Disclaimer: Ninguno de los personajes, del mundo de Harry Potter, me pertenecen, si no a JK Rowling.
La historia es de la gran talentosa SenLinYu quien me dio la autorización para traducirla. ¡Thank you sooo much Sarah!
Pueden encontrar la historia original en mi lista de favoritos, o en el siguiente link: www . fanfiction s / 12917045 / 1 / Manacled (quiten los espacios)
¡Muchisimas gracias a ectoheart por hacer la preciosa portada del fic! y en parte por corregir este primer capítulo. Es muy talentosa y ha hecho grandes fanarts para este fic y otros Dramiones más. Si tienen curiosidad vayan a ver su tumblr que tiene el mismo nombre, no se van a decepcionar.
Y finalmente muchas gracias a Flame's Child y Siriuslychessipor ayudarme a corregir esto y los próximos capítulos de este fic.
Sinopsis: Harry Potter está muerto. Después de la guerra, Voldemort realiza un esfuerzo de repoblación para fortalecer el poder del mundo mágico. Hermione Granger tiene un secreto de la Orden resguardado en su mente. Hasta poder decodificarlo, es enviada como esclava del Oficial Supremo, para ser embarazada y monitoreada hasta poder acceder a su mente y develar lo que allí se encuentra.
Advertencia: Esta obra es oscura. Violación y sexo no consensuado son un aspecto significante y constante de la trama. También hay muertes de personajes, trauma psicológico, descripciones de violencia de campo de batalla y referencias de tortura. Se aconseja la discreción del lector.
Nota de autor: los personajes en esta historia no son míos: pertenecen a JK Rowling, quien resulta que no soy. La inspiración inicial de esta trama ocurrió cuando estaba mirando el primer episodio del "Cuento de la criada". En homenaje hay algunos pequeños elementos que mantuve durante la historia. El título Oficial Supremo se extrajo del uso de Lady_Of_Clunn en su historia Uncoffined.
Esta historia se aleja del universo establecido a partir de la conclusión de Harry Potter y la Orden del Fénix.
Ooooooooooooooooooooooooooo
Manacled
por SenLinYu
Capitulo 1
Hermione había perdido la esperanza de ver en la oscuridad.
Por un tiempo, había pensado que tal vez si simplemente dejaba que sus ojos se acostumbraran eventualmente vería un leve contorno.
No había destellos de luz de luna que se filtraran en lo profundo de las mazmorras. No había antorchas en los pasillos fuera de la celda. Solo más y más oscuridad, hasta el punto que a veces se preguntaba si tal vez estaba ciega.
Había explorado cada centímetro de la celda con la yema de los dedos. La puerta estaba sellada con magia, no tenía cerradura que forzar; de hecho no tenía más que un sorbete y un orinal.
Olfateó el aire con la esperanza de que pudiera indicarle algo; la estación, el aroma distante de comida o pociones. El aire era añejo, húmedo, frío. Sin vida.
Había esperado que si revisaba con suficiente cuidado, encontraría una piedra suelta en la pared; algún compartimento secreto ocultando un clavo, una cuchara, o incluso un poco de cuerda. Pero al parecer la celda nunca había tenido un prisionero audaz. No había marcas que indicaran el tiempo. No había rocas sueltas. Nada.
Nada más que oscuridad.
Ella ni siquiera podía hablar en voz alta para aliviar el silencio interminable. Ese había sido el regalo de despedida de Umbridge, después de que la arrastraran a la celda y revisaran sus esposas una última vez. Estaban a punto de irse cuando la mujer cara de sapo hizo una pausa y susurró—: Silencio.
Levantando la barbilla de Hermione con su varita para que sus miradas se encontraran, y añadió—: Pronto lo entenderás.
Umbridge se había reído tanto que su aliento empalagoso y azucarado flotó hacia el rostro de Hermione.
Luego se había quedado sola en la oscuridad y el silencio.
