QUIERO ENAMORARME EN EL ACUARIO

-3 FINAL-

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Cálido, tranquilo, seguro y agradable, así se sentían los brazos que la rodeaban, el aroma a mikans que se inmiscuía en su nariz le daba una cierta tranquilidad y armonía. Una respiración cálida y reconfortante le hizo cosquillas en la cara, haciendo que sus labios se curvaran en una pequeña sonrisa.

Leves caricias en su cabello aliviaban la tensión, una sensación de confort bastante conocida. Sus propias manos estaban ocupadas atrayendo el conocido cuerpo, ahora que sus sentidos estaban espabilándose, tenía la necesidad de continuar cerca.

Abrió los ojos, sólo para encontrarse con dos lunas carmín que parecían atravesar su alma. Estaban apenas a una pulgada de distancia entre sí, con sus frentes descansando juntas, sus narices casi tocándose, el tiempo parecía haberse congelado.

Se vio reflejada en esos ojos, llenos de las mismas emociones que sentía, tranquilidad, familiaridad, cariño y sobre todo, expectativa. Podía sentir el latido del corazón de Chika, sincronizado al suyo, como si hubiera algún tipo de conexión entre ambos.

Justo entonces, Susume Tomorrow! rompió la burbuja encantada. Los ojos rojizos se entrecerraron, casi decepcionados, y los brazos ajenos la dejaron.

—Buenos días Chika-chan, ¿lista para otro gran día? —saludó, mirándola luchar contra las sábanas para alcanzar su celular y apagar el despertador.

—¡Por supuesto! Este el día decisivo —le respondió, animada y brillando de éxtasis.

La energía la contagió de inmediato, dejó a un lado su parte de cobijas y salió del futón, dándose cuenta de que en verdad era el suyo, tal y como había creído la noche anterior. Sintió un poco de vergüenza al ser consciente de lo mucho que disfrutaba las atenciones de su amiga, después de un largo tiempo sin estar solas.

Viéndola tan alegre y llena de energía, estaba segura de que esta había sido la mejor opción, aun si tenía sus reservas sobre Riko… Riko, la breve conversación con ella regresó a su mente, seguía sin entender nada de sus palabras, ¿las elecciones de Chika? ¿Lo que estaba haciendo? ¿Acaso tenía que ver con su inusual comportamiento?

Si era así… las atenciones, los gestos… ¿eso significaba que había esperanza de que Chika correspondiera? Algo se removió dentro de ella, con la fe afianzándose a su alma.

—Primero, ¡vamos a desayunar! —exclamó Chika, sacándola de su mente.

No sabía cuánto tiempo se había quedado en blanco pensando, pero ver las cejas levantadas de Chika en confusión, supo que de nuevo había sido un lapsus largo.

—Ah… si, claro —murmuró, cohibida.

—Te pierdes demasiado en tu mente, You-chan, ¡se supone que debemos divertirnos en estos días! Mou~ —Las mejillas infladas de Chika eran adorables, tanto que no pudo evitar ir y jugar con ellas a pellizcos— ¡You-chan!

Se echó a reír, viendo cómo su cara se deformaba. Recibió algunos manotazos tratando de alejarla, que ella repelió con cosquillas, la chica mikan no estaba dispuesta a dejarse vencer y también la atacó, pronto ambas estuvieron ensartadas en una gran lucha de cosquillas por todos lados.

—¡Basta, basta! —Clamó You, rindiéndose a la risa que le hacía doler el estómago—, si seguimos riendo, no vamos a disfrutar del desayuno a tiempo, nos queda poco para que Yuuri-san venga a recogernos.

Chika paró su ataque, jadeando y riendo apenas.

—Tregua hecha —dijo, limpiándose las pequeñas lágrimas.

Recuperaron el aire faltante, se ducharon con más calma que la noche anterior, donde el cansancio las mataba. You luchó bastante para tratar de actuar normal; lo menos que necesitaba era que Chika la tachara de pervertida.

Vestidas con una nueva playera del acuario, esta vez, más preparadas con suéteres, salieron al comedor de Ryokan donde otros huéspedes ya se encontraban degustando una increíble variedad: tamago kaken (arroz con huevo crudo), algas secas, nato, salmón a la parrilla, shirasu (ensalada de pescados), tsukemono y tofú, acompañado de té verde caliente.

