Disclaimer: los personajes no me pertenecen, son de Hajime Isayama.

Advertencias: Riren, OoC, smut, consumo de sustancias tóxicas, ¿dirty talk? Es algo raro todo esto.


Ella es callaíta,

Pero pal sexo es atrevida, yo sé.

Marihuana y bebida,

Gozándose la vida, como es…

~Callaíta, Bad Bunny~


La primera vez que vi a Eren Jaeger, fue en la fiesta de finales de año académico que se hacía en la universidad, con una expresión aburrida y ajena, como si no estuviera disfrutando por completo de la música ni del ambiente.

Siendo sincero, no sé cómo me fijé en él cuando no sobresaltaba bajo ningún aspecto: era guapo, sí, pero su rostro distante y tedioso no invitaba a que se fijaran en él. Por otro lado, vestía unos jeans con una playera enorme, ambos de colores oscuros, por lo que tampoco la ropa provocaba que destacara.

Pero allí estaba, mirando su bebida, mis ojos puestos en él, cuando levantó la cabeza y nos observamos en silencio desde lejos, yo sosteniendo una lata de cerveza mientras Hanji parloteaba a mi lado sobre invitar a Moblit a bailar. La verdad es que no le estaba prestando demasiada atención porque Hanji se caracterizaba por eso: hablar y hablar ya que no gustaba de los silencios que yo tanto disfrutaba. Sin embargo, a mí no me importaba demasiado pues ambos nos entendíamos bien, y en ese instante, ese preciso instante, no podía quitar mi vista de los hermosos ojos que también me observaban.

Enarcó una ceja, echándose hacia atrás, apoyando su espalda en el balcón que daba hacia la playa, y lo tomé como una invitación para acercarme.

Me puse de pie.

—¿Te vas? —me preguntó Hanji con tono indignado—. ¡Debes ayudarme a invitar a Moblit!

Le hice un gesto despreocupado.

—Dile que no puede rechazar a la persona más inteligente de la universidad y aceptará —contesté.

—¿Tú crees? —preguntó indecisoa.

Sonreí con burla.

—Claro que sí —me alejé unos pasos—. Nos vemos, cuatro ojos —grité por encima de la música, apurando mis pasos, sin escuchar su réplica.

Me abrí paso entre la multitud de personas, pidiendo y murmurando permisos, hasta acercarme al balcón donde ese chico me seguía esperando aunque su rostro permaneciera lejano.

—Hola —saludó en voz baja, tanto que casi no pude escucharlo—. Me estabas mirando, ¿nos conocemos?

Negué con la cabeza, aunque no estaba seguro porque llevaba tres años en la universidad, y había conocido a muchas personas cuyos nombres y rostros no recordaba demasiado. Pero estaba seguro de que a él lo recordaría: la expresión melancólica y opaca que mantenía no era fácil de olvidar.

Con parsimonia, saqué un cigarrillo, sus ojos siempre puestos en mí.

—¿No te molesta? —pregunté, porque sabía que a muchas personas el olor del cigarrillo les desagradaba.

Pero él sólo negó con la cabeza, sacando un encendedor de su bolsillo. Puse el objeto entre mis labios y él se inclinó, unos centímetros más alto que yo, para encenderlo. No se alejó.

—Soy Levi Ackerman —continué una vez aspiré y expulsé el humo.

El chico asintió.

—Eren Jaeger —respondió contra mis labios—. ¿Me convidas?

Normalmente me habría negado, sin embargo, me sorprendí asintiendo, ofreciéndole el cigarrillo. Lo tomó y sin dudarlo un poco se lo llevó a sus labios, fumando junto a mí. De fondo, la música, gritos y risas resonaban, pero en ese balcón parecíamos íntimamente desconectados del mundo.

La universidad arrendó ese local para celebrar aquella fiesta, instalado en la playa Ishigaki, por lo que aquel balcón daba directo al mar. La noche estaba despejada, algo fría, pero no hasta el punto de ser insoportable. No con aquel cigarrillo en la boca.

—¿Qué estudias? —preguntó Eren entonces.

—Derecho —respondí—, voy a entrar en mi cuarto año, especializándome en Derecho Ambiental —expulsé más humo que desapareció en el aire—. ¿Y tú?

—Artes —contestó—, entraré en mi tercer año así que debo especializarme en algo, pero no sé si en Fotografía o Pintura.

Lo observé de arriba hacia abajo, deteniéndome en su cuerpo delgado, su piel caramelo, su cabello castaño y ojos que bajo esa luz parecían de color azul. Pero cuando ladeaba la cabeza, se convertían en verdes.

—Eres hermoso —dije—, serías un buen fotógrafo.