Se preguntaba si se habían olvidado de ella; nadie vino. No hubo torturas, ni interrogaciones. Solamente oscuridad, silencio y soledad.
Las comidas aparecían de forma aleatoria, así que ni siquiera podía llevar un conteo del tiempo.
Recitaba recetas de pociones en su cabeza. Técnicas de transfiguración. Revisaba runas. Canciones infantiles. Sus dedos giraban mientras imitaba las técnicas de varita, pronunciando la entonación del hechizo. Contaba hacia atrás desde mil restando números primos.
Incluso comenzó a ejercitarse. Aparentemente a nadie se le había ocurrido restringirla físicamente, y la celda era suficientemente espaciosa como para que ella pudiera dar una voltereta lateral en diagonal. Aprendió cómo hacer paradas de mano. Pasó lo que sintieron horas haciendo sentadillas y lagartijas con la que su prima había estado obsesionada un verano. Descubrió que podía pasar sus pies a través de las barras de la puerta de la celda y hacer abdominales mientras colgaba boca abajo
Eso la ayudaba a desconectar su mente. Contar. Empujarse a sí misma a nuevos límites físicos. Cuando sus brazos y piernas se convertían en gelatina, se desplomaba en un rincón y se quedaba dormida libre de sueños.
Era la única manera de que el final de la guerra dejara de mostrarse frente a sus ojos.
A veces se preguntaba si estaba muerta. Tal vez esto era el infierno. Oscuridad y soledad y nada más que sus peores recuerdos ante sus ojos para siempre.
Cuando hubo finalmente un ruido se sintió ensordecedor. El chillido en la distancia cuando una puerta grande abandonada se abrió de golpe. Luego hubo luz. Una luz cegadora.
Era como ser apuñalada.
Ella tropezó en el rincón y se cubrió los ojos.
—Todavía está viva —escuchó a Umbridge decir sorprendida—. Levántenla, veamos si sigue lúcida.
Unas manos ásperas arrastraron a Hermione desde el rincón, e intentaron apartarle las manos de los ojos. Incluso apretándolos el dolor del brillo repentino se sintió como cuchillos entrando en sus córneas. Tiró de las manos para volver a presionarlas sobre sus ojos otra vez, quitando los brazos del agarre de sus captores.
—¡Oh, por el amor a Merlín!—Umbridge explotó —. Vencidos por una sangre sucia sin varita. ¡Petrificus Totalus!
El cuerpo de Hermione se puso rígido. Afortunadamente sus ojos permanecieron cerrados.
—Deberías haber sido lo suficientemente inteligente para morir. ¡Crucio!
La maldición de la tortura surcó el cuerpo inmóvil de Hermione. Umbridge no era la lanzadora más fuerte que la hubiese maldecido, pero tenía toda la intención y el dolor la atravesó como fuego. Incapaz de moverse, sentía cómo sus entrañas se retorcían en nudos, intentando escapar del dolor. Su cabeza palpitaba mientras el dolor crecía y crecía sin ninguna liberación.
Después de una eternidad el hechizo se detuvo, y sin embargo todavía no lo hacía. La maldición había terminado pero el dolor agonizante se mantuvo enroscado, haciéndola arder mientras atravesaba su cuerpo congelado. Como agujas que se clavan en los nervios pero ya no en movimiento.
Hermione pudo sentir su cerebro escarbando para escapar, liberarse de la agonía suspendida. Solo quería liberarse. Solo liberarse. Pero no pudo.
—Llévala a evaluación. Hazme saber de inmediato lo que dice el sanador.
El mundo de Hermione era una confusa cacofonía de sonidos y agonía mientras era levitada por los pasillos. Tanto sonido. Sentía como si las vibraciones estuvieran perforando su piel.
Tendría que haberse quedado dentro de una barrera de protección porque de pronto el aire explotó con sonidos y luces. Ella intentó concentrarse sólo en el sonido. Diez pasos directos. Uno a la derecha. Treinta pasos. Uno a la izquierda. Quince pasos. Parar. Uno de los guardias que la levitaban golpeó una puerta.