Hablaron un poco con los otros huéspedes, sobre su corta estancia y cómo habían llegado hasta ahí. Esta vez, no se amedrentó cuando Chika le dio de comer, incluso ella misma se animó a regresarle la atención, obteniendo sonrisas mucho más animadas y pequeños sonrojos que la ponían de nervios.

Una hora después, ambas estaban con las mochilas en la cajuela del auto, en marcha a su primer destino del último día en Kioto.

—Hoy es el día de aventura y diversión —comenzó a explicar la guía—, primero, iremos al Teatro Gion Corner, donde veremos cada uno de los siete artes de nuestra cultura, después después iremos por una maravillosa experiencia samurái y finalmente visitaremos la Torre de Kioto, las dejaré en la estación de trenes al anochecer~ ¿Están listas?

—¡Por el amor a las mikans!

—¡A navegar-yousoro~!

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El Teatro Gion Corner era impresionante, situado al final de la calle Hanamikoji en pleno distrito de Gion.

—Este teatro es uno de los más grandes y emblemáticos de Kyoto, dentro podemos apreciar los siete artes tradicionales de nuestra cultura: el Kyo-mai (baile tradicional de maikos), el Ikebana (arreglo floral), la ceremonia del té, concierto de koto; música y baile gagaku, el teatro cómico kyogen y el teatro de marionetas bunraku. Lamentablemente, por el tiempo sólo podrán participar en tres —les explicó Yuuri-san, calmando sus ansiosos ánimos de ver todo.

—Aw, bueno, de todos, ¡será genial! Y aún podemos venir de nuevo alguna vez —se apresuró en replicar You, al notar la pequeña desilusión en la chica mikan.

—Tienes razón, You-chan, y podemos convencer a las demás de venir también.

—Bien, entonces, las dejo y nos vemos exactamente en dos horas, ¡diviértanse!

De nuevo solas, en el lobby del teatro, revisaron los folletos disponibles y los horarios de las salas para ver a cuál ir primero.

—Probemos con las maikos, ¡sus trajes son hermosos! Quiero verlos —pidió You con cierto éxtasis en su interior, si haberlas visto en Toriimoto fue emocionante, verlas actuar debía ser aún mucho mejor.

—¡Hecho! Y después pido ir después a una función Kyogen.

—Aceptado, y finalmente…

Ambas se miraron, sonriendo ampliamente en esa extraña conexión que tenían.

—¡Iremos al bunraku!

Asintieron varias veces, complacidas, revisaron el número de sala en el mapa y se dirigieron hasta ahí.

Cuando llegaron, la afluencia de visitantes era nutrida, no lograron conseguir lugares al frente para tristeza de You, quien era la más emocionada en apreciar el vestuario, aun así, Chika se aseguró de encontrar un lugar donde pudiera apreciarse lo mejor posible.

—Seguro que Dia-chan estaría igual de emocionada, a ella le gusta mucho la danza.

—Hanamaru-chan también estaría encantada de ver esto, le encanta todo lo relacionado con la cultura.

Entre pequeños comentarios, esperaron a que el espectáculo comenzara. Las luces se apagaron, quedando sólo las del escenario, el silencio reinó y la música llenó del koto llenó el lugar. Las maikos surgieron, con gestos y reverencias que invitaban a disfrutar del espectáculo, sus hermosos kimonos floreados hacían juego con el arreglo floral de sus peinetas en el cabello y el maquillaje hacía imposible estimar una edad exacta. Con menos excentricidad, las geishas aparecieron, y juntas, maestras y alumnas, comenzaron a danzar al ritmo de los instrumentos.

You estaba maravillada, viendo el movimiento de los obis que se mezclaban en una gama de colores, era simplemente fuera de este mundo. Aunque perdió un poco de su concentración cuando la mano de Chika se cernió sobre la suya, apenas y la miró de reojo, encontrándola atenta al espectáculo. No le dio nada de vueltas, aceptó con gusto el gesto y la agarró también, suavemente. Disfrutando del mágico baile frente a ellas.

Terminado la danza y después de tomarse algunas fotos con las maikos y geishas, fueron por sus lugares en otra sala donde verían una obra de teatro Kyogen, siendo la función de Susugigawa, una comedia de lavanderas en cierto río, la que les sacó grandes carcajadas y dolores de estómago. La interpretación de los actores era simplemente épica y absurda, peor aun cuando en el cuento, eran mujeres las protagonistas, la sala entera estaba llena de risas y aplausos al terminar.

