Prologo:

Un niño y una niña se encontraban en la ribera del rio, jugando juntos con un balón de futbol.

-¡Vamos Hikari! ¡Sigue corriendo! ¿O acaso ya te rendiste?

-¡Estoy bien! –gritó jadeando- ¡No voy a rendirme!

-¿Y así quieres ser como el gran Kidou Yuuto? –se mofó el joven de cabellos azulados- ¡Vamos, demuestra que puedes hacerlo!

-¡Claro que lo haré! ¡Yo puedo conseguirlo!

La pequeña niña, presionó el balón con su pierna y silbó lo más fuerte que pudo. Ambos vieron como un solitario y pequeño pingüino bebé salió del suelo de la cancha.

-Es inútil, no puedo lograr hacer ningún pingüino emperador, creo que no soy buena para esto… -dijo la pequeña con un tono triste-

-No digas esas cosas, Hikari. –dijo el pequeño poniendo su mano en la cabeza de la niña- En algún momento lo lograrás, ya que las técnicas nunca salen en la primera vez.

-¿Estás seguro?

-Sí, así que anímate. –dijo esbozando una sonrisa-

La niña, no pudo evitar sonreír ante las alentadoras palabras de su amigo.

-Está atardeciendo… Creo que deberíamos irnos a nuestras casas, Hikari.

-Tienes razón. –soltó una pequeña sonrisa-

La joven contempló brevemente el atardecer junto con su amigo, sin embargo su sonrisa cambió lentamente a una expresión triste.

-Tsurugi… ¿Crees que algún día pueda ser tan buena? ¿O poder lograr una técnica? –dijo la niña cabizbaja-

-¡Claro que sí! Si entrenamos arduamente, juntos lo podremos lograr. –dijo el joven con seguridad-

-¡Y podremos cumplir nuestro sueño de entrar juntos al equipo de Raimon! –exclamó animosa la joven-

-¡Y seremos el mejor dúo de todo el mundo! –gritaron ambos al unísono-

-Entonces… Siempre vamos a estar juntos… ¿Cierto?

La niña, sonrojada confesaba sus anhelos ante su querido amigo, al cual este respondió sin demora.

-Claro que si, Hikari. Siempre estaremos juntos. –decía a la vez que tomaba las manos de la pequeña-

La pequeña Hikari, irradió una gran sonrisa al oír la respuesta de Tsurugi.

-¡Entonces nos veremos mañana aquí a la misma hora de siempre!

-Sí, de acuerdo, Hikari.

La joven despertó en su alcoba, aun siendo de madrugada. Con su cabello despeinado y sus poco visibles ojeras, ella seguía viendo al vacío tratando de procesar que su sueño había sido interrumpido.

-Ah… Tuve ese sueño de nuevo.

Con una expresión melancólica, la joven se levantó de su cama, se asomó a su balcón, en el cual aún se veía el cielo estrellado nocturno irradiando el cielo.

Mientras observaba este, una triste sonrisa se esbozaba en su rostro, a la vez que una lágrima intentaba salir de sus ojos.

-Espero… Que al menos tú hayas podido cumplir tus sueños.

Fin.


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Ilustración del capitulo: facebook(punto)com/Haruka(punto)Lee00/photos/a(punto)183641129028635/324489301610483/?type=3&theater

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