—Adelante —dijo una voz apagada.
La puerta se abrió.
—Colóquenla allí.
Hermione sintió que arrojaban su cuerpo a una camilla.
Percibió que una varita la tocaba.
—¿Hechizos recientes?
—Inmovilización y el cruciatus —contestó una nueva voz. Hermione pensó que la reconocía, pero su mente estaba demasiado confundida por la agonía para recordar.
—¿Mientras estaba inmovilizada? —el sanador sonaba molesto —¿Por cuánto tiempo?
—Un minuto. Tal vez más.
Un siseo de irritación.
—Apenas tenemos suficientes como estamos. ¿Umbridge está intentando arruinarlas? Átenla, de lo contrario se lastimará cuando quite los hechizos.
Hermione sintió cómo las correas de cuero se envolvían alrededor de sus muñecas y tobillos, y le metieron algo a la fuerza entre los dientes. Luego una varita tocó su frente.
—¡Yu-hu! Pequeña bruja, como si tu mente ya no fuera papilla. Esto va a doler…mucho. Pero —él continuó alegre —, te sentirás mejor después. ¡Finite Incantatem!
El mundo de Hermione explotó. Era como ser golpeada con la maldición cruciatus de nuevo. Finalmente móvil, su cuerpo retrocedió, y gritó y se sacudió. Las correas que la sujetaban apenas la detuvieron de arquearse hacia atrás mientras se retorcía, se mecía y gritaba de agonía. Pareció una eternidad antes de que ella dejara de moverse. Mucho después que su voz había cedido, incluso sus músculos se seguían sacudiendo violentamente y su pecho estaba agitado con sus sollozos.
—Está bien. Puedes retirarte —dijo el sanador, mientras volvía a tocar a Hermione con su varita —.Pero dile a Umbridge que si llega a venir otra así, la reportaré por sabotaje.
Hermione abrió un poco un ojo y vio a los guardias marcharse. Su visión era borrosa. Todo era agobiadoramente brillante, pero podía distinguir figuras vagas y la luz dolía menos. O más bien, otras cosas dolían más que sus ojos.
El sanador regresó a ella. Era un hombre de contextura grande. No lo reconoció, entrecerró los ojos, intentando verlo con claridad.
—Oh bien, puedes seguir el movimiento —giró la muñeca para ver el número de prisionero en la esposa —. Número 273…
Sacó un expediente delgado de una repisa y frunció el ceño mientras lo leía.
—Sangre sucia, obviamente. Estudiante de Hogwarts. Oh, muy buenas calificaciones. Hmmm. Maldición desconocida en el abdomen en quinto año. No es una muy buena señal. Bueno, veamos con que tenemos que trabajar.
Realizó un hechizo complejo de diagnóstico por encima de ella. Hermione observó su firma mágica flotar sobre su cabeza y varios orbes de color se acomodaron a lo largo de su cuerpo
El sanador los tocaba y escribió unas notas. Estaba particularmente interesado en su abdomen, especialmente en un orbe que estaba teñido de púrpura.
—¿Qué...? —ella dijo con voz rasposa y la mordaza entre sus dientes —…¿qué está mirando?
—¿Hmm? Oh, una variedad de cosas; en gran parte su salud física. Es notable su buena condición. ¿Dónde la han tenido encerrada? Aunque nada de eso importa si no puedo averiguar qué es esta vieja maldición que todavía lleva.
Él trabajó en silencio por varios minutos más antes de reírse. Con un giro complicado de su varita y un encantamiento que Hermione no pudo reconocer, observó una corriente oscura de llamas púrpuras disparada hacia su estómago. Sus entrañas de repente comenzaron a burbujear, y luego sintió que algo se retorcía entre sus órganos. Algo se arrastraba dentro de ella.
Antes que pudiera gritar, el sanador lanzó un hechizo rojo hacia ella. Los retorceos terminaron y sintió como si algo se hubiera disuelto dentro de ella.