Por último, se trasladaron a la última sala donde se haría la función de teatro bunraku, ambas amaban las marionetas, tenían unas versiones suyas, de piratas que sus madres habían hecho, con las que jugaban cuando eran más pequeñas en incontables aventuras marineras junto a Kanan, ahora solo permanecían resguardadas como un preciado recuerdo de aquellos lejanos días.

Aunque las historias que se contaban eran tan distantes de cuentos infantiles, la absorción en el relato era digna de amarse, debido a la maestría con que los títeres son controlados:

Tres titiriteros operaban al héroe de la historia, el maestro, con su rostro visible, controlaba la cabeza y el brazo derecho, y uno de sus asistentes, cubierto de negro de pies a cabeza, se encargaba de la mano izquierda, mientras que el segundo asistente, mueve los pies y se hacía con los zapatos. Los muñecos medían alrededor de dos tercios del cuerpo humano. Los personajes secundarios, con mecanismos menos complejos, eran manejados por un solo titiritero.

Desde un lado del escenario sonaban las notas musicales del shamisen, un instrumento de tres cuerdas, de acuerdo a cada emoción de los personajes. Las marionetas cobraron vida humana y el humano, se volvía marioneta ya que con sus movimientos suaves y precisos producía una perfección casi mecánica.

Las manos de You y Chika volvieron a estar juntas, sentadas al frente de la audiencia, absorbiendo cada gota de sentimientos de la épica historia de Tomoe Gozen, una guerrera samurái del siglo XII, que fue obligada a retirarse del campo de batalla por órdenes de su amo y probable pareja, Minamoto Yoshinaka, luego de que su ejército fuera reducido durante la batalla de Awazu. Por temor a que también muriera y por su honor de no dejarse morir frente a ella.

Dos horas de función después, su paso por el Gion Corner finalizó, dejándoles nuevos y fabulosos recuerdos en su memoria y, llevándose algunos regalos para el resto de sus amigas.

—Parece que se divirtieron mucho.

—Lo hicimos —confirmaron las dos, con grandes sonrisas.

—Bien, ¡vamos al siguiente lugar entonces~! Espero tengan sus almas y corazones listos y sean dignas de seguir el camino del guerrero.

Chillaron de emoción, de todo el viaje, esto era lo que estaban esperando con ansias, ¡ser samuráis! La adrenalina de portar los trajes de nobleza militar y tener un combate con katanas, ¡era demasiada la emoción!

Tras un viaje de media hora al distrito de Nagamachi, en Kanazawa, la ciudad de los samuráis que parecía haberse congelado en el tiempo, con sus callejuelas empedradas que se retorcían junto a las casas con tejados tradicionales.

—Iremos a la casa de samuráis Nomura —indicó la guía, conduciendo el auto hasta un parque cercano donde se estacionaron, el lugar era tan estrecho que los autos no podían pasar—, ahí mismo tendrán la oportunidad de comer con los demás señores de la casa y vivirán su entrenamiento de tres horas.

—¡Tres horas! Wow, esto va a ser muy emocionante.

—¿Más emocionante que la final del Love Live?

—¡Pero claro que no, You-chan! Nada se compara con haber cantado en el Tokio Dome.

Las miles de personas que coreaban su nombre, los colores de los lightsticks que se encendían en su honor, los gritos de alegría cuando anunciaron su triunfo y el llanto de sostener la bandera frente a la increíble multitud. Sus gargantas quedaron secas de tanto gritar y llorar, y todo había valido la pena.

—Haremos muchos más conciertos —añadió You, tomando la palma de Chika entre la suya mientras caminaban por las callejuelas, con su guía personal hablando sobre la historia del Distrito y algunos de los famosos clanes de guerreros que vivieron ahí—, nosotras seis lo haremos.

Chika la miró, sonriendo, dejando que la calidez de la mano de You le diera la paz que necesitaba.

—Por supuesto —aceptó.

Pronto llegaron a la residencia, una casona gigantesca hecha plenamente de bambú y maderas, al muy estilo del Japón feudal. Al frente, un par de maikos las esperaban con su vestimenta y un par de zuecos, no podían entrar sin antes cambiarse; la mirada divertida de su guía fue todo lo que necesitaron para despedirse de ella y marchar al interior.