Sonrió de lado, aunque noté que sus ojos no se iluminaron. No parecía la primera persona que le decía que era guapo o bonito, lucía bastante acostumbrado a ello porque ni siquiera sus mejillas se colorearon de rojo.

—Gracias, Levi—dijo.

Otro silencio más.

El cigarrillo se consumió entre las caladas que cada uno le dio, apenas intercambiando palabra alguna. Los minutos pasaron y ambos observábamos a la gente en la playa, corriendo, persiguiéndose, algunos idiotas bañándose.

Me enderecé.

—Será mejor que…

—Quiero follar contigo —me interrumpió con tanta calma, que por un momento dudé de lo que me había dicho.

Nos observamos otra vez, sin perder la tranquilidad en tanto yo parpadeaba, incrédulo.

—¿Cómo?

Sus manos inquietas rebuscaron en su ropa, y del bolsillo de su pantalón sacó un papelillo. Lo reconocí inmediatamente como un porro.

Su expresión se volvió más lejana mientras lo encendía, llevándoselo a los labios.

—¿Puedes follarme? —preguntó exhalando el humo—. Cuando te vi, me pareciste muy guapo, Levi. Hace mucho no follo con un chico tan guapo y de verdad estoy algo caliente esta noche —ladeó la cabeza—. ¿Quieres?

Recibí el porro, fumándolo en silencio, pensando en sus palabras.

—¿Tienes condones? —contesté, porque la verdad es que no iba a negarme a su ofrecimiento.

Volvió a sonreír. Pero, otra vez, esa sonrisa no llegó a sus ojos.

—En mi carpa.

Sabía que algunos estudiantes iban a quedarse a dormir en la playa por lo que llevaron cosas para pasar la noche, así que me dejé llevar por él, caminando uno al lado del otro mientras nos alejábamos de ese local. Hanji y yo habíamos ido en su camioneta así que ella estaba con ley seca, es decir, no podía consumir alcohol alguno. Aunque…

—¿Puedo quedarme contigo? —pregunté, porque la verdad es que no quería terminar de follar y buscar a Hanji después. Y si ella conseguía conquistar a Moblit…

—Sí, pero no estoy solo en la carpa. Vine con unos amigos.

No me importaba mientras pudiera dormir.

Entramos al sector de camping, acercándonos a una carpa mediana. Eren se acercó, abriéndola y soltando un chasquido.

—¡Fuera, Annie! —regañó como una madre haría con su hijo—. ¡Ve a chuparle la polla a Armin a otro lado!

—¡Eren! —gritaron dos voces desde el interior.

—¡Es mi carpa, son mis reglas!

Se oyeron quejidos y cinco minutos después salió una chica con un chico, sus expresiones enfurruñadas por completo, ambos murmurando quejidos en voz baja. No me dirigieron una segunda mirada, aunque la chica se giró, mirando a Eren con una expresión de muerte.

—¡Volveremos en dos horas, idiota, para que no dejes todo lleno de semen!

Eren la fulminó con la mirada, importándole poco si estaba llamando la atención de tanta gente, y luego de ventilar un instante la carpa, me hizo pasar. Había dos colchones inflables de dos plazas: uno para Eren y el otro para la pareja que acababa de salir, el colchón desordenado y un poco desinflado. Me recosté al lado de mi acompañante, que estaba inclinado, buscando algo en su mochila.

—¿Eres gay? —preguntó cuándo sacó dos condones, volteándose.

Sonreí.

—Bisexual —aclaré.

Me miró.

—Es suficiente para mí —murmuró antes de inclinarse para besarme.

Nuestros alientos pasados a marihuana y alcohol se mezclaron, los labios húmedos cuando nuestras lenguas se encontraron, y deslicé mi mano por la cintura de Eren, sintiendo la piel ponerse de gallina.

Él se acomodó sobre mí sin separarse, jadeando contra mi boca, saliva deslizándose por nuestras barbillas gracias a lo torpe y salvaje del beso. Su culo se refregó contra mi entrepierna, que despertaba de a poco, así que luché por quitarle la playera, echándola a un lado. Hizo lo mismo, pero yo acaricié ahora sus pezones, sus sensibles botones siendo apretados, y soltó el primer gemido fuerte.

Aquel sonido envió una corriente de placer por mi espina dorsal, por lo que ahora llevé mis labios hacia el pezón izquierdo, comenzando a chupar, mordisquear y lamer, mis dedos luchando por desabrocharle el pantalón. Sus murmullos de asentimiento me animaban a continuar, entonces pronto estaba desnudo sobre mí, retrocediendo, bajando mis pantalones.