—Un hechizo mal realizado —el sanador explicó —. Alguien quería que te comieran viva, pero afortunadamente para ti la maldición quedó incompleta. Lo arreglé, y luego lo cancelé. De nada.
Hermione no dijo nada. Dudaba que algo de eso fuera para su beneficio.
—Bueno, estás limpia. También eres elegible. Creo que podrás ser de gran uso; aunque con el cruciatus es probable que requiera un poco de terapia antes de que te recuperes del todo. Haré una nota.
Con un movimiento de su varita las correas alrededor de sus muñecas y tobillos se soltaron. Hermione se sentó lentamente. Sus músculos seguían sacudiéndose involuntariamente.
Al abrir la puerta, el sanador dijo:
—Pasó el examen. La pueden procesar.
Caminó hasta su escritorio.
Todo fue incómodamente luminoso para Hermione. Entrecerró los ojos. Era todo tan brillante que apenas podía ver más allá de la luz para distinguir las figuras alrededor de ella.
Con una mano temblorosa se quitó la mordaza que tenía entre los dientes, que empezaron a castañear de inmediato. Se dio cuenta que tenía un terrible, terrible frío. Demasiado frío.
El guardia se estaba acercando, alcanzando su brazo para llevársela. Ella se deslizó de la camilla e intentó pararse.
Se tambaleó.
—Seeeñññooor…
¿Qué era esa voz? No recordaba cómo sonaba su voz.
Las palabras salieron arrastradas y todos los objetos luminosos en la sala parecían expandirse y distorsionarse ante sus ojos como si hubiera caído en una pecera. El sanador se volvió hacia ella con curiosidad.
—Creeeeeo mmmm que voy a entraaaaarrrr en sshhh—las palabras parecía que no salían a través de sus dientes castañeando. Volvió a tratar—: Shhhh…shhhhh…shhhhhhoooooock...
De pronto la oscuridad comenzó a filtrarse en los bordes de su visión, comiendotodas las cosas luminosas hasta que todo lo que pudo ver fue el rostro preocupado del sanador nadando ante ella. Sus ojos rodaron y se cayó…
Nadie la atrapó.
Su cabeza golpeó con la esquina de la camilla. Fuerte.
—¡Mierda! —maldijo el guardia. Incluso el sonido parecía tambalearse y distorsionarse.
Lo último que Hermione recordó fue que pensó que él tal vez podría ser Marcus Flint.
Cuando recuperó el conocimiento sintió como si se ahogara en avena. Hermione no estaba segura del porqué era la primera comparación que venía a su mente. Luchó para arrastrarse a la superficie, moviéndose hacia las voces apagadas, intentando darles sentido.
—¡Dieciséis meses en una celda de aislamiento, privación de luz y sonido! A esta altura debería estar completamente loca, si no muerta. ¡Ni siquiera hay registros de ella! ¡Como si la hubiera arrojado en un pozo sin fondo! Mire este expediente. Prisionera 187 en la cama de al lado. ¿Ve cuántas páginas tiene? ¡Controles! ¡Análisis de sangre! ¡Sesiones de salud mental! ¡Recetas de pociones! Incluso tengo fotos de ella para ver cómo se veía antes de que usted la desfigurara. Ésta aquí… ¡Nada! ¡Estaba registrado que ella estaba asignada a esta prisión y luego se desvaneció! ¡Nadie la había visto! ¡No hay siquiera registro de que haya comido algo! ¡Durante dieciséis meses! ¡Explique cómo sucedió esto!
Hubo una pausa y luego Hermione escuchó—: Ejem…eeh…
La voz entrecortada de Umbridge comenzó a susurrar—:Hay tantos prisioneros aquí. No es sorpresa si uno o dos logran caer en el olvido como lo hizo la señorita Granger.
—Señorita… Granger —la otra voz sonó de repente horrorizada y tartamuda—. ¿LA Granger? ¡Usted sabía que era ella! Trató de asesinarla.