Dejaron atrás las playeras y pantaloncillos para ponerse el hakama y el katanigu junto a los pantalones largos y los zapatos. You casi se desmaya al verse al espejo, ataviada de tan noble prenda, y ver a Chika, casi le hace salir el corazón, su cabello naranja hacía un contraste con los colores grises y azules del traje, y dado que estaba algo largo, la ayudó a hacerse una pequeña coleta trasera, dejando unos cuantos mechones al frente, dándole un aspecto de total respeto digno de un shogun. Y vaya que le serviría de buena gana, daría su vida por protegerla de cualquier enemigo y blandiría su espada en su nombre, si hubiesen vivido en aquellas epócas, estaba segura de que sería su fiel sirviente, dispuesta a morir por ella.

Cortando su imaginación, fueron conducidas por las mismas maikos a la sala de entrenamiento donde los maestros y señores, ya les esperaban.

—Aquí les entrego su alma —recitó el viejo maestro, de rostro serio y mirada afilada, su cuerpo robusto y protegido con telas más finas que las suyas, caminaba hacia los alumnos acompañado de otro sirviente, para entregarles una katana de madera—, con ella atravesarán el camino del guerrero: lealtad, autosacrificio, justicia, sentido de la vergüenza, modales refinados, pureza, modestia, frugalidad, espíritu marcial, honor y afecto; son las bases de su vida a partir de ahora, para servir al honor japonés, y a nuestro señor.

La introducción fue de impacto, ni siquiera hubo tiempo de risas o miradas, de pronto ya eran ambas aprendices de samuráis.

No tengo parientes, yo hago que la Tierra y el Cielo lo sean.

No tengo hogar, yo hago que el Tan T'ien lo sea.

No tengo poder divino, yo hago de la honestidad mi poder divino.

No tengo miedos, yo hago mis miedos de la docilidad.

No tengo poder mágico, yo hago de mi personalidad mi poder mágico.

Con el credo del samurái a todo pulmón, su entrenamiento comenzó formalmente.

Aprendieron a ajustar sus cinturones para sostener la katana y también como desenfundarla con ambas manos. Practicaron las cinco posiciones del kenjutsu: espada en alto, espada al costado, espada apuntando hacia abajo, espada en forma horizontal y golpe medio. Todas se unían entre sí, mediante una cadena de movimientos y dependiendo de su velocidad, podían dar una buena batalla.

Acostumbradas al movimiento físico, para sorpresa de los senseis, hicieron la mayoría de los movimientos con bastante ligereza e incluso pudieron pelear contra ellos en un duelo bastante lejos de la riguridad pero lo suficiente complicado como para obtener felicitaciones de los señores.

—Si viviéramos en la época de Tokugawa Leyasu, ustedes dos formarían parte de la línea central de su ejército —comentó el hombre de la residencia, llamado Tohru, mientras sorbía su tofu en un gran tazón de bambú—, dos pequeñas chicas me dieron pelea, ¡esto es fascinante! ¿Acaso han practicado kendo antes? ¿Artes marciales? ¡Tienen que venir de algún Dojo!

Ambas rieron ante el pequeño reproche de buenas intenciones del maestro.

—Nada de eso, sensei, aunque You-chan es una excelente nadadora, ¡la mejor del Distrito!

You rió por el tono con que la presumía Chika, negó levemente dejando su tazón de miso y karaboko.

—Es porque somos school idols —replicó You, sonriendo ante el desconcierto del hombre—, entrenamos a diario, nos hemos acostumbrado al esfuerzo.

—Ya veo —asintió el mayor, deteniéndose unos segundos, You pensó que tal vez no le era tan importante lo que hacían, esperaba un comentario apenas condescendiente—, tal vez mis hijas deban intentarlo, ¡y sería las mejor heredera que este viejo pueda tener!

Una sorpresa total.

Al final del encuentro, terminaron obteniendo varias fotos con poses de samurái y firmando autógrafos a las jóvenes hijas del sensei, aún un poco turbadas por los buenos deseos y la promesa de tener su apoyo para el futuro de su grupo.

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Su último pero no menos importante destino fue la Torre de Kioto, ubicado en Karasuma.

Después de una ducha y un cambio de ropa en la residencia samurái, emprendieron la marcha hacia Kioto.

La noche ya había caído y la luz que emitía la imponente estructura de la torre de 131 metros, se podía apreciar desde varias decenas de calles atrás. Considera como una flecha clavada en el corazón, la torre era un símbolo del Japón moderno e industrial.

—Pueden ir directamente al mirador o visitar el centro comercial, ustedes deciden. Las veré en la entrada, exactamente en una hora —dijo la joven guía, mientras les daba un par de pases.