Sus manos agarraron mi polla algo erecta y dura, mirándola con ojos hambrientos.

—¿La puedo chupar? —preguntó.

Asentí con la cabeza, caliente y necesitado, y llevó su boca hacia abajo.

La expresión tranquila e inocente que Eren tenía me hacía pensar que no debía tener mucha experiencia sexual (o ser virgen, en su defecto), sin embargo, pronto me di cuenta de mi error: Eren sabía mamar una verga hasta casi hacerme correr sólo con cinco minutos chupando.

Sus labios húmedos se cerraron alrededor de mi glande, una de sus manos acariciando la base de mi pene, y me miró mientras bajaba más su boca, su lengua mojando mi longitud. Realmente me observó, sus ojos desafiantes, en tanto veía cómo se tragaba mi pene sin dificultad alguna.

Si quedé sorprendido por su forma de chupar una polla, fue todavía más sorprendente cuando, media hora después, me estaba montando entre jadeos y gemidos, su cabello sudoroso pegado a su frente, su mirada desenfocada en mi rostro, su rostro colorado y manos apoyadas en mi pecho, saltando sobre mi pene como si hubiera nacido para eso.

—Sí, sí, sí… —murmuraba con cada salto, lloriqueando en tanto yo acariciaba su polla, mi otra mano sosteniéndolo de la cintura para luego darle una palmada en el culo—, ahí, ahí, mm… Papi, más fuerte, más duro…

Gimoteé ante sus palabras, demasiado impresionado porque Eren no parecía alguien que follara mucho, pero los movimientos de sus caderas, su resistencia, me demostraba que no era alguien inexperto. Me demostraba que era una persona que disfrutaba mucho del sexo.

—Oh, oh… —detuvo sus saltos, comenzando ahora sólo a mover sus caderas, sus paredes anales húmedas por el lubricante apretándome, y jadeé cuando se inclinó—, fóllame como tu puta, papi

Ese Papi sonó perfecto para mí, poniéndome más duro, y le di otra palmada en el culo, agarrándolo ahora de la cadera con las dos manos.

—Vamos, salta —le gruñí embistiéndolo, oyendo sus gritos—, Papi quiere dejarte abierto, Eren…

—¡Papi! ¡Papi!

Lo follé dos veces y caí rendido sobre su pecho la última vez, oyendo sus jadeos, removiéndome para salir de su interior y quitarme el condón. Hubo un ruido chapucero cuando lo hice, buscando la bolsa de basura para tirar allí el plástico, y me devolví a la cama, observándolo medio dormido.

Eché agua de la botella en mis manos, buscando mi celular y le envié un mensaje a Hanji, diciéndole que nos juntáramos a mediodía para irnos. Recibí un emoticón de aprobación así que me cubrí con las frazadas, Eren acurrucándose a mi lado.

—Estuvo bien —murmuró.

—¿Sí? —pregunté con la voz ronca—. Follas bien —hice una pequeña pausa—. Olvida lo que te dije antes; deberías dedicarte al baile, Eren.

Se rió. Eren realmente se rió.

—Lo tendré en cuenta, Levi.

Luego de eso, dormimos.


No lo volví a ver hasta después de vacaciones, cuando el año académico comenzó otra vez, pero ahora lo observé de lejos y me percaté de algo interesante.

Eren pasaba desapercibido por todo el mundo: era callado, distante y lejano a todos, incluso a sus propios amigos, más habladores y ruidosos que él. Pero él sólo hablaba cuando le dirigían la palabra, se reía si la situación lo ameritaba, y el resto de las veces que le vi, sólo permanecía en silencio.

Era calladito, casi inocente…

Pero era así hasta que nos encontramos otra vez y follamos en su departamento luego de vernos en un club de baile.

Callado con todo el mundo, pero cuando estábamos a solas y la ropa estorbaba, se volvía una persona completamente diferente.

Él se derrumbó ahora sobre mí, los efectos del orgasmo provocando que todavía temblara entre mis brazos, y acaricié su nuca.

—Al final no te hice caso —me dijo entonces.

Enarqué una ceja.

—¿No? ¿En qué?

—Pintura —respondió, enderezándose para comenzar a moverse otra vez—. Escogí Pintura y me gusta mucho.

Luego de eso, volvió a gemir y ambos tocamos el cielo una vez más.

Y yo no sabía en qué me estaba metiendo.


Me encanta Bad Bunny, qué decir, y su última canción me inspiró a escribir esta porquería.

Es un three-shot, por lo tanto, no es nada largo. Sólo una tonta historia con algo de cosas fluff y cosas raras.

Si les gustó, agradezco un comentario uwu

¡Gracias por leer!