—¿Qué? ¡No! Nunca…es el Señor Tenebroso quien decide su destino. Yo soy simplemente una servidora—Umbridge se defendió débilmente.
—¿De verdad pensó que nuestro Señor se olvidaría de una prisionera como Hermione Granger? ¿Usted cree que él la perdonará si sabe lo que hizo?
—¡No era mi intención que durara tanto! Iba a ser simplemente una situación temporaria. No la conoce. No sabe de lo que ella es capaz. Me tenía que asegurar que no se pudiera escapar o de que no se comunicara con alguien. En el castillo todavía estaban volviendo a colocar los hechizos protectores. Luego…luego para cuando todas las preparaciones se habían hecho…ella…ella se me escapó de la mente. ¡Nunca desafiaría a nuestro Señor!
—El éxito del proyecto que nuestro Señor ha asignado depende de usted y de mí. Si descubro aunque sea un indicio de que ha hecho algo más para debilitar su agenda, la reportaré de inmediato a él. Así como vamos, Granger está a partir de ahora completamente bajo mi jurisdicción. No se puede acercar a ella sin mi permiso. Si algo más le sucede, por otra persona, asumiré que usted es responsable de ello.
—Pe…pero ella tiene tantos enemigos—Umbridge protestó.
—Entonces le sugiero que supervise su prisión con más cuidado. El Señor Tenebroso la nombró a ella específicamente en sus planes. La acusaré ante él hoy, si es lo que se necesita para tener éxito. He trabajado mucho más tiempo y con mucho más esfuerzo que usted para llegar adonde estoy, alcaldesa. No dejaré que nadie intervenga en mi camino. Vaya a procesar a las que quedan. El Señor Oscuro espera un informe sobre los números elegibles esta noche y he perdido la mitad de mi día arreglando su error.
Un par de pasos se desvanecieron. Hermione pensó y esperó que fueran los de Umbridge. Abrió un ojo intentando mirar a su alrededor sin que los demás se dieran cuenta.
—Estás despierta.
No fue lo suficiente cuidadosa. Abrió los ojos por completo y miró al contorno borroso de una sanadora parado sobre ella. La sanadora se inclinó un poco más para estudiar a Hermione y ella pudo distinguirla de alguna forma contra el brillo de la luz. Una mujer mayor, severa, con ropas que denotaban su antigüedad médica.
—Así que eres Hermione Granger.
Hermione no estaba segura de cómo responder a ese comentario. La conversación que había escuchado no había arrojado luz sobre lo que se quería de ella. Era importante para una terrible maquinación de Voldemort. No se suponía que estuviera muerta o loca y la querían saludable. Probablemente no se suponía que la torturaran horriblemente otra vez.
Ella se quedó callada, esperando que la sanadora fuera de la clase de que siguieran hablando cuando las personas fallaban en responder. Se decepcionó.
—Tengo que preguntarte, ya que parece que nadie más sabe. ¿Cómo sigues todavía viva? ¿Cómo lograste mantenerte cuerda?
—No…no…lo sé… —Hermione contestó después de esperar varios segundos. Su voz sonaba más profunda y temblorosa de lo que recordaba. Sus cuerdas vocales se sentían atrofiadas. Era difícil marcar las palabras; las consonantes salían arrastradas y luego hizo una pausa como si fuera necesario hacer un esfuerzo para expulsarlas—. Hi…hice aritmética mental… re…recité pociones. Hice lo que pude…para no caer en un…lapsus.
—Sorprendente —la sanadora murmuró, escribiendo en un expediente —. ¿Pero cómo sobreviviste? No hay registros de que alguien te estuviera alimentando y aun así estás en un estado nutricional perfecto.
—No…no lo sé. La comida aparecía. Nunca había un tiempo establecido. Pensé que…era a propósito.
—¿Qué era a propósito?
—La irregularidad…pensé que… —su garganta se sentía agotada mientras seguía hablando —…era parte de la….privación sensorial. Para evitar que…yo…supiera...cuánto tiempo…había pasado.