—Muchas gracias por todo, Yuuri-san.

—Falta tiempo para las despedidas, chicas, ¡disfrute su última visita!

You tomó la mano de Chika, como era costumbre y caminaron hacia el elevador para subir, era obvio que irían al mirador, las luces comenzaban a encenderse en toda la ciudad y era una vista que no podían perderse.

El lugar era diferente al de la torre de Tokio, en principio por la altura y en segundo por su forma parecida a un faro, el mirador estaba mucho más alto a unos 100 metros de altura.

Para su mala o buena suerte, pocas personas estaban ahí, en la tenue iluminación para que disfrutaran de la vista, la mayoría parejas. El día había sido tan lleno de diversión y locura, que poco había pensado en lo extraño del actuar de Chika, si había un detrás en sus acciones o era su imaginación. Sólo habían sido ellas, nadie más, y las veces que Chika había sonreído eran todo para ella. Logró su cometido, hacerle pasar el mejor viaje de su vida, no había nada que pidiera más.

Y sin embargo, ahí estaba, la pequeña duda asomando en su corazón, los sentimientos que se arremolinaban, intentando escapar e ir a la caza de Chika, un límite que no deseaba cruzar porque podría estropear todo lo que había logrado.

—Mira, You-chan, ¡esto es hermoso!

Siguió a Chika al borde de la valla, que mantenía las enormes ventanas alejadas unos centímetros de los visitantes. Los telescopios yacían a un lado, ignorados, porque las luces de Osaka en la lejanía eran tan visibles que ver de cerca, arruinaría el paisaje. Sólo infinitas luces, como las estrellas.

—A Riko le encantaría ver esto —continuó diciendo Chika, sin darse cuenta de la leve punzada de celos en You—, tantas luces, tantas personas ahí, en cada una de ellas.

—Ella podría estar viendo esto junto a ti… tal vez debí darle a ella el premio, seguro hubiera aplazado su viaje para estar aquí —respondió a secas, odiando el leve tono de reproche que se escapó.

Era estúpido, Chika no merecía el comentario, estaba totalmente fuera de lugar pero sus palabras fueron demasiado rápidas, justo como aquella vez cuando habló con Riko antes del concierto donde ella no se presentó. Odiaba esta parte de ella, la parte irracional y posesiva que ansiaba tener toda la atención de Chika, la que tenía miedo de que ella finalmente se alejara.

—You-chan… no digas eso —Había algo de súplica en su voz, una baja y casi imperceptible.

—Lo siento, no sé por qué lo dije —Se disculpó, sonriendo, tratando de compensar su error. Y aunque Chika también sonrió, su semblante no era del todo feliz.

Ella se acercó a su lado, bastante cerca y el reconocimiento de esa cercanía volvió a encender su corazón.

—You-chan… —dijo Chika, casi susurrante—, claro que me habría gustado que Riko-chan… o las demás pudieran estar aquí, pero de todas, me gusta especialmente que fueras tú.

Ahí estaba, la extraña sensación de que había algo más, la esperanza encendida.

—A veces no te entiendo —dijo, sincera, tratando de que sus propios ojos muestren su desconcierto. Chika la miraba, directa, suerte de que tuvieran la misma altura. Nadie estaba cerca de ellas, dándoles una privacidad conveniente.

—¿Qué es lo que no entiendes? —preguntó la otra chica, sin amedrentarse.

You dudó, ¿lo diría ahora? ¿Era su momento? Si lo arruinaba, ¿habría vuelta atrás? No, lo habría, no podía hacerlo, no estaba lista para perderla.

—No es nada, cosas de la tonta You —contestó, riendo un poco.

Chika sin embargo, no la acompañó esta vez. Su risa cesó, avergonzada.

—You-chan… ¿sabes? De verdad estaba feliz de poder pasar tiempo contigo, siento que te lo debía —dijo, bajando la mirada, su primer impulso fue reprimirla por pensar así, pero viendo la mano temblorosa de su amiga, supo que no era todo lo que debía decir—, no lo entendí, no demasiado bien hasta que Mari-chan me dijo, antes de irse. De lo mucho que sufriste, ¡no era mi intención que te sintieras así!

