Holaaaaaaa, al parecer hay algunas dudas de si he o no abandonado mis fics y solo para aclarar, no, no los he abandonado, solo que todos mis viejos borrdores y mis tramas de notas han sido 'eliminados' por asi decirlo. continuare cuando encuentre tiempo y pueda recordar masomenos como esta todo. gracias por seguirme siguiendo todo este tiempo a pesar de todo!

Ahora, con lo que consierne a este fic, surguio de este capitulo y luego dije porque no hcer tambien otros con el resto de los niños?

este es el ultimo cap de este corto fic, no hare a Fran porque es considerado de Mukuro y Varia.

Psdt. Mukuro is sexy as hell!

KHR no me pertenece, hubiésemos visto a Ckequer Facer tener una fiesta de te con Vermuda.


Cap.1: Piccolo Lambo

Tsuna se despertó agitado, sudando frio aquella madrugada de verano y con el corazón a punto de salirse del pecho. El miedo que el joven Capo sentía podía llegarles a los huesos y hacer que los terrores que alguna vez Reborn le hizo experimentar en sus entrenamientos fuese considerado nada.

El Décimo Vongola tomo algunas respiraciones profundas en un vano intento de orientarse. No, aquello no importaba. Tenía que verlo y saber que estaba seguro. Sano, salvo y seguro en su rango de alcance. Tenia que tenerle cerca. AHORA.

Tsuna se quitó las mantas de encima y empezó a correr con todo.

Al castaño no le importo dejar la puerta de su habitación abierta, tampoco le importo no saludar a nadie a esas horas de la mañana, así como tampoco le importo que su aspecto dijese cuan asustado se encontraba, lo único que verdaderamente le importaba era poder verle. Tenía que verlo. Lo necesitaba.

Algunos subordinados y sirvientes en la mansión despiertos entraron en pánico al ver al joven Capo correr de una manera desesperada en dirección al Ala Oeste de la mansión. Nadie veía al Decimo Capo Vongola asustado a menos de que fuese en presencia de Reborn e incluso aquellos casos no eran tan frecuentes. Joder, Tsuna no había ni temblado cuando hace unas semanas tenía el cañón de una pistola pegada a la sien. Pronto los mafiosos más experimentados empezaron a mandar alertas de seguridad a los dispositivos de comunicación, llamar a Reborn en sus vacaciones era lo mismo que pintar un blanco en tu frente si es que desperdicias el tiempo del hitman pero aquello debía de ser una emergencia. Los mafiosos que no tenían que lidiar con el Ex –Arcobaleno del Sol llamaron a los Guardianes de la Décima Generación y empezaron a checkear los videos de seguridad. Si Tsunayoshi Sawada se encontraba tan alterado era porque algo verdaderamente grave estaba a punto de golpear Vongola o ya lo estaba haciendo.

Las alarmas solo sonaban en los dispositivos de seguridad de los Guardianes y el grupo especializado en la seguridad. Si había un intruso no lo alertarían.

Tsuna no se detuvo ni un segundo, ni cuando choco con Hayato quien al ver su estado lo siguió de cerca sin hacer preguntas.

El Castaño dejo que su intuición tomase completo control sobre él.

-Lambo.. necesito encontrar.. a Lambo.

El peliplata a duras penas pudo escuchar el murmullo de su amigo y jefe, pero aun así afilo la mirada, algo grave estaba a pasando con la vaca estúpida y no era nada bueno. Joder, mataria a quien hubiese tocado un solo cabello al mocoso llorón.

Tsuna siguió corriendo sin ser consciente de lo rápido que iba, de a quienes evitaba o de que atajos tomaba, solo tenía una cosa en mente y esa era encontrar a su Guardián y Elemento más joven.

Hayato siguió con agilidad la carrera del Decimo pero ni aun así podía mantenerse en su marcha por mucho.

-Yo! Tsu.. –Takeshi fue ampliamente pasado de largo pero no dio importancia al hecho cuando se dio cuenta del estado de Tsuna. –Mierda.

Tanto la Lluvia como la Tormenta intercambiaron miradas mientras corrían a toda velocidad detrás de Tsuna. A Hayato y Takeshi pronto se les unió Hibari. Los otros Guardianes se encontraban en misiones y seguramente con un pronto regreso tras el ruido de sus dispositivos de seguridad.

Tsuna sintió un dolor punzante pero no se detuvo.