Su voz se hacía cada vez más débil con cada palabra.
—Oh. Sí. Eso hubiera sido creativo. ¿Y tu condición física? Nunca te sacaron de esa celda. Aún así tienes mejor tonificación muscular que la mitad de mis sanadores. ¿Cómo demonios es eso posible?
—Cuando…no pude…soportar pensar, hacía ejercicios…hasta que ya no pudiera más.
—¿Qué clase de ejercicios?
—Cualquier cosa. Saltos. Flexiones. Sentadillas. Cualquier cosa…que me cansara…así no soñaba.
Más anotaciones.
—¿Qué clase de sueños estabas tratando de evitar?
Hermione se quedó sin aliento. Las otras preguntas habían sido fáciles. Pero eso…eso era demasiado cerca a algo real.
—Sueños de antes.
—¿Antes?
—Antes de llegar aquí —la voz de Hermione era tranquila. Furiosa. Cerró los ojos; la luz le estaba dando una severa migraña.
—Por supuesto —más anotaciones. El sonido hacía que los músculos de Hermione se estremecieran reactivamente—. Estarás aquí en la enfermería hasta que los efectos secundarios de tus sesiones de tortura se hayan aliviado por completo. Traeré también un especialista para averiguar qué le sucedió a tu mente.
Los ojos de Hermione se abrieron de golpe.
—¿Hay…? —vaciló —…¿hay algo malo…conmigo?
La sanadora la contempló antes de agitar su varita sobre la cabeza de Hermione.
—Fuiste mantenida en un aislamiento sensorial durante dieciséis meses. El hecho de que estés lúcida es un milagro. Pero es difícil evitar los efectos de tal experiencia, especialmente dadas las circunstancias previas a tu llegada. ¿Imagino que estudiaste algo de sanación durante la guerra?
—Sí… —Hermione admitió en voz baja.
—Entonces sabes cómo una mente normal y saludable luce. Esta es la tuya.
Una simple manipulación de varita dibujó la imagen proyectada mágicamente del cerebro de Hermione.
Hermione entrecerró los ojos. Había pequeñas luces que brillaban dispersas, algunas agrupadas, otras esporádicas. Por todo su cerebro. Ella nunca había visto una cosa así antes.
—¿Qué son esos?
—Mi mejor conjetura, es que son estados de fugas creados mágicamente.
—¿Qué?
—En algún momento durante tu aislamiento, tu magia comenzó a intentar protegerte. Ya que no pudiste expresar ninguna magia externamente, se interiorizó. Tú trabajaste duro para evitar, como dijiste, caer en un lapsus. Pero es difícil que uno esté equipado para manejar tal cosa. Tu magia ha encapsulado partes de tu mente. Como resultado, de alguna forma se fragmentó. Normalmente una fuga es general pero éstas parecen ser casi quirúrgicamente precisas. Aunque la salud mental no es mi especialidad.
Hermione miró, horrorizada.
—¿Quiere de…decir…que me disocié?
—Algo parecido. De hecho nunca antes había visto algo así. Esto podría ser una nueva enfermedad mental.
—¿Ten…tengo personalidades múltiples? —Hermione sintió de pronto que se desmayaba.
—No. Simplemente has aislado partes de tu mente. Creo que tu magia intentó protegerlas de ataques mentales pero por extensión te impidió acceder a ellas.
Hermione estaba tambaleándose internamente.
—¿Qué…es lo que…no recuerdo?
—Bueno, no estamos del todo seguros. Tú tienes que ser la que descubra lo que ha olvidado. ¿Cuáles son los nombres de tus padres?
Hermione hizo una pausa por un momento, tratando de calcular si la pregunta era basada en buscar un diagnóstico o si era potencialmente para extraer información. Luego sintió cómo se quedaba pálida.
—No lo sé —admitió horrorizada—. Recuerdo que tuve padres. Ellos eran…muggles. Pero…no puedo recordar nada de ellos.
