Día 7: Free Form
Imaginar
Sí se ponía a mirar hacia atrás nunca se hubiera imaginado que estaría así.
Nunca pensó vivir más allá de los doce. Abriendo las llamas del infierno que exigía su alma por sus pecados pasados.
Siempre llevó a sus hermanos desde menores a mayores de la mano para entregarlos a la muerte pero poco tiempo después, tras escapar, les tomó de la mano para huir de la misma muerte.
Hace uno años, no le gustaba convivir con su familia porque sabía el final que tendrían, ahora estaba de ellos. Niños, ahora convertidos en adultos que le regañaron por arriesgar su vida una vez más por ellos. Ahora ríen divertidos por el momento, pero siempre pendientes de sus cuidados.
Tan poco imaginó que iba a encontrar otra familia a cual ayudar a ser libre. Ahora estaba sentado con ellos, hablando de su infancia en el buque.
O de que no encontraría una figura paterna como fue Yuugo.
Ni imaginaría que los demonios a los que veía como enemigos, serían sus mejores amigos y mentores en sobrevivencia.
Solo por eso, su deuda con Norman nunca terminaría. Pensó alguna vez vencerle en astucia, pero en el momento en que Norman descubrió su plan y uso a Emma como intermediario supo que nunca lo vencería.
De igual manera, nunca creyó que aquel chico enfermizo terminaría creando una guerra de demonios para acabar con ellos. Sobretodo ser un Dios para los niños ganado que había salvado.
Pero tan poco llegó pensar lo mismo de Emma.
Emma, la chica sonriente, la energética, la optimista, la que nunca se deja vencer. Su amiga de la infancia, su hermana menor, su líder y su amor.
De todas las cosas para mencionarla, el último nunca paso en su mente solo en su corazón dejándolo sonrojado.
– "¿Y cómo no enamorarse de ella?" -Es lo que le dijo Norman cuando le cuestionó porque se enamoró de ella.- "Tú has convivido con ella, debes saber la repuesta". -Con los ojos cerrados con una gran sonrisa cínica adornando su cara.
Ray parpadeo abriendo los ojos. Analizando en su mente cada recuerdo que ha atravesado con ella. Haciendo que su cabeza se caliente, reflejado en su rostro. Norman se reía agarrándose del estómago, limpiando su lágrima por la reacción de su amigo.
Ray como el chico que es negó todo gritando casi haciendo berrinche como un niño.
¿Y Emma?
Emma solo escuchó detrás de la puerta. No iba a hacerlo, pero la curiosidad le ganó al oír su nombre. Por eso se asustó al encontrarse a Ray abriendo la puerta haciendo que ella caiga al piso.
Ambos se vieron directamente a los ojos.
Ambos se sonrojaron.
Ambos corrieron en direcciones opuestas ante la risa de Norman.
Luego la risa de Norman se apagó al darse cuenta del gran error que cometió.
Y no pudo evitarlo.
Ahora Ray se enfrentaba a Emma.
Ahora se besaban con la pelirroja sujetada en su cuello y él tomándola de la cintura.
Definitivamente, Ray nunca se imaginó ese momento.
Ni que se repetiría la escena con ella en un hermoso vestido blanco y él con un traje negro cuando la guerra terminó y la paz triunfo. Paz que ahora disfruta con sus hijos corriendo alrededor de Emma.
Yuugo, el mayor de trece años; cabello oscuro con mechas naranjas, con los verdes pero afilados como los de Ray. Isabella, la mediana de grandes ojos violetas con cabellos oscuros pero una antena en la cabeza, tenía ocho años. Y finalmente, el bebé que su esposa cargaba: Ren. Un año, sonriente y alegre con cabellos naranjas como Emma y con ojos tornasol como Ray. Ya que en ocasiones se veían, negros, otros marrón oscuro o aceitunados.
Caminó hacia su familia, misma que le agitaba sus manos para llamarle. Se reunió a sus alegrías mientras sostenía a su bebé a la que arrollaba con la canción de Isabella.
Nota: Ya por fin. He terminado tarde esta semana pero lo logré. Espero que les haya gustado alguna de mis historias.