Dobla a la Izquierda.

Esquiva a los mayordomos.

Derrapa y rueda.

Dobla a la Derecha.

Tsuna seguía todas y cada una de las indicaciones de su Intuición, pero ni aun así podía deshacerse de ese frio miedo que se había asentado en su estómago. El joven Capo empezó a sentir una presión dentro de sí mismo, un jalón doloroso como si alguien estuviese cortado su carne lentamente. Lambo.

Tsuna siguió corriendo sin importarle las miradas preocupadas que su Lluvia, su Tormenta y su Nube le dirigían. Las llamas del castaño eran casi abrumadoras.

El Decimo no se detuvo ni para respirar cuando abrió de una patada la habitación de su Guardián más joven y vio rojo. Nadie fuera del campo de batalla sabía que Tsunayoshi Sawada no solo era alguien contemplativo y misericordioso sino también el mismo demonio si es que tocabas tan siquiera a uno de sus Elementos y Guardianes.

Tsuna se lanzó sobre el mafioso que sostenía a Lambo separándole de este al lanzar hacia el otro lado de la habitación al hombre con el traje de mayordomo. El castaño escucho con morbosa satisfacción el crack de la pared y el de alguna costilla rota.

El Capo sabía que Lambo estaba siendo atendido por sus otros Elementos, pero aun así también quería estar a su lado, era casi un instinto primario.

Tsuna solto un gruñido casi animal.

No. No podía hacer eso. Su intuición le decía que lo que fuese lo que le hubiese hecho el mafioso era sumamente grave y tenía que saber que era.

Tsuna apretó sus puños cuando escucho el gemido lastimero de su Guardián más joven.

Lambo. Estaba. Sufriendo.

En menos de un segundo el castaño se encontraba sujetando del cuello al mafioso dejando que sus llamas quemasen algo de la piel de este. El pelinegro parecía negarse a soltar ningún tipo de ruido, pero eso no importaba en nada cuando el hombre miro a Tsuna a los ojos. Los usualmente calmados ojos caramelo habían desaparecido totalmente y en su lugar se encontraban unos terroríficos ojos de un naranja rojizo.

-QUE. LE. HAZ. HECHO.

El mafioso, en un fútil intento de soberbia escupió en la mejilla al Capo.

Tsuna ni se limpió la mejilla cuando le rompió dos dedos al pelinegro quien se mordió los labios hasta hacerlos sangrar para no soltar el grito de dolor que quería soltar.

-Que. Le. Haz. Hecho.

Rápido. Tsuna sentía aún más fuerte ese dolor prácticamente físico.

Los respiros entrecortados de Lambo eran cada vez más lentos. ¡¿Dónde estaban los doctores?!

-Au..aun..que te lo diga.. morirá. –El mafioso dio una sonrisa nada alegre de solo diente, el gesto en algún momento hubiese sido burlón o de alguna forma aterrador de no ser por la sangre que brotaba de los labios mordidos y el miedo que se reflejaba en esos ojos pardos.

Tsuna le calcino el brazo al mafioso y el grito de dolor este no pudo ser contenido. El mafioso estaba que se quería desmayar de dolor pero no podía llegar a ese estado, nunca podría llegar a procesar que aquello era porque El Décimo le había estado transfiriendo llamas para mantenerlo consiente.

-Dímelo. A. H. O. R. A. –Tsuna presiono el cuello del pelinegro como una alerta a lo que haría si es que no recibía respuestas.

-Despejen el área, no podemos mover al Maestro Lambo.

Tsuna apretó los dientes al oír a Marcello, el jefe de la división de Soles y medico de Lambo. Era consciente de las preguntas que hacían sus guardianes, pero decidió ignorarlas, le quedaba poco tiempo. El joven Capo sintió el tumulto de llamas que eran sus guardianes, pero la cálida llama de su Guardián más joven casi no la sentía y entre menos la sentí mas era el dolor que tenía. Estaba perdiendo a Lambo. ¡No! ¡No lo perdería! ¡No podía perderlo!

Tsuna presiono su agarre en el cuello del mafioso quien dejo salir un ruido ahogado.

-Dímelo o me encargare que no solo seas tú quien muera. –Tsuna acerco la cara del mafioso a la suya y prácticamente escupió cada palabra. –Te dejare vivo incluso para que presencies apagarse la vida de todo aquel que es importante para ti. Te hare ver el mismo infierno una y otra vez hasta que tú mismo me ruegues por tu propia muerte. Y créeme cuando digo que disfrutare cada. jodido. segundo.