Luchando contra la presión sobre el pánico que subía en su interior, miró a la sanadora, implorándole.
—¿Usted no sabe nada?
—Me temo que no. Intentemos con otra pregunta. ¿Recuerda al colegio que fue? ¿Y sus mejores amigos allí?
—Hogwarts. Harry y Ron —Hermione murmuró en voz baja.
—Bien.
—¿Recuerda al director?
—Dumbledore.
—¿Recuerda qué le sucedió a él?
—Murió —Hermione dijo rotundamente. Aunque estaba segura que los detalles se sentían borrosos.
—Sí. ¿Recuerda las circunstancias de su muerte?
—No. Recuerdo que… él fue reincorporado como director después de que se confirmó que Vold…Vold…Quién-Tú-Sabes había regresado.
—Interesante —hubo más anotaciones—. ¿Qué es lo que recuerda de la guerra?
—Era sanadora. Estaba en la sala del hospital. Hubo muchas personas que no pude salvar…y recuerdo perder… Algo…algo no funcionó. Harry murió. Y ellos…ellos lo colgaron de la torre de astronomía y nosotros lo vimos pudrirse. Y colg…colgaron a Ron y a su familia junto a él. Y a Tonks y Lupin. Los torturaron hasta matarlos. Luego me pusieron en esa celda y me dejaron allí.
Hermione estaba temblando mientras hablaba. Lo suficientemente fuerte que la cama del hospital se movió e hizo un ruido chirriante.
La sanadora no prestó atención y simplemente siguió escribiendo más notas.
—Esto es muy inusual e interesante. Nunca antes había escuchado de un estado de fuga como este. Estoy ansiosa por escuchar lo que el especialista piensa.
—Me alegra ser tan interesante —Hermione dijo fríamente.
—Vamos, querida. No soy del todo insensible. Míralo desde una perspectiva médica. Si hubiera algo en tu pasado que fuera lógico para que tu mente se protegiera de eso, sería el periodo de posguerra… y claramente estás traumatizada por eso. En su lugar, ¿qué decidiste proteger inconscientemente? Las identidades de tus padres y la estrategia de guerra de la Orden. Tu magia no eligió proteger tu psiquis, eligió proteger a todos los demás. Eso es muy interesante.
Hermione supuso que lo era, pero todo simplemente se sentía demasiado.
Sólo el hecho de volver a ver otra vez era abrumador. Ser capaz de hablar. Estar fuera de su celda. Todo se sentía demasiado. Demasiado fuerte. Demasiado brillante.
Ella no dijo nada más. Después de unos minutos de escribir, la sanadora volvió a levantar la vista.
—A menos que el especialista tenga una objeción te quedarás en la enfermería por una semana para que te recuperes antes de procesarte. Eso te dará tiempo para aclimatarte a la luz y al sonido nuevamente, y someterse a la terapia que vas a necesitar para recuperarte de tu tortura y esa contusión que te hiciste durante tu revisión.
La sanadora comenzó a alejarse pero luego se detuvo.
—Espero que lo que diga sea innecesario, pero supongo que dada su casa e historia debo decirlo de todas maneras. Actualmente se encuentra en una encrucijada, señorita Granger. Lo que le sucederá a continuación es inevitable, pero puede elegir cuán desagradable forzará que lo sea.
Con esa despedida y…¿consejo? ¿Una amenaza? ¿Una advertencia? Hermione no estaba completamente segura. La sanadora desapareció detrás de la cortina divisoria.
Hermione miró a su alrededor con cuidado. Seguía en Hogwarts. Le habían cambiado sus prendas de prisión a un pijama de hospital. Al levantar las mangas notó decepcionada que nadie cometió el error de quitarle las esposas envueltas en cada muñeca.
Levantó una muñeca delante de su rostro para inspeccionarlas. Se las habían colocado inmediatamente después de ser puesta prisionera en su celda, y nunca había tenido la oportunidad de realmente ver cómo lucían.