—Chika-chan…

—Riko-chan es mi amiga, mi mejor amiga —El denominativo dolió, quemó como el infierno—, pero es sólo eso. Ella me necesitaba entonces, tenía muchas dudas sobre ella, había pasado tanto en Tokio que sentí que necesitaba mi apoyo, demostrarle que Uchiura era un hogar para ella… y fui tonta, por ignorar como te sentías. No te dije nada del club porque no quería interferir con tus actividades, pero cuando entraste por ti misma, estaba feliz, de poder cantar junto a ti. También pensé que llegarías a entenderlo, ya que el grupo se hizo más grande, y hacíamos más y más actividades, parecía que comenzabas a disfrutarlo. También sentí que estarías de acuerdo en proteger a la escuela. Es por eso que…

Sus palabras se acabaron cuando empezó a llorar, lágrimas tortuosas que bajaban por sus mejillas.

—Pero la verdad es… ¡la verdad es que realmente quiero que estés a mi lado, sin importar qué suceda!

You no necesitó más, envolvió sus brazos alrededor de ella, y la sintió aferrarse, humedad se coló en su ropa, las lágrimas de Chika eran abundantes y se odió por provocarlas; unas pocas asomaron en sus ojos, sentirla pegada a su cuerpo era una sensación tanto dolorosa como feliz.

—Uranohoshi puede haber cerrado, pero Aqours continuará, ¿eso es lo que decidimos, verdad? Es lo que Kanan, Dia y Mari-chan querían. Y si Aqours continúa, yo estaré ahí, sin importar lo que pase, siempre, siempre, estaré contigo Chika, porque te amo.

—Yo también te amo, You-chan —sollozó Chika en sus brazos, y aunque sabía que no era de la misma forma, era suficiente.

—Lo sé.

Permanecieron abrazadas por un largo tiempo, controlando el llanto de la mikan. You no la dejó en ningún momento, ni siquiera cuando finalmente bajaron del mirador para encontrarse con la guía. No era como esperaba, pero la charla y perdones que tuvieron, fueron una parte del alivio que necesitaba, no pediría nada más, no por ahora.

—Vaya que fue conmovedora la vista —bromeó la mujer una vez las tuvo en frente, notando los rastros de llanto en ambas—, un buen cierre, diría yo.

—El mejor —concordó la ceniza.

Ambas subieron al auto, luego de comprar algo de comida para el camino de regreso. Sus familias las esperarían en la estación, cuando llegaran en la madrugada, se encargarían de avisarles apenas el tren se pusiera en marcha.

—El Acuario agradece su preferencia, ¡espero que sigan visitándolo! Aún tenemos otros tantos sorteos, espero verlas de nuevo alguna vez, y prometo apoyarlas en su carrera, ¡muchas gracias chicas!

—Definitivamente lo haremos.

—Me queda mucha suerte guardada, yousoro~

Yuuri-san las despidió con abrazos y otros pares de recuerdos en la estación, complacida de haberlas conocido y llevarse buenas risas.

Abordaron el tren que las llevaría a Mishima, una vez en sus lugares y con el transporte en marcha, se acomodaron lo mejor posible en los asientos, con Chika usando su hombro de almohada como la primera vez, la diferencia es que sus manos ahora iban unidas, algo que definitivamente le costaría a You evitar cuando estuvieran con todas.

—Hey, You-chan, ¿crees que debamos decirles a todas una vez las veamos?

La marinera estaba un poco adormitada, pero pendiente de la joven a su lado, entre su turbia mente preguntó, no comprendiendo lo que Chika había dicho.

—¿Decir? ¿Qué hay que decirles?

—Vamos, tonta You, sobre nosotras claro, ¡que ya somos pareja!

—Oh…

—Aunque creo que debería hablar primero con Riko-chan, no le he dicho que mis planes funcionaron, ¡finalmente caíste en mis encantos! Ella no me creía, pero le he dado la vuelta, debía tener más fe en mí~

—… ¿¡Ehhhhhh¡?

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Vaya, vaya, vaya, qué tonta You xD

¡Y aquí está el final de esta corta historia! En serio, lamento la tardanza Manu, pero aquí lo tienes, el primero (?). A todos los demás, ¡gracias por su apoyo y sus comentarios! Fue corto pero un poco complicado por la cantidad de términos y lugares, aclaro que si, todo es meramente real e hice todo lo posible para que no fuera tan falso el recorrido, Kioto es impresionante, si alguna vez tienen la oportunidad de ir, ¡vengan y cuenten que tal! A ver si no me quedé corta. En fin, muchas gracias de nuevo y hasta la próxima~

P.D Si son fans del HonoUmi y aman el drama full, les invito a pasarse por mi otro fic, 3…2…1 ¡Acción!