Entre Akihiko y él ayudaron a Nowaki a bajar del coche y a entrar en el edificio. Después de cuatro días, la herida estaba muy bien y, según había dicho la doctora, no había nada de que preocuparse.
- ¡Amaya!- Exclamó Nowaki al entrar en la vivienda. La perrita comenzó a saltar y a ladrar de alegría, haciendo que el médico riera.
- Masuyo, aléjala de tu padre no vaya a hacerle daño en la herida o...
- Hiro-san, no exageres.- Le dijo Nowaki.- Déjame disfrutar de la reina de la casa.
- De verdad, no entiendo la relación que tiene tu hombre con la perra.- Le dijo Akihiko a Hiroki.
- Usagi-san, tú también te ponías cariñoso con Alexander.
- Pero no a ese nivel.
- Nowaki, te acuestas ya en la cama, ¿no?- Le dijo Hiroki y el médico negó.
- Llevo varios días en cama, quiero estar un rato en el sofá.
- ¿Os apetece tomar algo?- Preguntó el profesor una vez Nowaki estuvo sentado.
- No, gracias.- Negó Misaki.- Nosotros nos vamos ya que Usagi-san tiene que entregar mañana dos capítulos de su nuevo libro.
- Bueno, ya se verá.- Dijo el escritor ganándose una mirada de reproche por parte de su marido.
- No seas irresponsable, Akihiko.- Le dijo Hiroki sentándose junto a Nowaki, quien se encontraba acariciando a Amaya.
- Antes de que os marchéis me gustaría contaros una cosa.- Dijo Masuyo y todos le miraron con atención.- Anoche Haruhiko y yo rompimos.
- ¡Usagi-san, no aplaudas!- Le riñó Misaki.- Qué insensible eres...
- No pasa nada, tío Misaki, esa relación no iba a ninguna parte.- Dijo el muchacho.
- Yo ya lo dije.
- Usagi-san...- Dijo Misaki para luego dirigirse a su sobrino.- ¿Cómo ha sido?
- Bueno, ya hacía un tiempo que no estábamos bien.- Dijo Masuyo y desvió la vista avergonzado.- Y la cosa no fue a mejor porque... bueno, me acosté con otro y...
- Totalmente comprensible.- Le dijo Akihiko.
- Me sentía muy culpable y se lo conté a papi.- Nowaki miró a Hiroki sorprendido.- Y papi me dijo que se lo dijera a Haruhiko, así que le conté lo ocurrido y quedamos en ir a terapia pero no pudo ser. Haruhiko siempre está trabajando, el trabajo para él es lo primero y yo ya estaba harto. Cuando le conté lo de papá le pedí que viniera a verme y me dijo que no podía porque estaba trabajando. Entiendo que el trabajo es importante pero yo no puedo estar con una persona así, por eso anoche fui a su casa y rompí con él.
- Siento que las cosas no hayan salido bien.- Le dijo Misaki.
- Pues yo no lo siento.- Dijo Akihiko con sinceridad.- Y tus padres tampoco. Todos pensamos que te mereces a alguien mejor, eras demasiado para ese...
- Usagi-san, cuidado con lo que dices.
- ¿Qué? No voy a ser un hipócrita diciendo que me apena que hayan roto cuando llevo meses deseando que llegue este momento.- Dijo el escritor y luego se dirigió a su sobrino.- Masu-chan, eres joven y guapo, puedes estar con el chico que quieras. De hecho, si yo fuera tú estaría con uno distinto cada noche.
- ¡Akihiko, no des ideas!- Le gritó Hiroki.
- Me apetece estar solo una temporada.- Dijo Masuyo.
- Bien dicho, cielo.- Sonrió Hiroki.
- Tsumori tiene un sobrino...
- Nowaki, el sobrino de ese no es una opción.- Le dijo el profesor tajante.
- ¿Pero estás bien?- Le preguntó Misaki.
- Sí.- Asintió Masuyo.- Estoy un poco triste pero creía que me iba a sentir peor.
- Ahora a matarte a pajas y ya está.
- ¡Usagi-san!
- ¡Akihiko!
- Joder, no puedo abrir la boca sin que me gritéis.- Dijo el escritor.- Además, no sé por qué os alarmáis, es algo natural que hacemos todos los aquí presentes.
- Tío Akihiko, eres un vicioso.- Dijo Masuyo riendo.
- No te haces idea...- Murmuró Misaki.- Venga, Usagi-san, que tienes que escribir.
- Está bien.- Suspiró Akihiko.- Nowaki, me alegra ver que ya estás en casa.
- Gracias por todo, Akihiko.
- Para eso estamos. Hasta pronto.
- Adiós, chicos.
- ¿Te encuentras bien?- Le preguntó Hiroki a Nowaki una vez sus amigos se hubieron marchado.
- Sí, estoy perfectamente.- Le sonrió el médico.
- Papi, ¿mañana ya irás a trabajar?- Quiso saber Masuyo.
- No, todavía me quedan dos días y no pienso dejar a tu padre solo.
- Hiro-san...