A la luz parecían ser simplemente un par de brazaletes alrededor de cada muñeca. Brillaban como una moneda nueva. Estaban chapadas en cobre, como lo había supuesto.
En la oscuridad de su celda, ella había pasado una cantidad incalculable de tiempo intentando determinar qué eran exactamente. La simple respuesta era que ellas suprimían su magia. Pero cómo lo hacían puntualmente y cómo podría lograr sortearlo mientras estaba "ciega y muda", la había llevado a pensar mucho.
Cuando finalmente admitió para sí misma que era imposible evitar su efecto, comenzó a investigar cómo funcionaban.
Quien sea que las haya desarrollado, ella lo odiaba y lo admiraba. Estaba segura por la forma en que el cobre conducía su magia que cada una tenía un núcleo de fibra de corazón de dragón; posiblemente tomados de su propia varita.
Las esposas se sentían específicamente en sintonía con ella.
En su celda durante todos sus intentos de ejercer magia sin varita, la magia se deslizaba por sus brazos hacia sus manos para ser lanzada y luego simplemente…se disolvía cuando llegaba a las esposas. Ahora que confirmó que eran enchapadas en cobre comprendió de inmediato cómo funcionaban.
El cobre succionaba la magia en sí misma. Recordó a Binns dando clase en Historia de la Magia sobre los intentos de utilizar materiales distintos a la madera para las varitas. El cobre había sido una de las elecciones obvias debido a su conductividad mágica natural. Desafortunadamente, era demasiado conductiva. Succionaba cualquier indicio de magia que detectaba, ya sea a propósito o no. Los hechizos explotabanen las varitas de cobre antes de que un mago pudiera terminar de lanzarlos. Apenas podían tocar las varitas sin que salieran disparadas. La explosión de dos laboratorios de varitas y la pérdida de cuatro dedos del pie convencieron a los fabricantes de varitas probar otra cosa aparte del cobre.
Hermione estaba segura de que el núcleo de las esposas era de hierro. El cobre, emparejado con la fibra de corazón de dragón, le arrebataba su magia y luego la depositaba dentro del núcleo de hierro, donde era neutralizada de manera efectiva.
La ingeniosidad la hizo sentir furiosa.
Las esposas de hierro eran bastante comunes en las prisiones mágicas. Se empapaban de la magia lo suficiente como para evitar que los prisioneros lanzaran algo poderoso. Pero siempre había sido imposible neutralizar por completo la magia de una bruja o un mago con hierro. Siempre podían dejar filtrar un poco de magia o simplemente dejar que se acumularan hasta que una ola de magia accidental las hiciera explotar. El cobre resolvía eso. Con su impaciente conductividad, especialmente ayudada con el núcleo mágico que coincidía con la varita del prisionero, el cobre absorbía casi toda la magia que se acumulaba dentro de Hermione.
Lo que la convertía, efectivamente, en una muggle.
.
NdT: ¡Muuuuy buenas mis queridas lectoras! Se que tengo otras historias pendientes, lo sé, y voy a retomar su curso pronto, pero quería presentar esta historia lo más pronto posible; así que qué mejor fecha presentarlo cuando es mi cumpleaños.
Esta historia es muy popular en el fandom inglés y también lo está siendo en el de Hispanoamérica, y más con la función que ahora trae fanfiction de traducir historias, cosa que nos quita un poco el trabajo a las traductoras, pero no me desanima del todo para seguir presentando mis proyectos para los que me quieran seguir acompañando, así que estoy muy agradecida por eso.
La historia es por momentos muy lenta, pero tiene más que giros interesantes, y las que me siguen saben que siempre procuro traerle lo mejor. La autora, SenLinYu, hace poco que empezó a escribir Dramiones, y escribe maravilloso. Realmente espero que la disfruten.
¡Así que sean más que bienvenidas a esta nueva aventura!
Un gran beso y abrazo para todas mis queridas Dramioneras.
*31 de mayo de 2019*