. No quiero causar problemas y es por ello que recibo cualquier cosa que ella lleve en mano.

― Con café está bien ―respondo involuntariamente al ver como Sesshomaru sujeta su taza de café y revisa unas hojas.

― Toma asiento ―dice Sesshomaru sin mirarme― donde gustes ―se tarda para decir esas palabras.

Él parece exhausto y molesto aunque trate de disfrazarlo bajo esa cara poco expresiva. Kagome y Kikyo lo conocen más tiempo que yo y seguro conocen el temperamento de él a la perfección; sin embargo, prefieren ignorar ese aspecto. Tal vez hasta Toyo conoce esa parte de su tío y por ello prefiere no mirar en su dirección.

El desayuno termina sin ningún comentario. Yo no quería abrir la boca porque la tensión que emana Sesshomaru me llega como el más desagradable perfume, no sé cómo Kagome puede desayunar con tanta peste, hasta en el parque más solitario de la zona se come mejor.

Kikyo planea realizar la limpieza de los trastes y para despejar la mente de tanta tensión voy acompañarla, ese era el plan hasta que escuche la dulce voz de él.

― Vamos a salir Rin ―no sé identificar nada en esa voz, es tan neutral.

― Gracias por el desayuno ―señoritas y niño, esas serían las siguientes palabras si los ojos hablaran a lengua suelta, pero como los ojos no hablan él se limita a salir del comedor con dirección a su habitación.

― Vamos Toyo, llegaras tarde a la escuela ―dice Kagome terminando de un sorbo el sobrante de su jugo de frutas.

― Nunca llego tarde ―se queja el enano.

― Bien. Vamos Toyo, que Sesshomaru llega tarde al trabajo ―se corrige Kagome para dar gusto al niño.

Por desacuerdos con Kikyo, ya iba diciendo yo que no le agradaba desde que puse el primer pie en casa, no duermo ni vivo en el cuarto doble de invitados. A Sesshomaru parece no importarle, pero a mí sí que me importa.

― ¿Puedo pasar? ―doy unos leves golpecitos a la puerta blanca.

― Pasa ―me afirma.

No sé con exactitud el tipo de trabajo que tiene Sesshomaru, pero por la camisa y el traje solo se me viene a la cabeza que es oficinista. El portafolio cuadrado color negro forrado de cuerina siempre lleva un montón de carpetas llenas de papeles… su trabajo me da curiosidad y su devoción a él me intriga. Sesshomaru realmente debe amar su trabajo, pues siempre está al pendiente de él.

― Pensé que la actitud positiva no se disipaba ―Sesshomaru me a habla acomodando su corbata.

― Después de todo soy humano ―me encojo de hombros y abro la gaveta que Sesshomaru ha designado como mía en ese ropero, no es amplia, pero para mis pocas pertenencias es más que suficiente―, alguna vez debo mostrarme apacible.

― Eres apacible ―me dice revisando unos documentos que pretende llevar al trabajo.

No sé por qué Sesshomaru dice varias palabras inentendibles a diario, pero parece ser un lenguaje que él solo entiende. No voy a descifrar su lenguaje a medias porque simplemente acabo más enredada con su personalidad misteriosa, ¿cómo puede ser un misterio viviendo en la misma habitación? Siempre me he jactado por mi gran persuasión y facilidad de descubrir o entender las cosas, mi curiosidad es poderosa; pero en definitiva me cuesta entender a Sesshomaru.

Sentada en la parte trasera del coche y por compañía a mi derecha está el pequeño Toyo, en la parte delantera va Sesshomaru todo concentrado en oír las noticias por la radio. No es un escenario diferente al de la mesa, pues Toyo sigue teniendo el mal genio de hace un par de minutos. He perdido su respeto en pocos días, al principio se aferraba a mí como un nuevo juguete de novedad, pero como vio que no soy es diferente al de su madre y nana… Ahora se la pasa haciéndome gestos berrinchudos y negándose a compartir espacio conmigo, claro que, a Kagome la rechaza con mayor fuerza. Me dan ganas de jalar sus preciosas orejas blancas e informarle una que dos verdades. Él no conoce el sentimiento de no ser amado y yo puedo explicárselo a detalle.

― Rin ―el pequeño diablillo se digna a decir mi nombre ― ¿Kikyo vendrá a la escuela hoy?

Toyo tiene ciertas preferencias por Kikyo y Sesshomaru eso queda comprobado. Jamás me han ignorado tanto como él, ni Sesshomaru es tan indiferente a mí.

― Hoy no, ella está ocupada y vendré yo su lugar ―no es cierto, pero quiero molestar al niño.

― Pero yo quiero a Kikyo ―insiste Toyo.

― No puedes estar seguro si no has pasado tiempo conmigo ―le digo animada porque pienso que tener tiempo a solas con él es una buena idea. No obstante, esta salida debe ser planificada a detalle, Toyo tiene un temperamento imposible.

― Tú solo sabes leer manos y nada más ―me informa haciendo un puchero―, eres aburrida ―termina de destruir mis ilusiones.

No sé si mi rostro es un espejo de mis emociones porque puedo ver por el retrovisor una ligera sonrisa en Sesshomaru. Él está acostumbrado a reírse de mis desgracias, no sé quién me desagrada más… Sesshomaru o Toyo en estas ocasiones.

― También sé de grafología ―me defiendo, pero mi cara sigue expresando mis ilusiones destruidas.

― Llegamos ―informa Sesshomaru estacionando el coche al borde de la calle―. Wara high abre las puertas a las 8:00 a. m.

Miro mi reloj de mano, un regalo de Sesshomaru, y señala que aún falta 30 minutos para la hora acordada.

― Las salidas son a las 12:45 y los descansos a las 11:00, el descanso es usado usualmente para enviar notificaciones a los padres ―me sigue informando―. Cuando un niño falta a clases sus padres son inmediatamente notificados. Kagome va muy relacionada con ello y está atenta siempre a ello, pero nadie dice nada cuando un niño llega tarde a clases antes de las 11:00.

― ¡Eh! ―digo abrumada.

No quiero entender las indirectas de Sesshomaru, pero como odio entender todo lo cutre que sale de su boca. Sí, tengo una habilidad maravillosa para comprender sus indirectas… Lástima que yo sea directa.

― ¿Me estas pidiendo que secuestre a Toyo? ―digo sin aguantar más mis ganas de comprobar que tan errada es mi suposición.

― ¿Tú que crees? ―me responde.

Creo que mi corazón va a explotar. No conocía esas mañas y venido de él es impensable, no creo que sea el mismo Sesshomaru de esta mañana, no creo que exista uno así de loco. Él está loco y nadie lo sabe más que yo. Ojalá Toyo lo escuchara, me dan ganas de arrebatar esos audífonos de sus orejas para que escuche las locuras de su tío.


¡Buen día, tarde o noche! :D

RenBellatrix haciendo honor de sus flojos dedos. xD

Ya. Lo admito, actualizo cuando me da la gana… Soy muy floja para escribir, pero que sepan que escribo con cariño y amor. xD

floresamaabc: Te aseguro que iba en plan simple, pero una cosa llevo a otra y psss ahí me ves complicando un par de cosas. xD

Espero yo que no se extienda mucho pues no puedo seguir teniendo hijos sin dejar crecer a otros, además de que quiero reformar a uno porque siento que yo misma lo hecho mal muy mal… A mí no me gusta y si no me gusta dudo que alguien más le guste.

26/02/20