- No es discutible, Nowaki.- Dijo Hiroki.
- Eres un cabezota...- Nowaki le sonrió para luego inclinarse ligeramente y atrapar sus labios en un suave beso. Hiroki rodeó con sus brazos el cuello de su pareja y correspondió el beso. Se separaron cuando su hijo carraspeó.
- ¿No vas a decir que te damos vergüenza?- Le preguntó Hiroki a su hijo y este negó sonriendo.
- Me alegra veros juntos.
- Anda, ven aquí.- Le dijo Nowaki indicándole a su hijo que se sentara en su regazo, Hiroki iba a protestar pero finalmente no dijo nada. Masuyo se sentó sobre las piernas de su padre y apoyó la cabeza en su hombro, con cuidado de no tocar la herida de su abdomen.
- Papá, te quiero mucho.- Dijo el joven mientras una lágrima se le escapaba.- Estoy muy contento de que estés en casa.
- Masu-chan, yo también te quiero.- Nowaki le besó la mejilla mientras acariciaba su espalda.- Ha sido solo un susto, yo estoy bien y no tienes de qué preocuparte.
- Ya lo sé...
- Venga, Masuyo, papá no está para tenerte encima...
- Está bien.- Suspiró el menor poniéndose en pie.
- Hiro-san, estoy bien.- Dijo Nowaki acariciando la pierna del profesor.- De hecho, había pensado tenerte esta noche encima.
- Papá...- Rió Masuyo y Hiroki se sonrojó.
- Sí, claro, ¿quieres que se te salten las grapas?- Dijo el mayor con el ceño fruncido.
- No me importa correr ese riesgo.
- Nowaki, no digas tonterías y menos delante del niño. ¿Qué imagen se va a llevar de sus padres?
- Pero si os escucho siempre...
- ¿Lo ves, Hiro-san? Masu-chan ya está curado de espanto.
- Akihiko se lleva la fama pero tú también eres un salido.- Le dijo Hiroki con una sonrisa.
- Te encanta que lo sea.- Nowaki volvió a besar a su pareja y Masuyo se fue a su dormitorio. Estuvieron un rato besándose con cuidado de no tocar la zona donde Nowaki fue apuñalado, hasta que Amaya comenzó a ladrar reclamando la atención de Nowaki.
- Qué pesada es...
- Me ha echado de menos, Hiro-san.- Le dijo Nowaki.- Seguro que creía que la había abandonado.
- Para nada, ha estado muy bien atendida con mi padre.
- Pero no es lo mismo, yo soy su padre.
- Nowaki, es una perra.
- Hiro-san, no la llames así...
- ¿Por qué? Es como si a ti te llamo humano, ¿te ofende eso?
- Pues sí, me ofende, tengo nombre al igual que Amaya.
- Ay, por favor...- Suspiró Hiroki levantándose del sofá.- Voy a preparar la cena.
Después de cenar, Hiroki obligó a Nowaki a ir pronto a la cama. Se quedó recogiendo todo con Masuyo y después se metió en el dormitorio para hacer compañía al médico. Se sorprendió al encontrarse a Nowaki mirando a un punto fijo. La sorpresa se convirtió en nervios cuando se dio cuenta de que lo que Nowaki estaba mirando con tanto interés era el cohete.
Hiroki no dijo nada y salió de su dormitorio para entrar en el de su hijo.
- ¡Papi, te tengo dicho que no entres sin llamar!- Dijo Masuyo con el ceño fruncido.- ¡Podría estar desnudo!
- Pues no vería nada nuevo.- Dijo Hiroki.- Masuyo, creo que le voy a pedir ahora que se case conmigo.
- ¿De verdad?- Sonrió el joven entusiasmado y el profesor asintió.
- Estoy tan nervioso...
- ¿Quieres que lo grabe?- Preguntó Masuyo.
- ¿Y si me dice que no?- Dijo Hiroki con preocupación y el joven rió.
- Papi, ¿cómo te va a decir que no?
- No sé, es que estoy muy nervioso...
- Venga, ve y díselo.- Le sonrió Masuyo y el profesor asintió.
Hiroki volvió al dormitorio y Nowaki le sonrió al verle.
- ¿Dónde habías ido?
- Tenía que hablar con Masu-chan.- Respondió el mayor mientras cogía el cohete con manos temblorosas.
- ¿Y ese cohete, Hiro-san? ¿De dónde ha salido?- Preguntó el médico con curiosidad. Hiroki se sentó a un lado de la cama y comenzó a hablar con nerviosismo.
- El otro día, cuando ocurrió eso, yo estaba esperándote en el parque porque quería darte una sorpresa.
- Sí, me lo contaste...
- No, no era esa la sorpresa.- Negó Hiroki y Nowaki le miró sorprendido.- Hemos estado juntos durante mucho tiempo y jamás he querido a un hombre como te quiero a ti.- El médico sonrió y el mayor se sonrojó pero no desvió la mirada.- Da igual que hayan pasado tantos años, yo sigo igual de enamorado de ti que cuando empezamos. Te amo, Nowaki.- Hiroki abrió el cohete y sacó el anillo, haciendo que Nowaki le mirara sorprendido.- No me imagino mi vida sin ti, sin nuestra familia. ¿Te gustaría casarte conmigo?