Todos los que escucharon las palabras del castaño sintieron un escalofrío y un terror arremolinarse en sus cuerpos, pero tras dar un vistazo a la pálida y temblorosa forma del adolescente con la máscara de oxígeno no podían estar más que satisfechos con las palabras de venganza del joven Capo.

El mafioso sintió un miedo arremolinarse alrededor de su cuerpo con aquellas promesas, porque aquellas no eran palabras vanas.

-Le.. le inyecte.. lla..mas en Dis..cordia. –El mafioso hablo entrecortadamente por la presión que se hacía cada vez más y más fuerte en su cuello.

La reacción de los Guardianes de la Décima Generación fueron las más fuertes, desde maldiciones hasta amenazas que pondrían a temblar al mafioso más sangriento fueron lanzadas seguidas de una resolución homicida.

Takeshi juro que quien hubiese dado las ordenes de infectar a Lambo con llamas en Discordia probaría el filo de su espada. No tendría piedad.

Hayato apretó la mandíbula y los puños. Llenaría de dinamita y se divertiría viendo explorar al imbécil que tan siquiera pensó en hacer lo que le habían hecho a la vaca estúpida.

Hibari entrecerró los ojos con furia contenida y ansia homicida. El herbívoro molesto era parte de la manada del omnívoro, parte de la manada a la que él pertenecía y absolutamente nadie tocaba a los que perecían a su manda. Mordería hasta la muerte al herbívoro cobarde que atento contra su manda.

Tsuna tembló de ira matando al mafioso al instante dejando su cuerpo caer y yendo en dirección de su pequeño hermano menor.

Lambo estaba apenas vivo.

Todos se apartaron para darle espacio a Tsuna con excepción de Marcello quien sostenía la máscara de oxígeno y una máquina lectora de llamas que iban decreciendo a un ritmo preocupante.

La tensión en la habitación era tal que cada que alguien tan siquiera tragaba de manera nerviosa o se movía un poco, todos lo podían oír. Tsuna toco suavemente la mejilla de Lambo quien emitió un gemido lastimero. El castaño se concentró en sus llamas y en su Armonización ahora que sabía cuál era el problema.

Deja fluir tus llamas, Dame-Tsuna. Si alguna vez alguno de tus Guardianes es infectado con llamas en Discordia o cae en ella, solo deja fluir tus llamas en ellos y concentra toda la Armonía de tus llamas. Envuélvelos en tus llamas.

Tsuna lo hizo.

Poco a poco la habitación se llenó de una calidez y tranquilidad que solo podía provenir del joven Capo. Las llamas de Tsuna siempre fueron cálidas, pero debajo de esa calidez rugía una promesa oscura, no que a nadie le importase.

-Tsu..naa..-nii. –Lambo hablaba con dificultad, pero su agarre en la mano de Tsuna era fuerte.

Tsuna abrazo suave pero firmemente a Lambo ocultando su rostro en el cuello de este y por fin se permitió soltar algunas lágrimas del susto que se había muerto por soltar cuando vio a Lambo en manos del mafioso. Hubo un suspiro aliviado soltado por todos los miembros en la habitación al ver al menor de los Guardianes de la Décima Generación despertar y aferrarse desesperadamente al castaño.

Los siguientes días Tsunayoshi no se separó ni un segundo de Lambo quien no podía estar más que contento con la atención, no que Lambo no buscase acurrucarse como cuando niño cada que Tsuna estaba a su alcance. Sin importar donde, si veías a Lambo al segundo siguiendo veías a Tsuna y viceversa. Un efecto secundario de recuperarse de las llamas en Discordia según Reborn.

A los pocos días de que Lambo estuviese totalmente recuperado, Hayato anuncio que había averiguado todos los datos de la Famiglia que había mandado atacar al joven Trueno y toda la Décima Generación no podían estar más que emocionados por reunirse con ellos.

La Famiglia Coppola fue limpiada del mapa en una noche y como evidencia Reborn grabo cada detalle en HD y un juego diferente de cámaras. La mafia tuvo un recordatorio de porque no debías meterte con los niños del Decimo, claro que siempre había idiotas.

Si Tsuna empezó a vigilar como halcón a los miembros más jóvenes de su Famiglia, nadie dijo nada.


Gracias por leer!

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