- Hiro-san...- Murmuró con lágrimas en los ojos.- Sí, sí, me encantaría, Hiro-san.- Hiroki sonrió emocionado mientras ponía el anillo en el dedo de Nowaki. Ambos se besaron y después se unieron en un abrazo.
- Nos vamos a casar.- Dijo Hiroki feliz y Nowaki volvió a besarle.
- Te amo tanto, Hiro-san...- Murmuró el médico y le acarició la mejilla.- Vi tu cara antes de desmayarme, no podía parar de pensar en que no iba a volver a verte. Te juro que eso me dolió más que la puñalada. Masuyo y tú sois los dos amores de mi vida.
- Enhorabuena.- Dijo un muy sonriente Masuyo entrando en el dormitorio.
- Gracias, cielo.- Sonrió Hiroki mientras Nowaki le acariciaba la mano.
- Papá, tendrías que haber visto lo nervioso que estaba papi...
- Masuyo, eso no se cuenta.- Dijo Hiroki mientras Nowaki le miraba sin parar de sonreír.
- ¿Cuándo os casaréis?
- Por mí ya mismo.- Dijo el médico volviendo a besar a su futuro marido.
- Cuando papá se recupere empezaremos a organizar todo.- Respondió Hiroki separándose un poco de Nowaki.
- Me muero de ganas de hacerte el amor.- Le dijo Nowaki haciendo que el profesor se sonrojara.
- Me voy a mi habitación a escuchar música bien alta.- Rió Masuyo para luego salir del dormitorio.
- No es buena idea...
- Hiro-san, lo haremos con cuidado.- Nowaki le besó de nuevo y el profesor rodeó su cuello con sus brazos.- Te amo.
- Yo también te amo.- Volvieron a juntar sus labios y Nowaki metió sus manos por debajo de la camiseta del mayor. Hiroki lamió el lóbulo de la oreja de su pareja mientras este pellizcaba sus pezones. El castaño fue besando y mordiendo el cuello de Nowaki.
- Desnúdate.- Le susurró Nowaki a la oreja y Hiroki se separó ligeramente de él. Se quitó la camiseta bajo la atenta mirada del menor para después hacer lo mismo con los pantalones y la ropa interior.- Jamás me cansaría de verte desnudo. Anda, ven aquí.- El mayor se acercó a él y Nowaki se bajó un poco el pantalón del pijama, dejando libre su erección.- Ponte en pie, Hiro-san.
- ¿Encima de la cama?- Preguntó Hiroki sorprendido y Nowaki asintió.
- No me puedo mover.- Dijo el médico. Hiroki se puso en pie sobre la cama, situándose justo enfrente de Nowaki. Se acercó más al menor, quedando su miembro a la altura de la cara de su pareja, quien comenzó a lamerlo y succionarlo. Hiroki cerró los ojos y apoyó las manos sobre la pared.
- Nowaki...- Gimió el profesor disfrutando de aquel momento. El nombrado metió un dedo en su entrada sin dejar de lamer su pene. Un dedo siguió a otro haciendo que las piernas del mayor temblaran.- Joder...
- Necesito meterla ya.- Dijo Nowaki apartando su boca del miembro del otro y sacando los dedos. Hiroki abrió los ojos y bajó lentamente, sentándose con mucho cuidado sobre la erección del menor. El profesor comenzó a moverse lentamente y cuando vio que Nowaki no se quejaba por la herida, aumentó el ritmo.- Hiro-san...
- Me encantas.- Dijo Hiroki entre gemidos y sin parar de cabalgar a su pareja, quien mordía la clavícula y el cuello del mayor, dejando marcas. El profesor arañó la espalda de Nowaki sintiendo que ya estaba cerca.- ¡Sí, joder, así, sí!- Hiroki intensificó el ritmo y Nowaki le dio una palmada en la nalga. El mayor se corrió manchando su abdomen y la camiseta de Nowaki, quien también se corrió pocos segundos después. Se quedaron en esa posición abrazados.- Te amo.
- Yo también te amo, Hiro-san.- Se dieron un beso y Hiroki se apartó de él. Sacó unos pañuelos y se limpió rápidamente, luego le dio una camiseta limpia a Nowaki.- Gracias.
- Ha estado bien.- Sonrió Hiroki metiéndose en la cama.
- Cuando pueda moverme estará mucho mejor, Hiro-san. Aunque ya sabes que me encanta cuando llevas las riendas...
- Qué bobo.- Sonrió Hiroki avergonzado.
- No te imaginas lo feliz que me has hecho hoy.- Le dijo Nowaki acariciando su mejilla.
- Yo sí que soy feliz.- Hiroki le dio un casto beso y luego sonrió. Poco tiempo después ambos quedaron dormidos, aunque aquella noche no pudieron hacerlo abrazados debido a la herida.